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Estados Unidos Estados Unidos · Nueva York
Críticas de Salvapantallas
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Críticas 82
Críticas ordenadas por utilidad
7
28 de abril de 2016
23 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los vengadores están de regreso y vienen cargados de política. Es el producto más maduro del universo de Marvel a la fecha. Pero no es madura por compleja, sino por ser un producto consolidado y verosímil. No solo es mejor que Batman vs. Superman (2016), su rival de este año. En realidad, es mejor que todas las anteriores películas de superhéroes (ver spoiler).

Civil War aprovecha de maravilla esta madurez porque empezó a escribirse hace ocho años. Iron Man (2008) le dio un puñetazo de humanidad a las películas de superhéroes. La chatarra y las explosiones ya no fueron el plato principal. La violencia del subdesarrollo hace que Iron Man surja para sobrevivir. Ese sentimiento, sobrevivir, es más profundo y complejo que la típica venganza. Además, Iron Man tiene debilidades mentales: es egocéntrico e impulsivo.

Luego, The First Avenger (2011) también trascendió por su humanidad. Captain America surge de las adversidades. Antes fue pobre, débil y solitario. Es transformado en un soldado único con fuerza superior, belleza física y capacidad de liderazgo (a todo un ejército para ganar la Segunda Guerra Mundial, nada menos). Él también necesita sobrevivir en un mundo donde siempre será diferente. Pero su debilidad no es el ego, sino el exceso de compañerismo y la búsqueda de justicia a toda costa.

Ambos son superhéroes y humanos al mismo tiempo. El primero es tan humano que a veces las maquinas le fallan y el segundo es tan humano que a veces la fuerza le falla. La máquina versus la fuerza. Y conducidos por mentes humanas capaces de fracasar. En todas las películas anteriores, sus propios errores causan daños colaterales en la humanidad y permiten el surgimiento de nuevos villanos.

Por eso le creo todo a Captain America: Civil War. En la película, los daños colaterales que dejan las misiones de los Avengers por defender el mundo despiertan temor en la ciudadanía. Iron Man y Captain America tendrán que decidir entre ser controlados por la democracia o andar en total libertad. Seguir en libertad los hace culpables e ilegales, pero el control puede afectar la ética de sus misiones. Iron Man defiende el poder del pueblo y Captain America parece más totalitario porque cree que puede traer justicia con sus propias manos. No hay nada más humano que la política.

¿Quién gana esta guerra? Pues, véalo en el cine.

● Lo positivo: todo lo técnico es envidiable. La edición tensa, el ritmo vibrante, la comedia bien colocada, las peleas arden. Mejora todas las anteriores películas de esta misma saga: en Civil War no hay romances absurdos, escenas innecesarias, sentimentalismo barato y sustos inverosímiles. Además, Joe y Anthony Russo añaden conversaciones que no tienen nada que ver con lo que pasará en la película, lo que da realismo al guión.

● Lo negativo: que se necesitó de diez películas anteriores para dar madurez a la historia. Hay demasiados superhéroes en pantalla y la atención puede estar desviada. Los villanos no producen verdaderos riesgos y temor a los héroes. Se dan licencias irreales, como siempre, para engañar al espec… En fin, a quién le importa pedirle más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Salvapantallas
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3
21 de febrero de 2012
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se abre el telón y te encuentras rápidamente engañado por una introducción virtuosa y un argumento interesante. Comienzas a navegar de la mano de Daldry por las lágrimas de esta historia que rápidamente te hará caer por un agujero muy oscuro, como en una pesadilla, directo a las aguas de la lástima. Termina ese prólogo y te vas a quedar con un contenido vacío, inflado por personajes heroicos de mentira, no por concepción del autor de la novela rica en matices y temas, sino por diálogos sentimentalistas para llegar al nervio más sensible de todos, el de la lástima, que es la forma más sencilla de trasladar las emociones, el vértigo, la soledad y todos los conceptos psicológicos del atentado terrorista, la pérdida de un ser importante y la construcción repentina y obligada de un universo nuevo.

