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Barbara

Drama Un director quiere hacer un biopic sobre la cantante Barbara. El director y la actriz trabajan juntos, con cercanía. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
29 de octubre de 2017
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amalric ha decidido hacer algo distinto con la biografía de la cantante Barbara. Ha tomado toda la vida de la cantante y la analiza desde un punto de vista externo, la excusa de un rodaje de un biopic ad hoc, y nos muestra así no un film de la vida de la cantante sino cómo dirigir una película sobre la vida de la cantante. Metacine, en definitiva.

No se debe pensar que Barbara es un enésimo homenaje a La noche americana de Truffaut, mostrando los entresijos de un rodaje, sino que la película va más allá. Lo que le interesa a Amalric es desdibujar los límites de la realidad y la ficción según la película -ambas- va tomando forma. Que olvidemos si la mujer que está en escena es Balibar o la propia cantante, logro que consigue de forma magistral en tres momentos.

Al principio, una escena de la cantante grabando una composición en su salón en penumbras. Una secuencia asombrosa por ver lo reposado de su ritmo, el silencio roto tan solo por los murmullos de la mujer y las notas que toca en su piano. Los minutos pasan y la cámara gira en ese salón, sin prisa, permitiéndonos acceder a esos momentos de intimidad en los que la artista crea, donde vemos a Barbara directamente, no a Brigitte, la actriz residente en el extranjero que la encarna ni a Jeanne Balibar, que encarna a su vez a Brigitte. Barreras dobles que el director y la magnífica actriz, con su asombrosa actuación, son capaces de atravesar como si fueran cortinas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
harryhausenn
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24 de marzo de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Barbara empezó en la década de los 50 a cantar, primeramente, tras unos duros comienzos, en diversos cabarés belgas, para conseguir finalmente presentarse en París, en L’Ecluse, en 1958. Se convirtió en una especia de voz de la nación. Ella canta a la reconciliación franco-alemana, algo que no se entendió desde numerosos círculos de Francia, al ser ella una víctima de la ocupación nazi por ser judía y perder a gran parte de su familia. A pesar de ello compuso una de sus canciones más célebres, Gotinga (Ciudad alemana de la baja Sajonia), y accedió a cantarla en 1964 en el teatro Junges de dicha ciudad donde fue ovacionada.

Ella también defendió la tolerancia al comienzo de la epidemia del SIDA y colaboró con las principales estrellas del país, desde Jacques Brel hasta Johnny Hallyday, sin embargo, Mathieu Amalric está preocupado por otras cosas, le interesa Barbara como diva, con su carisma y su propio estilo que ofrece un modelo a seguir.

A Mathieu Amalric no le interesa mucho de Barbara los méritos y premios cosechados durante su vida, a pesar de que como vemos a través del personaje que también interpreta en el filme (el director Yves Zand), estudió detalladamente toda su actividad artística durante los preparativos de la película. Él está realmente interesado en el personaje en sí, su personalidad arrolladora y carismática. Ella era una diva por lo que el director crea un retrato de la artista basado en anécdotas de la vida cotidiana escenificadas con luz lasciva y acompañadas de abundantes escenas repletas de música.

Brigitte (Jeanne Balibar) tiene las condiciones perfectas para brillar como Barbara en la pantalla grande. La actriz Jeanne Balibar que interpreta a Brigitte también sabe lo que es saborear el éxito como cantante en la vida real, y desde el punto de vista visual, ella y Barbara son tan similares que es fácil confundirlas. Ambas son mujeres extremadamente delgadas y altas, con manos huesudas, largas y llamativas facciones, muy sensuales y elegantes, y siempre atraen la atención de todos con sus trajes idiosincrásicos pero muy refinados.

Su presencia es tan fuerte que son capaces de llenar cualquier espacio aun estando ellas solas. Ambas comparten una misma mirada, un resplandor lascivo en cada gesto y una fama superlativa. Jeanne Balibar interpeta a Brigitte, y esta a su vez a Barbara o en otras palabras: una diva interpreta a otra diva, la cual interpreta a otra diva. Una especie de trabalenguas que define el maravilloso juego existente en la película donde las vidas de las actrices y sus personajes se difuminan y a menudo son difíciles de distinguir.

Esta similitud entre Brigitte y Barbara no solo es vista por el director Yves Zand en la película. Mathieu Amalric reconoce esto entre su ex esposa Jeanne Balibar, en el papel de Brigitte y, por lo tanto, también en el papel de Barbara. Los límites son tan estrechos entre las tres que muchas veces no sabemos ante quien estamos delante de la pantalla. Una confusión que hace que las tres mujeres se fusionen en una sola.

El director Yves Zand (también interpretado por Mathieu Amalric) le da a leer a Brigitte todos los libros que Barbara leyó en su día, la muestra todas las películas tomadas durante sus actuaciones y las giras. Inclusive, los asistentes de producción visten ropas, perfumes y joyas originales de la cantante. De esta forma uno descubre rápidamente la obsesión del director por la cantante y como detrás de este proyecto cinematográfico en forma de biopic existe algo más que realizar una película: la recreación, quizás idealizada, de la vida de una mujer interesante. Tanto él como su actriz principal tienen su propia visión de como interpretar a Barbara, lo que provoca un montón de tiranteces en los set de rodaje.

