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Pablo Kurt

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743 críticas
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  • Para empezar, lo más triste de todo es que el genocidio del apartheid a través de la memoria de sus víctimas ya se haya contado en esta irritante película, y ello impedirá que en los años venideros algún director inspirado desee narrar estos mismos hechos. No recuerdo en los últimos años un film "serio" con una desproporción tan grande entre la terrible denuncia que bienintencionadamente quiere relatar y unos resultados (considerando los nombres de los créditos) tan poco creíbles, en los que todo se muestra, al mismo tiempo, sin fuerza y forzado. No hay ni una sola escena buena, ni una actuación meritoria, ni un segundo de cine auténtico. Binoche no convence y está exagerada excepto en la escena en la que baila, Samuel L. Jackson lo intenta pero parece perdido (¿Los corresponsales del Washington Post hacen esas preguntas?¿Son tan poco interesantes?), y Brendan Gleeson está irrisorio contando sus siniestras andanzas. Uno leyendo la sinopsis desearía que hubiera sido un taquillazo. Tras verla se desea que no se hubiera filmado, dejando la oportunidad perdida para algún realizador que haya aprendido que el estilo semidocumental es lo que conviene en estos casos, véase Steven Spielberg, Paul Greengrass (Bloody Sunday) o Pete Travis (Omagh). A Boorman le condenaría a ver mil veces el interrogatorio a Pacino de "El Padrino II": un sólo fotograma de aquella magistral escena tiene más autenticidad que los 100 artificiales minutos de "In My Country".
  • Primera -y sin duda la mejor- entrega de las sangrientas aventuras de Freddy Krueger, el siniestro personaje que atormenta los sueños de un grupo de jóvenes carne de cuchillo. Heredera de "La matanza de Texas" (The Texas Chainsaw Massacre, 1974), sus frases promocionales ("Si Nancy no se despierta gritando, es que no despertará jamás" o "Hagas lo que hagas, nunca te duermas") fueron pioneras en un márketing de cine de terror que aún hoy tributa sangre adolescente, y sus historias cotidianas, salpicadas de gore, captaron una legión de seguidores. Impactantes escenas y una historia original la convirtieron en mito entre los fanáticos del género, lo que propició una serie interminable de nefastas secuelas.
  • 'Los juicios son demasiado importantes como para ser decididos por jurados' (Trials are too important to be decided by juries). Con esta genial leyenda y un reparto de lujo se presenta la nueva adaptación al cine de una novela del famoso abogado escritor John Grisham. Resulta indudablemente entretenida, pero su sofisticación y ansias por impresionar al respetable -equipos modernísimos mucho menos útiles de lo que parecen, impunidad por doquier mucho más estúpida de lo necesaria, y encuentros fotografiados con la congelación de imagen de rigor- difuminan la verosimilitud de un argumento que, sinceramente, acaba por decepcionar. Así, queda tan sólo un aceptable pasarratos con un impresionante plantel de actores al servicio de una historia sentimentaloide y en realidad poco intrigante que, exceptuando Hackman, no dejan de dar la sensación de que están siendo tan desaprovechados... como Jennifer Beals.
  • Si eres director de cine y haces un drama empiezas de cero. Puede que te salga algo que ni el distribuidor quiera acabar de ver. En cambio si haces una película bélica ya comienzas con algo ganado: a los espectadores les gusta ver gente disparando, y gente muriendo, especialmente esas escenas en las que los soldados caen de rodillas y les remata una segunda bala, todo a cámara lenta. En "Saints and Soldiers" hay bastante de eso... o algo parecido, y poco más. Refrito de escenas y momentos previsibles del género, con pretensión de conmover a la platea. No es que sea mala, es que todo suena a visto, y no hay santos, apenas soldados, y nada emociona. Sólo hay algunos tiros con su sonido dolby. Es carne de videoclub, pero debería estar prohibido que alguien la cogiera sin haber visto antes "Saving Private Ryan".
  • El gran Elvis Presley y el director y eproductor de la mítica "Casablanca" se unen en este musical ambientado en Nueva Orleans. Sabido es que el "rey" no era un gran actor, pero como cantante era inigualable, y esto es un musical. Así que estando sobre aviso de que se trata de un vehículo para el lucimiento de la estrella... ¡Que empiece el espectáculo!