Extremely Loud & Incredibly Close construye la historia de un niño de nueve años como motor de su argumento, del cual se desprende una identidad compleja e hiperactiva que quizás molesta a los más serios, pero la verosimilitud de un niño así en la realidad lo hace un personaje posible. Por lo tanto, a Oskar se le cree su esencia, su núcleo y sus aventuras, sueños e ideales que lo acompañan, pero aquí los realizadores confunden la emoción requerida. Se crean lazos innecesarios entre una audiencia que siente pena por un niño convertido en mártir y héroe. Debieron apelar con moderación y objetividad las emociones, o hacer un balance de la sensiblería con elementos concretos y palpables, como un mayor tratado de las relaciones entre los personajes, profundidad de los secundarios, el posible trastorno psicológico del comportamiento del niño, una mayor claridad en la idea de la finalidad de la búsqueda o una mayor demostración de la realidad social neoyorquina posterior a los atentados y paralela a la historia.

Esa necesidad extrema por llamar la atención déjenlo a la publicidad, el comercio, las propagandas y cualquier otro medio de comunicación masivo. Al cine no. El vínculo entre la audiencia y la pantalla en el cine es más sutil: genera en el espectador una modificación de la realidad para entenderla de otra manera o construir fantasías verosímiles, convirtiéndolo en un objeto individual y no en un móvil propagandístico. Hay que hacer cine por el cine, de una vez.

Para algunos, Extremely Loud & Incredibly Close encarna la clara búsqueda de reconocimiento, los jugosos premios de academias y críticas o público, en formas groseras y censurables. Puede ser. Para mí, la película establece una innecesaria manera de darle solución a los dolores de sucesos muy sensibles, creando heroísmos banales y –una vez más– exagerados y lastimeros, haciendo parecer la idea falsa, engañadora, retorcida y adornada para quedar bien.

Vaya manera de tirar la idea literaria por los aires.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Salvapantallas
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5
4 de agosto de 2006
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amena, tranquila, cómplice, comercial, para verla por cable, etc. Calificativos exactos para una película de esas que no pasan de ser películas perfectas para una tarde o noche de un cine en casa. "Doble traición" nos trae una cinta cargada de suspenso, eso sí, pero con muchos errores, un argumento que se acaba antes del final de la película, y muchas escenas de un típico thriller hollywoodense.

Es una buena historia, que sugería mucho más. Arranca muy bien, va por buen camino, pero llega a un punto de quiebre en el que no sabemos donde rayos esta ese buen argumento de comienzo de película y todo lo restante es simplemente para que se acabe rápido, saber el final y nada más. Lo más importante es saber que las buenas ideas (un tanto repetidas, pero buenas ideas al fin) pueden esfumarse muy rápido en una sola película, y pasar de buena película de intriga, a un interesante o pasable thriller comercial. Este es uno de los ejemplos, pero existen muchas más de estas películas.

Por el lado de los actores no lo hacen mal. Quizás ver a un Tommy Lee Jones luego de "El fugitivo" ya no va a ser lo mismo, pero siempre tiene buenos papeles y muchos matices que mostrar. Por otro lado, Ashley Judd siguió con estos papeles al paso. Digamos que para una película de este tipo la preparación es mayor y se requiere de más dureza, pero, además de no encontrarlo en este film por parte de ella, seguimos sin encontrarlo en ninguna de sus películas (donde sobresale "Frida", pero en un personaje secundario). Pudo mostrarse, pero no lo hizo del todo, y se quedo en una actuación de cinco puntos, sobre diez.
Salvapantallas
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3
18 de noviembre de 2016
19 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si eres fan, seguro odiarás estas líneas. Debes saber que escribe otro fan que pasó una década al lado del mago con la cicatriz en la frente.

Es fresco ver una película del universo Potter sin que haya un libro detrás. También es un peligro. La historia puede no estar madura. La ventaja de la saga original basada en literatura es que conserva un mismo estilo: combinar la fantasía con fuertes elementos de conexión humana.

