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España España · Madrid
Críticas de Feisal
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Críticas 51
Críticas ordenadas por utilidad
8
28 de octubre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me extenderé demasiado sobre cómo Steven Spielberg descubrió las aventuras de Tintín y a su creador, Georges Remi, Hergé, porque es de sobra conocido. Me limitaré, pues, a aplaudir la vuelta del mejor Spielberg aventurero desde "Indiana Jones y la última cruzada". Así, sin más. El visionado y la recepción del filme variarán, quizá, en si quien lo ve es fan de los álbumes de Hergé y quien no ha leído uno en su vida. Yo me cuento entre los primeros (digamos que Tintín forma parte de mi infancia), y lo mejor es que la película es abierta a todos. Spielberg y Jackson han sabido abrir el mundo de Tintín a todo el mundo, han tenido la necesaria inteligencia y habilidad para ser fieles hasta el tuétano con el espíritu lúdico, aventurero y vertiginoso de Hergé y sus viñetas, y saber dotarles de ritmo y acción. Igual los puristas se echan las manos a la cabeza con la mezcolanza que han hecho los guionistas con tres álbumes en los que se basa la historia, eliminando personajes y situaciones, creando otras muchas nuevas (sobre todo en su parte final), hasta crear algo completamente nuevo. Pero en el fondo da lo mismo: funciona la historia de la búsqueda del tesoro, funcionan todas las secuencias como un reloj, y casi todos los personajes tienen alma y una razón para estar ahí.

Gana el capitán Haddock, otra muesca de Serkis en su carrera, borracho permanentemente durante media hora, pero Tintín, personaje difícil de encuadrar y acusado muchas veces de soso o insípido, gana enteros y se convierte en un cruce entre un joven Indiana Jones y un joven Sherlock Homes, cuyo Watson es un Milú tan adorable como el de Hergé. El ritmo es frenético y medido al milímetro al más puro estilo indianajonesco (motivo de discordia para algunos fans), donde se suceden escenas en un Bruselas de los años 40, en un barco en medio del mar, en el desierto, en una suerte de Tánger imaginaria, etc, etc. Y los guiños al mundo de Hergé son continuos para los tintinófilos atentos, merecerá la pena visionarla de nuevo para saborear cada fotograma, donde el record conseguido con "Avatar" es igualado, con un diseño y una recreación por ordenador absolutamente acojonantes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Feisal
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6
8 de enero de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como cualquier icono mediático del imaginario popular, el agente 007 siempre ha pasado por diferentes fases, acomodándose al ritmo y a la moda de los tiempos. Fue ye-ye en los 60, pop e histriónico en los 70-80, testosterónico y adrenalítico en los 90, y llegó así al siglo XXI. Una buena noticia para los que nos divertimos con las fantasmadas de Bond, pero que al mismo tiempo reclamamos un mínimo de inteligencia y de saber hacer en el guión (sí, pura contradicción, qué le vamos a hacer), fue la llegada de Daniel Craig al papel y su debut en "Casino Royale", el mejor Bond desde hacía una década, con una historia impecable, seria, entretenidísima y bien hecha. Con semejantes mimbres, no éramos pocos los que nos frotábamos las manos con la siguiente película, dirigida por el intrigante Marc Forster.

Y con un ojo y medio puestos en la saga de espionaje hija de los tiempos post 11-S, la de Jason Bourne, Bond ha dado un paso atrás. Y justo por el elemento clave: el guión. Si en el anterior filme se apostaba por dosificar astutamente las escenas de acción sólo en momentos puntuales de la trama, y se primaba la intriga, las conversaciones y el misterio; en "Quantum" el único ritmo que hay son secuencias de acción a todo ritmo, con escasas escenas de diálogo e informativas insertadas entre tiroteo y tiroteo. No hay tiempo para que los actores puedan lucirse o aportar algo a sus personajes, no hay un mínimo de profundidad. De cuando en cuando vemos ligeros apuntes, esbozos, que inmediatamente se cortan. Y las referencias a Bourne vienen de las hiperrealistas escenas de acción, a veces con un cansino abuso de montaje videoclipero a ritmo infernal. El paso atrás también se ha dado en el argumento en sí (en Spoilers), incluso en los actores, aunque ya digo que no tienen tiempo para aportar algo más a sus estereotipados personajes. Mathieu Amalric no le hace sombra a la turbiedad y sordidez de Le Chiffre que tan bien interpretara Mads Mikkelsen en la anterior. Su Dominic Greene parece un chiflado nuevo rico autoconsciente de ser un villano Bond. Ídem con la Kurylenko, aunque pensaba que interpretativamente iba a ser un desastre, se defiende bastante bien y actúa con dignidad, pero no tiene nada que hacer con el recuerdo (suspiro) de Eva Green.
