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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5.255
Críticas ordenadas por utilidad
7
16 de octubre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
333/10(09/10/22) Incisivo drama italiano, con claro estilo neorrealista, escrito (con Alfredo Giannetti, y Luciano Vincenzoni, adaptando una historia del primero, ‘Il treno’) dirigido y protagonizado por Pietro Germi, en lo que es un retrato de un año en la vida de la familia Marcocci, prole de clase media-baja, teniendo como epicentro a un conductor de tren se hace una radiografía geosocial de la Italia de la post guerra, de los cambios generacionales, de las luchas obreras (una visión crítica a los sindicatos), pero tenido siempre en su fachada la deconstrucción familiar, en este caso con mucho parecido a la gran “Rocco y sus hermanos” de Visconti, realizada cuatro años después que esta. Película que comienza en todo de comedia, pero que rápidamente torna en drama crudo, donde hay lugar para los embarazos no deseados, las bodas de penalti, un hijo tarambana, infidelidades, accidentes laborales, huelgas, esquiroles, alcoholismo galopante, violencia familiar, todo con enrome intensidad emocional.

Siendo la columna vertebral la odisea que sufre el protagonista ‘Bigger Tha Life’, un ejemplo del pasado más retrógrado, el heteropatriarcado en su forma más pura, que su estricto y rígido código moral no hace más que torpedearse a sí mismo y a los que le rodean, un tipo con muchos defectos, machista, borrachín, violento, una joya, y que debe aprender de sus errores o terminará hundido y solo en esta desestructuración familiar, todo esto encarnado por una actuación sensacional de Pietro Germi, un coloso en su fulgor, en su fuerza arrolladora, como bien lo denomina, un Oso, orgulloso, soberbio, terco, recordando indefectiblemente a Kirk Douglas, tanto en su físico (incluso con el hoyuelo), como en su vigor expresivo. Lástima que sea una reliquia del pasado más negro en su comportamiento atávico con su familia, pegando a su hija, e incluso la esposa dice de modo flemático que algún guantazo se ha llevado, esto es algo que revolotea sobre el personaje que hace que nunc ame pueda caer simpático. Algo que parece el director hace ver como algo perdonable por su dura vida, puaj!; Todo narrado inteligentemente desde el punto de vista del pequeño del clan, Sandrino, encarnado por un excelente Edoardo Nevola, filtrando a través de su inocencia los duros acontecimientos que le asolan, desbordando empatía su tierna mirada, inunda la pantalla con su frescura que nos cala en su sufrimiento, esas veces que va a buscar a su padre al bar y este ebrio lo rechaza; También muy buena Luisa Della Noce como la abnegada y sufridora madre, sus miradas son entrañables en como aguanta estoicamente (ejemplo cuando descubre al bala perdida de su hijo buscando sus joyas para venderlas) maravillosamente conmovedora, para ella es el último y desgarrador plano.

Film circular, pues comienza en Navidad y terminará en la Navidad siguiente. Vemos al inicio a un vivaraz Andrea Marcocci, ferroviario maquinista de primera en el R 48. Tipo al que su hijo Sandrino va a recoger a la estación cuando pliega, para ir a comer a casa, pues le espera su hija embarazada (tuvo que casarse por ello con Marcello al que da vida Renato Speziali), Giulia (Sylva Koscina), el padre orgulloso cual Emil Jannings en “El Último” le espeta a su filio que si le paran diga quien es su padre y le dejaran pasar. Pero Andrea decide parar antes de subir a su hogar, en el bar a beber con los amigos, lo cual denota es una rutina de alcohólico. La familia espera mientras el patriarca está de farra con los amigotes, denotando un desinterés detestable por su prole que le espera para un día tan señalado. Hasta que regresa y el hogar está vacío (en otra toma circular con el final), la hija ha tenido un dolor con el embarazo (termina derivando en un aborto), y el padre en vez de preocuparse por lo que ha podido pasar, decide acostarse a dormir la mona (en otra acción circular con el rush final), marcando otra vez su poco cariño por su familia.

