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España España · Madrid
Críticas de Gonzalo
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Críticas 17
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
2
29 de enero de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Borrar el historial" (Francia, 2020), es una película que pretende hacer una feroz crítica social del mundo que nos rodea. Esta crítica, apoyada en un humor negro bastante marcado, llega hasta la situación precaria de los protagonistas, sus problemas personales, y la tecnología, que es la idea preponderante de la cinta, y supuestamente sobre la que debe girar toda la trama.

La cinta que llega desde el país vecino es una comedia pero de ningún modo resulta ser la típica comedia que regenta de forma asidua la cartelera española. Los personajes son antihéroes muy alejados del prototipo de la comedia francesa, con vidas subversivas y bastantes conflictivas, y con decisiones y actitudes muy personales que no ayudan a crear empatía en el espectador.

Además de esto, el anteriormente mencionado humor negro utilizado como hilo conductor hace que el producto se aleje más si cabe de la típica comedia francesa que acostumbramos a ver un par de veces por año. Sin embargo, este no es ni mucho menos el problema. El conflicto se produce en la forma que la propia película desarrolla su historia. Es confusa, precipitada, incompleta. La cinta utiliza más de la mitad de su metraje para desarrollar unos personajes en situaciones que poco o nada tiene que ver con su objeto, y con ello se pretende justificar, de manera coral, los problemas que los tres protagonistas tienen con la tecnología.

Y realmente esta es la verdadera trama. Los personajes se enfrentan a sus problemas con la tecnología sobre el telón de fondo de una vida desestructurada. Y esa vida desestructurada secundaria ha copado la mayor parte del desarrollo de la cinta casi hasta su tercio final, y la pretensión de personalizar e igualar el conflicto individual de los tres personajes con la tecnología en su desenlace hace que en su conjunto la cinta termine por sacar de contexto al espectador, ya que éstos conflictos no se han desarrollado con el mismo nivel de intensidad de forma previa.

Por todo ello, pese a que esta parte final es bastante superior a todo lo que se había contado hasta el momento, y las situaciones relatadas terminan sacando varias sonrisas en el espectador, la falta de unidad de la trama, y su rumbo, totalmente desatinado desde el comienzo, hacen que "Borrar el historial", sea una película que no explota correctamente sus recursos, y por tanto no consigue llegar al espectador de la forma en que debería hacerlo.
Gonzalo
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7
14 de enero de 2022
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor de "4 mitades" (Netlfix 2021), está tras su apariencia. La película italiana bien podría ser una típica comedia romántica de género, y lo más seguro es que así sea catalogada por la mayoría de los espectadores que únicamente atiendan a su promoción. Pero es mucho más que eso. Vaya que si es mucho más que eso. "4 mitades" es una muy adulta y compleja película que, a decir verdad, sí se presenta como comedia romántica, pero que desde su inicio se aleja de esa catalogación que ella misma se autoimpone. Y es que para analizar la cinta debemos de nuevo recalcar que nos encontramos ante un producto muy adulto y complejo. Y ahí reside toda su esencia. Y esta, junto a su maduro y estilizado desarrollo, hacen de la película un ejercicio cinematográfico empático, potente, fresco, y muy introspectivo.

La premisa es clara y directa; dos amigos recién casados estrenan casa, y en una cena con otra pareja de amigos defienden que las almas gemelas no existen. Debido a que los esfuerzos de la pareja resultan estériles explicando meras teorías, deciden pasar a la práctica, y relatan cómo unos meses antes cada uno invitó a su casa a dos amigos y amigas solteras. Él presentó a un abogado bastante narcisista con éxito en relaciones con mujeres sin demasiado compromiso, y a un editor bastante romántico, detallista, y mucho más tímido. Ella, por su parte, presentó a una anestesista alegre y romántica, y a una matemática más fría e independiente. Por las características de todos ellos, la pareja cree que la anestesista más romántica encajará mejor con el editor , y el abogado narcisista estaría más cómodo con la matemática independiente. Y así, una vez han comenzado a cenar, las parejas se dan como ellos habían planeado previamente. ¿O realmente ocurre al contrario?

A partir de aquí se despliega una historia muy interesante en la que se estudia una teoría sobre si las almas gemelas sí existen, o estas simplemente se encuentran encarnadas en la persona que tienes a tu lado. El montaje presenta una dualidad de historias paralelas en la que se desarrolla la vida de los personajes según hubieran estado emparejados en primer lugar, según lo que la pareja anfitriona había pretendido, o, por el contrario, lo hubieran hecho con la otra persona. Así, disfrutamos de cuatro historias de amor totalmente independientes pero que se superponen con una maestría admirable, y en ellas podemos ver reflejados los problemas y las inquietudes de unos jóvenes que comienzan a encarar la vida adulta.