Barbara también es una cinta sobre el proceso de creación, una película dentro de otra película, una excusa para que el director pueda explorar en las neurosis y obsesiones de los artistas de cine cuando se sumergen en su arte. Cuando el rostro del director se ilumina de alegría, el espectador comprende que éste, ha conseguido encontrar la postura adecuada o el tono correcto. La obsesión de Yves Zand por transmitir su visión, dando consejos a la actriz otorgan al filme una naturaleza cuasi mística y muy poética.

El espectador es conducido a través de múltiples capas. Nunca sabe completamente dónde está ni en qué dimensión de la película se encuentra. Esta exposición no resulta molesta de ninguna manera, porque es precisamente esta puesta en escena lo que da fuerza y relevancia a la película, además de la magnífica vinculación de las imágenes con lo auditivo a través de las canciones.

Barbara es una especie de experiencia inmersiva, que funciona igualmente como juego de espejos. Recomendable para un público muy cinéfilo.

https://cinemagavia.es/barbara-pelicula-critica-amalric-balibar/
Eduargil
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31 de agosto de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay guión.
No hay historia.
No hay trama.
No hay diálogos.
No hay información.
No hay coherencia.
No hay continuidad.
No hay inteligibilidad.
No hay vergüenza para hacer semejante chapuza.
Y hay mucha desvergüenza para premiarla, ensalzarla o defenderla.
No es un biopic.
No es una narración.
No es una comedia, ni una tragedia, ni un musical.
La ¿película? está salpicada de guiños al "iniciado", al que está en el ajo y conoce los detalles de la vida de la cantante Barbara, de nombre Monique Andrée Serf, pero que, para el profano, resultan sólo una serie de elementos indescifrables y gratuitos (como la escena que describe la canción "Nantes", o la oferta de "bombons" del admirador en la canción de Brel), ya que no se contextualizan ni se explican de ningún modo.
Por no informar ni siquiera se da el auténtico nombre de la cantante, ni se alude a su situación familiar y social, al grave conflicto con su padre, a sus dificultades con los nazis, o a sus relaciones con Brel (respecto a éste sí se incluyen varias alusiones, pero no se aclara nada), con Moustaki, con Reggiani, etc.
Ver esta ¿película? es una absoluta pérdida de tiempo; si se conoce la vida de la artista, porque me se aporta nada nuevo; si no se la conoce, porque no se entiende el noventa por ciento de lo que va mostrándose en la pantalla.
El aburrimiento continuo ante ello no se alivia por la inclusión de la música de la cantante: sólo aparecen fragmentos de sus canciones y un par de ellas completas, cantadas por Jeanne Balibar, la actriz que representa a la Barbara original, cuya interpretación no está mal, pero no justifica que no se pongan las versiones originales.
Lo único salvable, además de la música fragmentada, son las intervenciones de Balibar y del director -y actor que interpreta a un director-, Mathieu Amalric, antigua pareja de la protagonista, cuyo papel, no obstante, resulta superfluo y sobre dimensionado.
antistenes
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19 de noviembre de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Difuminar, soslayar y desdibujar los géneros, las tramas y la neorrealidad hacen que el film coja un cuerpo chispeante, intenso, áspero pero tenaz. Hay momentos visualmente espléndidos, dramáticamente complejos y sobre todo dualmente apabullantes. La combinación de metarrealidad, ese trasfondo abierto, esa cuarta pared constante, supeditada a la realidad ficcionada busca y alcanza la negación de lo vivido. La gestualidad de la protagonista en todos los planos (real, ficcionado y vivido) explota en las retinas de un espectador que ansía conocer los planos y sustantividad de lo expuesto. Jeanne Balibar, estrella y puntal sobre el que edificar esta magna obra deconstructiva, mimetiza y suaviza lo visible y lo invisible de una figura, atroz y divina, diva y desdibujada. Guion poético, de verso libre que canta a lafigura y a sus adláteres sin la menor indulgencia, como faro que desdibuja una oscuridad perenne.
Bolseiro
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5 de abril de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos actores europeos de nuestros días tienen el talento de Mathieu Amalric. Acostumbrado a dar vida a hombres sensibles y atormentados, ha tomado parte en algunas de las grandes obras francesas y europeas de esta década (la gloriosa La escafandra y la mariposa o la filmografía de Arnaud Desplechin). Y en últimos años, también ha probado suerte como realizador, haciendo películas de autor minoritarias sobre el vodevil y el mundo teatral. Esta ha sido su obra más aplaudida: el drama de temática biográfica Barbara, estrenada en la sección Una cierta mirada del último Cannes, ganadora del premio a la Mejor dirección en el último Festival de Cine Europeo de Sevilla y premiada con el César 2017 a la mejor actriz. No disfruté especialmente con la peculiar Tournée, pero el entusiasta recibimiento de la crítica hizo que está película entrase en mi radar. El tema, además, llamaba la atención, cómo no podía ser de otra manera con cualquiera que haya llevado a cabo estudios audiovisuales. Por lo que vi el nuevo estreno de A contracorriente Films en los Cines Verdi de Madrid tan pronto cómo se estrenó. Y aún comprendiendo que no es para todo el mundo, me sumergí con placer en el universo de una de las mejores películas de lo que llevamos de año. Un experimento conceptual introspectivo, brumoso y arrítmico, pero formalmente fascinante. Bello y arrobador. Fuera del entretenimiento palomitero, de lo mejor que puede ofrecer el cine de autor en este instante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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