Para luego adentrarnos en una caída constante en la desintegración familiar. Ello con tramos sentimentalmente agudos, como esas veces dolientes en que Sandrino va a por su borracho padre al bar; Cuando Sandrino descubre a su hermana con un hombre que no es su marido en un coche; Cuando el padre va a recoger a Sandrino de la comisaria; La discusión salvaje del padre con la hija, que se enlaza con el hermano defendiendo a su hermana y el padre coge del cuello a este; El tenso tramo en que Andrea de maquinista atropella a un suicida, se enlaza con un despiste al no estar centrado; Cuando Sandrino visita a su hermana en la fábrica textil, de una ternura enervadora; Cuando unos niños escriben en la pared Esquirol por Andrea y su hijo Sandrino lo descubre ante la mirada de su padre que baja las escaleras; Esa fiesta climática, que recuerda y mucho a al final de “Que bello es vivir”, pero desde una óptica más ácida, sobre todo en su resolución, y coronada con ese desgarrador *epílogo.
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TOM REGAN
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6
9 de octubre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
332/09(08/10/22) Interesante a la par que sobrevalorada dramedia que intenta ser más de lo que termina siendo, apunta más alto de lo que el amable guion acaba ofreciendo, una comedia romántica con ínfulas de screw-ball con ansias de criticar los medios de comunicación que tras su fachada de solemnidad informativo son en realidad espectáculos que vender al espectador, donde el presentador se erige en protagonista en detrimento de la noticia. Escrita, producida y dirigida por James L. Brooks en su segundo largometraje (tras la exitosa “Terms of Endearment” por la que ganó el Oscar a mejor director, mejor película y mejor guion adaptado), con el argumento sobre una pasional productora de noticias de televisión a la que da vida una electrizante Holly Hunter, que tiene crisis emocionales diarias, un idealista reportero brillante pero arisco encarnado por un irritante (la culpa se la echo al guion) Albert Brooks, y el carismático pero menos experimentado presentador de noticiarios embestido por un sutil Wlliam Hurt. Estableciéndose entre este trío un triángulo amoroso con epicentro en ella, este romance me resulta sin garra alguna, todo muy buenista, queriendo ser el conflicto para la que debe elegir entre la pureza (con sus inseguridades de cara al público) del primero, y el showman apuesto con Don de gentes del segundo, todo con vaivenes, nunca haciéndome punch, una tensión amorosa entre ellos que nunca me hace tilín, me resulta impostada, sobre todo porque el primero tiene una personalidad insoportable, y el segundo es de carácter ingenioso y empático, no hay color. Las ambiciones profesionales y sus sentimientos se entrecruzan en una redacción de noticias, cada uno representando un modo de enfocar el medio. El colmo es que todo se decida por un lagrimeo, me *chirría.

Y está la parte de estudio de los informativos televisivos. James L. Brooks había trabajado de becario en la sala de redacción de CBS en la década de 1960 en los últimos días de Edward R. Murrow y más tarde como escritor y director de documentales, aportando el cineasta su experiencia al guion. Mostrando en algún tramo lo trepidante que resultan los noticiarios en directo, el caos reinante, el estrés de la contrarreloj constante, sobre todo en la era analógica (sirve 35 años después de su estreno como estudio de los cambios en el medio), siendo epítome de esto la icónica escena de Joan Cusack a toda velocidad por la redacción en una carrera de obstáculos vertiginosa para conseguir llevar una cinta de video a tiempo para emitirla (artificioso, y errado en su incrustación en el metraje, pues al ser visto al principio no hay asidero emocional con lo que ocurre, más adelante hubiera sido más efectivo y orgánica esta frenética secuencia); pero también el tramo en que deben hacer un informativo especial por el ataque libio a una base USA en Italia. Sirve como recordatorio de que bla industria de las noticias siempre ha estado en crisis sinfín, y como no importan las noticias, sino como las ofrezcas. Todo esto en realidad es muy suave y superficial, entretenido, ilustrativo, pero superficial, muy esquemático. Jamás llega a los niveles vitriólicos punzantes de la majestuosa “Network” (1976), o a los niveles de divertimento de “Primera plana” y sus diferentes versiones.

