Angel Town (Distrito sin ley)

He de reconocer que, más que descubrir tarde (o demasiado pronto) al ex campeón mundial de Kickboxing Olivier Gruner me movía más la curiosidad de comprobar en qué habría convergido en 20 años el inabarcable universo -de cuatro películas- de Erik Carson, el director responsable de 'The Octagon' -para el lucimiento exclusivo de Chuck Norris- o 'Black Eagle' -haciendo lo mismo con Shô Kosugi y un emergente Jean Claude Van Damme.-
Le bastan diez minutos para demostrar que no ha perdido maña para las situaciones, personajes y diálogos que rozan el delirio con una preliminar guerra de bandas (en los suburbios de Los Ángeles) o una escena "romántica" en un cementerio de París.
El molde es de cajón. Carson le coloca por capa a Gruner el traje de justiciero accidental: un universitario francés con un imán para el enfrentamiento contra los macarras que agitan el barrio donde se ha instalado mientras dure el curso.
Un consejo: cuando el tal Gruner esté delante de ti, vestido con traje y corbata, y te diga eso de "¡no quiero pelear!", hazle caso.
O dicho de otra forma: la violencia no es el camino pero unas galletas a tiempo ayudan para que empieces a caminar y te apartes de los narcotraficantes... ¿o es al revés?:
"¿Qué querían esos tíos? Me persiguen porque no quiero unirme a su banda. ¿Por qué no? ¡¡Todos los chicos quieren unirse a una banda!!"
La actriz de origen portorriqueño Theresa Saldana -Lenora Lamotta en 'Toro Salvaje- ya sabía lo que implicaba ensuciarse la ropa, tanto en la ficción ('Justicia salvaje') como fuera de ella -fue apuñalada por un fan en 1982-.
Mark Dacascos se deja ver -y acariciar la cara por Gruner- con su primer papel (sin máscara) como conductor del coche de una banda de latinos pandilleros.
Un primer asalto a "la interpretación" de una semi estrella del género a la que nadie puede negarle un incombustible instinto para la supervencia instalado en los más bajos subestratos del ecosistema videoclubero.
No sé si me he reído más viendo unos matorrales agitándose con Gruner luchando sin tener que luchar o cuando intenta parecer un actor de verdad hablando sin mirar a los ojos de su interlocutor (salvo cuando de trata de ir amenazando a sus adversarios):
"Si no dejas en paz a la familia Ordóñez, ¡te enviaré a hacerle compañía a Pancho Villa!".
Una estimulante comedia involuntaria y un vehículo de mamporros correctito.
Demencial, y a ratos casi gozable. Pero creo que me quedo con 'Gran Torino' (2008, Clint Eastwood).