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La gaviota

Drama Rusia, a finales del siglo XIX. La actriz Irina Arkadina (Annette Bening) es una veterana y vanidosa estrella del teatro moscovita que pasa parte del verano en una idílica finca junto a un lago, propiedad de su hermano enfermo (Brian Dennehy). Allí compartirá los días con su amante, el escritor Boris Trigorin (Corey Stoll), su hijo (Billy Howle), aspirante a escritor, y la joven e ingenua actriz Nina Zarechnaya (Saoirse Ronan). Ellos, y ... [+]
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
30 de agosto de 2018
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
COSAS MUY A FAVOR…

Michael Mayer crea con esta adaptación algo fresco y nuevo pero sin embargo respetando cada punto de la original. Se ciñe en los pequeños detalles con una fotografía espectacular y remarcando con esta las sensaciones, atributos e inquietudes de los personajes. Hay veces que una imagen dice más que una palabra y una sola palabra no dice nada. En esto Mayer se desenvuelve bastante bien.

Por otra parte nos encontramos con unas interpretaciones magistrales, el reparto hace que sin duda cada escena esté llena y la disfrutes durante la algo más de hora y media de duración que tiene. A destacar y tengo que decir que no es porque tenga debilidad por ella…nos encontramos con Annete Bening que nos muestra una propuesta de Irina Arkádina formidable. Esta mujer está tardando mucho en que le llueva un Oscar y es que sus interpretaciones ya lo van pidiendo a gritos.

Otra de las interpretaciones que sobresalen en La Gaviota es la realizada por Elisabeth Moss encarnando a Masha, una mujer joven totalmente consumida por un amor no correspondido. Y es que como decía Stanislavski ” No hay personajes pequeños, sólo actores pequeños ” ya que Elisabeth Moss sin tener uno de los personajes principales crea con su propuesta algo muy bonito y muy grande.

COSAS QUE ME DEJARON ALGO FRÍA …

Hay ciertos detalles que chirrían en el metraje como por ejemplo la adecuación de la música en la primera hora de la película. Para mi la música es bastante importante, pero sobre todo cuando asistes a una película en la que cada plano es belleza, que haya algo que descoloque sienta muy mal y es que en momentos el hilo musical recuerda al de un telefilme familiar de sobremesa y ridiculiza un tanto al guión.

Otra de las cosas que no me terminaron de convencer es el retrato que se hace de Konstantin interpretado por Billy Howle, ya que su personaje a pesar de ser importante, está bastante escondido durante la película y solo tiene un protagonismo en las horas más bajas del personaje y gustaría ver más el desarrollo que va teniendo este. Y esto hace que se quede en la caricatura de un alma oscura.

CONCLUSIÓN

Esta adaptación merece la pena, ya que aporta una mirada nueva a la obra de Antón Chéjov, con unas interpretaciones sublimes y sin perder el respeto por el gran clásico.

Escrito por Almudena Bueno
https://cinemagavia.es/la-gaviota-pelicula-critica/
Cinemagavia
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2 de septiembre de 2018
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hecho de que se decida hacer una versión para el cine de una obra de Chéjov es, para los tiempos que corren, una buena noticia, aunque su traslación no implique novedad ninguna, sobre todo si nos referimos a lo que es el lenguaje cinematográfico. Y decimos esto porque desde hace tiempo el mundo del teatro, que también aparece reflejado en la misma obra, ha sufrido lo indecible, y más en nuestro país. Ya no es lo que era, y a no ser que se trate de una obra subvencionada (a veces ni por esas), han ido desapareciendo profesiones con los recortes presupuestarios, y se limitan a llevar al escenario una mesa normal y corriente, varias sillas y quizás alguna botella con varios vasitos para servir un supuesto licor de llamativo color. Se acabaron las ambientaciones, los preciosos decorados o los vestuarios de época, sustituidos por rampas, espejos o una actualización casi injustificable en un encuadre obligadamente minimalista, por no decir cutre en muchos casos.


Las obras de Chéjov han sido adaptadas por muchos directores de diferentes nacionalidades a lo largo de décadas, sean para cine o televisión. A bote pronto, una de las más recordadas puede que siga siendo la exquisita “Ojos negros” de Nikita Mikhalkov. Centrándonos más en la obra en cuestión, “La gaviota”, aunque hace mucho que la vi, tengo un buen recuerdo de una versión que hizo Lumet en los sesenta, pero que ejemplos hay para dar y regalar.


