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España España · Pasajero 58
Críticas de floïd blue
Críticas 2.235
Críticas ordenadas por utilidad
7
23 de julio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos hombres se enfrentan en las sabanas de Kenia. Uno joven y el otro mayor, el joven presume como triunfador y guaperas y quiere adquirir lo antes posible la experiencia del cazador mayor. Lo que con el dinero no se puede comprar. La veteranía es un grado. Miles (Stewart Granger) inicia el safari como el rastreador jefe y aquí la película presenta una aventura con rutinarios puntos de apoyo siendo el principal la acompañante, Gabriella Licudi, la mujer que pondrá la nota discordante obligada, y pondrá también sensatez, belleza y colorido. En cualquier buen safari que se precie, el papel de la mujer es primordial. Aquí, su participación es desde luego loable, seductor y atrayente. Y en el baile lo demuestra.

Alguien dirá que el joven (Kaz Garas) es insoportable, pero es que ese es su cometido y como lo interpreta así, se le hace insoportable al señor Miles. El avance se justifica en cazar una gran pieza, un elefante que tiene cuentas que saldar con el señor Miles. Aparición igualmente obligada de nativos, más otras incidencias en el camino que dan juego a la aventura. Los hombres siguen tras la pista de los elefantes, animales de los que desconfían los nativos porque les creen con un espíritu muy vengativo si a alguien se les ocurre molestarlos.

Stewart Granger es un actor de perfil aventurero del que pensaron todavía podía rendir como explorador en sabanas o desiertos, y no será en estas líneas donde se diga lo contrario o se critique a Henry Hathaway. Fue un actor de buena planta y gran clase; tiene el status ganado. La película combina perfectamente el mundo de los nativos en sus tierras con el avance de los exploradores. En ningún momento adolece de retroceso en el ritmo. La película finalmente cierra con acierto. Una obra muy digna y entretenida.
floïd blue
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7
16 de julio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se puede decir que hay dos tipos de Western, el realista (o neorrealista), que aporta realismo: Las putas son feas, incultas y guarras; los garitos están vacíos, los pueblos sin gente; los actores son menos conocidos en el género, sus personajes son auténticos cenutrios por lo que las conversaciones brillan por su ausencia y la acción se dosifica en pos de realzar la poesía; y luego está el otro tipo: el figurativo, o más fantasioso: Grandes figuras para el plantel, acción a raudales, salones llenos de gente: Colorido, pianista, juegos de azar..., las putas son divertidas y guapas: Tiran las ligas al aire para deleite del público y forman cachondeo rápidamente; los guiones pueden ser épicos, muy serios, o como es el caso de Un hombre impone la ley, hechos para ofrecer espectáculo y divertimento, y teniendo en cuenta además cómo trabaja este director, la película contiene buenas dosis de humor.

La acción se sitúa en Progress, una próspera ciudad cuyo nombre lo dice todo. Ya hay coches funcionando aunque sin señales de tráfico ni guardias, es un mundo nuevo que le pilla a traspiés al sheriff Flagg (Robert Mitchum). El sheriff se encuentra con un viejo enemigo que el tiempo les ha suavizado las diferencias, tanto que se reconocen y se tiran los trastos como un viejo matrimonio. Este aspecto de la película, con Robert Mitchum aceptando que en ese nuevo mundo su figura sobra, aporta un aspecto de valor por su simpatía y reconocimiento.

Tenemos en cambio también otra posición ante esta vida nueva que es la del alcalde (Martin Balsam), que por edad también podría estar apartado del juego de la vida y sus novedades, pero como político y alcalde de Progress su espíritu es bien diferente. Son las dos posiciones ante la vida: La del sheriff y la del alcalde. En un film lleno de poesía neorrealista, nunca habría un viejo como el alcalde Wilker, cualquier viejo estaría ya entregando la cuchara como el eremita que vive en la montaña, en cambio, en este estilo de Western, sí tiene cabida el alcalde Wilker que vive la vida como nadie; es una figura de lo más destacable y todas sus apariciones tienen una sorna magnífica. Su sentido político traspasa cualquier sentido poético. Es de un práctico admirable, igual le da su meretriz preferida que su estupenda amante que la gana con su estilo y gracejo en el hablar; su discurrir y toda su amabilidad se gana a la gente también, niños y grandes; más su espíritu optimista y su visión de futuro como si le quedaran más vidas por delante nos lleva a pensar que no sólo será alcalde progresista de Progress, si no que llegará a Gobernador primero y luego a Presidente sin más tardar. Papelón de Martin Balsam.

