Corazón de perro (TV)

Cuidada fotografía en sepia para esta sobresaliente -y archidesconocida- cinta que funciona como comedia, emociona como drama, maravilla como cinta de C-F y se destaca como sátira. De un halo tan reflexivo como embaucador, y con algunas escenas simplemente magistrales, este "Corazón de perro" es un film digno de atesorar.

Película basada en una novela corta del escritor soviético Mijaíl Bulgákov. El film inicia con una introducción asombrosamente genial, los primeros diez minutos componen una obra totalmente aparte, una belleza.

En ese momento se sigue a un perro callejero, maltratado, hambriento y golpeado por personas inescrupulosas. El animal reflexiona sobre su vida, escuchamos sus pensamientos, estos momentos son los más sublimes del relato.

El doctor Filipp Filippovich lo recoge y lo lleva a su enorme apartamento, que también funciona como consultorio médico, esto con la finalidad de realizarle un experimento que termina siendo fallido, al menos en el resultado esperado.

Así es como el noble animal se convierte poco a poco en un detestable humano, la mirada tierna y desesperanzadora del perro se convierte en una mirada opresiva y abusiva. Es evidente que
en este punto el relato se vuelve algo -bastante- bizarro.

La segunda parte del film se vuelve elocuente, finalmente mencionar que es sorprendente la crítica que se hace al sistema comunista en el que vivía la sociedad rusa por aquella época, interesante película.

Siempre será un misterio la situación de ignorancia que determinadas películas padecen, sobre todo las buenas, porque que las malas sean prescindidas hasta es sano, pero lo que sucede con títulos como este increíble "Corazón de perro" clama al cielo. No sé si hay intención de indicar algo malo, el caso es que FA señala en su encabezamiento con dos letras en mayúsculas TV que obviamente se hizo para la televisión: que no eche para atrás a nadie, pese a su aspecto teatral, es una película de cabeza a los pies, es buena por su contenido y por sus actores, y sobre todo importa poco que sea una producción televisiva.

Por lo visto, por lo que se dice, es una historia que proviene de la literatura, cosa que no me extraña. El caso es que las imágenes que quedan son puro placer cinéfilo, que es lo que nos interesa, con una historia delirante que al principio parece un drama raro, luego una comedia rara y finalmente queda en una maravillosa rareza que por ser inclasificable deberíamos coincidir en que es surrealismo puro. La enorme dosis crítica que destila con el sistema establecido no debió ser su mejor moneda, ya sabemos que los soviéticos sufrían de ausencia absoluta de autocrítica, y así les fue. Tan hastiados estaban muchos que de darle vueltas y vueltas a la situación tuvieron la capacidad inventiva de darle voz a un perro que después de ser humanizado encaja a la perfección en el sistema.

Así es, un emérito doctor es reprochado mientras el perro callejero humanizado es capaz de ascender en el sistema mientras desarrolla su mezquindad de forma progresiva. Bebe, roba, es mujeriego y sobre todo, odia a los gatos, que de buen humor también está hecha esta maravilla...

Genial comedia soviética que adapta la novela de Mijaíl Bulgákov donde se satiriza el funcionamiento del régimen comunista y sus afiliados mediante una historia con ecos a frankenstein. La película narra el descubrimiento del doctor Filipp Filippovich Preobrazhensky, quien implanta en el cerebro de un perro callejero la hipófisis de un humano, específicamente la de un delincuente. El resultado es Poligraf Poligrafovich Sharikov, un ser humano increíblemente descuidado que en un principio el doctor intentará corregir y guiar, pero Sharikov se unirá al proletariado y escalando posiciones dentro del régimen hará la vida imposible al doctor, un acomodado burgués contrarrevolucionario (aunque él diga lo contrario).

Bulgákov escribió la novela en 1925 (época en la que transcurre la historia), la cual fue censurada por criticar el régimen y recién pudo ser publicada en suelo soviético en 1987. Y es que la obra desprende un cinismo y una ironía impresionantes en su crítica al poder soviético de los años 20. No para de satirizar al sistema, a los camaradas, ridiculizando sus modales y costumbres, siendo el perro vagabundo que toma forma humana el culmine de esta voraz critica, viéndose como una encarnación descuidada y narcisista del Nuevo hombre soviético.

Producción realizada para la tv, se filma en exteriores en la ciudad remarcando lo desalentador del panorama, la pobreza y el clima hostil. El inicio es testigo de esto donde adoptamos el punto de vista del canino y escuchamos sus reflexiones. Después, el grueso de la trama sucede en el piso del doctor, transmitiendo calidez y bien estar en ese piso de 7 habitaciones (el cual no piensa compartir), todo bajo un tono sepia que sienta bien en una narración de época.

Los actores desempeñan un gran papel, destacando a Evgeniy Evstigneev como el doctor (quien vendría a ser el alter ego de Bulgákov) con sus comentarios venenosos contra el régimen, sus despectivos tratos a los bolcheviques del comité de vivienda o su tarareo constantes. Construye un personaje con fuertes ideales anti comunista que tiene que lidiar con el funcionamiento del régimen del cual forma parte. Y a Vladimir Tolokonnikov como el resultado del experimento, el actor lo maneja de manera vigorosa haciendo de su personaje un ser vulgar, dejado, pillo, borracho y mentiroso. Lo construye con toques de humor, como el hecho de que le vuelvan loco los gatos, y con un gran manejo corporal.

Gran sátira sobre el régimen soviético enmarcada en una historia de ciencia ficción con toques de humor desvergonzado y cínico, donde Bulgákov trataba de mostrar todas las inconsistencias del sistema en el cual un hombre con la inteligencia de un perro, podía llegar a ser una parte importante.

Nos encontramos ante una película que parte de una idea original y que consta de unos cuidados diálogos donde se ponen en juego las ideas necesarias para hilar, junto a los acontecimientos de la trama, una no muy sutil, pero efectiva, crítica al régimen soviético. Por lo demás peca de hacerse demasiado larga pudiéndose decir sin riesgo a equivocarse que la sobran muchas escenas o que las mismas se podrían haber resulto de una manera más sintética. Su estética y estilo no ayudan, pareciendo una película con 40 años más, si hubiera sido intencionado este aire añejo sería un logro, pero por desgracia no lo es. Es una película que sabe a viejo y que merece la pena dudosamente.