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Chile Chile · Santiago
Críticas de Lawrence
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Críticas 94
Críticas ordenadas por utilidad
4
21 de marzo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poseedor de una filmografía que abarca una docena de largometrajes a lo largo de casi medio siglo, e incluye tanto un hito ineludible en la cinematografía chilena como la estremecedora "El chacal de Nahueltoro", como títulos realizados fuera de su país durante sus años de exilio que incluso le permitieron ser nominado en dos ocasiones al Oscar a la mejor película extranjera, el cine de Miguel Littin ha estado marcado por sus convicciones ideológicas y sociales, así como en las últimas dos décadas también ha abordado de manera directa o indirecta sus propias raíces personales y familiares en trabajos como "Los náufragos" y "La última luna". Y considerando su cercanía al gobierno de la Unidad Popular y particularmente a Salvador Allende, ya demostrada en trabajos tempranos como el documental "Compañero presidente", es inevitable que esta película, centrada en las últimas horas del mandatario antes de morir en el palacio de La Moneda, generara curiosidad y expectativas.

Como Littin declarara públicamente, su intención no era realizar un documental, sino una ficción que representa su interpretación personal basada en hechos reales, lo que explica y justifica como lícitas opciones subjetivas las numerosas licencias poéticas y dramáticas que se permite durante el film (las bromas y coqueteos del presidente, o sus relajadas conversaciones con la "Payita" y sus más cercanos, incluso en los momentos en que la situación es más dramática), e incluso permite entender que difumine los momentos finales de Allende en vez de asumir un enfoque más frontal y polémico como el que exhibió en los flashbacks de su anterior película, "Dawson, Isla 10".

El cineasta busca equilibrar lo cotidiano y trivial con el inmenso peso histórico de una tragedia cuyos ecos resuenan hasta el día de hoy en Chile y el mundo, continuamente subrayada acá por la banda sonora de Juan Cristóbal Meza; vemos a un Allende firme, cercano y romántico, que no quería renunciar, pensaba en llamar a plebiscito para no caer en una guerra civil y confiaba en que el pueblo defendería al gobierno en caso de ser necesario. Por supuesto que para ver y analizar una película así, se hace necesario dejar de lado las opiniones ideológicas de cada uno y concentrarse en lo artístico; y en ese sentido, el resultado no llega demasiado lejos: el guión y sus personajes son planos y esquemáticos, el ritmo es irregular y la puesta en escena no logra evitar que muchos diálogos suenen falsos y casi teatrales, sobre todo por algunas frases demasiado rimbombantes y grandilocuentes.

En cuanto a las actuaciones, algunas interpretaciones se sienten exageradas, pero de todos modos no se puede dejar de destacar la muy humana dignidad del "Perro" Olivares que encarna Horacio Videla, y muy especialmente al Allende de Daniel Muñoz: es inevitable que al interpretar a una figura histórica tan emblemática algunos espectadores tiendan a esperar una verdadera "imitación", pero más allá de que algunos lo encontrarán menos o más parecido, nadie puede discutir su oficio y presencia como actor, en gestos tan mínimos y cotidianos como cuando elige tenida o se abrocha los zapatos.
Lawrence
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5
25 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi una década después del estreno de la cinta original de Marcos Carnevale, llegó esta nueva versión del film homónimo argentino-español, con la misma historia de un entrañable romance entre dos ancianos de personalidades muy diferentes. Sin duda se trata de una revisión innecesaria, pero que de todos modos funciona con una importante cuota de buena voluntad de los espectadores. El experimentado realizador Michael Radford ("1984", "Il postino") no logra evitar que su amable relato se sienta convencional y predecible, e incluso que su puesta en escena recuerde a un telefilm de escaso vuelo, pero tiene a su favor a una imbatible pareja protagónica, porque los veteranos Christopher Plummer y Shirley MacLaine, no sólo sumaban en conjunto en ese momento 164 años de edad y ambos en sus espaldas premios como el Oscar y una carrera fílmica de más de medio siglo, sino además conservan lo que más los ha distinguido siempre: el talento. Aunque físicamente los dos reflejan marcadamente el peso del tiempo, se mantiene intacta la magia de su mirada, la expresividad de sus gestos. Eso es impagable, e incluso se luce a pesar de los ripios de un remake como este.
Lawrence
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5
25 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su cuarto largometraje, el realizador australiano Jonathan Teplitzky se inspira en la historia real del británico Eric Lomax, de acuerdo al libro autobiográfico que éste escribió y publicó en 1995, contando su doloroso proceso personal como sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial. Capturado por los japoneses junto a su batallón en Singapur, Lomax fue enviado a un campamento de prisioneros, donde debió trabajar en la línea del ferrocarril, y tras ser descubierto como el responsable de haber construido secretamente una radio, fue atormentado y torturado severamente.

Aunque luego de ser liberado el protagonista logró volver a su vida cotidiana y continuó con la relación con sus amistades y con su obsesión con los trenes y recorridos ferroviarios, internamente el trauma por lo vivido nunca fue borrado por completo, y eso quedará paulatinamente al descubierto cuando inicia una relación amorosa con una mujer a quien conoce en un tren, Patti, quien terminará convirtiéndose en su esposa y pronto comenzará a preocuparse cuando descubra las pesadillas y recuerdos que atormentan a su marido. El único apoyo para encontrar una solución podría ser el mejor amigo de éste, Finlay, quien también estuvo con él en la guerra y sobrevivió al campamento de prisioneros. El nexo directo con el pasado surgirá tarde o temprano, como poco a poco va revelando la película.