  • Seagal es un duro policía a punto de divorciarse con problemas de tiempo para ver a su hijo. En esto van y le matan a su mejor amigo. Él, claro, promete venganza. Con este "alarde" de originalidad comienza un film de mamporros que hereda (y degrada) las películas revanchistas y violentas de acción de Clint Eastwood y Charles Bronson. Su leyenda aclara dudas: "él es un policía, es un trabajo sucio... pero alguien tiene que sacar la basura". Pues eso, para amantes del cine de kárate y peleas, si bien, gracias a la cuidada producción de la Warner, consiguió estar por encima de la media.
  • Sólo tú (1992)
    McCarthy es un soltero de vacaciones en un viaje tropical al que se le presenta un dilema hormonal-sentimental: deberá elegir entre la chica guapa y despampanante o la amiga sencilla, tierna y agradable. Adivinen el final.
  • Producto prefabricado del márketing americano sobre el terrorismo y las sospechas vecinales. Cuenta con un guion efectista, continuos giros para confundir al espectador y sorpresa final. Los actores cumplen con solvencia y no aburre. No hay árabes en la cinta, pero seguro que tras el 11 de septiembre de 2001 muchos americanos recelosos la pusieron en la sección de videos pedagógicos.
  • Dobermann (1997)
    El director, proveniente del mundo de la publicidad y los vídeos musicales, pone todos sus dudosos conocimientos al servicio de una ridícula historia con pretensiones de modernidad. Su factura videoclipera marea y su trama violenta y delirante llega a aburrir. Eso sí: como suele pasar con experimentos de este tipo, en medio del caos algunos vieron algo fascinante... así que el film tuvo no pocos seguidores.
  • Basada en un proyecto que quiso llevar a cabo durante muchos años Stanley Kubrick, esta adaptación del relato corto de Aldiss "Supertoys Last All Summer Long" rebosa en su hora y media inicial de pequeños detalles deslumbrantes, escenas preciosas dirigidas a la perfección y una historia que fascina desde muchos puntos de vista. Lamentablemente, su larga duración y una última parte mucho más floja alejan a A.I. de ser magistral, terreno donde se asentaba prácticamente desde su comienzo -mejor dicho, desde que se diseñó su poster- hasta que el niño robot David -maravilloso Joel Osment- conoce al gigoló Law. Poco a poco todo va perdiendo interés, y cuando la ambientación se sumerge bajo el agua, la película definitivamente se hunde.
  • Mystic River ofrece, como pocas veces en el cine reciente, una historia en la que el thriller y el drama su funden asombrosamente ante un espectador que queda atrapado tanto por la evolución de los personajes como por la intriga del relato. Son escasas las ocasiones en las que una intriga americana se acompañaba últimamente de una compleja tragedia que escarba profundo en traumas, justicias y sentidos de la vida. Pero un par de detalles, en mi opinión, la impiden ser una obra maestra absoluta (dos aspectos que para comentar obligan a REVELAR DETALLES CLAVES DE LA PELÍCULA - SPOILER): el primero, que el guionista (y supongo que la novela) usa una misma idea dos veces: la que origina la intriga (y sobre la que se mantiene el suspense) es de nuevo utilizada para aclararla. El asunto no tiene poca importancia, pues toda la trama se sostiene sobre una clave: la simultaneidad, la casualidad de 2 hechos que ocurren al mismo tiempo. Y aquí hay dos, nada menos. Una origina la intriga. La otra la resuelve de forma trágica. Y quien esto escribe cree que la primera simultaneidad (los asesinatos) es una idea brillante. La segunda (las detenciones y el “ajusticiamiento”)... es demasiada coincidencia. La otra cuestión debatible es si resulta bien definido en el guión el papel de las mujeres: la esposa de Tim Robbins inexplicablemente no pide ningún tipo de justicia ni explicación alguna. La de Kevin Bacon -del teléfono- no aporta nada relevante salvo un gramo de felicidad final. Y el personaje de la fantástica Laura Linney -la mujer de Penn-, intrascendente durante dos horas, de repente nos lo definen a escasos minutos del final con un vehemente discurso que te deja clavado en la butaca. Dichas estas -pequeñas- quejas, sólo queda confirmar que, en conjunto, Eastwood y su insuperable reparto dan una lección de cine oscuro, sórdido, apasionante.
