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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.333
Críticas ordenadas por utilidad
9
15 de enero de 2011
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El periodista, Peter Garvey, lleva ya tres años en París dirigiendo un hogar donde se protege a 300 huérfanos de la guerra. Y cada que consigue un hogar adecuado para alguno de sus chicos, el alma se le ensancha como cuando Teresa, la niña invidente de voz prodigiosa, consigue ser aceptada por un importante director de orquesta. De repente, las circunstancias lo llevan a querer adoptar a dos de sus más apreciados pequeñuelos: Bobby y Suzy… y con ellos regresa a Boston, su tierra natal, donde aún conserva la esperanza de formar un hogar con Emmy Jones. Pero, ella ya había esperado en vano su regreso en los últimos cinco aviones, y cuando él llega en el sexto, ya Wilbur Stanley -un caballero respaldado por 50 millones de dólares-, la ha comprometido en matrimonio… y ahora, a Emmy la llaman Cenicienta Jones. Hay que prepararse, entonces, para presenciar el “combate” entre el “príncipe” y el “mendigo”, para ver si éste consigue quedarse con la novia, so pena de tener que regresar a los niños por falta de un hogar debidamente constituido.

Con un guión, basado en una historia de su inigualable colaborador Robert Riskin, Frank Capra logra otra divertida comedia donde, los mejores valores que enaltecen a la especie humana, ocupan un asiento de primera clase como en todos sus grandes filmes.

El compromiso con los desvalidos, el agradecimiento por lo que se tuvo, el valor de una adopción, la rivalidad amorosa asumida con altura... aunque no demasiada, y el hacer prevalecer los sentimientos por encima de los intereses monetarios, son algunos de los asuntos sociales que se proponen en este agradabilísimo divertimento.

Hay momentos inolvidables, como el mensaje que envía Emmy a Pete en un disco LP del que surge su imagen para decirle unas cuantas cosas; el ya mencionado lucimiento de Teresa ante sus padres adoptivos; o el encuentro entre Peter y Wilbur, cuando aquel juega a dejar a éste mal parado ante los medios.

Personajes como el señor Jones, el ebrio padre de Emmy, o como Winifred Stanley, la anacrónica prima de Wilbur, añaden también una buena dosis de sal a este cuento de hadas que, con el toque Riskin-Capra, logra ganarse también el sello de la permanencia.

Inmejorables actuaciones de un gran elenco que incluye a Bing Crosby como el periodista en apuros, Jane Wyman la novia entre dos fuegos, Franchot Tone el calificado rival, Alexis Smith la prima fuera de onda, y James Barton como William Jones, el padre que quiere para su hija a... mientras su esposa ansía a... ¡A ver si adivinan!

“AQUÍ VIENE EL NOVIO” es un filme encantador.
Luis Guillermo Cardona
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10
20 de diciembre de 2010
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aimee Elizabeth Kennedy (1890-1944), también conocida con los apellidos de sus dos maridos como Aimee Semple McPherson, fue una canadiense que logró gran reconocimiento como predicadora y, radicada en Los Ángeles, California, fundó la Iglesia del Evangelio Cuadrangular conocida como Angelus Temple. Éste tenía una capacidad para más de cinco mil personas y ella logró congregarlas todos los días de la semana en tres sesiones diarias. Lo frecuentaban artistas, literatos, grandes personalidades de la política, miembros del Ku Klux Klan que luego abandonaban sus tétricas capuchas… y sus ingresos eran tan exorbitantes que aparecían en la revista Variety en franca lid con los cantantes y actores mejor pagados del mundo.

Este singular personaje, que terminaría suicidándose con una sobredosis de barbitúricos, y de quien se dice que fue enterrada con un teléfono para que llamase en caso de que resucitara corporalmente, es el que ha motivado la película de Frank Capra “LA MUJER MILAGRO”, basada en la obra “Bendice a tu Hermana” de John Meehan y Robert Riskin.

Sin ser una película biográfica, pues el guión sólo soslaya algunos detalles de la vida de la hermana Aimee, el propósito de su historia, como se indica al comienzo, es cuestionar a aquellos que comercian con la fe en Dios sin más objetivo que llenarse de dinero. Sucedía desde los años cercanos a Jesús y en las tierras donde él mismo se movía; ocurrió en los EEUU en los años 20-30 del siglo veinte; y sigue ocurriendo con la proliferación de cientos de falsas iglesias que están aprovechando el merecido ocaso que viene teniendo la iglesia católica.

La película de Capra tiene, pues, plena vigencia, y está contada con vigor, con osadía y con objetividad. Pone el dedo en la llaga y dice verdades que, por sabidas, siempre se han callado. El sermón que lanza el personaje protagónico Florence Fallon tras la expulsión de su padre como predicador, no sólo tiene el vigor de una gran estrella que hace fuego con su arte, sino que impacta elocuentemente contra la hipocresía y la falsa religiosidad que tantos aparentan.

