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España España · Madrid
Críticas de GVD
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Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
10
18 de julio de 2007
109 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
AVISO: TODA LA CRÍTICA ES SPOILER

Hitchcock era un genio muy perverso. Y eso es de las cosas que más me gustan de él. No sólo llena su cine de esa perversión, a veces muy explícita, la mayoría tan sugerente como atractiva, sino que me la contagia, me saca mis instintos más básicos y me fascina. "Vértigo" o "De entre los muertos" es una sucesión de perversiones, perversiones pasionales, con ánimo de lucro, enfermas, irracionales, todas ellas una sola, la fascinación.

Se divide en dos partes claramente diferenciadas. La primera es la que creemos que es real, sin embargo es todo apariencia salvo la obsesión que permanece en el personaje de Stewart, y la segunda es en la que Hitchcock nos desvela sabiamente que es todo apariencia, sin embargo ahí es cuando descubrimos que el poder de la película hasta ahora era sólo la punta del iceberg.

La atmósfera de esta película es de una fuerza vampírica, emerge de la propia pantalla para absorber casi todo el raciocinio que pretenda volcar para meterme en este tortuoso pasillo de espejos, de apariencias, un pasillo mágico y recóndito. Porque Hitchcok hace unas pocas trampas, y casi se lo perdono porque la trama queda casi por completo eclipsada por el ambiente que consigue, un ambiente casi indescriptible, pero al que tengo claro que ayuda una magistral partitura de Herrman, los títulos de crédito de Bass, la impecable fotografía, y sin duda lo más importante, Kim Novak.

La escena del beso es una de las mejores de la historia del cine. Es la que resume toda la esencia del film, Hithcock gira ante ese torrente de magia, fascinación, pasiones, perversión en el que podemos observar como los fantasmas que han poseído a Stewart se liberan en la duración de ese beso, y como Novak le atrapa y le chupa la sangre, y la música de Herrman acompasando todo ese baile de máscaras.

No es posible otro final, tiene que acabar así. No hay "happy ending" posible, ya no. Stewart ha sido curado de espanto, ya es inmune, le han arruinado la vida. Lo que ya no le perdono a Hitch es la forma tan atropellada y cutre con que me lo cuenta, que me hace despertar del fascinante trance incómodamente, y la magia desparece en parte. Eso impide que yo la considere un obra maestra, pero de entre todas las "casi obras maestras" de Hitchcock, ésta es la más "casi".
GVD
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7
14 de noviembre de 2007
100 de 120 usuarios han encontrado esta crítica útil
EL PRODUCTOR: Personaje que diseccionan los tres siguientes.

EL DIRECTOR: Creador, con futuro, talento, oficio. Traicionado por el productor.

LA ACTRIZ: Guapa, con un talento que ha de madurar, con madera de estrella. Traicionada por el productor.

EL GUIONISTA: Experto en su campo, con muchas cosas que ofrecer, enamorado. Traicionado por el productor.
______________________________________________________________________________

EL CINE: Sin los cuatro anteriores esto es imposible. Son indispensables para que nos sentemos en una butaca, en la oscuridad, para ver a través de una pantalla todo un mundo, sensaciones, magia. Pero lo que sí es prescindible es lo que estos cuatro sientan, lo que deseen o cómo se lleven. Están para lo que están, para hacernos vibrar a través de una pantalla. Esta película cuenta con una dirección invisible, el director desaparece; con interpretaciones hipnóticas, llenas de rabia; con un guión perfecto. Y el resultado destila magia, perfección, hipnotismo, puro CINE. Porque si hay algo que nos une a los que estamos delante y a los que están detrás de la pantalla es el amor por el cine. "Cautivos del mal" es un magnífico poema dedicado a los que lo hacen y a los que lo disfrutamos.
GVD
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7
8 de febrero de 2008
93 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
No recuerdo ahora mismo ninguna película sobre dictaduras en las que en ningún momento se mencione que hay una dictadura, esta película no sólo lo evita sino que lo relega a un segundo plano, dándole un carácter universal. Tampoco logro recordar alguna película que trate el tema del aborto y no pretenda provocar lágrimas. Aquí las lágrimas se paralizan por el terror y la impotencia que destilan sus perturbadoras imágenes.

Con un guión sencillísimo, Mingiu monta una terrible crónica sobre la opresión y el miedo que esta implica, haciendo elipsis de fáciles detalles escabrosos, y no cortándose en mostrar otros. Ignoro dónde radica la frontera entre qué es más correcto, si mostrar o sugerir, pero desde luego, Mingiu la sortea con una precisión pasmosa, ya que el efecto no puede ser más aterrador.

