Son un filón. El Capitán América molaba, pero no mucho, además, pues tampoco hacía gran cosa ni tenía unos poderes de la de mi madre. Pues en la peli igual. Se deja ver y entretiene lo justo.

Los círculos de las cosechas llevados a otro nivel. Lo interesante de este documental es su autenticidad y, sobre todo, el carácter humano de los que poco a poco, superados por la realidad, se convierten en personajes; haciendo que lo documental se transforme en irreal, o mejor dicho, en película. Aún si no te interesa el tema, estarás entretenido.

Parece que es para ver con la chavala, entendiendo por chavala esa chica que te gusta que le guste que le pongas una peli con un toque romántico. Pero pronto descubrirás que encierra giros que no son del todo propios de una bonita historia chico chica. Un guión bien elaborado y la narración tranquila hacen que la película gane cada vez más hasta meterte en un planeta lejano lleno de posibles. Aún así, a ella también le gustará.

Mejor que los mejores capítulos de Black Mirror, mejor fotografía, guión, mejores interpretaciones, ambientación delicada donde la ciencia es tan humana que parece carente de ficción. Solo una pega, como dice mi buen amigo Álvaro, el papel de Olivia Wilde es imposible.

A veces no sabes por qué las gilipolleces te molan. Este es el caso. Hay momentos que dices, pero que tontería me estoy tragando. Pero te quedas, y la ves. Y al final pues tiene alguna cosilla, o se la buscas. Seguramente sea Sean Penn, aunque creo que tampoco es eso, misterios de butaca.