...Y, sin embargo, no resultó. La película empieza realmente bien, el argumento es interesante, los actores están bien escogidos...

...Pero luego todo se convierte en algo sin sentido, hasta ciertas escenas que cogen ritmo de nuevo, te hacen despertarte de la siestilla que te habías echado. Y es entonces cuando termina, cuando podrían haberle puesto un gran final, una escena memorable que podría haber hecho de esta película una digna dentro de su género, y no una película del montón que pasa desapercibida dentro de la pésima programación de la televisión

Primero quiero confesar que si le he dado un 6 no ha sido porque me haya parecido una película que se mereciera un 6 o un 7 o un 8, sino simplemente porque junto al 6 pone "interesante". Y eso es lo que me ha parecido el último experimento de Lynch, algo interesante, aunque también habré de confesar que mi mente ha estado a punto de darse por vencida en más de una ocasión.

En un principio, todo parecía sencillo. Una película maldita, unos actores entre los que saltan chispas... una misteriosa anciana... Pero luego ya todo han sido imágenes sin sentido, escenas que calaban hondo en un subconsciente que luchaba por no apagarse y aguantar hasta el final, expectante de la solución a uno de los enigmas más endiablados de los últimos tiempos. ¿Cuál es el argumento de esta película?

La verdad es que podrían ser muchos; las "paranoyas" de una mujer, su evolución en un mundo plastificado... o como el propio Lynch relata en algunas escenas, un mero intento de demostrar que no somos más que conejillos de Indias de la caja tonta.

He salido de la casi vacía sala del cine con la sensación de que he visto una obra maestra, pero que mi cerebro no está preparado aún para un rompecabezas así. Tal vez si comenzara a darle más vueltas a las frases y palabras que han ido haciendo eco en las distintas partes de esta película, sería capaz de crearme una película para mí misma.

Y es Inland Empire también se puede ver como un regalo de un genio llamado David Lynch, uno de esos regalos que cada uno entiende, utiliza como bien quiere y que no tiene por qué ser de la utilidad que su creador quiso otorgarle. Tal vez no sea más que una metáfora, una hilera de metáforas de lo que el mundo representa para cada cual, una auténtica teoría filosófica contada con palabras que sólo calan a las personas que tienen la mente lo suficientemente abierta para ver con claridad. Porque mucha gente cierra los ojos ante la realidad que nos observa; y esta película, con todas sus idas y venidas, sus momentos incoherentes, su falta de argumento, sus... llamémoslas paranoyas made in Lynch... no es más que el reflejo de la cruda y dura realidad.

Eastern Promises fue estrenada en la primera mañana del Festival de Cine de San Sebastián, en versión original con subtítulos, lo que nos hizo darnos cuenta de su majestuosidad.

Trata la historia de Anna Ivanova, una comadrona que tiene que ayudar a una chica llamada Tatiana que llega al hospital en estado crítico. El bebé sobrevive, pero no ella, y a través de su diario Anna comienza una investigación que le lleva al seno de una familia mafiosa rusa, donde conoce a Kirill, el hijo del padre, y a Nicolai, el misterioso conductor de la familia... o tal vez algo más.

Los actores están escogidos realmente bien. El protagonismo femenino recae sobre Naomi Watts que, aunque en ocasiones parezca continuar viendo el video de la señal, tiene la fuerza necesaria para llevar una historia así de dura.

Sobre Vincent Cassel, sólo diré que borda el papel, sobre todo en las escenas en las que hace de borracho y en la brillante escena final.

Y Viggo Mortensen... en una palabra, increíble. Desde el primer momento en el que se le ve, con la gabardina y las gafas de Sol, su figura rezuma misterio y va cogiendo fuerza y protagonismo hasta la escena clímax (que viene abajo comentada en el spoiler) y su evolución como para el personaje de Naomi Watts.

Avisar, eso sí, que esta película es mucho más violenta que su anterior "una historia de violencia", sobre todo un par de escenas con una dureza máxima y bastante sangre.

Sobre su lentitud, que es algo que siempre está latente en las películas de Cronenberg, decir que en esta película apenas se nota, tal vez también debido a su corta duración (algo más de hora y media)

Y si es buena o no, en el Festival todo el mundo aplaudió al final, así que supongo que eso es una buena señal.

Bien, empecemos admitiendo que soy una fan number one de la pobre ardilla que lo único que quiere es una bellota, y esa fue la razón por la que fui al cine a verla. Sith no me hace gracia la mitad de las veces (es demasiado bobo) y los problemas de "Oooooh soy el último de mi especie" del Mamut terminar por rayar bastante.

Pero bueno, los nuevos personajes son bastante entretenidos, sobre todo las dos zarigüeyas que la lían allá donde vayan.

Y yo sigo con lo mío y digo que Scratch es la mayor obra de arte de la animación (dejando aparte los ojitos del gato con botas). Es verla en pantalla y ya sabes que te vas a reír, que en la vida vas a ver un bicho que te caiga mejor. Los cortos que han hecho sobre ella (Sobre todo el primero) valen más que toda esta película junta.

Dragon Ball (Bola de Dragón, Dragoi Bola) es una de esas series con las que vas creciendo, una de las pocas que en nuestra época más pequeña nos hacía abrir la boca ante combates que duraban una eternidad, malos que tenían más vidas que un gato y recurrentes gags.

Yo empecé pronto a verla gracias a mi hermano mayor, en uno de los canales autonómicos de aquí, en euskera. Y ahí estábamos todas las noches, viendo a Goku y compañía luchar contra Freezer, Cell, Bubu... En aquel momento me perdí los primeros capítulos, cuando Goku Y Krilin (me encanta ese tío) eran unos pequeñajos con ganas de mejorar, y con un Maestro Tortuga entusiasmado (y cuanto) con Bulma.

Como animación era buena, un poco lenta a veces, demasiado rápida para los ojos en otras ocasiones. Los personajes se hacían de querer (u odiar, como es el caso de Satán) y no había quien se pudiera resistir a las tonterías de Goku (a veces es que eres tonto, macho), la frialdad de Vegeta o las apariciones de Picolo (satan txiki, cuando lo veía yo de pequeña) en el momento más inesperado.

Y como malo malísimo, yo me quedo con la llegada de Vegeta y con Freezer. A partir de Cell, Bubu, y sobretodo con ese fiasco llamado Dragon Ball GT, todo se fue por el sumidero para abajo.