Posee, es justo decirlo, algunos sabrosos diálogos, algunas ingeniosas frases, situaciones bien elaboradas, hay una excelente actuación de Holly Hunter como Jane Craig, que aun siendo buenos sus dos partenaires, son arrollados por el vigor ‘tsunamistíico’ de la actriz de Georgia, poseyendo una expresividad impresionante, transmitiendo una intensidad profunda, una viveza interior sobresaliente, una neurótica que enamora. Una apasionada mujer que disfruta de su trabajo, tanto como para tener bajones que la hacen llorar, tiene una gran lección de vida cuando da un discurso de apertura en una conferencia de prensa y se angustia al descubrir que la audiencia responde con más entusiasmo al video de un juego de dominó masivo que a su discusión seria sobre la ética de las noticias, cuando ella comienza a hablar se marchan todos; Por el contrario tenemos a Albert Brooks en el rol de Aaron Altman, un sabelotodo inaguantable, pretencioso, arrogante, con sentido de superioridad moral, me resulta poco estimulante su papel, que el guion quiere veamos como la brújula ética, pero que solo es un egoísta envidioso y celoso, rozando lo patético. Su mejor escena es cuando hace de presentador de un noticiario televisivo y comienza a sudar cual si estuviera en una sauna, una exageración pasada de vueltas, pero que sirve como ejemplo de que estar delante de la cámara no es para todos. Resto de sus escenas me han sido cuasi-exasperantes, sobre todo cuando se cree con derecho posesivo sobre Jane. Aunque en justicia hay que decir que tiene la mejor frase de la película, cuando en el tramo inicial le pregunta a Hunter: “No sería este un gran mundo si la inseguridad y la desesperación nos hicieran más atractivos? Si 'necesitado' fuera excitante?; William Hurt da vida a Tom Grunick, un gentleman de presentador, un orador encantador, pero que adolece de sentido del periodismo, no se preocupa por lo que cuenta, el proyecta y ejemplifica la tv como algo que sea atractivo, aunque sea haciendo que él sea protagonista por encima de la noticia. Tiene una gran química con Hunter, manteniendo una de las escenas de ‘sexo’ más suigéneris de la historia del cine, ello en el tramo en que la productora le ‘sopla’ lo que tiene que ir diciendo durante un informativo especial, penetra en él, y él hace éxtasis, como bien él mismo le dice a ella tras acabar, se pone de rodillas frente a ella sentada y le dice que ha sido sexo del mejor. Lejos de la caricatura pomposa en la que podría haber caído, humaniza a su papel. Notable Hurt;... (sigo en spoiler)
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TOM REGAN
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6
8 de octubre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
329/06(05/10/22) Divertidilla comedia que parodia el género del western. Es de esas películas que recordaba con la agradable nostalgia de los 80, cuando en mi adolescencia crecí al albor cinematográfico del videoclub, pero una vez que la revisas en la madurez baja muchos puntos, aun así, mantiene un espíritu humorístico con algunos puntos apreciables, que la hacen una experiencia estimable, que mantiene algo de ingenio, sobre todo comparado con otras cintas del tiempo. Dirigida por John Landis (director que en los 70 y en los 80 tuvo éxitos [el más destacado “Desmadre a la americana”] pero que se fue diluyendo), escrita por Lorne Michaels, Steve Martin y (el músico) Randy Newman (también escribió las canciones de la película, amén de hacer un cameo como la voz del Arbusto Cantante), y protagonizada por el trío de comediantes surgidos del icónico programa Saturday Night Live, Chevy Chase, Steve Martin, y Martín Short, como precisamente los Tres Amigos, aunque el mejor de todos es un gran Alfonso Arau como el Guapo, el carismático villano de la función. Es la historia de tres estrellas de películas mudas (siendo su uniforme especial un traje típico mexicano adornado de aparatosas lentejuelas que son confundidas con verdaderos héroes por los lugareños de un misero pueblo mexicano (en realidad la filmación fue en las afueras de Grants-Nuevo México, y en Simi Valley-California; Bosque Nacional Coronado; Viejos estudios de Tucson; Culver City y Hollywood), en una estructura narrativa similar a “Los Siete Magníficos”, a su vez versión del oeste del mítico chambara “Los Siete Samuráis”. Siendo una farsa que solo busca la sonrisa y complicidad del espectador, sin llegar a la aparatosidad de por ejemplo Mel Brooks, siendo una comedia más con el objetivo toda la familia, consiguiendo en algunos buenos momentos. No trata tema fundamental alguno, ni lo pretende, es la terna lucha del Bien contra el Mal, donde se juega con la arrogancia de las ‘estrellas’ de cine, con los equívocos, con el meta-cine, con el homorerotismo (ejemplo claro es ver a los tres protagonistas acostados en una cama apretadamente. Pero que crece de poder para ir más alá de pasarratos, con unos protagonistas planos, con actuaciones un tanto rígidas para lo que uno espera del trío, con un Chevy Chase con poco que hacer, un Martin Short poco inspirado, y un Steve Martin con poca chicha, y aun con ello tienen algunas escenas jocosas.