Dirigida con pulso firme, ingenio, y gran habilidad, la película además de en su montaje, sus imágenes y su trama, se apoya en un reparto que sin duda eleva notablemente su calidad. Los cuatro están impecables en la creación de sus personajes, y consiguen la difícil tarea de dotar a estos un carácter lineal y unificado pese a que se enfrentan a la difícil tarea de representar dos posibles vidas distintas de una misma persona.

Reconociendo el gran nivel coral de los cuatro, se debe destacar por encima de todos a la actriz Matilde Gioli, cuyo papel de matemática independiente y aparentemente dura está muy bien construido, ostentando una multitud de matices que se desarrollan de forma coherente en sus dos historias personales, algo que otorga una gran sensación de veracidad a lo que se está relatando. Suyas son las escenas más memorables, siendo un par de ellas, porqué no decirlo, de una bellísima factura y una gran profundidad sentimental.

En "4 mitades" se da cabida al amor, al romanticismo, a los celos, a la familia, a las dudas, a los miedos y a los deseos de cuatro personas jóvenes que comienzan a adentrarse en la vida adulta. Todo ello está tratado con extremo rigor y delicadeza, y junto a una fotografía notable, unas conversaciones de calado, y una no menos importante química entre todos los personajes y actores, la cinta se erige como un producto con un interior interesantísimo pese a su apariencia ordinaria.

En contraste con todo lo anterior, el desenlace no es demasiado consecuente con el notabilísimo ejercicio reflexivo que se muestra durante el metraje, y esto es algo que le priva de dar un salto cualitativo realmente relevante. La cinta termina con una reflexión que comentaré en la zona spoiler, y con ella se desea poner el foco sobre lo que se cree que realmente es importante. Pero lo que puede parecer realmente importante y lo que también se pregunta la pareja invitada que ha escuchado el relato de sus dos amigos; ¿Qué historia de las dos es la verdadera? ¿Quién acaba con quién? Pero yo, una vez vista la cinta lanzo otra pregunta que creo que es la adecuada según lo que se pretende contar; ¿Acaso importa? Para obtener respuesta a todas esas preguntas no hay más que darle una oportunidad y visionarla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gonzalo
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3
14 de enero de 2022
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Despierta la furia" (Guy Ritchie, 2021), se aleja de todo experimento novedoso para mostrar una película típica de género. La adrenalina y la acción que desprende durante sus casi 120 minutos de metraje son los elementos sobre los que apoya todas sus esperanzas de éxito, pero la falta de cohesión de ambas con una trama dramática sólida- trama que sí existe pero que no es suficientemente justificativa como se pretende hacer ver- hace que la cinta se muestre como un producto plano y ciertamente limitado.

La película relata la historia de un padre en busca de venganza. Esta necesidad nace por un hecho familiar que ocurrió en el pasado. En el presente debe dar caza a los culpables, y parece que hará todo lo posible para conseguirlo. La trama, por tanto, y como ya hemos mencionado, intenta fundir el drama y la acción sin demasiado éxito, y parte de culpa reside en la presentación de un Jason Statham bastante rígido y hermético, algo que sin duda no ayuda nada a que el espectador empatice con sus sentimientos y emociones.

Pero el principal problema de "Despierta la furia" es la constante sensación que desprende de estar ante algo que ya hemos visto anteriormente. Esa sensación tan reiterativa únicamente se puede mitigar con algún elemento diferencial, y la trama dramática introducida, que es el artilugio con el que se pretende justificar toda la furia y la ira anunciada en el título, no es suficiente para dotar al producto de algo de especialidad, y por tanto lo que se termina percibiendo es una cinta de acción bastante rutinaria y cargada de tópicos.

De forma añadida a todo lo mencionado, el montaje es otro elemento que también impacta de forma negativa en la película. Y esto es algo novedoso, ya que por regla general Ritchie muestra sus mayores habilidades en sus montajes frescos e imaginativos. En este caso ocurre todo lo contrario. La cinta presenta una estructura ordinaria, repleta de puntos comunes, y parece estar dirigida casi de forma autómata, sin mostrar ningún signo del riesgo que el director británico acostumbra a realizar.

Esto, sin duda, ayuda a cimentar la frialdad que la cinta desprende. Toda la ira del protagonista se justifica por lo ocurrido en un pasado reciente, y este pasado se muestra por medio de unos flashbacks que intentan mostrar la pretensión de venganza a la par que explicar lo que está ocurriendo en la trama. Y aquí concurre una disociación definitiva. En su mitad, el metraje se aleja del personaje principal para contar la historia del otro lado de la venganza, y adopta de forma unificada el relato de las personas que deben sufrirla.

