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Rusia Rusia · Stalingrado
Críticas de Ferdydurke
Críticas 2.852
Críticas ordenadas por utilidad
3
29 de enero de 2023
6 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película hermosa visualmente, tiene planos bellos y rebuscados, una fotografía exquisita, está hecha con intención e intuición en ese sentido, nada es gratuito o puramente funcional a ese respecto, hay talento, un afán artístico que se goza plenamente.
¿Pero qué ofrece además del increíblemente consabido conjunto en estos casos (casi tanto como la primera frase que se cita al principio de todo) de sadismo repulsivo, sufrimiento perruno y horror a espuertas sin matices ni apenas parangón, el espectáculo siniestro que consiste en contemplar a seres humanos completamente diabólicos torturando con infinita saña e inusitado deleite a pobres víctimas indefensas sin culpa ninguna? ¿Para qué tipo de espectador están pensadas este tipo de películas que no sean o bien masoquistas o bien morbosos o ambas cosas tal vez?
Bueno, sí que nos ofrece algo más ya hacia el final y sobre todo en el colofón o cierre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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2
20 de abril de 2017
6 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mala, mala. Por su solemne y oscura violencia, por su seriedad melodramática tan aburrida, por su guion trapacero y lleno de tópicos, por sus sobadísimos recursos narrativos, por su repetición y seguidismo soporífero de modelos de los que ya no queda ni el último átomo en pie de tanto usarlos, por su excesiva duración...
¿Qué nos queda, qué podemos purgar, salvar de la quema, qué pepitas de oro hay entre la tierra, entre tanta impureza y corrupción, de entre toda esa mezcla plúmbea y tétrica?
Pues casi nada. "Raíces profundas"* y su ponderado homenaje. Y la niña de los Dolores tan acuchillada y navajera. La infanta perversa, la de los brillos y metales, la de la melena lacia, la que tanto nos gusta por sus gritos, saltos y endiablada flexibilidad y juventud enrabietada y salvaje, tan bruta e intransigente.
Tiene algo de "Terminator"** y quizás me recuerde también un poco a "Doce monos"*** en su huida desesperada con abuelo, pasta e hija, con paramilitares malos y mutantes buenos con familia negra de por medio y un Edén infantil al otro lado del camino como destino y paraíso.
Es la historia de un moribundo y una paternidad. Es el ocaso de un héroe y la agonía de un viejo pellejo. El cierre de una época y de unos hombres que ya no pueden más, que pelean al final del todo en un mundo que se cae a pedazos y ya no les quiere.
Tribulación y fatalismo. Destrucción moral y tormento físico. El poder médico y militar que para variar, destruye la vida y mata la esperanza y el futuro.
Todo esto tal vez esté presente. Pero cuesta verlo sepultado por mucho material de derribo indefinidamente reutilizado, que sufre aluminosis y está a punto del siniestro total.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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5
26 de diciembre de 2022
5 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
A esta película se debe seguramente uno de los inventos más funestos horripilantes de la historia de la humanidad, a los maratones (si por lo menos fueran esprines) caritativos televisivos o más bien de cualquier tipo me refiero, por supuesto, algo completamente espeluznante y repulsivo, terriblemente lesivo, la mar de dañino. Mal empezamos (o más precisamente terminamos). De la peor de las maneras. Así no hacemos carrera.
Si dura más de dos horas, tiene treinta minutos (exagero, yo sí que soy bueno) realmente loables y brillantes, y perspicaces, el resto, venga, no lo neguemos, confesemos, es bastante flojo, una mezcla de manipulación sentimental burda (ay, la historia, por mal ejemplo, del veneno... ), demagogia de alpargata (ricos, pobres y por el camino yo me entretengo), buenismo de derribo (casi como una condena, te jode la vida, te mata de pena, mira el pobre padre qué ruina de vida, qué triste muere) y todo apañado por/en un guion con más trampas que un tahúr de Torrelodones, muy superiores a los del Misisipi, la duda ofende. En ese rato feliz, cuando se viene abajo y saca su verdadero yo tan sepultado, tanto tiempo oculto reprimido, ese que despreciaba con todas las energías de su alma a su familia (el trabajo de su padre, se lo llega a decir a la cara al principio, cuando es todavía más inocente), y a su pueblo (también lo reconoce de joven) y a la gente que se casa (hasta a su supuesta amada una gran mediocre la considera, hasta eso se le escapa), el de gran trepa en potencia que quiere huir de los suyos como de la peste, de su tierra, de su gente, que no encuentra el momento para salir pitando, para escapar escopeteado, sí, todo eso que suelta por su boquita desesperado al final es lo que en verdad pensaba desde siempre y no se atrevía a decir/reconocer últimamente ni a sí mismo finalmente (con el paso de los años había aprendido a disimular y guardarse la sinceridad para sí, enterrada bajo siete llaves en su interior clausurado corrupto), había engañado tanto todo el rato a todo el mundo que hasta se había terminado creyendo sus propias patrañas o añagazas, pero entonces ya no puede más, estalla y se caga en lo más grande, en lo más pintón o sagrado, en la mujer, en los hijos, en los amigos, en to lo vivo, qué mala es la hipocresía, qué perra, ahí, en ese tramo iluminado, se atisba o alumbra una gran verdad, que no hay nada peor o más peligroso para la sociedad y el bien común que un hombre bueno vade retro, que en cuanto se quita la máscara y descansa de la farsa diaria da mucho miedo, es puro amasado veneno (sí, Jekyll y Hyde ahí le andan), tremendo, capaz de montar la de Puerto Hurraco en un nanosegundo o momento, a nada que te descuides u oses darte la vuelta un minuto, es tanto lo que tuvo que fingir o tragar, tantas trolas y atrocidades que tuvo que representar, que en cuanto explota por una simple adversidad, acabáramos, aparece el temido adversario, su ira no tiene límite ni fin, medida ninguna, su odio es calcinador, abrasivo, es peor que un demonio o un gerifalte español cualquiera, asola, te saca los higadillos en un suspiro, capaz de vender su alma y a su madre, su mujer y su abuela si la hubiera de paso por algo de dinero, por un puñado de dólares nada menos.