Después se transparentan los ardides, patrañas, y absoluta falta de escrúpulos, con que se sostiene una figura “milagrosa” que luego recaudará grandes sumas de dinero proveniente de sus ingenuos seguidores. Capra se centra en una mujer, más víctima de manipuladores, que convencida de traicionar su fe, pues, en el fondo ansía la transparencia de sus actos.

Entre todo este embrollo, sucederá una encantadora relación con un compositor invidente llamado John Carson, cuyo único amigo, si se exceptúa a la encantadora señora Higgins que lo asiste en su apartamento, es Al, un muñeco con el que hace ventriloquía y con el que logra fluir lo que conserva muy adentro.

Todo esto da para una película inolvidable.

Título para Latinoamérica: “LA MUJER MILAGROSA”
Luis Guillermo Cardona
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10
2 de julio de 2010
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este es un filme que me despierta especiales sentimientos. Tiene una extraña magia como la que, para mí, emana de “El hombre de mimbre” o “El juego del amor”. ¿Por qué no han tenido gran éxito estas tres obras? Talvez porque tocan una clase de fibras que sólo conecta con aquellos que han sentido cosas parecidas, o porque aspiran a acercarse a aquellos que son capaces de trascender la epidermis.

Hay una frase, en “DOS DÍAS EN EL VALLE”, que da clara cuenta de lo que se nos quiere decir con su historia. La dice el realizador y guionista Paul Mazursky, quien pareciera representarse a sí mismo haciendo de Teddy, un director con instintos suicidas, quien, como Umberto D, sólo espera dejar en buenas manos a su perro, para meterse una bala entre las sienes (un guiño en honor a Vittorio de Sica quien se ocupó de muchos perdedores). Lo que Teddy dice es: “Por experiencia sé, que un perdedor tiene más honor que un ganador”. A mi me sienta como verdad de a puño y con sello certificada. Lo veo a diario en elecciones presidenciales, en selecciones para cargos oficiales, en partidos de fútbol…

Y en esta aventura, en la que fluye un delicioso erotismo, un alocado y entretenido juego policíal, y una impecable interrelación de un especial grupo de perdedores, todo se va tejiendo con eficacia hasta dar, como resultado, un reflejo humano de más valía, al menos para mí, que cualquier historia de superhéroes.

Tres mujeres nos hacen ebullir la sangre: Helga (Charlize Theron) la modelo que sirve como enlace de un crímen en el que está en juego una gran suma de dinero, Midori (Kathleen Luong) la fascinante prostituta del Lotus Touch Massage, y Becky (Teri Hatcher) la mujer del hombre elegido para pagar con su vida.

Tres hombres se verán entre dos fuegos: Wes (Eric Stolz), el policía que sueña con hacerse detective; Lee (James Spader), el hombre del minuto, dispuesto a lo que sea para realizar sus deseos, y Dosmo (un excelente Danny Aiello), el socio traicionado, con más honor del que jamás se espera.

Y tres damas iluminarán su propio ser: Susan (la siempre efectiva Glenne Headly), la secretaria a quien el hombre de las apariencias hace sentir que no vale; Audrey (Marsha Mason), a quien la vida pone en ocasión de hacer una buena obra; y Evelyn (Louis Fletcher) tolerante hasta donde puede con la crisis de su inquilino.

Todo un encuentro humano que dignifica a los que lucen sin esperanza y que da cuenta de que, las oportunidades, siempre existen para todos.

Y, como dice Midori, con esa mirada que te penetra cada fibra: “¿Desea algo más?”
Luis Guillermo Cardona
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8
12 de junio de 2010
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peter B. Kyne, fue un prolífico novelista y guionista californiano (con créditos en más de un centenar de filmes), cuyo mayor éxito parece haber sido su novela, “The Three Godfathers”, pues, en 32 años, fue llevada cinco veces al cine: En 1916, como “The Three Godfathers”, dirigida por Edward LaSaint. En 1919, como “Marked Men” de John Ford. En 1930, con el título "Hell's Heroes", realizada por William Wyler. En 1936, como “Three Godfathers”, a cargo de Richard Boleslawski; y ahora, en 1948, John Ford hace este remake de su versión anterior... pero, aún en 1974, John Badham haría otra adaptación para la televisión con el título, “The Godchild".

¿Habrá razones para que se tome tantas veces en cuenta esta feliz historia?... ¡Yo creo que sí!, y aunque no he visto aún ninguna de las otras adaptaciones de la novela de Kyne, siento que Ford ha sacado a la luz un filme muy cálido, emotivo, divertido ¡y elocuentemente aleccionador!

La historia podría resumirse en pocas palabras: Tres ladrones de ganado deciden, de repente, robar un banco. Su objetivo está ubicado en un pueblo de Arizona llamado, Welcome, y tras el asalto se inicia la consabida persecución, lo que los obliga a huir hacia el desierto, siendo hasta allí hostigados y asediados... pero, el encuentro con un bebé, cuya madre fallece tras el parto, va a cambiar radicalmente sus vidas.

