Octane

Vi octane por error. Un amigo iba a dejarme una película, y se equivocó y metió esta en la funda.
Yo la puse. Me cagé en todo (porque no era la que yo quería), pero la ví, que ya estaba puesta.
Y resultó ser mejor que la que me iban a dejar.
Un golpe de suerte.
¿El film?
Madeleine Stowe muy bien.
Inicio desconcertante que captó mi atención totalmente ante un film del que nunca había oido hablar hasta ese momento.
Una estética muy a la moda, pero con interesantes aportaciones del director.
Y una historia tremendamente sorprendente si no sabes lo que te esperas.
¿Qué puedo decir? Acabé encantado.

Aburrida, lenta, sin pies ni cabeza...y encima com una banda sonora techno-dance de Orbital que no hace más que odie cada segundo de esta película. Personajes totalmente huecos (Madeleine por qué aceptaste protagonizar este engendro?),estética visual que quiere ir de moderna y no consigue más que marear. Escenas que no tienen ningún sentido, y una trama que se resumen en un par de líneas...

Mala no, lo siguiente.

Seduce Octane. En principio porque nos mete de lleno desde múltiples subjetivas, o bien una sola subjetiva universal que no para de expresar su mirada alucinada del mundo cíclico en el que vivimos. Pero sería un error concebir esta cinta como una perspectiva olímpica desde la mente de seres perturbados; sería más acertado pensar que su noble intento da por tierra cuando finalmente se decanta la verdad y encontramos que tanta parnafernalia tan bien hecha no esconde otra cosa que un típico nudo genérico de pasados ocultos y conspiraciones varias.

Adams...tiene lo suyo: ha logrado crear una atmósfera onírica, pesadillesca, alucinada con cierto regusto lyncheano dentro de un contexto cerrado. La primera mitad es notable, es pura atmósfera, molesta por su sonido ambiente desfigurado de lo que solemos escuchar, visualmente llamativa, por momentos hipnótica hasta ir derivando en la verdad de la milanesa: cuando todo ese enorme dispositivo paranoico abandona las formas para dar luz al contenido. Allí es donde Octane se derrumba y lo que antes se presentaba como singular ahora adquiere matices bizarros, algunos difíciles de tragar, puro efectismo que desmerece a esa notable, notable primera mitad.

Como diría un conocido mío: una pesadilla alucinada es genial hasta que te das cuenta de que solo pretendía demostrar que era una pesadilla alucinada.

A los vampiros de toda la vida les han salido unos competidores: los adoradores de la sangre psicóticos liderados por Jonathan Rhys-Meyers (que vaya carrera llena de rarezas y proyectos bizarros tiene) en Octane.
La filmografía completa de Marcus Adams como director tiene una media de 3,7 en FilmAffinity, y no es por casualidad. Su calidad como director es bastante cuestionable, y la película tiene una estética y una fotografía feísimas, hasta el punto de que resulta difícil saber si estamos en una película de terror o en un after-hour calentorro de diseño para niños pijos. Pero lo peor es lo estúpido y absurdo que es el guión, con la trama del secuestro y el retrato de la secta, que es hilarante a más no poder. Vamos, que va por allí la pobre Madeleine Stowe con cara de "¿qué estoy haciendo aquí? ¿Cuándo me van a dar el cheque?". Por cierto, la actriz no ha vuelto a hacer cine desde entonces (aunque sí televisión). Curioso.
Tan absurda que hasta resulta divertida. Pero por mala. No nos confundamos.

Comencé a ver esta pelicula por puro error.
Fui a quitarla pero el ambiente parecia interesante. A medida que continuaba la cinta, ocurrían cosas que no tenían ni pies ni cabeza pero que te dejaban queriendo saber que es lo que pasaba. A fin de cuentas, fue una grata sorpresa toparse con esta pelicula. Resultó interesante, quizas más que la que quise ver en un primer momento. No pasará a la historia, pero para verla solo en tu casa una tarde está bastante bien.