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El 5 de Talleres

Comedia. Drama La historia de un veterano jugador del club Talleres de Remedios de Escalada, muy cerca de su retiro. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
7 de enero de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Talleres de Remedios, un club humilde y con problemas económicos que actualmente milita en la Primera C del fútbol argentino, es la excusa para acercarnos a la vida de Sergio “Patón”, veterano capitán del equipo al que, tras una vida dedicada al fútbol, le ha llegado el momento de abandonar la elástica. Una decisión difícil, pues hasta ese momento el Talleres había sido la piedra angular de su vida y los cánticos de la grada le habían dado aliento en los momentos más difíciles.

El director Adrián Biniez cuenta una historia sencilla y sin pretensiones que, junto a las buenas interpretaciones de Esteban Lamonthe (Patón) y Julieta Zylberberg (Ale), nos presenta el devenir de una pareja que tiene que empezar a buscar alternativas a su futuro, cuando el poco dinero que entraba en casa de la mano del balón está a punto de esfumarse. Las dudas e incluso los miedos hacia un mañana incierto asaltan continuamente a los protagonistas que, a pesar de todo, no dejarán que los problemas rompan aquellos pequeños momentos que dan sentido a sus vidas, lejos de ser insignificantes.

Es fácil dejarse capturar por la química entre Patón y Ale, diálogos fluidos que nos hacen avanzar con naturalidad por este momento clave en la vida de ambos, donde Patón tendrá que asumir los galones que tenía en el vestuario también en su vida cotidiana. Esta adaptación no será fácil, no serán pocas las veces que choque con su pareja, o con su familia, a la que le costará entender su decisión de colgar las botas.

El mundo del fútbol y las miserias que muchas veces le acompaña no es más que un telón de fondo sobre el que construir esta comedia pegada a la realidad, con personajes corrientes y barrios que a muchos nos parecerán familiares. Con ritmo ágil se plasma ese cambio en el ciclo vital de las personas, cuando toca replantearse la vida y no serán pocos los problemas que haya que afrontar. Una historia cercana y cálida que tendrá una buena acogida en las salas comerciales.

Crítica realizada para www.drugstoremag.es
Bolche3
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30 de noviembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paton Bonassiolle no es ni Messi, ni Cristiano Ronaldo, es uno de esos tantos jugadores que juegan en las divisiones inferiores y que cuando los años pasan se da cuenta que el fútbol se acaba ya no sabe hacer otra cosa que pegar patadas a un balón, y es que este argentino de treinta y tantos esta a punto de pasar de joven a adulto y el cambio lo ve incierto.
Esta coproducción argentino-uruguaya, donde el fútbol más que un deporte es una religión, es una comedia agridulce sobre el proceso de hacernos mayores y sus consecuencias, interpretada con solvencia por Esteban Lamothe, conocido principalmente por "El estudiante" de Santiago Mitre, es una pelicula ligera sin muchas pretensiones y de fácil visionado, lineal en su trama pero vista desde un punto nostálgico y amable principal defecto que la exonera de un alma propia.