Así comienza éste cuento navideño bastante bíblico, con una estrella que guiará a los inesperados y sorprendentes 'ángeles'. Los tres fugitivos, encantadores y muy divertidos, lucen también como tres buenos reyes... aunque no tan magos; y convertidos en padrinos de la criatura -a la que la madre, en homenaje a ellos, bautiza como, Robert William Pedro Hightower- su sensibilidad saldrá a flote... y la vida les hará suficientes milagros hasta que, quizás, puedan alcanzar la redención.

Presenciaremos momentos muy tiernos y llenos de calidez (sus primeras tareas con el bebé, sus afanes de protagonismo a la hora de nombrarlo... o la escena crucial con Kid en el desierto). Habrá escenas de brillante y poética construcción, como la tormenta de arena o el encuentro con la madre del niño; y tendremos imágenes de gran fuerza espiritual, cuando aparece la cruz de la tumba señalando el camino -un plano perfectamente iluminado-; o los pies de los tres amigos a punto de doblarse mientras pisan sin rendirse la agrietada tierra del desierto, lo que nos sugiere, indirectamente, los pasos de Jesús, arrastrando su pesada cruz… Todo ésto, hace que nos sintamos ante un filme muy humano y reconocedor de lo divino, el cual consigue tocar nuestras fibras más sensibles, mientras entendemos que, muy sabiamente, Dios tiende a preferir el sacrificio desinteresado de un ateo, más que a aquellos que alaban, sin hacer nunca nada valioso por la humanidad.

<<TRES PADRINOS>>, es un filme que dignifica la obra de John Ford, y pone otro punto en alto sus experiencias con los westerns.

Título para Latinoamérica: TRES HIJOS DEL DIABLO
Luis Guillermo Cardona
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6
17 de noviembre de 2009
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por fortuna, no todos los hombres se someten a los atropellos o a las injusticias. Por fortuna, toda canallada encuentra siempre quien se le oponga y quien esté dispuesto a enderezar las cosas. Por fortuna, el universo funciona con reglas indefectibles que siempre, más tarde o más temprano, aplican la justicia como es debido.

Terminada la Guerra Civil Estadounidense, la empresa ferrocarrilera está ampliando su brecha pasando por encima de quien sea y pisoteando a todo el que quiera oponerse a sus intereses expansionistas… pero, no todos los moradores de aquellas tierras están dispuestos a dejar que les compren sus propiedades a precios irrisorios. En estas, los atropellos llegan hasta el hogar de los hermanos Frank y Jesse James, a quienes se les llena la tasa cuando ven muerta a su madre a causa de la prepotencia de los empleados del ferrocarril.

La rabia incontenible de Jesse, lo lleva a cobrar venganza y pronto se convierte en un outlaw a quien, media humanidad desprecia, y la mitad restante, admira y respalda. Jesse es explosivo, primario y no conoce límite a la hora de asumir riesgos que pongan en peligro su vida y la de sus amigos. Frank, por su parte, es mesurado, prudente, con más perspectivas de futuro y su compromiso es, quizás, más político que tendiente al bandidaje.

En plan de ficción y sirviéndose del nombre de dos deplorables bandidos que han servido para toda suerte de leyendas cinematográficas y literarias (en plan de falsa exaltación), el director Henry King -quien luego tendría su mejor momento western con “The Gunfighter” (1950)-, intenta de nuevo sacarlos de las tinieblas, esgrimiendo particulares argumentos de los bandos en conflicto para justificar sus acciones, y la trama se divide, entonces, entre los actos oportunistas, traidores y perversos de los empleados del ferrocarril y su derecho a cobrársela a quienes les han dado certeros golpes a sus trenes y a sus propiedades. Y por su parte, los hermanos James, comprometidos con la causa de los desheredados y en su afán de resarcimiento (¡qué tal esto!), siembran una semilla de justicia mientras, cada tanto, se sobrepasan y cometen desafueros.

Esto conducirá a que otra nube oscura comience a tomar forma en la bóveda celeste... pero, la inconformidad queda sembrada y los “poderosos” reciben de nuevo el mensaje de que, jamás los actos impíos y arrasadores, podrán ocurrir sin encontrar una oposición que, algún día, como la gota que horada la piedra, habrá de partirla irremisiblemente.

Toca reconocer que el filme resulta muy agradable visualmente, y su acreditado grupo de actores, logra satisfactorias caracterizaciones siendo, quizás, los más atractivos: Henry Hull, como el Capitán Rufus Cobb el director de la gaceta periodística, leal a los hermanos James y obsesionado con los editoriales contestatarios. Y Donald Meek como McCoy, el inescrupuloso empleado del ferrocarril, osado, pero, sin mucha suerte. Pero, recordaremos también a “Pinky” el fiel sirviente; a Zerelda, la joven que tendrá una dolorosa convivencia con el fugitivo, y por supuesto, a los hermanos Jesse y Frank James, interpretados con suficiente atractivo por Tyrone Power y Henry Fonda.

Si buscas un simple entretenimiento, <<TIERRA DE AUDACES>>, puede ser tu película.
Luis Guillermo Cardona
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