De entrada señalar que en esta versión que ha realizado Michael Mayer, a pesar de sus limitaciones en la producción, se ha intentado ser fiel a la época en la que se desarrolla, con unos buenos trabajos en sus decorados, su fotografía o con su cuidado vestuario. Aunque rodada en las afueras de Nueva York, su frondosa vegetación o sus melancólicas puestas de sol, se intenta trasladarnos a Rusia. También a su favor cabe destacar que se ha respetado el texto y sus personajes, al menos no han cometido ninguna tropelía. Pero su ventaja es el mayor inconveniente para el gran público, cada vez menos acostumbrado a ver teatro, aunque fuera del bueno, al placer de las palabras o a las acciones internas más que a ritmos frenéticos físicos, aunque sean injustificados.


Quizás si hubiera habido una planificación más de acorde con el relato y sus intenciones, esta versión de “La gaviota” hubiera ganado muchos enteros. Pero aún así me quedo con su parte positiva, que es mucho mayor que su parte negativa. Para mí ha sido grata el visionarla, sobre todo al poder ver a un buen plantel de actores: Saoirse Ronan hace un trabajo muy digno. Yo físicamente no la veía en el personaje de Nina, aunque haya planos que parece emular a Vanessa Redgrave, la Nina de la versión de Lumet, y no llegue a ese nivel. Pero insistimos que es una labor reseñable, así como la de Corey Stoll o el veterano Brian Dennehy. Algo mejores están Masha, Elizabeth Moss, Mare Winningham, como Polina, donde a pesar de tener un corto papel ha hecho una apuesta fuerte dando ejemplo de lo que es una actriz de reparto eficiente o por supuesto Annette Bening como Irina. Este año fue injustamente ignorada a los Oscars por su espléndida actuación en “Las estrellas de cine no mueren en Liverpool” y por desgracia no creemos que por esta Irina consiga una nueva nominación, ya veremos si lo es por otros trabajos que tiene pendientes de estreno. Pero queda claro que mientras se continúa forjando una carrera con indudables logros que hacen de ella una gran actriz amoldable a cualquier género. Ademá, en principio todo parece indicar, que si no hay sorpresas desagradables, que este será el año de Glenn Close, eterna nominada e injusta perdedora a la que le toca ganarlo ya.


Me ha llamado la atención la extraña utilización de la banda sonora de Nico Muhly y Anton Sarko. En muchos momentos iba de acorde con lo que se podía pedir de ella, pero hay temas que quedaban eliminados a capón, sin terminar de crear la atmósfera necesaria, creando a veces una cierta sensación de “coitus interruptus”. Pero por lo demás, lo dicho, creo que tiene más a favor que en contra, y por supuesto, para los aficionados al teatro toda una oportunidad de revisar un Chéjov sin traicionar su espíritu. Por último, al ser publicado este comentario, comprobé con horror que terminaba casi de forma parecida con la crítica anterior, la de Cinemagavia. Suelo leer nada más que los títulos que las encabezan para no coincidir, pero me temo que debo leer los comentarios también antes de que creer que los he terminado. Me espanta el plagio y, aunque en esta plataforma haya seres mediocres que lo practican, incluso conmigo, me niego a convertirme en uno de ellos aunque sea de manera involuntaria. Eso sí, dicho sea de paso que me alegra muchas veces el coincidir con algunos usuarios en su opinión, mucho más en películas tan peculiares que no vayan a tener gran repercusión, como el caso presente, y como de hecho por ahora le está ocurriendo.
Maggie Smee
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2 de septiembre de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tienen fama los rusos de ser personas melancólicas. De entre todos los escritores rusos, Chejov es el más triste. Y de todas las obras de Chejov, "La Gaviota" se lleva la palma en desesperanza. Mayer vuelve a filmar un texto teatral y de ambiente teatral, y lo hace con absoluto respeto al texto y a la idea con la excepción de un repetido flash back que no funciona mal..
Irina Arkadina, la gran dama del teatro de Moscú, pasa su verano en la finca familiar sobre el lago, que su indolente hermano custodia. Allí vive su hijo Konstantin, febrilmente enamorado de Nina vecina encantadora. Tras su fracasado debut como autor, en un arranque de mal humor, dispara a una gaviota.
Con la madura actriz (maravillosa Antte Bening) llega su amante, el apuesto escritor Trigorin, que cobrará una nueva ilusión al conocer a la pequeña Nina .La dama se niega a aceptar lo inevitable, y el escritor renuncia a abandonarla, pero se cita con la joven en Moscú.
¿Era necesario respetar tan rigurosamente el vestuario de la época?¿Los muebles, cortinas y manteles? ¿La escasez de luz? Es una opción que respeto, pero aleja de nosotros esta historia que sucede por dentro y se expresa maravillosamente en palabras y gestos.
Junto a los señores, los secundarios, los criados, el administrador de palabra violenta (y hechos posiblemente también), su esposa Polina enamorada del Doctor, el apuesto solterón egoista. Masha, la hija, desesperada, que fuma, bebe, toma rapé y viste de luto por su vida perdida .
La bellísima fotografía de un lugar aparentemente idílico, pero en realidad terrible, con su lago, sus bosquecillos, sus cuestas y caminos, es el escenario perfecto para estas vidas regidas por la indolencia, el no atreverse, el dejar pasar el tiempo, hasta que todo queda atrás y es ya imposible. La actriz es pura apariencia, pura impostura. Su amante una inteligencia creadora carente de voluntad. Los demás saben que el que se arriesga fracasa. El que se arriesga muere, como la gaviota.
Mayale
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3 de septiembre de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo un entramado de amores equivocados capitaneados -y no porque sea la principal- por una Elisabeth Moss/Masha que lo combate con vodka y de negro riguroso, en un registro de lo más moderno y transgresor... En cambio son muy románticos, pero yo encuentro baldíos, esos primeros planos, tan repetidos en el lago, para que apreciemos mejor las pecas estivales de Saoirse -dicho sea como dato menor-, una Nina emblemática tan frágil como entusiasta…