  • Magnífico film de John Huston en el que el veterano director (estuvo nominado al Oscar con 79 años, un récord todavía vigente) volvió a contar con un guión espléndido y un gran reparto: perfecta Anjelica Huston como la caprichosa hija del padrino, turbadora Kathleen Turner en su papel de "femme fatale" e insuperable Nicholson como el mercenario enamorado de la menos indicada... Drama romántico, comedia negra y thriller criminal se mezclan en una joya de los años ochenta que consiguió el aplauso de crítica y público.
  • [Crítica primera temporada]: 'In Treatment' es la penúltima obra maestra de la HBO. Remake de una serie israelita (Be 'Tipul) volver a desplegar a estas alturas [2008] una nueva alfombra de alabanzas ante otra producción de la cadena por cable norteamericana puede resultar repetitivo. Dado su formato y tema, aparentemente poco atractivo para el gran público, lo mejor es invitar a que comprueben en carne propia, y prepárense, cómo pueden llegar a enganchar cuatro paredes y unos pocos personajes. La atractiva doctora. El piloto engreído. La adolescente gimnasta. La pareja con problemas. Y claro; Paul, y Kate, y Gina. Elijan ustedes. Son todos fascinantes. Cuchilladas de realismo e intimidad a través de diálogos inteligentes y verosímiles –sin siquiera necesitar ser ingeniosos- que penetran con asombrosa adicción en la mente de un espectador atónito. Te dejan ansioso de más, anhelante de las próximas visitas de unos personajes que se hacen vivos, terriblemente cercanos. Asombra la simplicidad de la propuesta y lo adictivo de sus resultados. Y además es una obra de arte que invita a la reflexión, pues, ante tanta basura, ante tantas costosas producciones televisivas, ante tanto reality vacío de ficción, llega el baratísimo poder de la palabra, la verdadera vida reflejada en frases y miradas… y se coloca en el pedestal del lujo inteligente. Televisión que cautiva, que enamora. Claro que no hay que confundirse; imagino a docenas de productores y cientos de estudiantes de cine diciendo: "eso podría hacerlo yo, escribirlo yo, dirigirlo yo". Casi nadie podrá, pero bienvenido sea el intento si ello sirve para que luego venga Rodrigo García y lo mejore. Por cierto que el Sr. García no hace sino confirmarse como un director clave de nuestro tiempo, un artista sensible como pocos y sin problemas de sombras paternas. Yo, por mi parte, quedé tan enganchado que, tras esta terapia, intentaré ir a "Be 'Tipul", buscar la referencia de la "madre" de la fascinante criatura. Cualquier buen psicoanalista indagaría en el origen de esta adicción, de esta sensación inefable ante "In Treatment", una maravilla de la que no merece perderse ni una sola sesión.
  • Chico americano conoce chica europea. Al día siguiente él regresa a los Estados Unidos pero, ante la duda de qué hubiera pasado si tuvieran más tiempo para conocerse -brillante la forma en que él convence a ella para que baje del tren-, ambos deciden pasar una romántica noche por Viena, hablando de la vida y de un futuro que no compartirán... o a lo mejor sí. Linklater acierta en la sutileza del perfil de sus dos personajes en esta encantadora película, de sencillo pero cautivador guión, ideal para corazones inquietos. Director y protagonistas hicieron dos secuelas, "Before Sunset" (2004) y "Before Midnight" (2013), rodadas 9 y 18 años después, respectivamente, conformando una trilogía única e imprescindible sobre la evolución y los avatares de dos vidas y un romance sin designio.
  • ¡Átame! (1989)
    Tras el éxito de "Mujeres al borde de un ataque de nervios", Almodóvar siguió en su línea de personajes poco corrientes -pero tremendamente vivos- con esta estupenda y peculiar historia del secuestro de una actriz por parte de un admirador de métodos contundentes. Magnífica pareja protagonista para una potente tragicomedia, llena de amor y humor, de brillante y colorista dirección que, incomprensiblemente, fue vapuleada en los premios Goya: 15 nominaciones y ningún premio.