Fantastic Beasts es una continuación del mundo mágico creado por Rowling, pero no es una continuación de Potter. Después de ocho películas, la autora ha buscado algo diferente para atraer al público de vuelta. Pero diferente no es más ni mejor. La nueva historia empieza en Nueva York de los años veinte. Los personajes son nuevos en mayoría (aunque los actores son mucho más famosos que los de Potter al inicio), las costumbres mágicas son distintas y hay mucha más mitología por descubrir.

Newt Scamander es un mago británico especializado en animales fantásticos. Llega a Norteamérica para liberar a un ave fantástica en su habitad natural, Arizona. Una serie de accidentes hacen que algunos animales que viven en su maletín escapen por la gran manzana. Por ello emprende una misión para recuperarlos. En el camino conoce a un muggle (no mago) que sueña con abrir una pastelería y a una ex aurora (mago policía) que quiere detenerlo para recuperar su prestigio.

En esta historia es recurrente que se utilice magia en el mundo muggle. Con facilidad borran los recuerdos de la mente humana (parecido a Men in Black). En Harry Potter existía una fuerte restricción de no hacer magia delante de los humanos. Acá significa liberación. Esto también se representa en que los animales queden libres en la ciudad, a vista de cualquiera. En la saga original, lo no mágico estaba separado por una fuerte barrera cultural; aquí parece que el objetivo es incluirlos para evitar la discriminación social.

Ese cambio es lo que hace perder la esencia. La chispa de Potter se generó cuando la magia chocó con el mundo real. Lo hundía, lo ponía en peligro. Y se volvía asombroso que, de pronto, la fantasía pusiera la realidad en desbalance. Aquí la sorpresa de los protagonistas sobre la magia es mas risas que asombro y los magos son más parte de la realidad que un mundo subterráneo (a pesar de estar ocultos). Por lo tanto, dejan de ser especiales.

Rowling crea dos líneas narrativas. La primera es la búsqueda de los animales fantásticos por la ciudad, pero esta idea no genera tensión. Son personajes animados sin funcionalidad. Muchos son solo decorativos. Hipopótamos que botan fuego, serpientes que se encogen o armadillos que roban joyas. Lo único que hacen es destruir el mundo real con grandes explosiones y derrumbes. Todo esto amenaza con poner en descubierto a los magos, pero se resuelve con el previsible movimiento de la varita.

La segunda línea tiene que ver con la magia oscura. En el mundo humano, la magia es discriminada. Cualquier extraño es tratado como fenómeno. Pero ya no es una familia de idiotas que tortura a su propio sobrino, sino sectas fanáticas a lo película de terror que azotan niños cuando están poseídos por el demonio oscuro. Demasiado exagerado para el tono infantil del universo. Pero el problema central es que en todo este enredo no sabemos donde está el villano. Muchos giros hacen que el rol del malo pase de personaje en personaje. Esto disminuye la amenaza.

Fantastic Beasts tiene una estructura de tres personajes centrales, como Harry, Hermione y Ron. A pesar de que la propuesta no es con niños, Rowling se ha esforzado en colocar personajes infantiles, caricaturescos, casi parodias. Lamentablemente, ni dos horas de película nos permiten conocerlos a profundidad. Kowalski es un obrero muggle que sueña con su propio negocio. Tina es una bruja fracasada que sueña con recuperar su trabajo. Pero ninguno persigue su objetivo en la película. Están envueltos en las líneas narrativas de Rowling solo como espectadores. Ni siquiera se profundiza en Newt. No se presenta su historia ni sus objetivos. Parece que solo quiere hacer el bien y proteger a los animales.