Annette Bening, como siempre, da una lección de clase al encarnar a esa Irina azuzando a todo el mundo, como diva y como madre. En cuanto a Billy Howle/Konstan -conste que me alegro por él y he apreciado su rol- pone en el asador todo lo que faltaba en "Chesil" aunque, lamentablemente, le acabe pasando lo mismo ;(

La clave, sin embargo, radica para mí en el arte de sufrir -en el que la literatura rusa es maestra-, no apto para cualquiera y lindando con la excelencia, tal como expresa muy bien ese párrafo del epílogo, demoledor pero sublime, en el que yo -y que don Antón me perdone!!- no hubiese liquidado de un plumazo todas las penurias con Boris, ese escritor tan mediático como también perturbador.

(Respecto al flashback de entrada, que enlaza con el final, mejor consultar la obra, si es que existe alguna duda como me ocurrió a mí, para comprender mejor el vuelo de esa gaviota tan hermoso y tan fugaz.)
Rebeca
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4 de octubre de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué adaptación de La gaviota.
Parece mentira, pero Hollywood no tenía ni una sola adaptación de la obra maestra de Chejov. Hay producciones de otros países, y está la cinta que dirigió Sidney Lumet bajo bandera británica, pero es la primera vez, si los datos que maneja quien esto escribe son corrector, que la máquina de cine americano pone en imágenes la historia de Irina, Nina y demás personajes inolvidables.
La gaviota tiene lo mejor de su hermana mayor teatral, es decir, unos personajes fascinantes y una historia dramática y romántica que llega al corazón. Es un clásico inmortal porque habla de pasiones humanas, de cosas que se repiten una y otra vez, del amor y la necesidad de sentirnos vivos, y del dolor que produce cuando se acaba. Todo eso está en la película que dirige Michael Mayer, y surte el mismo efecto en el espectador que el que se vive en un teatro. Además, la película cuenta con una fotografía perfecta de Matthew J. Lloyd (ver las escenas nocturnas, por ejemplo), y un vestuario y decorados que rozan la perfección y ayudan al espectador a situarse perfectamente en esa Rusia de finales del XIX.
Y por supuesto, la guinda del pastel son las actrices. De Annette Bening poco hace falta decir ya a estas alturas, y está fabulosa y carismática como Irina. Saoirse Ronan sigue dando pinceladas de una excelencia que ya se veía en Expiación en 2007, con sólo 13 años. Su Nina es adorable, dulce y empática. Completa el trío maravillas Elisabeth Moss, que tanto le da estar en Mad Men, Inocencia interrumpida, The handmaid's tale o esta Gaviota, porque se sale del mapa con cada personaje, y hace una Masha digna de lástima y cercana.
En definitiva, una excelente adaptación de un texto ya de por sí maravilloso.

Lo mejor: El vestuario, la dirección artística, la fotografía y las actrices, soberbias.
Lo peor: Nada en realidad, salvo que no deja poso de obra maestra.
Sibila de Delfos
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