Yo no esperaba mucho este filme, cuando vi el trailer no me interesaba, pensé que sería otra típica película de terror y ya, pero cuando las críticas la alabaron tenía que ver porque, y es entonces donde ocurrió algo muy extraño, la cinta superó mis expectativas con respecto al trailer, pero no entendí porqué la crítica la alababa tanto, si me parece una propuesta interesante pero no me termina de atrapar. No ay nada en el filme que esté realmente mal, las actuaciones están bien, la dirección y el guión también, pero no siento que sea la mejor película de terror del año (para mí It fue muchísimo superior). Claro que todo este trasfondo racial está muy bien llevado a cabo y le a servido mucho a la película en la taquilla y en los premios, pero siento que la olvidaré dentro de algunos años.

Una de las películas más sorprendentes del 2017, es decir, sobrepasó las expectativas de muchas personas, yo incluido, tal vez es porque nadie esperaba que fuera buena, pero al final lo es. A pesar de que tiene algunos huecos en la trama, y que la banda sonora no es la mejor, es muy disfrutable y entretenida, uno de sus mejores aspectos es el montaje.

El reparto esta bien, solo bien, no sobresalen mucho pero hacen lo suficiente para que el filme funcione, la dirección es correcta. Y el final es bastante inesperado. Un film para disfrutar y reirse bastante, por que a pesar de que aya sido promocionada como una película de terror, es más bien una comedia adolescente, es como el hijo perdido de Scream Queens que se estrenó en el cine.

Hace 3 años Warner nos sorprendió con una de las propuestas animadas más originales y alocadas del siglo, The LEGO Movie, la cual nos adentró en este universo lleno de color e imaginación, hace poco nos llegó la extención de este universo, y aunque con resultados menos favorecedores nos mostraban The LEGO Batman MOvie, y no quiero decir que esta sea mala, al contrario es muy buena pero no llega al nivel de su predecesora. Ahora vemos la última locura con los famosos legos, The LEGO Ninjago Movie, y en comparación con las dos anteriores queda bastante corta, si bien no es una película animada mala, es bastante olvidable, porque a pesar de su comedia ocurrente y divertida, y de la historia extravagante que caracteriza a esta franquicia no termina de lograr una conexión con la audiencia, y creo que se debe a que al estar basada en la popular serie animada, aquellos que no sean adeptos a esta no podrán disfrutar y entender a la película. Con una animación igual de increíble a las antes vistas, con grandes secuencias, es simplemente un filme con buenas intensiones que se queda corto.

Carlos Cruz Diez es, probablemente, el artista venezolano más influyente de la historia, su estudio del color a inspirado a generaciones y ha adornado los edificios y los salones de los museos del mundo por décadas. "Free Color" hace un repaso a su carrera artística mientras Cruz Diez busca su mayor ambición, liberar al color de la forma, al crear una superficie de color sin soporte que flote sobre el Sena.
El filme utiliza una estructura documental tradicional, se mantiene con entrevistas y material de archivo a lo largo del metraje, mostrándonos además, la obra de Cruz Diez que se encuentra repartida a lo largo del mundo; a pesar de esto, el espectador es capaz de conectar con la historia, con el pasado de Cruz Diez y con su deseo, el problema surge en la instancia de la magnitud, es difícil abarcar una figura tan grande dentro de una película, y aunque "Free Color" lo intenta con creces, no lo logra a cabalidad.
Su división en capítulos no la beneficia del todo, es entendible debido a la cantidad de temas que son tratados, pero en ocasiones los capítulos no aportan cohesión y distraen del principal objetivo de la película. Aún así, la búsqueda de Cruz Diez es utilizada como excusa para hacer un repaso a una obra que ha teñido de colores el mundo, y eso es cuanto más, aplaudible.

Jencquel muestra, nuevamente, su interés en el sistema de salud, en su anterior película veíamos a un apasionado por la educación sexual que no quería que otras personas sufrieran lo mismo que su hija; en esta, trata de mostrar el panorama del sistema de salud de un país sumergido en una crisis humanitaria, con lo complicado que resulta. Usa los puntos de vista de diferentes afectados, los doctores cuyo sueldo no alcanza, los pacientes que no encuentran medicinas, las farmacias vacías y los que intentan luchar por los afectados lejos de la palestra política.
El director evita caer en el discurso político facilón, de igual forma, se aparta de la complejidad de las clases sociales, pero no puede acusársele de cobarde, se infiltra dentro de los hospitales, en los tratamientos, en las filas de gente buscando medicinas, en protestas y hasta en la Asamblea Nacional. Su discurso se mantiene del lado de las víctimas.
Monta a sus actores sobre el escenario, y los hace actuar del país, se interpretan a sí mismos en boicot a los posibles comentarios gubernamentales. Sus personajes sufren de esta obra llamada Venezuela, a la que ya no se le encuentra comedia alguna.
Aunque recae mucho en la ubicación geográfica, en esta Caracas en decadencia, la ciudad que no duerme, una New York destartalada, hay que aplaudir su intento de disección de una sociedad tan compleja, que se une para sufrir por un partido de fútbol, por un medicamento y por una despedida. Al final, no hay final, solo resiliencia.