Mujer sin pasaporte

La película trata el tema de los inmigrantes europeos hacia EEUU después de la guerra. En la primera escena, un hombre huye y muere atropellado.
Las siguientes investigaciones policiales llevan a una red clandestina de inmigrantes que opera desde La Habana. Hasta allí irá un agente encubierto.
Puede llamar la atención que vemos que el policía es puntualmente atendido por las autoridades cubanas, pero hay que tener en cuenta que estamos en la época de Batista.
Hasta ahí estamos viendo una trama de cine negro bien urdida e interesante. El caso es que una buena película de dicho género tiene que aportar una historia romántica y ésta surge cuando el policía conoce a una mujer que está intentando entrar en EEUU y no tiene pasaporte, como indica el título de la película.

El encuentro entre el policía y la refugiada se puede considerar que está a la altura de las circunstancias y hasta ahí. Digamos que dicho encuentro es necesario para presentar el entramado mafioso y cumple esa función pero el aire caribeño invita a citas peligrosas con mucha más pasión, o por lo menos es lo que alguno echaría en falta. El ambiente mafioso está conseguido suficientemente, con reflejos a buenas películas del mismo género y en esos escenarios entre callejuelas y salas de baile (La dama de Shanghai), pero con muchísimo más glamour.
La señora Lamarr iba en el paquete del proyecto, no queda mal, y el señor Hodiak pone su granito de arena, pero es George MacReady y sus inquietantes pintas, el señor Palinov, quien realmente crea la atmósfera intrigante.

Gracias a su edición en dvd he podido ver este largometraje del gran director estadounidense Joseph H. Lewis, que sin embargo no está, por desgracia, a la misma altura que su película anterior, "El demonio de las armas" (Gun Crazy/Deadly is the Female, 1950). La película se mueve en la estela de otros films de Hollywood de esos años que planteaban tramas propias del cine negro en ambientes exóticos (para el público norteamericano, al menos), tocándole esta vez a una Cuba pre-castrista que una organización liderada por George Macready emplea para pasar de manera ilegal, a los Estados Unidos, a inmigrantes sin papeles llegados de la Europa de posguerra, a través de Florida.

Desde luego el tema de la inmigración ilegal, y el negocio ilegal que ésta mueve, era y es un tema muy interesante, y además no era un asunto muy tratado en el cine comercial de Hollywood; pero la tentación por el exotismo, y sobre todo, por el romance, truncan en cierto modo las posibilidades de un film "noir" que hubiera sido mucho más interesante si se hubiera planteado desde un punto de vista más documental, o más realista al menos. El personaje de Hedy Lamarr, con su "glamour" y su belleza, está equivocado de principio a fin, y no resulta muy creíble. John Hodiak es un agente encubierto un poco torpe y enamoradizo, tal vez demasiado, y George Macready, con su físico inquietante, encarna el papel tal vez más interesante de todos.

Lo mejor de todo son algunos planos que muestran la voluntad de estilo y el talento visual del director: el arranque en Nueva York, con la cámara situada dentro de un automóvil; el paseo de John Hodiak por unas animadas calles de La Habana (la película, que es de serie A y sin embargo parece de serie B, se rodó en Cuba, en parte), y la vista del grupo de inmigrantes ilegales desde un avión, en los Everglades de Florida. Sólo algunos inusuales (y muy modernos) emplazamientos de la cámara llaman la atención desde un punto de vista formal.

Entretenida pero francamente creo que uno de los trabajos menos interesantes del excelente realizador, Joseph H. Lewis. Por lo menos, que yo recuerde, la que menos me ha gustado de él.
Y es que creo que la historia es muy interesante, sobre todo porque se aparta el argumento de lo trillado en las cintas de intriga policíaca, al entrar en terrenos político, ya que el protagonista es agente de los servicios de inmigración estadounidense. No buscaban precisamente asesinos sino personas que cruzaban la frontera, en este caso Cubana, para adentrarse en territorio USA.
Sin embargo a la cinta le falta punch, fuerza dramática, un mayor ritmo, que es precisamente lo que suelen tener los trabajos de este director.
Durante el mayor tiempo del fime, se estudia a los no muchos personajes, viéndose de qué pie cojean, qué es lo que desean en realidad y por ello su interrelación es lo más potable del conjunto.
En esta primera parte los diálogos, comienzo de la historia de amor entre los dos protagonistas y un estudio psicológico pormenorizado de los personajes son lo principal.
En su segunda mitad ya comienza la tensión, la violencia (no demasiada), y el viaje a la Libertad, salpicado de infortunios e intriga.
Aquí el personaje del gran George McCready es la espoleta de los futuros acontecimientos donde la suerte y la astucia primarán sobre el odio y la venganza.
No está mal, pero creo que podría haber estado mejor.

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