La impecable factura de la cinta, que resalta por la fotografía de Garry Phillips, el diseño de producción de Steven Jones-Evans y la dirección de arte de Nicki McCallum, todo sumado a la efectiva música de David Hirschfelder, es un factor de innegable atractivo para la atractiva ambientación de época. Pero todo eso no impide que "Un pasado imborrable" se perciba a menudo demasiado académica y convencional, tanto en lo narrativo como en su puesta en escena. Hay que reconocer que Teplitzky sabe capturar el interés del espectador con un muy buen punto de partida, al retratar con encanto el encuentro entre Lomax y su futura esposa, y el rápido proceso de enamoramiento de la pareja. Pero luego todo se hace más predecible, tanto en las escenas durante la guerra como en las posteriores.

A pesar de todo lo anterior, el film no es tan fallido como parecían indicar las negativas críticas de diversos países o las decepcionantes cifras de la taquilla internacional. Puede que no emocione tanto como se podría esperar, pero igual funciona como drama de época, como enésimo relato de penurias bélicas y de los ecos que éstas dejan en el presente y futuro, y también como mirada a la posibilidad de perdonar y olvidar para sanar las heridas. Y sobre todo logra interesar gracias a las sobrias y convincentes interpretaciones de su elenco: muy bien secundado por Nicole Kidman (quien hace lo mejor que puede con su rol de esposa preocupada y abnegada), el siempre sólido actor sueco Stellan Skarsgård y el japonés Hiroyuki Sanada, el británico Colin Firth es un creíble protagonista, frágil, dolido y fracturado.
Lawrence
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6
25 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El quinto largometraje del director francés Jérôme Bonnell se centra en Alix, una actriz que debe viajar por el día a París a una audición y luego debe volver a las funciones de una obra de Ibsen que está representando en Calais; pero en medio de algunas inesperadas emergencias financieras y la imposibilidad de contactarse telefónicamente con su esposo, termina conociendo por casualidad a un profesor universitario, quien ha viajado desde Londres, también por el día, para asistir a un funeral.

Hemos visto en numerosas oportunidades películas centradas en dos desconocidos cuyos caminos se cruzan casualmente por culpa del destino, y además de que el cine francés ha sido generoso en este tipo de historias, también han sido muchas las producciones de otros países que ambientan tramas similares en la Ciudad Luz. Y sin embargo, aunque en verdad no ofrece nada nuevo ni algún giro rupturista, "El tiempo de los amantes" logra atrapar e interesar al público. De partida, por su manejo del ritmo y por los diversos detalles y situaciones que reflejan la capacidad de observación de su director: las personas que viajan en el metro, personajes como el amigo profesor de economía, el (des)encuentro de Alix con su hermana, y en general la interacción de la pareja protagonista con su entorno y lo que encuentran en su camino.

Pero más allá de eso, si la película se hace entrañable y creíble es gracias a la decisión de Bonnell de haber confiado sus protagonistas a dos actores tan talentosos pero a menudo subvalorados como la francesa Emmanuelle Devos y el irlandés Gabriel Byrne. Con sutileza y sensibilidad, ambos hacen creíble lo que viven en pantalla, y la cámara de Bonnell sabe aprovechar bien las miradas y silencios que reflejan las dudas y anhelos que los atraviesan, además de los ocasionales momentos de humor que aparecen en el momento menos esperado.

Por supuesto que "El tiempo de los amantes" puede no ser del gusto de todo el mundo; no es una obra maestra y hay elementos que podrían ser mejores -el uso de la música pudo ser más inspirado, por ejemplo-, pero de todos modos se agradece que el film no caiga en los clichés en que pudo abundar, ni tampoco sea el típico recorrido turístico-romántico por un París de postal. En tono menor, el espectador asiste a uno de esos "rendez-vous" que los franceses saben filmar tan bien, y que pese a todo, siempre logran atraer.
Lawrence
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3
19 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque a estas alturas y luego de 7 películas, ya está claro que el realizador Nick Cassavetes no heredó el inigualable talento de sus legendarios progenitores -el cineasta John Cassavetes y la actriz Gena Rowlands-, de todos modos ocasionalmente ha demostrado ser un buen director de actores y logró cautivar al público con títulos tan convencionales pero efectivos como su cinta más recordada, la lacrimógena "The Notebook" (2004). En su filmografía, este Cassavetes siempre ha parecido estar más cómodo en el drama o el romance atormentado, y lamentablemente en esta primera incursión en la comedia más directa y desbordada, son más las falencias que los aciertos.

Todo parte cuando tras enterarse de la infidelidad de su esposo, una mujer no sólo se hace amiga de la amante de éste, sino además ambas se unirán a otra amante del infiel y se propondrán darle un escarmiento. Si bien hay que reconocer que en la primera mitad del film, con sus exageraciones y momentos ridículos a cuestas, el espectador puede reír si no espera mayores sutilezas ni es demasiado exigente -sobre todo con el despliegue cómico entre una convincente y muy atractiva Cameron Diaz y una histérica y exagerada Leslie Mann-, pronto todo se hace excesivamente burdo y predecible, con muchos momentos que parecen sacados de una mala publicidad o una sitcom en decadencia, y tampoco ayuda mucho la aparición de la tercera mujer, la veinteañera Kate Upton, que podrá tener una anatomía despampanante, pero como actriz es menos que discreta.
Lawrence
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