Entre los buenos tramos destaca el saludo del trio; La entrevista de los Tres Amigos con el dueño de la compañía Harry Flugeman (notable Joe Mantegna), donde acaban en paños menores; La secuencia del envío del telegrama y como por no tener dinero suficiente mandan un muy críptica epístola; El primer encuentro de los Tres Amigos con el Guapo y su banda, cantando frente a ellos los amigos “Dear little buttercup”, con el baile, la coreografía, y como todos acaban ‘sorprendidos’ por la confusión; La secuencia nocturna (cliché) en que los Tres Amigos en pleno desierto (se nota es un estudio) sentados a la luz de una hoguera entonan “Blue Shadows on the Trail" de Randy Newman, a los que se van uniendo a modo de coro todo tipo de fauna autóctona, hasta la roba-escenas tortuga; El gag (cliché) de dos d ellos amigos muertos de sed y sin agua por el desierto, mientras el tercero tiene la cantimplora llena, y la utiliza para cosas triviales, hasta que al final la tira, vertiéndose todo el líquido en el suelo, ello frente a la iracunda mirada d ellos otros dos; El gag de la piedra donde uno de los amigos dice que utilizará una para despistar a un vigía, los otros dos le dicen hacia donde puede tirarla, cuando lo hace para derribar al guardián; El regalo que le hacen al Guapo en su cumpleaños; La retorcida encarcelación de uno de los amigos, encadenado en una máquina de poleas y carracas; El duelo de Ned frente al alemán (Kai Wulff), ello con un revólver mastodóntico; Y tenemos el clímax inventivo, sin mucho sentido, rodado de forma sarcástica, donde el pueblo de Santo Poco se enfrentará al Guapo, donde la experiencia en una labor del pueblo tiene gran importancia, auqnue claramente el director juega con el espectador.

No son en realidad momentos que superen un poco más de la media, pero la hacen una comedia llevadera, fluida, ágil y que nunca aburre.

Newman contribuyó con tres canciones originales: "The Ballad of the Three Amigos", "My Little Buttercup" y "Blue Shadows on the Trail", y la partitura musical fue compuesta por Elmer Bernstein.

