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España España · Alicante
Críticas de VerbalKint
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Críticas 23
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
21 de julio de 2023
165 de 284 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno acude al cine para ver la adaptación en imagen real de unos de los juguetes infantiles más emblemáticos de la historia, puede esperar muchas cosas, para bien o para mal. Uno podría esperar literalmente cualquier cosa, excepto quizá encontrarse con lo que esta "Barbie" ofrece: una hábil ráfaga de metacine e ironía al servicio de una historia de tintes filosóficos.

Resulta extraño, y a la vez estimulante y esperanzador, contemplar cómo en el que está llamado a ser uno de los blockbusters más importantes del verano no priman las aventuras, las explosiones, la tensión, ni los giros de guión. Greta Gerwig ha preparado un cóctel sin alcohol, digno de la muñeca más cursi, y lo ha llenado con los ingredientes que nadie podía esperar: metafísica, sarcasmo, crítica social y psicoanálisis, todo ello aderezado con un humor absurdo y ridículo que cumple a la perfección con su cometido: desmontar a la muñeca más famosa de la historia.

Todos hemos desmontado alguna vez un juguete. Lo cogíamos, mutilábamos sus extremidades de quita y pon y luego las esparcíamos por toda la estancia hasta que nuestras madres nos llamaban la atención para recogerlas. En esencia, Greta Gerwig ha hecho aquí lo mismo: ha cogido todos los conceptos y estereotipos que han marcado a las millones de niñas que alguna vez se miraron al espejo sabiendo que jamás serían Barbie, y los ha deconstruido en un divertidísimo análisis sobre lo que significa tener la obligación de ser perfecta, o lo que es lo mismo, ser mujer.

Usando una brillante narración en tercera persona con interacciones meta que interpelan directamente al público o a la protagonista de la película, la película se esfuerza en generar situaciones que refuercen la empatía tanto femenina como masculina, forzando situaciones surrealistas en un maravilloso esfuerzo para hacernos entender que la figura de Barbie nunca tuvo importancia, y que su valor real siempre estuvo en el concepto, en su propia idea.

Es una pena pensar que habrá quien simple y llanamente deteste la película por motivos políticos o religiosos. Y yo no podría sentirlo más por todos ellos. Pero me quedaré con la parte positiva tras ver una sala entera llena de mujeres aplaudiendo ante los créditos finales, y con la certeza de que "Barbie" tiene el potencial para cumplir el mismo papel y para transmitir las mismas ideas que en su día transmitió aquella perfecta muñeca que encandiló a sucesivas generaciones: no se trata de cómo seas, ni de cómo te vean, si no de quién quieres ser.
VerbalKint
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7
20 de julio de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llegó el acontecimiento cinematográfico del año: Nolan ha vuelto. No importa si te gustan sus películas o no, ni si lo consideras un genio creativo o un Michael Bay con ínfulas de Kubrick. Oirás hablar de su película, y probablemente la verás.

"Oppenheimer" recoge el testigo de "Dunkerque" y nos lleva de vuelta a un pasado no tan lejano para narrarnos el auge y caída del denominado padre homónimo de la bomba atómica, figura denostada y admirada a partes iguales, mostrándonos no solo su papel como creador de la misma, si no la génesis y las consecuencias que llevaron a convertir un paraje natural en el desierto de Nuevo Mexico en el lugar que selló para siempre el destino la raza humana.

La historia, construida ladrillo a ladrillo, se esfuerza en su inicio por seducirnos y ponernos en el lugar de los protagonistas: Estados Unidos debe fabricar a toda costa una bomba nuclear antes que la Alemania nazi. Ante esta tesitura no hay discusión. La construcción de la bomba es un imperativo moral que nadie en esa situación podría negar, y toda consecuencia posterior debe dejarse de lado. O al menos ciertas cosas.

Como una fina aguja que pincha una y otra vez dejando un reguero de pequeñas gotas de sangre, la película se esfuerza en recordar una incómoda realidad: en aquella época no tan lejana, una gran parte de las élites culturales e intelectuales de los Estados Unidos eran abiertamente socialistas, cuando no declaradamente comunistas. Personas que amaban a su país tanto como cualquiera, y que dieron lo mejor de sí para conseguir ganar la guerra fuera cual fuera el precio. La pregunta es si alguna vez supieron cuál sería ese precio.

Caminando sobre la fina línea entre el deber y la moral, Nolan nos presenta a un Oppenheimer complejo que divaga entre las sombras, ajeno al mundo, más allá de los espacios entre la libertad intelectual y la doctrina, entre la ciencia y la política, como una figura incauta que se adentra cada vez más y más en la oscuridad, hasta que es demasiado tarde para evitar el destructivo destello que le iluminará para siempre.

Tres horas de quizá excesivo metraje, una brillante actuación de Cillian Murphy y la brillantez técnica marca de la casa hacen aquí las veces de detonador para implosionar y regar al espectador con una infinidad de datos y personajes, que servirán para ofrecer el contexto necesario y mostrar los hechos de la forma más precisa posible. Pero nada de eso importará, pues en última instancia dependerá de cada espectador juzgar, una vez más, el peso histórico de la figura de Oppenheimer. El hombre que quiso evitar la victoria de los nazis, y acabó deviniendo muerte, convertido para siempre en el destructor de mundos.
VerbalKint
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5
17 de febrero de 2023
61 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando lo que define a la mayoría de las películas que has estrenado recientemente es la mediocridad a todos los niveles, cualquier productora, distribuidora o compañía debería empezar a preocuparse. Parece que Marvel no se da por aludida.