http://ultimapelicula.blogspot.com.es/2014/11/52-festival-internacional-de-cine-de_28.html
shane7777777
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15 de abril de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 5 de Talleres es una película escrita y dirigida por Adrián Biniez. Esta comedia costumbrista aborda un tema tan omnipresente en la cultura argentina como pocas veces visto en pantalla: el día a día de un jugador de fútbol.
La trama se centra en "Patón" Bonasioli, el jugador estrella del club de fútbol Talleres de Remedios de Escalada. Los años pasan y Patón va notando que su mejor momento deportivo ya pasó; es por eso que decide, de la misma manera impulsiva con que decidió todo en su vida, retirarse del fútbol profesional para el siguiente año. Entonces seguiremos al protagonista, tanto dentro como fuera de la cancha, hasta comprender sus anhelos e inseguridades.
En primera instancia, esta película es una muestra del enorme talento de Biniez como director y guionista. Este es capaz de insertar actuaciones naturales y creíbles en un guión que avanza a ritmo implacable. Detalles increíblemente creativos, como representar el pasaje del tiempo a través de las fechas sucesivas del campeonato, dotan a la producción de personalidad al tiempo que cumplen su cometido con creces.
Conjuntamente, también hay que destacar el impresionante desempeño de todo el reparto de esta producción; todos, desde el primero hasta el último, hacen un gran trabajo y no se me ocurre ninguna actuación que desentone. En el centro de este estelar reparto se encuentran Julieta Zylberberg (brillante, como de costumbre) y un monumental Esteban Lamothe, que parece haber nacido para interpretar a este despistado futbolista.
En segunda instancia, esta producción plasma en la pantalla el mundo del fútbol argentino de una manera que hay que ver para creer. Las penosas arengas hollywoodenses del director técnico fallido, la obscena cultura de los vestuarios, la película transmite perfectamente todos estos detalles e idiosincrasias. La interpretación de Lamothe potencia este cocktail explosivo, porque ¿quién no conoció a un Patón alguna vez? ¿quién no reconoce esa paradójica combinación de arrogancia omnipotente con inseguridad aplastante? Es este personaje, el campeón invencible que niega categóricamente su propia capacidad de terminar el secundario, el que define a la perfección lo que representa la película.
En conclusión, El 5 de Talleres es una película muy especial. Los que conozcan la cultura futbolística argentina reconocerán una impresionante representación de ese mundo. Alternativamente, los que no estén familiarizados con el objeto retratado pueden verse desorientados, como un televidente viendo el noticiero de un país extranjero. Comprendo que gran parte del valor que rescato de esta producción proviene de mis experiencias personales, sin embargo también creo que hay suficiente humor y humanidad para mantener a la mayoría de los públicos entretenidos.
Recomiendo esta producción a todos los que hayan rescatado alguna experiencia del recuerdo leyendo estas líneas o los que estén dispuestos a zambullirse de cabeza y sin salvavidas en la cultura argentina, a estos últimos les deseo una muy feliz experiencia.
German
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25 de julio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Me gusta el fútbol, los domingos por la tarde la mayor de mis aficiones, con los gritos y los goles se desatan las pasiones...", ¿fervor por algo más?, ¿no?, pues ¡empieza a pensar!
El capitán y líder de un equipo de fútbol de regional, el 5 de Talleres, decide retirarse y la pregunta que toca hacerse es ¿y ahora qué?
Un verdadero trauma según países y regiones donde el deporte del balompié es religión sagrada, perpetua, intocable, ilusionante bandera que consigue hacer un sólido espacio de regocijo y placer, dolor y amargura, esas lágrimas de alegría, ácida sonrisa petrificada de dolor, en ocasiones, que permite sobrellevar la insoportable rutina de cada día.
Devoción y ansia por unos colores, club, emblema que son el aliciente para conversar, para entretenerse, para reír, para hacer comunidad, con un experto entrenador por aficionado, con la locura de acudir al campo, la exaltación de los partidos, la exquisita amistad de los colegas, la devastación de los malos resultados, el delirio de la victoria, la magia de compartir bellos momentos hablando el mismo lenguaje, toda una responsabilidad emocional en manos de 11 jugadores que ya tienen suficiente con subsistir; porque, aquí no se trata de Casillas, ni Mesi, ni Ronaldo sino de Patón, futbolista de la liga inferior, que no cobra cada mes y tiene que aguantar los reproches y malas maneras del decepcionado aficionado que no tiene nada más en su vida que disfrutar de ésta a través de las victorias de su amado equipo.
Con un doble enfoque, el jugador profesional, miembro de un equipo que debe decir adiós a la camaderia, al campo, al nerviosismo antes del partido, a la tensión del gol, a las lesiones y al compañerismo del vestuario y, el hombre adulto que duda de su porvenir, que no halla qué hacer con su tiempo próximo, que se encuentra perdido en el limbo, que fracasa en su intento de acertar qué camino tomar en su inhóspito futuro pues vacila y tema cualquier posibilidad, extraviado en un interior lleno de sentimientos confusos y contradictorios debe encontrar el lanzamiento correcto que le lleve a ganar este novedoso juego donde ya no es un entendido ni experto.
Esteban Lamothe, sensibilidad manifiesta, titubeo intimista que muestra con esmero y diestra simpleza, una interpretación honesta, cálida y afectiva bien arropada por al apoyo de su estable mujer, pilar donde aferrarse ante posibles derrumbes, una acorde Julieta Zylberberg que logra formar un matrimonio perceptivo y sustancioso, agraciado y grato que exhibe su interior hogar emocional con sutileza y habilidad sensitiva.
Adrian Biniez narra una historia humana, en plena transición, donde tan duro es la dejada como áspera la incógnita de la venidera acogida, enderezar el rumbo y abandonar la estela de lo único hecho hasta ese momento, adorable pánico a lo desconocido con el toque exclusivo de ese trabado y veloz habla uruguayo que, como curiosa marca que les identifica, también vuelve loco al personal por no lograr captar con fluidez y claridad, a pesar del atento esfuerzo, todo lo dicho y expresado.
Tema interesante, personaje consistente, trama bien evolucionada, simbólico drama que se mantienen en la altivez de no utilizar el recurso de la profunda lástima, un trabajo entero, comprometido con su idea, sencillo pero de sabia evidencia que, con todo, deja escapar el interés absorbente del público por momentos alternos pues si su mejor cara es la intimidad que plasma, ese mismo as se evapora intermitentemente por exceder en pasividad escénica y conversaciones anoréxicas donde, la comunicación con el receptor vidente, se estanca ante diálogos lánguidos y huecos que ni aportan nada ni van a sitio alguno.
Letargo de minutos que comparten escenario con otros muchos ágiles y oportunos, exaspera la lentitud de su contenido, la parsimonia, en ocasiones varias, de su inapetente habla que produce desgana, más cuando convive con un montaje y combinación que son de fruto gustoso, esporádico sopor que se puede obviar pero, no por ello, dejar de estar presente siendo losa que ralentiza el activo ritmo de sus hermanas de imagen con quienes comparte rodaje, un suma y resta que afecta al consumo, digestión y resultado de la película, lastimosa mezcolanza que impide disfrutar plenamente de ella, aún a sabiendas del agudo tema y pertinente plantel de ingredientes.
No sabe ganar, por impositiva goleada, su propio partido, se conforma con una victoria por la mínima.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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4 de enero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que no pretende demasiado y quizá eso sea una de las mayores virtudes de la misma ya que aquí no hay un argumento rebuscado, ni pasan demasiadas cosas. El guion se basa en el trabajo que tiene un jugador de futbol, quien piensa retirarse a fin de año, para poder vivir después del futbol y el mayor problema que le surge es el a que se va a dedicar. Hay una buena química entre Esteban Lamothe y Julieta Zylberberg y como secundario se destaca también el padre del protagonista. Tiene muy pocas escenas de futbol y está bien ya que se centra el film en otra cosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
gustavof42
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