Siendo pejigueras se le puede achacar el paternalismo de que deban de ser unos ‘gringos’ los que vayan a salvar del mal a los pobres mexicanos desamparados por su gobierno, siendo este mensaje muy condescendiente.
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TOM REGAN
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9
1 de octubre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
317/30(25/09/22) Justamente aclamado thriller neo noir dirigido magistralmente por el polaco Roman Polanski (se reserva un pequeño papel como sádico sicario), adapta uno de los mejores libretos de la historia del cine, el de Robert Towne, entonces en la cresta de la ola en Hollywood, experto en mejorar guiones (en la Meca del Cine esto se llamaba ‘Doctor de guiones’), lo hizo con “Bonny & Cluyde”, en 1972, fue responsable (sin acreditar) de una de las escenas claves de una de las mejores películas de la historia, “El Padrino”, cuando Coppola le pidió ayuda para hacer una escena entre Michael y Vito Corleone, donde el padre rebela sus aspiraciones rotas con su hijo (Coppola al recoger el Oscar al Mejor Guión le agradeció en el discurso la aportación de Towne). Se inspira libremente en las guerras del agua de California, serie de disputas por el agua del sur de California a principios del siglo XX, enfrentaron a trabajadores del sector agrario residentes en el valle de Owens con la ciudad por los derechos del agua, y cuyo personaje principal fue el ingeniero jefe del departamento de agua y energía William Mulholland aquí su alter ego es Hollis Mulwray, por las cuales los intereses de Los Ángeles aseguraron los derechos de agua en el valle de Owens.

Tiene fenomenal elenco interpretativo, con formidable protagonista en uno de sus mejores papeles, Jack Nicholson (gran amigo del director, fue en la casa de este donde tuvo su infame capítulo que lo llevó a tener que huir de USA, y que le hizo este fuera su última obra en este país), espléndido como el detective socarrón e inteligente Jake Gittes, ex poli con un pasado que le atormenta con epicentro en (de ahí el título) Chinatown (nunca se dice el que le pasó, el comenta: "Estaba tratando de evitar que alguien resultara herido. Terminé asegurándome de que ella no resultara herida", se le reserva la última palabra a este barrio angelino), mezclando el estilo testosterenil Bogart con la modernidad de su estilo de humor y debilidades, tipo ingenioso, caustico, con mordacidad en las réplicas, de fuerte carácter, un duro con corazón, que ve venir la verdad antes que nadie pero no encuentra modo de detener al Mundo Real mezquino en que vive. Towne escribió el guion con el actor en la cabeza, siendo muy valiente poner al protagonista durante la mayor parte del metraje con el rostro herido con un vendaje; con una sensacional y conmovedora Faye Dunaway. Una moderna femme fatale, hermosa, enigmática, con secretos, encantadora, a la que la actriz dota de alma y profundidad de calado emocional; hay un villano arrollador en John Huston (uno de los grandes del cine negro clásico con dirección en obras como “El Halcón Maltés” o “La Jungla de Asfalto”) como Noah Cross, carismático poderoso angelino ejemplo de toda la corrupción moral posible, donde se funde lo íntimo y lo macro el salvaje capitalismo embestido en un tipo tan omnipotente como para creer que todo lo puede. Tan cínico como para soltar esta frase: “Políticos, edificios feos y prostitutas, todos se convierten en respetables si viven lo suficiente”. Los Ángeles, ciudad nacida en un desierto, lugar inhóspito, hay que hacerlo habitable con el agua, y para eso el progreso recurre a males necesarios como este Noah Cross: "O llevas el agua a Los Ángeles o llevas a Los Ángeles al agua".

Pero es que además Polanski es capaz de dar alma a personajes en que solo aparecen unos segundos, como ese forense orondo siempre tosiendo; el (perdón, por el palabro) cornudo del principio llorando ante las fotografías (interpretado por el Burt Young, luego se haría mundialmente famoso como cuñado de Rocky Balboa, siendo protagonista de una genial frase: ‘Trabajas menos que el cuñado de Rocky’); los granjeros pendencieros; el niño que va en un caballo blanco por el curso del rio seco; el rígido empleado de la oficina de registros; el pequeño navajero encarnado por Polanski al que Jake recibe preguntando a Mulvihill (Roy Jenson): "De dónde sacaste al enano?", su respuesta es bastante cortante; también Hollis Mulwray personalidad en apenas unas pocas escenas (interpretado por Darrell Zwerling); excelente Diane Ladd en su rol trampantojo de ricachona epicúrea de una sola secuencia; También los polis Escobar (Perry Lopez) y Loach (Richard Bakalyan), dan mucho juego en sus escenas de tiras y afloja con Jake; Le achaco (en mi búsqueda permanente de la perfección), que encuentro a los dos socios detectives de Jake totalmente prescindibles, nada aportan, no tiene personalidad alguna, es como si la mesa de edición los hubiera barrido.

