Una serie más, lo mismo de siempre en plan telenovela corta para las nuevas generaciones, igual que las telenovelas de la tele para las abuelas.

¿Cómo se pueden aguantar estos capítulos atiborrados de secuencias innecesarias? Las series dominan el panorama visual. Casi todas con notas elevadísimas, luego te enfrentas a ellas y piensas ¿Pero de verdad esto merece esa nota?

Dinero oscuro va de un niño, estrella de cine que abusan de él y los padres aceptan un dinero en un acuerdo de confidencialidad. El tema es serio, se desliza por los márgenes, no llega, no profundiza... todo resulta en exceso epidérmico.

Se acompaña de una ambientación soberbia, donde el blanco y negro de su fotografía ayuda de manera infinita a dar esa aportación de realismo que el director Juho Kuosmanen, parecía desear imprimir a su trabajo. Y lo ha logrado. Todo lo referente a la escenografía se ha cuidado con esmero, dando como resultado casi la perfección.

La vi en versión original con subtítulos; quiero destacar que en algunos casos, es algo que juega a su favor, pero aquí no, pues los diálogos escasamente resultan trascendentes.

La historia que nos cuenta no me interesa demasiado, se ofrece dispersa y en ocasiones reiterativa, con bastantes secuencias que aportan poco al conjunto.

La valoraré con un 5.

Resulta precisa, minuciosa, se mueve con cautela durante los primeros minutos... La música facilita que podamos penetrar en su entramado,

A medida que avanza, la acompaña cierta complejidad extraña y envolvente. Un terror diferente, no siendo el único género en que se inscribe, tal vez debido a ello, se ve circundada por un desorden narrativo y visual.

Entretiene sin más.

Las comedias no me hacen reír, y este PEQUEÑO NICOLÁS, ha provocado un par de veces mi risa. Es ágil, dinámica, contiene elementos inocentes bien resueltos, y aunque se apoya en personalidades arquetípicas, conserva cierta frescura que se resuelve con oficio.

Los niños se encuentran bien definidos, rotundos y eficaces. Todas las escenas mantienen un significado, evita apoyarse en secuencias de relleno, es por ello que su metraje no alcanza la hora y media, lo cual sirve para que en ningún instante decaiga el buen ritmo impuesto por Laurent Tirard, su director.

Tan solo existe planteamiento. Un largo y escurridizo planteamiento, que no cuenta nada más allá de la anécdota inicial que como premisa pudiera ser interesante si de alguna manera avanzase.

Elisabeth Moss, a lo largo de estos últimos tiempos, se ha poisicionado en el Start Sistem con una sobresaliente presencia en films y series importantes; aún sabiendo que lleva en la industria desde los 6 años y jamás ha dejado de trabajar. Ciertamente sabe elegir bien sus trabajos, aunque THE ONE I LOVE, no ha despertado en mi mayor interés.