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España España · Madrid
Críticas de Luth
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Críticas 125
Críticas ordenadas por utilidad
9
17 de abril de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi siempre vemos las historias de la vida desde el mismo punto de vista. Es inevitable porque solo somos uno, individual, con nuestros sentidos y nuestra mente (portátiles pero anclados a nosotros) y recibimos los puntos de vista de los demás a través de los medios de comunicación de masas y de cultura que terminan siendo también uno porque la mayoría todo lo diluye.
Y, sin embargo, sabemos que nos enriquecemos cuando podemos cotejar varios puntos de vista. Aprendemos, mejoramos, tenemos una visión superior.
Por eso Alemania, año cero es de visión imprescindible. Rossellini nos muestra el otro punto de vista, el que no hemos visto casi nunca, el de los alemanes derrotados en la Segunda Guerra Mundial, su tragedia, su dolor, su pobreza, la derrota como tal. Siempre se nos presenta como inevitable la dicotomía entre los malotes nazis y los aliados, los demócratas. Y, como moralmente es así, así lo aceptamos sin reflexionar un minuto. Yo tampoco puedo dudar que la democracia es superior al fascismo. Ninguna persona decente puede plantear lo contrario.

Pero eso no quita que observemos como niños curiosos el otro lado, eso es lo que hace Rossellini. Y resulta fascinante porque vemos en esa sociedad alemana de los años '40 nuestra sociedad de hoy en día. Vemos cómo se alzó algo tan monstruoso como el fascismo, sin que casi nadie se alterara, ni saltaran alarmas de peligro. Como lo hace hoy, en pleno 2021 y del mismo modo el nuevo fascismo que sigue siendo el de siempre. Con insidias, con calumnias, con el apoyo de los grandes poderes económicos que se disfrazan de libertarios y demócratas.
Y vemos en Alemania, año cero, las consecuencias, las terribles secuelas de tanto desatino.
Podemos aprender mucho para no cometer los mismos errores. ¡Gracias maestro!
Luth
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5
18 de abril de 2021
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parafraseando la famosa pregunta retórica (o no) "¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?" uno se pregunta por qué una película cuya sinopsis habla de "...2148; el capitalismo, que ha exprimido todos los recursos terrestres, ha sido reemplazado por el socialismo..." después ni habla de socialismo, ni de capitalismo ni de nada que tenga que ver con la economía o la política. Pintaba bien como argumento que en una película de ciencia-ficción se especulara sobre el futuro de la humanidad entorno a este tipo de variables. Bien trabajado, quizá hubiera salido un guion apetecible.
Pero no, al final la sinopsis es una especie de "macguffin" que no tiene prácticamente espacio en la historia narrada. En realidad se nos cuenta una historia de amor-sexo entre un humano y su compañera robot (de aspecto humano, eso sí) en un largo viaje espacial cuyo final termina siendo casi irrelevante para los guionistas serbios de la película.

Stoya es la actriz que "da vida" (hay que ponerlo entre comillas, por razones obvias, se trata de una cyborg) al personaje femenino cuyo vestuario no supuso ningún problema para el presupuesto de esta, austera en medios, película serbia. Lo cierto es que las escenas de sexo son constantes entre los personajes y solo la actitud cambiante de ella en relación al cosmonauta humano, mostrándose sumisa o no, según el momento de la historia, nos da algo en que reflexionar más allá del "espectáculo" del sexo en sí.

Una película diferente, con algo de especulación filosófica y una gran belleza estética, a pesar del bajo presupuesto. Dependiendo de lo que cada espectador busque en una película ci-fi gustará más o menos.
A mí me ha dejado un poco insatisfecho. Había género de calidad en el argumento para hacer un producto mucho mejor. ¡Lástima!
Luth
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10
16 de mayo de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Un hindú educadísimo, correcto, amable, generoso, abstemio, no fumador, prudente, buena persona...puede causar el cataclismo más absoluto, destruir el Universo?
Según El guateque (The party, 1968, Blake Edwards) es causa necesaria e irremediable. El embrión del que nacerá el caos en una vorágine imparable de desgracias sucesivas que ocurren una tras otra hasta acabar con el orden establecido.

En esta explosiva mezcla de factores, vemos un personaje fuera de lugar, en el sitio y momento equivocado, la Ley de Murphy y un inesperado ejército de "ayudantes", muy eficaces en su tarea de generar el desastre. Entre ellos, destaca el camarero borrachín (Steve Franken) que "aprovecha" las copas que los invitados a la fiesta van rechazando (o ni siquiera hace falta que pase eso), una rubia también ebria, gente de postín con un fondo ético cuestionable, un grupo de música y baile ruso, la pandilla de chicos jóvenes con ganas de liarla parda y hasta un pequeño elefante pintado a la moda hippie de los años '60. Todos ellos serán los participantes activos de la fiesta organizada en la lujosa casa de los Clutterbuck (su patriarca es el ricachón frío, clasista y fumador de grandes puros habanos Fred, interpretado por J. Edward McKinley) en la que el buenazo de Hrundi V. Bakshi (el genial Peter Sellers) irá interactuando con los diversos personajes, siempre ninguneado (ha sido invitado por error a la fiesta) por todos ellos hasta que conoce a la jovencita Claudine (Michel Monet) que es de los pocos personajes éticamente intachables y con la que forjará una decorosa amistad. Ella interpreta el tema, compuesto por Mancini y Don Black "Nothing to lose" en una de las pocas escenas "de calma" de la película.

El guateque es una historia hilarante, absolutamente descacharrante de gags, no todos protagonizados como ya mencioné por Sellers, ideada por B. Edwards (con quien también trabajó en La pantera rosa y también con música de Henry Mancini). Como curiosidad, mencionar que el rodaje entre ambos, director y actor fue muy tensa, no tenían buena relación personal en ese momento. De hecho, decidieron no volver a rodar juntos a pesar del éxito de la saga de La pantera rosa.