Y menos mal, qué suerte la nuestra (algo siempre nos toca, las migas, el plato rebañamos con ansia viva), y la suya, que Dios es yanqui (gracias a él, de hecho, ganaban antes todas las guerras), me sacas de una duda, porque si llega a haber nacido en Tanganica, o no tanto en Coria, esta fiesta acaba como el rosario de la aurora, en agonía y guadaña, descalzaperros, abominación, llanto y crujir de dientes, suspiria, cochiquera, afrenta, parca, perrera.
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Ferdydurke
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4
19 de setiembre de 2016
5 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El sueño de una noche de verano.
Empiezo por el final. Por ese epílogo en forma de concierto. Ese viaje en el tiempo, siempre tan querido. A los años sesenta en Nueva York. Al Shea Stadium.
Y aquí debo confesar un secreto. Si hacemos caso a la famosa frase (de Santa Teresa aunque más popularizada por Capote en el epígrafe de su último libro) que dice, en versión libre, que se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por las no escuchadas, ten cuidado con lo que más deseas, no vaya a ser que se cumpla y luego no tenga posible arreglo, ahora me tenéis aquí así, cubierto por un baño de lágrimas, te lloré un río (Maná dixit, otros clásicos, además también cantantes de postín y raigambre), a punto de ahogarme en mi propio líquido vicioso, condenado, esclavo de mi anhelo.
Me explico rápido: siempre había contado, me había quejado amargamente, que detestaba la mayoría de documentales sobre músicos entre otras razones, la fundamental, porque hablaban mucho, sin parar de decir obviedades y/o chorradas, y cantaban poco, casi que no veíamos a los protagonistas del asunto en cuestión haciendo lo suyo, lo que realmente les había llevado a la cumbre, a la miseria o a lo que fuera en cada caso. Al retortero funesto de los músicos exitosos aparecían, nos endilgaban a mala idea, diría que hasta ilegalmente, gente de toda ralea y condición que se dedicaban a contarnos batallitas que a nadie (o a mí, que soy todos juntos) nos importaba.
Y toda esta introducción (yo también tengo derecho a cuento, a mi mili, faltaría menos) para señalar que esta vez sí, por fin, para que me calle de una maldita vez. Esta vez hubo actuación y canciones enteras y seguidas. Aunque lejos de las condiciones que más me hubieran gustado. Mucho mejor hubiera sido en auditorio pequeño y con superior sonido. Qué se le va a hacer. Todo no se puede. Nadie es perfecto. Cuando un deseo es concedido, la queja sobra y molesta.
Ya os habréis dado cuenta, lectores perspicaces, de que esta crítica va al revés. Solo por joder, por poder, por cambiar, por hacer el tonto a modo, por cambiar el paso. Para despistar a mis fans más fanáticos, como haría Bob Dylan por ejemplo, ese gran elemento, qué pesados los pobres, los que se pasan la vida entera apostados a la puerta de mi casa a ver si hay suerte y les cae una migaja por lo menos, los que rebuscan entre mi basura como hurones o zarigüeyas para ver con qué nueva maravilla mía se topan, del tesoro su búsqueda, no hacen otra cosa, todo sea por el sueño de poder verme de cerca, tocarme, sentirme, intuirme, olerme, palparme, amarme, cualquier cosa por un efímero vislumbre. Una vertiente desaforada de los más tranquilos ciudadanos que se conforman, los benditos, santos inocentes, con esperar, cae como el maná en el paraná o agua fértil en tierra baldía e inhóspita, mis escritos paranormales o subnormales, de tan normales.
Por lo tanto, paso al spoiler, a la cara b de este disco mío, producción unipersonal y omnímoda, edición exclusiva y muy limitada, para contar el origen sagrado de todo esto, de tanto ingenio, la cara a de mi magullada alma.
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Ferdydurke
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1
5 de julio de 2023
4 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fosfato. Hípica y golf. Hándicap. Ambrosía. No me pises que llevo chanclas. La gran familia española.
Como en España, en Andalucía ni hablar, en ningún sitio, los mejores sentimientos, alegría cosa buena, nos adornan. Profunda comedia costumbrista llena de vida y, ya de paso, anti racista y anti clasista, juntos somos más y mejores, di no al odio y al mal rollo, ama al otro, hasta a los ricos gilipollas un poco. Un paseo por el amor y la gloria (la muerte como que no, de fondo solo). Un choque (encuentro al fin y al cabo, lo diferente es lo mismo) cultural y una pasión interracial.
Vemos a raperos to negros, mola mazo, insistimos, cirujanas que limpian (igualita la voz a la del último Juan Diego), bailaoras políglotas, liberados sindicales que no dan un palo al agua, nos repetimos, Wyoming, Wisconsin y Dakota del norte a falta de la buena de Connecticut, tramperos de Connecticut, abuela ga ga, negros más blancos que el culo de Franco, raterillos con el corazón de melón, pijos cayetanos, moros broncos, dale, perico, al torno... En fin, mosaico de culturas, tornasol, el crisol, cornucopia, caleidoscopio, frenesí, fresco, mural, mermelada...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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