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España España · Barcelona
Críticas de Olivares
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Críticas 10
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
1 de marzo de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya que no me cabe la crítica completa al film, me limitaré a hacer los apuntes que hice en ella sobre el falso documental... (Ojo spoilers)

1-DOCUMENTAL Y FICCIÓN: El falso documental es en el fondo un modo más de ficción. Falseas lo que te interesa para conseguir el mensaje que te interesa. Pero la metodología del falso documental te permite obtener pequeñas porciones de “realidad” sin falsear, que lo alejan de la ficción y tienen un gran valor. Aparte de ser “falsos” son a la vez muy honestos ante el espectador, pues a diferencia de la ficción, no esconden su falsedad.

2- CRÍTICA O IRONÍA: El falso documental transmite un mensaje ambiguo, pues aunque sabemos que estamos mirando algo falso (porque lo sabemos ¿verdad? ¿o no siempre?), el poder de la imagen y “la forma” documental, hace que inconscientemente nos movamos por una extraña línea en la cual creemos y no creemos a la vez. De hecho, es el fenómeno del cine en si mismo, pero explicitado y llevado al extremo. El autor de un falso documental trabaja por tanto con dos mensajes a la vez. Uno destinado al espectador “creyente” o “crédulo”, al que se le habla totalmente en serio, y que en este caso se le presenta una serie de mensajes críticos que ya hemos mencionado antes, y aque además nos hace identificarnos con el protagonista y su conflicto.Y el otro mensaje va destinado al “otro espectador”, el que sabe que todo esto no es más que una broma, y nos provoca la risa al ver al falso Joaquin Phoenix haciendo de auténtico “colgado” y colándose en el show de Letterman para que éste lo destroce al más puro estilo perro de presa. Pero es en la conjunción de estos dos mensajes y estos dos espectadores donde encontramos el valor del falso documental. Uno no puede vivir sin el otro. Porque si no nos identificáramos con el bueno de Phoenix no nos daríamos cuenta de la crueldad de la televisión por ejemplo, pero si no nos lo tomáramos a broma estaríamos pecando de ilusos ante el circo orquestrado de la televisión y de la imagen en general, aparte de perdernos parte de las lecturas posibles de lo que nos presentan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Olivares
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9
1 de marzo de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chocante, atrayente, hiperrealista, divertida, emotiva, escandalosa... Bob Fosse se tomó una pausa entre Cabaret y All That Jazz para rodar una película que quizá hubiera merecido más atención. Lenny es la historia del cómico y monologuista Lenny Bruce, un americano de pro, judío para mas inri, que se dedicó a denunciar todo el puritanismo y la doble moral de su sociedad, y además lo hizo con humor, que es aún más difícil.