No es aceptable y repito, porque es importante que quede claro: NO ES ACEPTABLE, estrenar entre dos y tres películas al año con la excusa de que están conectadas en una trama mayor y debes seguirlas para entenderlo todo, y ofrecer a cambio películas con un apartado visual cada vez peor, con guiones defectuosos, repetitivos y llenos de clichés y con un desarrollo absolutamente infantil que impide que los personajes puedan llegar a mostrar todos sus matices y potencial.

Esto no es algo baladí, es algo muy grave que debería preocupar a todos los amantes del cine. Que la mayor productora del mundo se dedique a producir estos bodrios y que no exista alternativa es una señal nefasta para toda la industria, e incluso para la propia Marvel, porque significa que la avaricia sin fin y el afán por recaudar nos están trayendo películas vacías, echas rápido y calcadas con plantilla, que no aportan nada ni a la propia saga, ni al mundo del cine en general.

Antman 3 es solo la última de una serie de películas mediocres. La pregunta es ¿Cuántas más están por venir? La respuesta es fácil: depende de nosotros. Y yo, por mi parte, no volveré al cine a ver una película de Marvel.

Fue un placer mientras duró (bien).
VerbalKint
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6
16 de diciembre de 2022
10 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada menos que trece años separan a la ya lejana Avatar (2009) de su secuela, "El sentido del agua". Trece años en los que ha habido tiempo de ver aparecer todo tipo de películas originales y novedosas que ya incluso se consideran clásicos del cine, o films de culto.

Trece años dan para mucho y sobre todo, deberían dar para escribir un buen guión que no sea un remix de la anterior película, pero más importante aún, que no sea el arquetipo del cine comercial de las últimas décadas. Por no hablar de unas innecesarias, injustificadas y casi insufribles 3 horas de metraje.

James Cameron es un genio, no seré yo quien lo dude. Su mente, imaginación y técnica han producido algunas de las películas más emblemáticas de la historia, y todo el mundo las conoce. Pero de eso ha pasado mucho tiempo. "El sentido del agua" es, a fin de cuentas, la segunda película de James Cameron en el siglo XXI. Y ahí está el problema.

James Cameron sabe hacer buen cine, pero no sabe hacer cine moderno. Sus historias siempre se resuelven igual y mezclan los mismos conceptos. No arriesga, y lo fía todo al nombre de la franquicia (o al suyo) y al mal llamado "espectáculo visual". ¿De verdad en una época en la que los efectos digitales son perfectos vamos a valorar lo visual? Es una producción de cientos de millones de dólares, que esté bien visualmente es lo mínimo exigible.

James Cameron no entiende el cine contemporáneo, ni es consciente de los cambios que ha sufrido en los últimos veinte años, y por eso sigue haciendo películas como si estuviera en los 90. Y las hace muy bien.

Hay poco que reprocharle a "El sentido del agua", pero también poco que alabarle. James Cameron quería demostrar que sigue siendo un genio de las superproducciones, y no le quitaré la razón. Pero es un ejemplar anticuado en un mundo que busca nuevos estímulos y originalidad en diferentes plataformas a diario.

James Cameron es un dinosaurio, pero no uno cualquiera. Es un T-Rex y, aunque quieras, no puedes ignorarlo.
VerbalKint
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3
29 de octubre de 2022
48 de 85 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando terminas de ver una película o serie que te resulta tan mala como me ha sucedido con este episodio, es difícil empezar a enumerar los motivos, pero haré un esfuerzo.

Ha sido probablemente el único de todos los episodios de la antología que, de inicio, no tenía una temática no ya terrorífica, si no interesante siquiera: cuatro personas van a una reunión en casa de un hombre rico y no saben por qué.

Lo que debería ser intrigante a priori consigue no serlo primero, porque el desarrollo de los posibles motivos es vago y precipitado, y segundo, porque sus personajes no tienen en ningún momento el menor atisbo de química, ni trasfondo, y sus diálogos son simplemente malos, y en ocasiones incluso espantosamente ridículos.

A los pocos minutos te das cuenta de que te están sumergiendo en una película de serie B de los años 80, con escenarios que parecen sacados de Blade Runner si no fuera porque solo son horteras, y con música que sería como la de Vangelis si no fuera es simplemente insoportable.

El director nos tiene cuarenta minutos de metraje en un espacio ultrarreducido, intentando por un lado hacer un absurdo ejercicio de estilo con el que homenajear el cine ochentero, con fotografía, color y efectos de luz que dejaron de usarse hace mucho tiempo por un buen motivo y por otro lado, tratando de mantener a flote una historia que no existe hasta los cinco últimos minutos, y en la que por el camino hemos tenido que aguantar conversaciones absurdas que pretenden ser existenciales pero se quedan en aburridas, sin sentido, vacías, pedantes y en ocasiones, siento decirlo, patéticas.

Evidentemente sí todo el metraje no está a la altura, mucho menos puede estarlo el final. Porque ¿Como se resuelve un sinsentido, si no es con más sinsentido? El director no falla en aplicar la máxima y nos regala uno de los peores finales que nadie pueda llegar a ver en ninguna producción para cualquier medio audiovisial, convirtiéndolo en un episodio indigno de esta antología de terror que, en líneas generales, ha sabido dejar un buen sabor de boca.

Otro ejemplo de como en ocasiones Netflix tira (mucho) dinero a la basura, mientras cancela otros proyectos de calidad que merecían muchas más oportunidades. Lamentable.
VerbalKint
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