Y así se pierde la perspectiva. Con este hecho se da forma a una película nueva, que poco tiene que ver con lo que se ha mostrado hasta al momento pese a que en su desenlace estará intrínsecamente relacionado con ello. Todo se fundirá al final, es lo que el director parece contar con las imágenes que recrea, pero el problema reside en que, por mucho que finalmente ambas historias se junten, entre medias hemos viso dos películas individuales que resultan totalmente incompletas, y este hecho, por tanto, hace que la trama principal, que al fin y al cabo es la que merece toda la atención ya que es la que realmente quiere se contada, se resienta y termine también por estar incompleta.

Por todo ello, "Despierta la Furia" resulta ser un entretenimiento propio del género de acción lleno de violencia, pero desprovisto de cualquier señal emotiva que la justifique. El desarrollo de los personajes es mínimo, y los secundarios, que en un primer momento parecen tener cierto peso sobre la cinta, finalmente terminan desdibujados y relegados al ostracismo. Pese a ello, el espectador disfrutará de sus escenas desenfrenadas, y si no hay mayor pretensión que esa, la diversión está asegurada.
Gonzalo
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6
12 de enero de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con "Being the Ricardos" (Amazon, 2021), Aaron Sorkin vuelve a dejar claro que su mejor arma es la tinta que plasma sobre el guion, pero sin embargo, y de forma gratificante, del mismo modo prueba que además de la fuerza de la palabra, también puede llegar a dominar la de la imagen.

Y la fuerza de la imagen es muy potente, y no es nada fácil de conquistar. Prueba de ello podría ser lo tarde que el americano ha incorporado la faceta de director a su carrera. Pero su naturaleza sigue siendo la misma. Escriba o dirija, el producto Sorkin se percibe a lo lejos, como un perfume especial y característico. Porque los productos Sorkin son ambas cosas, y resultan diferenciales por sus puntos fuertes, y porqué no decirlo, también por sus reiterativos puntos débiles.

La cinta estrenada en Amazon tiene un poco de ambas cosas. En ella se ve lo mejor y lo peor de Sorkin, y en este caso- aunque podría ser también en todos los anteriores, cuestión de gustos, claro-, destaca bastante más lo primero que lo segundo. Gracias a ello, podemos ver una cinta repleta de elementos positivos que sin embargo terminan por generar cierta decepción al no saber utilizar correctamente la contención y la simpleza.

La trama está centrada en la historia que había detrás de las cámaras de la famosísima serie I love Lucy, cuyo éxito resultó ser realmente disparatado en los 50. I Love Lucy era una serie cómica que representaba la vida cotidiana de dos matrimonios vecinos. La cuestión es que los dos protagonistas, además de representar a un matrimonio de mediana edad, también eran tal en la realidad, y, por tanto, el éxito que tuvieron en la ficción traspasó la pantalla, afectando a su propia vida. Esto es lo que quiere contar "Being the Ricardos", que con su título, nos da bastantes pistas de lo que pretende. Se muestra la vida personal de ambos actores bajo el telón de fondo de una semana típica de grabación de la serie. Pero no es una semana cualquiera, en ésta se dan varias circunstancias que pueden cambiar el devenir tanto de la vida de los actores como de la propia serie.

La premisa, por tanto, es un tanto compleja. El espectador se debe adentrar en la esfera personal de dos mitos de la televisión a la vez que observar cómo se emula la producción de un producto del que realmente pueden disfrutar de forma independiente a la propia película. Y además de todo ello, el espectador también debe capear la tensión y el drama adicional de la semana que se recrea, hecho que afecta a los personajes incluso más que los propios problemas internos de la propia serie. En definitiva, la premisa es extensa, de muchas aristas, y por si no fuera poco, ahí está Sorkin para complicarla un poco más con su vasto y sofisticado verbo.

Pero como decíamos, las virtudes en este caso pueden más que los defectos, y pese a que Sorkin saca a pasear su experimentada elocuencia por medio de extensísimos diálogos, para suerte del espectador también se atreve a acompañar a esos extensos diálogos con aún más extensas secuencias, secuencias que, realizadas por una grandísima Nicole Kidman y un siempre imponente Javier Bardem- que sin duda se elevan del resto de elementos de la película- son todo un deleite para el espectador.