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Feisal
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7
12 de febrero de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo de James Bond es algo único, digno de estudio sociológico. Que un héroe surgido en plena Guerra Fría todavía siga vigente, en plena forma, tras haber sobrevivido a su peor enemigo, el tiempo, es verdaderamente sorprendente. El agente del MI6 ha aguantado sin despeinarse a los 70, los 80, los 90 y llega fresco y renovado al siglo XXI. Eso sí, tras pasar por un túnel de lavado que ha durado 4 años, pero que era necesario. Creo que la clave de lo perdurable del personaje es su capacidad innata de renovación, de adaptación a los tiempos. También el cambio de caras le ha servido para mostrar diferentes facetas del mismo (y cada actor ha sabido amoldar el personaje a la época de cada película, porque Connery bordaba al espía que se movía en un mundo "amenazado" por organizaciones terroristas y comunistas; mientras que, por ejemplo, Brosnan hacía lo propio con villanos y situaciones típicas del decibélico cine de acción de finales de los 90). Rodeado por una nueva forma de ver el cine de aventuras y de acción desde un prisma más realista, Bond se encontró en peligro real con la última de Brosnan, la muy mediocre "Muere otro día", que demostraba que el personaje y sus situaciones se habían quedado atrás. Y como siempre, el personaje se reinventó a sí mismo. 4 años después llegó la siguiente entrega, y todo había cambiado. Se había optado (inteligentemente) por volver a las raíces del personaje, a la misma esencia de las novelas de Ian Fleming. A esa rudeza y desapasionamiento del personaje, lejos de Armanis y Dolces. Y en este punto, nadie mejor que Daniel Craig para interpretarlo, un estupendo actor (ahí tenéis, entre otras, "Camino a la perdición", "Historia de un crimen" o "Munich") que dio en el clavo aportando una rigidez física y emocional que se termina de desmoronar en un cierto momento de la película. Lo mejor del James Bond de Craig es que puede realizar los mayores prodigios físicos y atléticos, y te lo crees del todo. La sensación de veracidad y contundencia que rodean a este Bond es, quizá, el mejor aporte de Craig, quien realiza un verdadero tour de force en sus diálogos irónicos y secos con Judi Dench y Eva Green. Más allá del enfoque realista del filme, son sus actores los que acaban rematando una gran faena, armando una gran película de acción, suspense y aventuras que en muy poquitas cosas tiene que envidiar a clásicos de la saga como "Goldfinger" o "Desde Rusia con amor". El casting es de reconocimiento, puesto que, tras una serie de villanos risibles y patéticos, la mirada turbia y la frialdad de Mads Mikkelsen acojonan, casi tanto como nos encandila y enamora (una vez más) la sonrisa y los ojos de Eva Green, en un personaje más complejo que las habituales chicas Bond.
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Feisal
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7
17 de junio de 2008
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ron Howard siempre ha sido criticado (acertadamente) como un director blandengue y mediocre, y los temas y argumentos que siempre ha manejado han estado siempre bastante por encima de su calidad. En sus películas, nunca se le puede dejar de reconocer una gran factura y un cierto cuidado por las interpretaciones de sus actores. En general, sus filmes suelen ser entretenidos y muy bien hechos (destacando "Willow", "Cocoon", "Apolo XIII", la simplemente correcta "Una mente maravillosa" y ésta que nos ocupa), pero casi siempre adolecen de un pasteleo pringoso que tira para atrás, y unos guiones que, al ser facilones y simples cuando no deberían serlo, hacen agua por todas partes. "Cinderella Man" vuelve a contarnos la misma historia épica que tanto les gusta a Howard y a sus compatriotas, la del hombre que lucha ante las dificultades y se convierte en un héroe (contada también en la sobrevalorada "Una mente maravillosa"), en este caso se trata del boxeador Jim Braddock, quien triunfó en los años 20, pero que luego tuvo que apretarse el cinturon con el crack del 29 y la Gran Depresión, para, posteriormente, volver a remontar. Así, Howard tiene otra historia con la que viajar al pasado, a los años 20 y 30, y contar otras de sus historias de superación más grandes que la vida misma. Pero aquí, al contrario que otros intentos exitosos y olvidables como "Un horizonte muy lejano", la solidez, el rigor narrativo y la sencillez duran más de lo habitual. Entre sus puntos fuertes encontramos a Russell Crowe (gran actor y gran boxeador en la vida real, por lo que sabemos), quien encarna con precisión de relojería suiza a un Braddock honesto, sencillo, padre y marido fiel, y que se tiene que tragar su dignidad cuando su familia pasa hambre y frío. Crowe gustará más o menos, pero su interminable variedad de registros, y su puntería al clavar personajes más complejos de lo que parecen a simple vista le hacen grande. A su lado, el gran Paul Giamatti que, probablemente, sea el mejor actor de esta película. Si Crowe tiene mil registros, Giamatti posee un millón, y su interpretación del manager y entrenador de Braddock, el vitalista y animoso Joe Gould es una pequeña gran obra de arte. Perfecto, domina milimétricamente al personaje, sabe estar en su sitio. Una maravilla. Si el tercer vértice del triángulo fuera tan bueno como los otros dos, podríamos hablar de una gran película actoral.
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Feisal
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7
16 de diciembre de 2005
9 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre había tenido ganas de ver este filme, y cuando lo pude ver no me decepcionó. Puede llegarse a pensar que ha quedado un pelín desfasado, al ser la película de 1986. Pues no es cierto, ya que su ritmo, efectos especiales y emoción están intactas. Se nota un poco, eso sí, el aire "ochentero" en la estética y en las música (ojo, con canciones de Queen, pocas películas de aventuras pueden presumir de tener canciones de grupos tan míticos). La verdad es que el argumento es original, narrándonos las aventuras de Connor MacLeod, un inmortal que vive día a día hasta que tenga que luchar por su destino...y su vida. La historia, su propia vida inmortal nos lleva desde la Escocia medieval, donde Connor conocerá a otro inmortal, Juan Sánchez Villa-Lobos Ramírez, que le instruirá en el manejo de la espada; hasta el Nueva York de los 80, donde Connor vive a la espera de que su destino sea definitivo. En la película se dan una serie de aciertos que la engradecen, desde la presencia fornida e impactante de Sean Connery (como siempre), hasta el buen hacer de Christopher Lambert, en una de las poquísimas películas en las que ha triunfado. El montaje es excelente (mención aparte merecen los flashbacks, auténticas obras de arte), así como el ritmo de los duelos. ¡Ah!, y uno de los malos más repulsivos y odiosos: Kurgan (Clancy Brown). Muy buena película de aventuras.
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Feisal
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