La avaricia, la megalomanía, la decadencia moral, el abuso del poder, la corrupción política, los sórdidos secretos familiares, ello mediante un desarrollo sólido, excelso en como gotea información, todo desde el punto de vista del protagonista, con diálogos prodigiosos, con situaciones que rezuman realismo, dotando de una honda intensidad gran parte del metraje, con ese pesimismo inherente al cine negro con respecto a la Condición Humana. Ello con efluvios nítidos a los grandes escritores del género USA como Raymond Chandler, Mickey Spillane, Dashiell Hammett y James M. Cain.

Hay fascinante miscelánea entre los mencionados dirección, guion, junto a la producción del ‘Niño Maravilla de Hollywood” Robert Evans (había producido “Romeo & Julieta”, “Rosemary’s Baby” o “El Padrino”), la exuberante ambientación obra del diseño de producción de Richard Sylbert (“Rosemary’s Baby”), trasladándonos a los años treinta con veracidad tangible, se apoya en la fenomenal cinematografía de John A. Alonzo (“Scarface”), no recurre al b/n clásico, lo hace en un color sepia-ocre que parece trasladarnos a postales de este tiempo y lugar, crea sensación de aridez y sequedad en el espectador en sus tomas exteriores siempre luminosas por un sol penetrante, jugando en la nocturnidad con sombras, juegos visuales como cuando se refleja en el objetivo de una cámara una escena que se va a fotografiar,… (sigo en spoiler)
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TOM REGAN
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7
1 de octubre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
318/31(26/09/22) Precioso melodrama silente dirigido por el sueco Victor Sjöström, con guion de Francis Marion, que adapta la famosa (y polémica) novela de 1850 de Nathaniel Hawthorne, llevada innumerables veces a la pantalla, cinco versiones en cine había habido ya, la primera en 1908. En este caso el libreto hace algunas alteraciones sobre el texto literario, como es su comienzo (aquí se rebela sin misterio quien es el padre, mientras en la novela esto se mantiene velado) y su final, pero manteniendo su esencia en la miscelánea entre el romance y la crítica a los radicalismos. La historia tiene a un reverendo embarazando a una joven, lo que fue impactante en los días de Hawthorne, también cuando se estrenó esta versión en 1926. La popular y poderosa entonces protagonista Lillian Gish, una de las más grandes actrices (sino la más) del cine mudo, tras obtener un ventajoso contrato con la MGM fue la impulsora del proyecto, teniendo que lidiar para filmar la película con organizaciones religiosas así como con la censura.

Un relato que hace una sangrante radiografía del puritanismo religioso, de su hipocresía, demagogia, culto a las falsas apariencias, un ataque a los fundamentalismos, a la represión sexual, análisis punzante del sentido de la culpa reflejado en el protagonista reverendo. Todo ello con un gran sentido estético, atomizado esto desde su fenomenal inicio estamos en el puritano Boston del SXVII en el siglo 17 en Massachusetts. Vemos a la jovial protagonista costurera, estamos en el día de reposo, Ester destapa un poco un espejo velado (por ser esto acto de vanidad en Sabbath), esto provoca el reflejo del sol que hace que el pajarito que tiene en su jaula cante y se altere, consiguiendo escapar fuera de la casa, haciendo que Ester salga corriendo y trate de recuperarlo entre el bosque, allí se le cae el sombrero y deja su cabello largo suelto iluminado cuasi místicamente por los rayos de sol, creando una toma con reminiscencias a un cuadro de Botticelli, esto es visto por un grupo de lugareños que perciben esto como una ofensa a Dios, lo toman como un juego de la muchacha, y eso está prohibido en Sabbath. Estos ejemplos de puritanos corren a (chivárselo) decírselo al reverendo Arthur Dimmesdale (Lars Hanson. Encima Ester llega a la misa una vez empezada. Lo cual lleva a un severo castigo a la mujer, la ponen en la picota. El reverendo al verla sufriendo allí le lleva agua y le levanta el castigo, comenzando el juego de seducción entre ambos.

