Jesse Eisenberg encarna a un chico en el verano final de su adolescencia, en ese instante en el que se enfrenta a un cambio radical, ante las vivencias que marcarán su futuro. Narrada con exquisita sensibilidad visual; aporta los giros útiles y necesarios.

Kristen Stevart, entrega al espectador un trabajo fascinante... a través de una vida que se desliza entre ese deseo sucio, y el descubrimiento de una relación inocente y limpia. La mirada de la actriz huidiza y triste, se proyecta desde el interior cruzando sus verdaderas necesidades. La complejidad, en principio, difícil de manifestar a través de una simple actuación, aquí se logra.

Ryan Reynolds, con 33 años en aquel 2.009, año de su producción, y con una... ya bien cimentada carrera, aceptó un papel secundario, pero extremadamente goloso para un actor de sus características.

Hacía tiempo que no disfrutaba de un producto tan bien elaborado.

Interesante y bien construida, trata varios temas aunando sus diferencias para conducirnos desde el racismo, la intolerancia, la pasión, la búsqueda de la felicidad.

Todos los personajes tienen sus aristas, miedos, dudas, inseguridad... Son reales, porque se contradicen. La búsqueda conduce a Costa-Gavras a desentrañar las peculiaridades más complejas; desarrollando una acertada composición interpretativa de Tom Berenger y Debra Winger.

Sin ser la mejor producción de su director, consigue cierta tensión inquisitiva, hasta descubrir hacia donde se dirige, y el trayecto final que nos presentará. Es en su final donde se encuentra la verdad. No todas las historias han de tener finales felices, o por lo menos convencionales.

Entretenida.

Quiere parecer un producto mejor pero se ofrece flaco a la vez que intrascendente, alojado en algunas de las obviedades y tópicos del género, resueltos por personajes sin desarrollo.

Descubrí entre los secundarios a un jovencito Joseph Gordon-Lewit, entregado y resolutivo en su pequeño papel un tanto homófobo.

Para concluir decir que no comprendo una nota tan elevada, por eso yo, que le podría casi dar un cinco he optado por la más baja.

Irregular, atrevida, con escenas creativas aunque atravesadas de un cierto desorden. La mayoría de personajes están construidos de manera esquizoide, haciendo que al espectador (Yo en este caso) le resulte complicado empatizar con ciertos planteamientos y formas.

Puedo afirmar que en conjunto ofrece momentos de plasticidad bien dosificada, a la vez que su desorden aleja el interés global.
¿Donde se encuentra el arte real; ese tan fascinante que nos invita a enamorarnos de una creación pictórica con solo contemplarla?

Algunas cuestiones como la libertad para gestionar la identidad sexual, no parecen haber avanzado tanto como pretenden hacernos creer, incluso en sociedades como la Suiza, donde tendrían que haberse superado hace décadas.

La película afronta el tema, desde una perspectiva madura, acometiendo todas las posibilidades y reacciones, algunas de las cuales cuestionables, aunque no por ello menos reales.

Magníficamente interpretada, con un guión vigoroso, presenta perfiles bien marcados, para conducirnos hacia un final poco previsible pero profundamente auténtico y creíble.