Y la cinta pronto se convierte en simplemente eso. Un deleite para el espectador. Y este hecho parece simple ya que se aleja de la complejidad de la premisa propuesta, pero de simple no tiene nada. El director y escritor americano consigue crear un producto visualmente brillante que mantiene el ritmo en la mayoría de su metraje, y además roza en algunos momentos la perfección de incluir en estos dos elementos un correcto y creíble desarrollo de la trama.

Por momentos podemos vivir el sufrimiento de los personajes, sus inquietudes, sus miedos y necesidades. Pero por otros también llega la confusión. Y todo lo extenso que antes se disfrutaba ahora se hace un tanto caótico. Los saltos temporales forzados y poco o nada justificados se convierten en recurso habitual, y la magia e intimidad que la cinta había conseguido se ve interrumpida en varias fases, sacando del espectador la sensación más complicada que éste puede llegar a experimentar frente a una pantalla; sentirse totalmente embrujado por las escenas que transitan ante sus ojos.

Por ello, la película, como la tendencia de los productos Sorkin, es un conjunto de irregulares pasajes. Es cierto que los mejores son más cuantiosos que los otros, pero aún así, debido sobre todo a los saltos temporales realizados por el director, y a una también extensísima duración que tampoco se justifica en demasía, "Being the Ricardos" no deja de ser una buena película que desprende la sensación de poder haber sido mucho mejor si hubiera adoptado en su totalidad, y no solo en parte, el camino de la simpleza.
Gonzalo
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3
23 de diciembre de 2021
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El Poder del perro" (Jane Campion, 2021), es una de las principales apuestas de la plataforma Netflix para 2021. La cinta de la directora australiana ha sido proclamada por casi todo el mundo del cine como una de las mejores películas de la temporada, y por ello, Netflix la considera su mejor baza, ya no para el éxito de su plataforma, si no para el éxito en la temporada de premios.

La cinta plantea una historia sosegada en la que, como el mejor de los prestidigitadores, no enseña nada a la vez que muestra detalles, pero el problema reside en el resultado, que dista mucho de obtener la espectacularidad y el impacto que cualquier ejercicio cercano a la magia pueda llegar a proporcionar.

"El Poder del perro" se queda en un esbozo de lo que podría llegar a ser, divagando durante todo su metraje entre distintos géneros, argumentos y tramas personales que no terminan de despegar, para finalmente decantarse por un desarrollo claro en su mitad. Hasta llegar a este punto hemos tenido que ver casi una hora de metraje con claros tintes introspectivos que poco o nada más aporta que lo que ya se había conseguido dibujar con la propia inherencia de los personajes en un par de planos.

En esta primera parte se pretenden forjar los lazos de su elenco de protagonistas con la única intención de colocar a la cinta en una óptima posición para desplegar toda su fuerza emocional y narrativa, algo que sin duda es el objetivo principal de su montaje. Este efectismo premeditado, lejos de cumplir con su cometido, propicia una primera parte de función con poco ritmo y casi residual, que únicamente se ve alimentada por una fotografía excelsa y alguna que otra conversación relevante.

Una vez se consigue llegar al punto deseado, la cinta comienza a desplegar los secretos más íntimos del protagonista, mostrándose así la principal y real trama de la película. A partir de aquí, el nivel narrativo sube exponencialmente, y transforma por completo un producto que, hasta este momento, navegaba de forma dubitativa con el único sostén de su belleza visual. Este efecto, sin embargo, funciona sólo en parte, ya que trae consigo la rémora de todo lo que le precede así como también termina por desplazar al ostracismo a parte de los personajes, reflejando así cierta carencia de recursos a la hora de cerrar sub-tramas a las que se les había otorgado un grado relevante de importancia.

Sin duda esta segunda parte de la cinta tiene momentos mucho más emotivos, personales e intimistas, y la historia que trata- ya centrada en únicamente dos personajes-, está muy bien tratada y es consecuente con todo lo mostrado. Esto, sin embargo, no es óbice para que, en conjunto "El poder del perro" se convierta en una falta de decisión constante hasta su mitad. Pese a este hecho, y cuando finalmente decide su camino, termina cayendo en el efectismo utilizado al dar un epílogo impropio de la belleza y profundidad que en ese ecuador había logrado encontrar.

Lo mejor, sin duda, su fotografía y sus silencios, algo muy importante en una película tan íntima e introspectiva. El elenco de actores está correcto, destacando el cambio de registro entre partes de Benedict Cumberbatch, algo que, pese a que lógicamente es de alabar, también deja una pequeña sensación de frialdad ante la potencia que se podría haber conseguido obtener al contar una historia de tal calado y relevancia.
Gonzalo
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