Historia estructurada en 13 secuencias separadas por fundidos a negro clásico del director escandinavo. Donde se mezcla el rancio y detestable puritanismo, con su decadencia moral donde se puede castigar a alguien por disfrutar en Sábado de jugar, se castigan los chismorreos, los novios no pueden hablarse de cerca (lo hacen, según vemos en una divertida escena, por un alargado tubo), como tampoco pueden darse castos besos, las mujeres deben lavar su ropa interior sin que los hombres las vean, y por supuesto se castiga el adulterio, cual si fueran judíos en la Alemania nazi, marcándolos con una ‘A’, ello mostrado por la protagonista en una delicada escena cargada de intensidad, cual si de una cicatriz ominosa fuera. Ester como una mártir que soporta estoica las humillaciones y vejaciones, que terminan alargándose a su hija.

Ello entrelazado al romance furtivo entre el reverendo y la costurera, un desarrollo notable en escenas de gran intensidad dramática, desde cuando le da agua en el cucharón é a ella, la cómica secuencia en que Ester esconde a Dimmesdale sus bragas que acaba de lavar en el río, este quiere ver lo que ella esconde, y al verlo queda avergonzado. La escena en el campo donde los dos, sin tocarse, transpiran cariño, amor, y sobre todo pasión, donde los dos miran su reflejo en el río (esto será circular cuando lo veamos en otra escena) y él confiesa a ella su amor. Poseyendo un sentido lírico-pictórico por momentos epicúreo, gracias a unos fenomenales movimientos y encuadres de cámara del DP danés Henrik Sartov (trabajó en el cine mudo con Griffith o King Vidor), mostrando una dualidad de escenarios maravilloso, provocando un halo cuasi-místico por los fotogramas, todo esto entrelazado a los prodigiosos decorados de Cedric Gibbons (“El Mago de Oz” o “Un americano en parís”, amén de ser el creador de la mítica figura del premio Oscar) y vestuario de Max Rée (“La reina Kelly” o “Cimarron”), para proyectar cuaros de una beldad exuberante, donde lo mundano del pueblo y los vecinos se inspiran en sus planos de obras de Rembrandt van Rijn o Frans Hals, esto como símbolo de la rigidez impostada del puritanismo, su intolerancia, las miradas inquisitorias, los cuchicheos, en contraposición de la naturaleza de los bosques y rio que se inspiran en obras de Jean-Honoré Fragonard, con efluvios oníricos, esto como reflejo de la libertad, donde los dos amantes se mueven con soltura, sin ataduras morales farisaicas, también hay referencias artísticas a la Santísima Virgen en su representación de Ester con su bebé. Esto fue sugerido por el propio Hawthorne, quien había escrito: "Si hubiera habido un papista entre la multitud de puritanos, podría haber visto en esta hermosa mujer (...) con el niño en su seno, un objeto para recordarle la imagen de la Maternidad Divina que tantos pintores han competido entre sí para representar". Esta frase en realidad inspiró al pintor Hugues Merle del siglo 19 para representar a Hester de una manera muy similar a las pinturas de la Virgen, incluso en su clímax hay una transposición de La Pietà de Michelangelo. También destaca la adoración que el objetivo tiene con Lillian Gish (ella había fichado a Sartov tras ver "The Greatest Thing in Life"), realza su juventud y belleza con una gasa sobre la lente. Como alegórico es el manejo de los haces de luz, ejemplo notorio es cuando vemos a Dimmesdale predicar en la Iglesia, hay una luz de fondo que lo envuelve cuasi de modo deidífico,... (sigo en spoiler)
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TOM REGAN
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