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Siempre fuerte (La caza del zorro)

Comedia Un hombre intenta acabar con su vida cuando descubre que su chica está planeando casarse con otro, pero queda atrapado en lo más alto de un edificio en construcción. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
22 de abril de 2011
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un chico de 21 y una chica de 18. El sueño de Shakespeare. Así de geniales son los intertítulos de las pelis de Lloyd. LLoyd para conseguir el amor de su chica se hará pasar por un médico que lo cura todo. De momento es un tío con suerte y con una gran mano para repartir tarjetas. Pero no todo resultará tan bien ya que hay otro pretendiente en el amor. Eso es lo que piensa LLoyd del hermano cura de la chica. Y dos son muchos y por eso la vida no le importa nada. Luego llega el intento de suicidio tan genial que tengo el esternón roto de tanto reír. Los genios no olvidan nada de lo que han hecho antes: LLoyd lo recordaría más tarde en El hombre mosca y Hal Roach lo recordaría en el corto Libertad con Stan Laurel y Oliver Hardy.
RONNIE JAMES DIO (CUENTA BLOQUEADA)
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14 de marzo de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este es el último cortometraje que haría, ya los posteriores ya serían largometrajes.

Igual que en "Harold, el nuevo doctor" vuelve a darnos vértigo y jugar mucho con ese pánico a las alturas, que al año siguiente con "El hombre mosca" sería la escena famosa del reloj.

Hay varias partes, una primera parte cuando hace publicidad del jefe de su querida, donde hay escenas ya muy vistas de la policia, pero bueno, están bien. Y luego el viaje al edificio en construcción que las pasa mil y una. Realmente está muy logrado los efectos de vértigo y realmente parece que se vaya a estampar a una altura considerable.
edugrn
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17 de octubre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
366/12(12/10/21) Trepidante cortometraje (29 minutos) silente este que fue el último en este formato que filmó el gran icónico fílmico Harold Lloyd (luego pasó al largometraje), dirigido por su amigo de la infancia Fred Newmeyer y guionizado entre otros por el gran Hal Roach. Lo he visto con motivo del siglo de su estreno (22 de Octubre de 1921) y veo que su frescura está intacta, donde hay humor de todo tipo, desde el de los intertítulos, el gestual, el humor negro, y por supuesto el slapstick, teniendo el clímax en la construcción de un rascacielos donde Harold (ha llegado por azar) debe sortear los peligros para no caer al vacío, con una coreografía sensacional en miscelánea con unos muye fectivos efectos visuales, algo que le pudo servir como banco de pruebas para el film posterior legendario “El Hombre Mosca” (Safety last!) de Lloyd con su imagen mítica coligado de un reloj a gran altura, pero que sobre todo influenció (plagió) a otro gran cortometraje de Stan Laurel y Oliver Hardy como fue “Liberty” (1929), con ambos sobre las vigas de la estructura de un alto edificio.

Una comedia que se divide claramente en tres bloques: En el primero es la comedia más blanca, donde el epicentro está en un ‘maquiavélico’ plan de Harold para hacer llegar un tsunami de pacientes el osteópata para el que curra su novia Midred (Mildred Davis) y que de este modo no la despida por falta de trabajo. Ello con varias artimañas jocosas, como utilizar a un acróbata (prodigiosos sus saltos) para que tenga caídas aparatosas ante la gente en la calle y Harold llegue y lo ‘cure’ y tras ellos sorprender a la gente, y con ello repartir tarjetas del mencionado osteópata. También utiliza el riego de una calle en su beneficio incorporando un elemento, pero también tendrá sus contratiempos con un poli metomentodo y cuando confunda al acróbata con otra persona; La segunda parte es de un ácido humor negro con los intentos de Harold por suicidarse (tras un mal entendido), desde veneno, un pincho, una pistola, o una bombilla rota, y en todos ellos brotando exquisitos gags (como la nota de suicidio que tiene errores gramaticales y la corrige con un diccionario); Y el último tercio son ocho colosales minutos sobre un edifico altísimo en construcción y ahora solo con vigas, donde Harold llega a ciegas, todo un desafío al vértigo, donde encima no faltarán los elementos en su contra (desde un clavo ardiendo, una escalera juguetona o vigas sueltas), con balanceos increíbles, con saltos, con desplazamientos en vigas voladoras.

Esta última parte realmente es la razón de ser del corto, lo que lo eleva para ser recordado, donde Harold Lloyd hoizo casi todas sus acrobacias (en alguna lleva un cable), donde más que humor es emoción contendía por cómo se encadena una situación de peligro a la siguiente de modo fluido. Este segmento se dijo era pionero en la ‘comedia de emoción’, la que surge de poner en peligro al protagonista (thriller) en una cinta de humor. Se reveló después de su muerte que Lloyd usó un doble de acción (Harvey Parry) para algunas partes más peligrosas, Lloyd era un acróbata bastante sorprendente, especialmente considerando que había perdido el pulgar y el índice derechos en una explosión accidental de una bomba de apoyo en 1919, por lo que llevaba guantes con una prótesis, de hecho si te fijas en algunos planos lo notarás.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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