De una fuerza magnética intachable, quizá lo que más sorprende del film es su estilo formal. Rodada en un pulcrísimo blanco y negro con una gran fotografía de Bruce Surtees, y unas interpretaciones memorables de Valerie Perrine y Dustin Hoffman que realmente fueron “abducidos” por sus personajes, el hiperrealismo que impregna la película reduce Requiem por un Sueño a la categoría de spot publicitario (increíble la escena del teléfono). Pero por encima de todo, es su formato documentalista, estructurado en base a entrevistas a conocidos y amigos del personaje, y sobretodo a Honey (Perrine), la mujer de Lenny, que nos va desgranando poco a poco la vida del artista y lo que significaba estar a su lado. El tono es a la vez de confesión y de visita al psicólogo, y ahonda sin barreras en la vida liberal de los años 60. Porque un film sobre un personaje que intenta destruir los tradicionalismos sobre el racismo, el sexo, la vida en pareja, el sistema judicial, etc... no puede permitirse poner barreras, y como Lenny en si mismo, la película avanza hasta el objetivo más oscuro y recóndito, sin florituras ni concesiones, o estás con él o no estás... o blanco, o negro. Las confesiones de Honey-Perrine (indivisible unidad), nos muestran como todo lo que Lenny-Dustin era sobre el escenario también lo era en su vida... guarro, mal hablado, incisivo... pero también honesto, divertido, y luchador... coqueteó con el sexo libre y las drogas, y habla sobre ellos en sus speechs, consigue acercarse al público como nadie lo ha hecho... Y todo eso es demasiado para un establishment americano que sigue viviendo no ya en la guerra fría, sino en el puritanismo de los padres fundadores, y ¡oh, sorpresa! La ley escrita les importa poco cuando se trata de eliminar a alguien indeseable para “el buen funcionamiento y la cohesión de la sociedad”. Como un auténtico predicador en el desierto, Lenny Bruce se subía al escenario, dejaba que el foco le apuntara solamente a él, y decía unas cuantas verdades para que el resto pudiéramos disfrutarlas.
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Olivares
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6
1 de marzo de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si la película es buena o no, pero me ha hecho pasar un muy buen rato, y ha conseguido emocionarme, quizá con más mérito del inmenso reparto que por el guión, del que hablaré más adelante. Lo que es innegable es que tanto Colin Firth como Helena Bonham Carter están increíbles. Omito ponerlos junto al siempre sublime Geoffrey Rush, que se come a su personaje, al rey protagonista y a toda la abadía de Westminster con sólo levantar un dedo. Genial.

Lo que merece bastante atención de esta película es la puesta en escena, y la cámara especialmente: Hay una cierta originalidad en la planificación: Se agradece de sobremanera el uso de un Plano-contraplano moderno. No hay escorzo en ningún momento,y eso refuerza la sensación de distancia: no los vemos cerca, no comparten plano, ya que hay un abismo entre ellos, y a la vez se sitúa la cámara dejando aire en el lado contrario a la mirada, generando siempre un vacío al lado del personaje. ¿Soledad? ¿Introspección? ¿Necesidad de un amigo? Lo que es seguro es que genera una sensación muy distinta a la del clásico partido de ping-pong. Asimismo es remarcable el uso de la steady-cam de seguimiento. Estamos sobre los hombros del rey, viendo lo que él ve. Preciosista la secuencia en el parque.

En cuanto al guión, El Discurso del Rey es en el fondo una película más que clásica, que nos habla de superar nuestros miedos y dificultades, y que mejor forma de contarlo que a través de la historia de alguien que no puede tener miedos ni dificultades: el Rey del Imperio Británico. Aunque ya se haya hecho mil veces, siempre gusta la relación súbdito-monarca, sobretodo si el súbdito es especialmente irreverente y locuaz. Además, pese a su clasicismo el film no cae en en los recursos ni elementos tópicos: el hermano del rey no se convierte en un obstáculo hacia el trono como sería de esperar, por ejemplo; El trasfondo y trauma del rey no es un motivo único e importante, no es manierista ni simplón. Son una serie de circunstancias las que le hicieron tartamudo. La realidad, como la película, es polifacética. No hay una solución simple a un problema complejo.
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Olivares
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5
24 de enero de 2011
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un Rey en New York es la crítica de Chaplin a la “Caza de Brujas” de los años 50. Es su venganza a una sociedad norteamericana que pasa de adorarlo a obligarlo a exiliarse por sospechas de comunismo. Y más ampliamente, es un retrato de la sociedad de la época, que vivía en un auge capitalista y de apuntalamiento del American Way of Life, con su omnipresente publicidad, su entretenimiento frívolo, y su inmensa maquinaria de adoctrinamiento de masas son respecto al papel de EEUU en el mundo moderno. Y es en este sentido donde Chaplin acierta plenamente en clavar su dardo y mostrar una gran valentía e implicación con la sociedad. El contenido de la película, encuadrado en este contexto metafílmico es muy bueno, pero eso no disimula para mí algunas de las carencias puramente fílmicas de la película:

