No puedo entender las escasas y rácanas críticas que tiene esta serie. Seamos conscientes de lo que estamos viendo, una serie que firmaría la propia Marvel y solo con su sello recibiría cientos de criticas positivas. Y al tiempo si no la compra. Esta lo tiene todo. Solo hay que superar sus primeros capítulos para sumergirnos en un mundo inabarcable de fantasía, violencia, ternura, romanticismo, drama, misterio, suspense... se me terminan los adjetivos. Es portentosa y con unos efectos especiales dignos y sencillos a la vez. Pero lo mejor sin duda es su argumento y el ritmo que es capaz de crear para ir mostrando poco a poco la profundidad de sus personajes y de su historia. De lo mejor que he visto en los últimos tiempos

Pues sí, compararla con Stranger Things debe ser una broma. Escribo escasas críticas y en esta ocasión dudaba si hacerla referente a una u otra serie. Las innumerables críticas que he encontrado en Dark referentes a la otra serie me han decantado por hacerlo aquí. Comparar una serie con otra es como hacerlo con el noche al día, y no precisamente por la oscuridad de su titulo o su fotografía. Entonces, sería mejor decir con la inteligencia y la torpeza. Porque Dark es eso, pura torpeza, puro artificio vacuo tras el que, salvado el ruido, no queda nada. La serie americana es frescura, alegría, imaginación, también nostalgia. La alemana pesadez, falsedad, falacia, soez engaño, ínfulas metafísicas, un disfraz absurdo de algo que pretende ser sin saber muy bien a qué diantres aspira. Mucho ruido y pocas nueces. "Te lo puedo explicar..." Es la frase más repetida a lo largo de la serie como si se tratase del salvavidas de unos guionistas a punto de ahogarse. Idiotez tras idiotez que gira sobre sí misma hasta el mareo o tras la búsqueda de ese túnel que realmente la lleve hacia alguna parte.
LLegué hasta el final de ella por pura curiosidad, no por interés. Y tal vez eso sea lo mejor de toda ella, su final, aunque, a fuerza de ser sinceros el esfuerzo para alcanzarlo fue tremendamente grande y no se si compensa, la verdad.

Anoche volví a ver esta película más de treinta años después. Esta vez no fue en un cine (sin palomitas, entonces no se llevaba) sino en la soledad familiar de mi salón. Ambos habíamos envejecido, probablemente la película de un modo más artístico que yo. Pero volvió a entusiasmarme como entonces lo hizo.
Comprendo las reticencias de las generaciones posteriores ante este género de cine. Comprendo sus burlas o sus ácidas críticas hacia sus protagonistas o incluso hacia la simplicidad del guión. Quizá, para entender esta película sea necesario rondar los cincuenta y haber vivido aquellos años de intensidad y "prisa"
Nada se puede reprochar a los actores, aquí, señores, no había no había ni actores ni actrices. Eran gente de la calle y Saura les dijo: actuar. No son eran personajes malos malísimos (maldito cine americano plagado de clichés) porque la gente, de común, ni era ni ha sido nunca de ese modo. Los quinquis de los ochenta fueron gente normal que habían elegido ese camino (droga, sexo, delincuencia) como salida a unas vidas desarraigadas y sin presente ni futuro por unas cuestiones sociales que aquí no vienen a cuento.
Y a parte de lo dicho, quien no vibre con Berta y su historia de amor con José Antonio es que no tiene sangre en las venas o las lleva envenenadas de los pastiches cinematográficos del presente siglo.
Si tienes las retinas dañadas con tanto efecto de especial de ordenador, no te molestes en ver "Deprisa, deprisa". Por el contrario, si amas el cine y una historia DE VERDAD, toma asiento y disfruta esta evasión sin tiempo. Pero, por favor, sin palomitas, que entonces no se llevaban.

Pues sí, no las entiendo. Y esto me sucede por leerlas, claro, que si así no fuese no tendría sentido que en este instante yo estuviese haciendo lo mismo.
No entiendo esa incorregible manía de comparar. Ciudad de vida y muerte es una enorme película y esta, es otra. Ni mejor ni peor. Distinta, aunque el tema se solape o quede tan cercano que casi sea el mismo.
Tampoco entiendo que el personal se queje de la imagen que los chinos ofrecen de los japoneses. Les recomendaría un libro de historia. Pasó lo que pasó. Aún recuerdo como de niño deseaba que los indios ganasen a los del vaqueros... pero no, la historia fue la fue. Los japoneses asesinaron, violaron y destruyeron. Y lo de Nanking fue masacre como tantas otras que han sucedido.
Aparte de esto, que es criticar a los críticos, la película... una maravilla. Dos largas horas de entretenimiento, dolor, emoción y sentimientos desbordados. Bale, genial. Ni Ni hermosísima. La historia, creíble o no, suficiente.
¿Vamos a buscar pajas en los ojos ajenos? ¿Esto no es creíble y un tipo vestido de murciélago sí?
Por favor, señores, esto es cien, pasen, vean y disfruten... si es que pueden.

Pues sí. Resulta que si no sabes quién es Mircea Eliade lo más probable es que te lleves un desengaño en cuanto veas la película. A mi lo que me sorprende es la valentía que tuvo Coppola para enfrentarse a una obra de un ser tan hermético como fue este gran filósofo amante de la cultura oriental y sus lenguas.
Sabiendo esto, todo lo demás sobra.
En cuanto a la película nada diré. Yo no soy un experto. Veo una película y me gusta o no me gusta, me transmite algo o no. Pienso que como a cualquiera.
Tenía dudas de si el cine era el medio ideal para conocer a Eliade. Después de contemplar esta obra de Coppola, mi inquietud está resuelta:definitivamente no lo es. Si quieres leer filósofía busca un libro; y si quieres disfrutar de Coppola... pues que te voy a decir.