El éxito de Harry Potter se centra en darle protagonismo a las emociones humanas y quitarle a la fantasía. Es el dolor del niño huérfano, que crece y descubre la venganza y el perdón. También aprende la amistad y la pérdida. Fantastic Beasts no es una narración atractiva. Es solo hechizos, bestias y magos. Edificios, persecuciones y explosiones. Mucha bulla. En ese sentido, es más espectacular que cualquier Harry Potter. Pero esa es su principal debilidad: recordarnos que la saga original fue una historia deliciosa.
Salvapantallas
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2
24 de diciembre de 2017
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Force Awakens generó una ola de optimismo. Disney compró la franquicia, pero se respetó la historia de los Skywalker con personajes que evocan al original con sus propios conflictos. Y Rogue One amplió el universo siendo fiel al estilo narrativo y visual de la saga.

Pero con The Last Jedi, el director Rian Johnson destruye la identidad de Star Wars, en su intento de acercarla a las nuevas generaciones. Ya aparecieron hasta las comunidades digitales de fanáticos que han protestado para que se vuelva a hacer la película.

Johnson ha tirado a la basura 200 millones de dólares y una gran oportunidad de recrear la Galaxia. Sus intensiones de cambiarlo todo son evidentes. Incluso en la forma de maltratar elementos representativos de la saga. Como con la reacción de Luke cuando Rey le entrega el sable de luz, lo que hace Kylo con su máscara negra, o cómo se refiere Leia a la Fuerza.

El episodio VII dejó una historia en pleno auge, como lo hizo A New Hope hace treinta años. Rey iría en busca de las habilidades Jedi, Kylo se revalidaría como el líder del Imperio y continuaría la persecución a los disminuidos rebeldes que seguirían buscando la esperanza.

Pero el episodio VIII de Johnson rompe con todo ello. La búsqueda de Rey es confusa y obsoleta. Kylo sigue dudando su posición en el bien o el mal. Y los rebeldes, aunque se dicen débiles, le hacen frente al Imperio con poca o ninguna complicación.

Lo de Johnson parece hecho para imbéciles hiperactivos, llenos de Starbucks. Los realizadores asumen que el público solo podría soportar un ritmo de mil cortes por segundo. Con efectos rimbombantes, acción sin límites y muchas explosiones. Es la generación del Fast & Furious.

No obstante, Star Wars no es una saga de acción. En realidad, la adrenalina de ese genero se reserva en espacios narrativos especiales. Como las carreras de Pods, las batallas de Yoda y Dooku o de Kenobi y Anakin, la persecución para destruir la Estrella de la Muerte, o las resistencias en la nieve de Hoth y en la selva de los Ewoks.

Johnson también prostituye los conceptos de la Fuerza y la familia. El primero es hoy una religión con estrategias de meditación. La Fuerza se vuelve una condición que se tiene y no que se logra dominar. Es de todos, y no solo de unos pocos iluminados. Tampoco existen exploraciones sinceras del romance, el descubrimiento de la venganza o la defensa por la fraternidad.

A pesar de su falta de humanidad, The Last Jedi está llena de seres humanos. Casi todos los personajes lo son. Raro que en Star Wars o cualquier otra historia hecha en el espacioso existan seres pensantes extraterrestres. Aquí las criaturas fantásticas son animales o mascotas decorativas (bonitos, como de YouTube).

Esta película es un collage de Narnia, Lord of the Rings, Harry Potter y todas las demos sagas fantásticas que llegaron al cine desde los noventa. También es un intento de imitar el éxito de Marvel, con un humor tonto, donde los personajes se vacilan entre ellos con absurdos gags.

Pues, no. Star Wars es otra cosa. En resumen, tres puntos concretos:

● Un drama de caballeros. Donde hay que rescatar a alguien. El esfuerzo de hacer un recorrido con obstáculos por superar, frustraciones y giros. Los retos, más que las grandes batallas.

● Una historia de ciencia ficción oscura. La estética casi siempre en espacios ocultos, como cuevas, bares y pasillos poco iluminados. Con conceptos como la persecución y las pistas. Casi como un road movie en el espacio.

● Una exploración de lo que pasaría en una civilización parecida a la actual, pero dentro de miles de años. Pues, Star Wars es una saga política, una historia de gobierno, donde están representadas desde el liberalismo hasta el nacionalismo.

Lo demás, con obligado spoiler.
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Salvapantallas
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