Sin embargo, al contrario que todas las películas de dictaduras, aquí no se pretende relatar lo mal que lo pasaban los habitantes del país afectado, sino que lo que pretende es que hagas tuya su opresión, su miedo, su dolor. Y conmigo lo consigue de sobra. Pero lo que creo que de verdad hace que estas terribles sensaciones las sintamos en nuestras carnes (aparte de una más que notable habilidad de Mingiu para transmitir éstas) es hacer protagonista no a la que tiene el peligro en la chepa, sino a la que le pilla en segundo plano. Es decir, en cierto modo, el personaje más cercano a la condición del espectador.

Ahora bien, esa tensión, que para mí es su mayor baza, aparece claramente desdibujada debido a la intensiva, y a veces más autocomplaciente que efectiva, descripción de ambientes y de sentimientos a través de planos larguísimos, dejándome fuera las más de las veces. Bien es verdad que aparecen pequeños detalles que mantienen vivo el suspense, así como muchos de estos planos, que consiguen transmitirme esa desolación a la que están sometidos los personajes, pero no logran evitar que el conjunto se me haga un tanto frío.

(Al spoiler, no cuento nada)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
GVD
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9
4 de setiembre de 2007
91 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
El horror. El mal, la locura, el miedo, la tristeza, la angustia, la soledad... todas esas sensaciones se hayan unidas por el eje común del horror. Y Polanski conoce muy bien ese eje, y es más, sabe interpretarlo. Imagino que la tenebrosa causa de ese talento se haya en que él lo conoce muy bien. En la memoria de Polanski tiene que haber múltiples cicatrices que jamás desaparecerán. Por ello, su plasmación en la pantalla del horror no puede ser más escalofriante y brutal.

"La muerte y la doncella" se trata de un relato profundamente desolador cuyos protagonistas se hallan atrapados por un tenebroso pasado que les oprime y no los suelta. En este pasado tortuoso hubo una víctima, y consecuentemente, un verdugo, y ahora, en el presente, aquella víctima superviviente cree encontrarse con ese verdugo. La voz de éste, su risa, su olor, una cinta de Schubert, expresiones y detalles; pistas sobre las que el sufrido cerebro de aquella víctima relaciona al diabólico verdugo que la torturo, tejiendo acto seguido una venganza para exorcizar sus demonios internos. Hay un tercero, el marido de la víctima, convertida ahora en verdugo, unido a ella por amor, y al otro por el sentido cívico.

A partir de ahí, Polanski nos guía por un aterrador viaje al lado oscuro del ser humano, a sus instintos más míseros y primitivos. Un guión magistral que Polanski da forma con su incomparable genio y su insuperable sentido del suspense, ayudado inestimablemente por unos intérpretes prodigiosos a los que se debe gran parte del film.

Todo funciona a la perfección en esta tela de araña, tejida con la lúcida y desequilibrada fibra de la venganza, el poder; del horror. Con esta película me he visto sumergido en un universo aterrador que cuando se muestra en carne viva es terriblemente doloroso, el de la maldad del ser humano, involuntaria o no, siempre espeluznante. Obra maestra absoluta.
GVD
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8
22 de noviembre de 2008
94 de 110 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el seno de las familias estadounidenses de los setenta se ha colado un chino. Y no contento con ello, se ha puesto a diseccionar sus entresijos con la precisión de un cirujano, removiendo hasta los cimientos, para lograr desde una cultura ajena una bomba que nos afecta a todos. Con un par.

El chino nos abre la puerta de estas familias como si fuera su casa, qué cabrón, y dentro hace un frío espantoso. Entre todos los montones de hielo del interior, el guía nos indica cuál es el motor que hace que se circulen los miembros de estas familias: el sexo. Tampoco están tan alejados de nosotros, pienso.

La atmósfera es helada, todo está congelado por planos de cuberterías, témpanos, ramas quebradizas, escarcha, ríos de hielo en definitiva que arrastran a los personajes sin concederles un soporte al que agarrarse. Caen en picado y yo también empiezo a resbalarme con facilidad. El chino se ríe por lo bajini.

Llegamos a los corazones de los personajes, y vemos que están separados, que quieren acercarse entre sí y no saben cómo, pero están lo suficientemente cerca para latir juntos. Conforman un corazón grande, un tanto frío, pero que todavía funciona. De repente, el chino, como si de una tormenta repentina se tratase, clava un picahielos en el centro de este corazón. Siento el pinchazo como si fuera propio y estoy al borde de la lágrima.

Le pido al chino que me saque de aquí, que el dolor empieza a ser insoportable, a lo que éste me responde: "Si esta es tu casa". Y no sé vosotros, pero yo me quedo helado.
GVD
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