  • Lawrence Kasdan, reputado guionista que venía de firmar nada menos que "Star Wars: el imperio contraataca" (1980) y "En busca del arca perdida" (1981), se estrena en la dirección con una ópera prima incandescente. Delante de la cámara, otro debut: el de una magnética Kathleen Turner al que da réplica el siempre brillante William Hurt. Acertada pareja protagonista, erotismo, calor y arrebatos pasionales en uno de los mejores films de cine negro de los ochenta.
  • Entretenido filme de acción y surf que contó en su época con numerosos seguidores. Keanu Reeves es un policía tras la pista de una banda de ladrones. Infiltrado en un grupo de surferos, el amor y la amistad le pondrán en una situación complicada para poder cumplir con su trabajo. Lo mejor: una espectacular persecución cámara al hombro que corta el aliento.
  • Solas (1999)
    Sobrio, duro y cautivador drama sobre la soledad, la pobreza y los sueños ahogados en alcohol. Zambrano, en su barato y humilde debut, conquista a crítica y público con una muestra excelente del cine español de final de siglo que fue, además, el paradigma del éxito "boca a boca", ayudado del respaldo del premio del público del festival de Berlín. El talento envuelve una idea: "España no va tan bien".
  • Crepúsculo (2008)
    Traspasando como pocas el territorio estrictamente cinematográfico, "Twilight" es el último fenómeno social de la uniforme iconografía de las preadolescentes consumidoras. Inocentes víctimas donde hundir el colmillo, carne blanda anestesiada de belleza y hormonas. La caja registradora de "High School Musical" a la Disney le cayó del cielo, porque el éxito televisivo del instituto bailarín nadie lo esperaba. Pero en este caso la productora Summit Entertainment (interesante sello distribuidor de "Bridge to Terabithia", "Babel", "Once", "Step Up", "In the Valley Of Elah", "Michael Clayton", etc) sabía muy bien lo que hacía, y cuidando los –baratos- detalles ha conseguido armar una franquicia con buenos pilares. Legión de fans de los libros de Meyer, y eficaces redes virales, versión marketing a coste cero. Un tema -vampiros jóvenes- en plena época de cine de terror adolescente, y una historia de pasión imposible en tiempos del proselitismo virginal de Hannah Montana & Cía (antes de Miley Cyrus). Y por último la parejita, ellos dos, que dan el tipo: Bella y el bello, la niña mona desganada y el guapo misterioso. Con sus nombres tan chulos. Bella Swann y Edward Cullen. Él es malo, pero está tan bueno que encandila a las niñas, que acostumbradas a la perfección de los Jonas y los Efron descubren aquí la atracción por lo inquietante, la palpitación ante lo prohibido. Y ella soy "yo", la prota con voz en off pero también la cliente ideal, la que ha pagado la entrada y la que se sabe el libro de pe a Pattinson. La pena, lástima, es que en "Twilight" la mitad del tiempo entre ellos sólo hay 'miraditas', y cuando empiezan a hablar deseas que nunca hubieran abierto la boca. Es lo que tiene el febril amor de juventud, la devoción incontrolada al guapo de la clase o a la peli de Hardwicke, que para cierta edad está muy bien, que hay miradas del inmortal que matan, pero luego creces, y ya se sabe que la adolescencia es una enfermedad que se cura con la edad. Tranquilas: habrá otros colmillos ante los que dejarse tentar o caer rendidas. También con nombres sonoros, como George Clooney, Liberty Valance o Louis Vuitton. Y de algunas tentaciones recordad: la cultura cura.
  • Tráfico (2000)
    Excelente y espectacular thriller sobre el mundo del narcotráfico. Su mayor mérito: el interesantísimo desarrollo de todas sus tramas que muestran de qué forma el mundo de las drogas impregna toda nuestra sociedad. Lo peor, su edulcorante final "Made in Hollywood" que diluye el poder denunciatorio del resto del filme. Mención aparte para un reparto magnífico coronado por un Benicio prodigioso.
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