He hecho un esfuerzo por continuar, pero el capítulo seis ya no entra ni tapándose la nariz. Llevo años defendiendo el cine y las series españolas ante gente que no le da muchas oportunidades. Esos que dicen que los actores en España sólo susurran. Y en esta, les doy la razón, no por los susurros pero sí por los estertores en las interpretaciones. Esta serie es digna de autopsia. Se parte de un best-seller de fórmula y ¿qué se hace? pues escoger a ineficientes actores y, sobre todo, a insuficientes actrices. Ya no es que cuesten de digerir es que, por ejemplo, el trabajo de Andrea Trepat es, con diferencia, de dolor de barriga; a Vicky Luengo aún le espero el carisma que auyente el bostezo, Celia Freijero debe ser muy buena amiga de sus amigas... Destaca con excelente Hovik Keuchkerian y hasta su madre, en la serie, Karmele Larrinaga, evidenciando ambos envergadura y saber estar. Las dejo por aquí, la crítica y la serie.

Te acompaño en el sentimiento Juan Gómez-Jurado, la adaptación del guión aún maridaba pero el casting provocó el corte de digestión que la mató.

El guión de una serie cómica no tiene que ser complejo pero tampoco tan simplón. Siempre se ha dicho que Resines hacía de Resines en todas sus películas. Aquí consigue hacer de Serrines, que si te gusta Resines pues ya lo tienes. Lucía de la Fuente sale impostando los mismos gestos y caras en cada una de sus apariciones. La actuación de Jorge Sanz es lo mejor de la serie. El resto de actores y actrices, tan prestigiosos como desaprovechados en papeles satelitales de órbitas alejadas. Una pena porque el potencial era grande. En fin, en esta época afortunada de series españolas de calidad, prescindir de esta te otorgará tiempo para verlas.

Esta serie está en la línea de Lo que hacemos en las sombras; un humor absurdo y una cámara que sigue a los personajes (recurso que se popularizó en The Office). Viendo que alguno no ha entendido nada y se ha erigido en crítico formal y moral, dejo esta otra crítica más cercana a la creatividad del neozelandés Taika Waititi (uno de los dos creadores). Está claro que la serie puede gustar o no, pero antes hay que conocer que no sólo existe el realismo plano y que el mundo no se reduce a la España profunda. Ciertamente no está a la altura de Lo que hacemos en las sombras, al igual que El gran Lebowski es serie que viéndola con may se cataliza, pero sobre todo, no es una serie para niños grandilocuentes con ínfulas de críticos cinematográficos.

La vida de Lucio Urtubia es de película. Sin embargo, esta película es una caricatura pueril, un ejemplo de cómo con actuaciones poco verosímiles se echa a perder un guión tan interesante ¿No se podía hacer un casting mejor? ¿No se podía dar más profundidad a una historia con semejante peso?
Totalmente prescindible. Buscad el documental sobre Lucio con entrevistas con él.

Empieza de forma deslumbrante. La recomendarías a tus amigos. Pero al tercer capítulo ya se percibe el interés por ir alargando, por ir estirando. Hay detalles magníficos en cada episodio pero se van diluyendo cada vez más en una trama excesivamente edulcorada para ganar tiempo. Para hacernos perder tiempo, porque no viene a cuento ni por las diferentes tramas del guión, ni para crear atmósfera. Si hay un actor específicamente que no cuadra en su papel es Chris Rock. Al principio está a la altura pero en cuanto empieza a discurrir, se ve del todo fuera de lugar, nada creíble.