Parece que empieza bien, pero pronto se convierte en un bodrio de primera. Sin guión, sin argumento, hecha con cuatro perras, con actuaciones deplorables, y donde los zombies son sólo una excusa para parir un engendro que aburre al más pintado.
Aquí terminaba mi crítica inicial, pero me indican que es demasiado corta. El problema es que poco más hay que decir, salvo que si tienes algo mejor que hacer, y en eso incluyo que puedas visionar por enésima vez "Qué bello es vivir" optes por esa alternativa, aunque te la sepas de memoria o te resulte asquerosamente navideña.
Bueno, sí. Hay otra alternativa que compite con esta a nivel de infamia. Se trata de "2067", que hasta la fecha contaba como mi truño favorito. La cosa está reñida.

No es, desde luego, una gran película, pero si te gusta el cine bélico pasarás un rato bastante entretenido. Es un film relativamente reciente, pero recuerda mucho el estilo clásico con que se hacían estas películas en los años 60 o 70. De hecho, a mí me recordó en alguna ocasión al clásico de Sam Peckinpah "La cruz de hierro", y también aquellos tebeos que tanto me gustaban de Hazañas Bélicas, donde siempre mueren más alemanes de la cuenta. Creo que merece un visionado sin demasiadas exigencias, a pesar de las críticas negativas que veo por aquí.

Voy a ser breve y conciso en mi crítica. La película empezó gustándome, con algunos planos muy originales y un buen trabajo actoral. Pero comenzaron las metáforas pretenciosas y sin sentido que tanto parecen gustar a este director y el resultado final acabó convertido en una enorme cagada. Sin paliativos.

"Indy" se nos jubila, y hay que reconocer que el tío se mantiene en forma. Con este film se ha recuperado una saga que parecía extinguida, para poner digno broche final a uno de los superhéroes que, sin serlo, ha sabido sobrevivir a todo tipo de aventuras. Como en sus mejores momentos, Indiana Jones retoma su sombrero y su látigo y, en una orgía de acción desenfrenada, fustiga a diestro y siniestro (aunque también recibe lo suyo) para demostrar que la artrosis no le ha dejado manco. Tenemos el gusto de ver al Indy joven (mediante técnicas de rejuvenecimiento facial) y al actual, en una peli que hará las delicias de todos los amantes del cine de acción.

Diferente a todo, sin duda. Pero bella y conmovedora hasta la extenuación. Es como un recorrido por la tragedia en tres dimensiones, que al principio sorprende pero acaba atrapando en su original envoltorio. Un buen gusto que rebosa por los cuatro costados, utilizado como vehículo para transmitir el mensaje de que Hitler y Stalin tenían en común más de lo que muchos piensan.