El guateque es de esas comedias que se recuerdan con agrado. Es la carcajada asegurada en la que el espectador se va preguntando continuamente ¿Qué más puede salir mal en esta fiesta? Y sí, algo sale mal y complica todavía más la situación, en principio ordenada y bajo control.

En fútbol nunca se se dan grandes premios a los porteros ni defensas ni en Cine a las comedias pero El guateque demuestra, una vez más, que lo genial no tiene por qué ser un gran drama, ni tener mensaje, ni ser virtuoso. Basta con un guion acertado, bien dirigido e interpretado e inspiración.
Y talento.

¡Que la disfruten!
Luth
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1
10 de abril de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente una de las peores películas que he soportado en mi vida.
Recuerda lejanamente el espíritu del cine oportunista, zafio y mediocre del "landismo" o de las pelis de Esteso y Pajares, solo que estos modelos fueron un éxito de taquilla en su momento, venían a cuento, el público las vivió como un espejo socialmente aceptable del momento histórico. Y además tenían, en su momento, gracia. Muchos gags de Esteso, Pajares, Ozores y cía eran divertidos (hoy en día han envejecido mal pero, entonces, eran muy graciosos). En este petardo, por no haber, no hay ni gracia. Sinceramente, no he sido capaz de reírme ni una sola vez y, mucho menos, sonreír. Se supone que la película va de eso.

Por si fuera poco, la película es mala pero, además, está hecha con mala fe. Nos presenta unos estereotipos de políticos casposos, hipócritas y corruptos que parecen ideados por algún guionista palurdo en una conversación de bar. Se juega con la idea, tantas veces repetida, de que "todos los políticos son iguales" porque se sabe que este tipo de eslóganes derivan en una poblacion quejica que termina aceptando o incuso votando a las formaciones que critica y satanizando a los politicos o formaciones que actúan con más honestidad, siguiendo al dictado las campañas de difamación, insidias y manipulación de los grandes Medios.
Y no es casualidad, que uno de estos grandes Medios esté detrás de esta película.

En resumen, quizá un montón de críticas muy malas aliente la curiosidad o el morbo de quien no haya visto la película pero, de verdad que no vale la pena perder el tiempo con esta basura.
Luth
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8
3 de febrero de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Orville es una serie de televisión de ciencia ficción con toques de comedia estadounidense ideada por Seth MacFarlane en 2017.

Se trata de una agradable sorpresa televisiva con un planteamiento bastante simple: se toma la idea básica de la serie Star Trek, una nave que viaja por el espacio realizando diversas misiones en un futuro muy avanzado y ético comandada por una tripulación diversa en personajes, todos muy carismáticos, entre los que destaca el capitán de la nave, en este caso llamado Ed Marcer (el propio Seth MacFarlane) que tiene su propia posición de mando en el centro de control (con su correspondiente sillón), a su lado, el segundo al mando, en este caso su ex-esposa (le fue infiel) Kelly Grayson (Adrianne Palicki) y alrededor los típicos especialistas y técnicos que pertenecen a diversas razas alienígenas con mayoría de humanos, todos ellos con mucho protagonismo en la trama.

Todo está planteado mimetizando sin ningún pudor Star Trek pero con una novedad en el argumento muy peculiar: a las aventuras espaciales de turno se les unen pequeños toques de comedia, incluso planteamientos y lenguaje políticamente incorrectos (sin pasarse mucho, la serie es transgresora pero no excesivamente). Podemos escuchar alguna que otra palabrota o muletilla malsonante y en el argumento pequeños detalles de relaciones sexuales, diversas irreverencias (en uno de los episodios de la primera temporada, se habla de los Krill, una raza alienígena enemiga,de fanatismo religioso, intolerante y muy violenta), adulterios, bromas de mal gusto, etc.

Aqui no existe la "bienséance" de Star Trek, ese mundo casi perfecto de la Federación que siempre se rige por criterios morales exquisitos, rigurosa disciplina y buenas maneras. En Star Trek los protagonistas tienen siempre un comportamiento ejemplar, respetuoso, democrático, empático, usan un lenguaje escrupulosamente correcto, salvo que alguna circunstancia especial justifique un posible "desvarío". En The Orville, los personajes son mucho más humanos, más imperfectos, tienen tentaciones, cometen errores, pequeñas maldades...

Otro detalle que diferencia Star Trek con The Orville es que en la segunda aparecen sin ningún rubor de vez en cuando pequeños detalles anacrónicos o al menos "vintage" (el capitán tiene una rana Gustavo de peluche en su despacho, ven películas del siglo XX, usan vídeos de realities shows televisivos, la tecnología a veces parece anticuada, ni siquiera digital y mucho menos virtual).

Lo curioso es que esta mezcla de ciencia ficción clásica de naves y decorados hechos por ordenador (todo está nuevo, limpio y luminoso, no existe la roña ni el óxido, ni el deterioro por uso prolongado) junto a pequeños toques de humor y formas culturales de nuestra época actual puede verse igual que veríamos cualquier episodio de Star Trek, con sus aventuras, emoción, peligro, conflictos, batallitas de naves que se disparan, se camuflan, tienen escudos defensivos, etc sin que interfieran en la trama los momentos de comedia de sitcom clásica. Ambas cosas son compatibles.

The Orville está hecha con buen gusto. Es agradable de ver y nos identificamos con sus personajes. Es muy cercana. Aquí los personajes son entrañables, divertidos, cascarrabias, todos muy humanos, muy de verdad. No son héroes admirables sino personas creíbles, realistas, dentro de un orden.

Totalmente recomendable.
Luth
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