Mientras estés conmigo

"I Still Believe", es el título original de una película basada en hechos reales, dónde cuenta la vida del cantante Jeremy Camp del que vendió más de 5 millones en Estados Unidos. La película narra desde su viaje para estudiar en la universidad, su triunfo en la música y encontrar el verdadero amor. Un conocido cantante le ofrece la oportunidad a Jeremy de subir al escenario para cantar una canción, a partir de ese momento se proclamó como una promesa musical y además, conoció a su gran amor entre bastidores, Melissa.

Una historia de amor entre Jeremy y Melissa lenta pero profunda; no todo puede ser eterno como ambos jurarían en su boda, el destino hace que Melissa padezca cáncer, y parece que esta vez es terminal. A partir de este momento, Jeremy vislumbra una vida triste y vacía sin Melissa, pero su devoción y fe en Dios les hará sobrellevar ese duro golpe que les dio la vida.

En resumen, te hace reflexionar tanto si eres creyente como si no, de que a veces la fe ni los milagros solucionan tristezas o curan las desgracias. También están los optimistas, que a pesar de todo, siempre hay una luz que puedas llamar Dios o X de la que puedas aferrarte.

Película bastante emotiva dónde se mezcla la fe cristiana, el amor, la enfermedad y la música. Toda esta combinación la hace perfecta, y así lo demostró el publico norteamericano haciéndola líderar en taquilla el 11 de marzo de este año, justo antes de declarar el estado de alarma por la pandemia del Coronavirus. Pudo ser aún mayor su éxito, además contiene una banda sonora con muy bonitas canciones.

Las interpretaciones son magníficas, destacando las de K.J. Apa y Britt Robertson. Además contamos con la participación del veterano actor Gary Sinise, y la reina del country, la cantante Shania Twain. Todo esto hace una combinación perfecta para hacer de esta película muy emotiva y especial.

Siguiendo como línea única de relato la historia real de amor del cantante Jeremy Camp y Melissa Henning, “Still Believe” recrea en forma sencilla y poco estructurada los hechos que giraron alrededor de la joven pareja, un cuento de amor bastante sencillo, que a priori, emociona y conmueven en escasas escenas, con algunos planos bien cuidados y delicados pero sin unos personajes sólidos, carismáticos que sepan conducir el flujo real de la historia, no se encontrará algo más que música y escenas melodramáticas; sin una motivación o reflexión real de fondo, solo se predestina la obra a un limitado tiempo de sentimental música y poco más; siendo realmente honestos, la historia es simple y lineal, pero en ese sentido no creo que radique el problema, sino en cómo son contados los hechos y de esa manera expresados en pantalla, es un descarado alegato cristiano sin carisma o emoción, con un serio problema estructural, de lo que la creencia en un ser supremo significa, la convicción profunda, longitudinal de un Dios hermoso y grande que nos cuida a todos debe ser narrado con seriedad, sentimiento y profundidad, en su defecto “Still Believe” posee muchas escenas innecesarias, repetidas y con escaso sustrato reflexivo.

Los hechos reales de la relación de Jeremy y Melissa son bastante duros, entrañables y sincero, un romance adolescente que florece con hermosura a través de la tristeza de la vida y en prospectiva motivaron a Jeremy a crear bellas canciones, algunas premiadas y reconocidas mundialmente, merecían una película mucho mejor, con mejor estructura, con mejor cariño por el cine, en fin, con un amor digno hacia el séptimo arte.

Melodrama musical basado en hechos reales. El músico Jeremy Camp (K.J. Apa) comienza la universidad y su carrera musical mientras conoce a la chica de sus sueños (Britt Robertson) con la que inicia un agridulce romance.

La cinta nos ofrece una argumento repleto, con ingredientes de dramatismo y alegoría que pudieron dar lugar a una cinta dramática sensible y taimada. Sin embargo el resultado no es precisamente el de "Quédate a mi lado" (1998), "Clouds" (2020), "Brokeback Mountain" (2005), "Bajo la misma estrella" (2014) o si me apuran... el de las mejores adaptaciones de los lacrimógenos romances de Nicholas Sparks.

La cinta tira por lo fácil. Y, si bien tiene un progreso narrativo correcto en su tempo, simplifica su dimensión religiosa hasta la memez (como creyente me resulta difícil tratar un tema existencialista tan complejo como una especie de moda "cool". Invito a los que se quieran acercar al cristianismo otros largos como "La Pasión" (2004), "El cielo es real" (2014), "La última cima" (2010) o "El papa Francisco, un hombre de palabra" (2018)... aunque cine y religión no son demasiado amigos en conjunción, sinceramente), torna a sus personajes en cándidas almas que parecen no haber sobrepasado los 5 años de edad, y nos lega momentos pasmosos y dejados y situaciones de melodrama forzado y edulcoramiento artificial.

Para remate los actores protagonistas son más sosos que un calabacín (cosa que no sorprende ni por parte de K.J. Apa (admito haber tenido que soportar algún episodio de "Riverdale" (2017-)) ni por parte de Britt Robertson ("Tomorrowland" (2015), "El día de la madre" (2016)) y su química es nula. Se les nota incómodos interactuando... una incomodidad en el peor de los sentidos (parece incluso que se repugnan cuando se supone que se aman).

Las grandes virtudes del conjunto son su puesta en escena; con una cámara que fluye con convicción por sus planos/contraplanos dinámicos y por sus planos amplios de paisajes norteamericanos, con una iluminación espabilada en cada momento, con un sonido atractivo, y con una elección musical (terreno en el que Apa sí que logra darnos una gran experiencia melódica) efusiva y optimista. La cinta logra con sus puntos positivos equilibrar un tanto ese guion tan timorato y tópico... y esas actuaciones tan impávidas.

Así pues el conjunto puede soportarse en un primer visionado si no se tienen las expectativas altas, pero ni se quedará en la retina ni invitará a una revisión. Solo recomendable (que no indispensable) a los aficionados a los dramas lacrimógenos más típicos y superficiales. El resto puede ser tentado demasiadas veces a abandonar la película.

Lo mejor: La música y su ejecución en el largo.
Lo peor: La falta de química entre su pareja protagonista (algo que una cinta de drama romántico necesita como agua de Mayo).