Truck

Me lo digo siempre: "voy a ver otro thriller coreano de estos donde la violencia parece poesía y esta vez no me va a gustar". Pero no, siempre me acaban gustando a pesar de que una parte de mi cerebro está cansado de este género. Por lo menos esta vez me equivoqué en eso de que la violencia parece poesía, y es que no es una película desagradable en absoluto ni violenta. No se la pondría a un niño de cinco años, claro, pero teniendo en cuenta todo lo que hemos visto a estas alturas proveniente de allí es bastante suave.

Truck es una película demasiado disparatada y es su único fallo. Todo es demasiada casualidad, y Kwon Hyeong-jin no se esfuerza por evitarlo. Vas de casualidad en casualidad en una película que destaca por parecer realista, y que lucha por hacerte ver que lo mismo te podría pasar a ti. Sí, puede ocurrir, pero serían un cúmulo de casualidades demasiado inverosímiles.

A ello hay que sumarle un ritmo demasiado rápido para una película así, pareciendo que todas esas casualidades ocurren además en un periodo de tiempo muy reducido. Yoo Hae-jin parece además un actor cómico, así que todo tiene un toque surrealista que actúa en contra del tono de la película.

No funciona por sus interpretaciones, sino por su premisa. Una road movie con dos protagonistas muy dispares y que ya sólo por eso merece la pena de ver. Por eso y por el momento en el que ambos descubren quién es quién. No es la película coreana del siglo, pero si has visto otras tantas y quieres alguna más Truck no va a ser la que te desenamore del género.

La película tiene todos los ingredientes. Buenos personajes e interpretaciones, buena historia y mejor atmósfera, intriga, tensión, adrenalina... Sin embargo, diversas situaciones algo incongruentes e ilógicas, además de algún gazapo importante, la convierten en una película entretenida e interesante, en vez de en una excelente. Una pena.

El comienzo es muy prometedor: Chul-min es un camionero viudo cuya hija está enferma del corazón y necesita urgentemente una operación muy cara. Como buen padre, está dispuesto a todo para reunir el dinero necesario, pero no lo consigue y decide jugarse lo que ha podido conseguir al póker. Unos mafiosos le engañan y la única forma de recuperar su dinero y salvar a su hija será hacer desaparecer por ellos varios cadáveres que transportará en su camión.

La trama ya está creada y la atmósfera de suspense muy lograda. A partir de este instante da comienzo una road-movie muy intensa en la que el protagonista, con su camión lleno de cuerpos, deberá superar todos los obstáculos que se le interpongan (que son muchos). Policías, un asesino en serie, sus propios miedos y temores...

Lo más complicado ya estaba hecho: enganchar al espectador con una buena historia. Una verdadera lástima no haber pulido algunos pequeños detalles (que no enumeraré para no destripar nada) para crear una historia redonda. Tal vez sea muy exigente, pero varias cosas me han cantado demasiado y por momentos me han sacado de la película con un "¡¿Qué?!" , por no mencionar el final, muy "americano" para mi gusto...

En todo caso, la película está bien, es entretenida y emocionante y la interpretación de Yoo Hae-yin, el camionero, es magnífica.

Interesante trama, que se vuelve por demás de rebuscada por momentos, que logra una película entretenida y consigue que uno no se aburra en ningún momento. Todo lo bueno que logra con la trama y fluidez lo pierde con lo rebuscada e inverosímil que se vuelve la trama por momentos.

En fin, un film regular que logra entretenernos y mantenernos atentos en todo momento pero que nos deja con un sabor amargo.