-El humor está falto de gracia, y sobretodo de ritmo. Algo pasa con el humor en esta película. En contadísimas ocasiones me arrancó una sonrisa, a mí y a toda la sala donde la vi. Cabe preguntarse si era necesario el humor en un film de este tipo, pero asumiendo que Chaplin sea incapaz de vivir sin él, encuentro los gags muy poco inspirados. No pasan de inocentones y caducos “pastelazos en la cara”. ¿Donde está el canallismo y la picardía de Charlot? ¿Dónde esas situaciones inverosímiles pero en la que podemos vernos reflejados a nosotros mismos o a nuestros más ocultos pensamientos y deseos? Si el Humor es Drama+Tiempo, Chaplin no supo cómo cuajar el segundo ingrediente, quedando siempre las bromas como retardadas, congeladas en la nevera, y bastante infantiles para un film de madurez artística como éste. Recordar solamente los niños en la escena del orfanato, dónde lanzan bolitas de papel al Rey Shadov cuando no mira, y un niño pastelero usa el dedo de hurgarse la nariz para hacer pasteles. El equivalente actual de este gag sería la tarta de manzana en American Pie por lo menos...

-La puesta en escena es teatral y artificiosa. Todos los planos y su movimiento interno de personajes, acciones, etc. se plantean desde esa frontalidad tan típica de la comedia, y sobretodo del cine mudo. Salvando las distancias, y pese a ser filmada en Inglaterra quizá no con muchos medios, estamos en 1957. Tan sólo tres años después se estrenará El Apartamento, y hay un mundo entre una y otra. La comparo con El Apartamento porque no es una película de acción ni de grandes filigranas técnicas, pero en cambio tiene una puesta en escena actual cuanto menos. Una resiste el paso del tiempo, la otra no. Aquí se evidencia una falta de adaptación de Chaplin a las nuevas técnicas y al nuevo lenguaje. El tiempo no pasa en balde lamentablemente... Y esto se puede aplicar tanto a la cámara, como al montaje, la interpretación, los decorados, etc. Imposible desprenderse de la sensación que detrás de la cámara hay un set de rodaje, con un cámara, un sonidista, un chico de producción con los cafés... pero no un director, que lamentablemente no puede estar en dos sitios a la vez.
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Olivares
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Los espigadores y la espigadora
Documental
Francia2000
7,6
4.664
Documental
8
22 de enero de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé que decir, la verdad. Esta película ha sido una sorpresa total. Me resulta difícil intentar criticar más o menos objetivamente un film tan pretendidamente subjetivo. Tampoco sé si debería juzgarla desde el punto de vista de un documental, o de una ficción... No lo sé. Realmente creo que se sale de cualquier marco, referencia, género, o adjetivo estereotipado que le puedas poner. Dejando de lado que sea bueno o malo, que nos pueda gustar más o menos, siempre hay que agradecer a gente como Varda que nos muestren tal cantidad de libertad, de frescura, de exploración de los límites del audiovisual, pero también de los “límites” de la vida humana en su sentido más terrenal y cotidiano (la banlieue humana si me permitís). Disculpadme pues si yo también me “libero” un poco y no presto mucha atención a la estructura de esta crítica. No creo que sea el lugar. Tendréis que espigar vosotros también en ella...

“La espigadora y los espigadores” es realmente una conversación muy cercana con su autora, o una transformación en su autora... Hablamos con ella, conocemos parte de su personalidad, de sus gustos, que son indisociables de su forma de filmar... Pero a la vez nos transformamos en ella, adoptamos su mirada, “espigamos” imágenes con ella, rebuscamos, descubrimos, escogemos, seleccionamos la información. En el fondo, lo que une a los espigadores, a Varda, y a nosotros, es la búsqueda de algo valioso entre el todo: puede que busquemos comida, fortuna, arte, amor, verdad, significado. Da lo mismo. El film consigue trazar una similitud perfecta entre el “espigar” y el filmar. Pero también entre los que filman/espigan, y el resto del mundo. Todos nos movemos por nuestra vida como espigadores, en un ejercicio constante de búsqueda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Olivares
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