Buena película sin más. Sin artificios, divertida y colocada entre parajes montañosos preciosos, con una acción convincente sin salirse de lo esperado, de lo que ya sabemos del Western, no falta nada ni sobra nada, todos los elementos bien presentados y en su momento, luego no se puede decir nada malo del hombre que impuso la ley, ni de su amigo, el hombre de negro, ni siquiera de los malos se puede decir nada malo porque cada vez que aparecen nos hacen sonreír, y desde luego menos mal se puede hablar del alcalde Wilker y sus legítimas aspiraciones.
floïd blue
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7
27 de junio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se puede decir que esta película sea aburrida, así de golpe, porque mantiene una tensión sexual no resuelta que promueve su seguimiento. Será un seguimiento raro pero no aburrido porque no cansa. Los parajes son muy bonitos y te adentran en el senderismo cómodo de acompañar sin menearte del sitio y tampoco te hacen prever que en cualquier momento vayas a abandonar.

Montse Germán es la pieza clave porque no desagrada. Él, Eduard Fdez. es poquita cosa, un poco ñoño, (él sí es aburrido pero se le aguanta porque no es cuestión del espectador criticar los gustos de ella) pero no cae mal. Hay que tener en cuenta que Montse tampoco va buscando a un Brad Pitt o a un Bradley Cooper para ir con él por el monte y pasar las noches en refugios a luz de las velas y al soniquete de las cigarras. Lo que va ocurriendo (nada en concreto) es totalmente creíble. Si ella se araña el brazo con alguna rama es natural, no se trata pues de buscar acción, intriga o supervivencia, no es la película Seis días y siete noches; tampoco es la letra de 19 días y 500 noches, desde luego; ni La montaña entre nosotros, es más bien, La montaña y Nosotros. No la aconsejo pero la pongo un 7 porque te enseña una gran máxima que no debemos olvidar nunca: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
floïd blue
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6
2 de junio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un héroe legendario que estimo algo lejano al público infantil español pero del que siempre se tienen noticias. La última aparición de la mano de Disney nos dice ya a qué público va encuadrado, aunque sean películas con escenas violentas como las de su género. Entre la de Disney del 2013, y esta que nos ocupa, tenemos La leyenda del Llanero Solitario (1981), que creo es la mejor, y El Llanero Solitario y la Ciudad Perdida de Oro (1958); y luego está la serie de los años 50.

El héroe es un antiguo Ranger de Texas y va dirigido al espíritu y la fantasía de la tierna infancia para ensalzar valores como la amistad y la justicia social. El Llanero Solitario lleva antifaz como El Zorro y otros héroes sin identidad, con lo que se pretende que cualquier entusiasta pueda ser el protagonista, incluso uno mismo. Como es de rigor tendrá sus peculiaridades, hábil, valiente, comediante y siempre la elegancia y la caballerosidad por estandarte. El Llanero Solitario no estará tan solitario porque cabalga con su caballo blanco, Silver, el mejor de todos, y junto a su fiel amigo indio. Nos enseñará que los indios no son mala gente, ni los rostros pálidos, sino que son las personas malvadas las que producen los siniestros y calamidades del mundo. La película completa perfectamente este paisaje humano con un tirano que maltrata a su mujer, malcría a su hija y tiene a sus órdenes un capataz sanguinario y una banda de malhechores. Para luchar contra ellos se requiere astucia y valor, en una palabra, ser como El Llanero Solitario. Siendo niño te lo tragas, seguramente, pero luego da pena pensar que para luchar contra las injusticias no haya más que gente disfrazada y solitaria.
floïd blue
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6
11 de mayo de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los alemanes están en las puertas de Ámsterdam y la gente huye despavorida. Allí, los judíos guardan la mayor cantidad de diamantes que alguien pueda imaginarse. Londres (léase el Foreign Office) va a enviar inmediatamente a un comandante inglés con 2 agentes holandeses a Ámsterdam en un destructor, alguien pensará que van a ayudar a los judíos a huir pero se equivoca, van a por los diamantes, lógicamente, el Imperio no se anda con sentimentalismos. Los diamantes son necesarios para la que la industria pesada alemana fabrique carros de combate y aviones y no pueden caer en sus manos.

Con corrección británica, como se espera que sea la misión, resulta el desarrollo de la película en todos sus tramos, pero no sé hasta qué punto interesante porque el tema no tiene un atractivo añadido. Buenas imágenes de las calles de la ciudad y angustia ante el caos reinante que dan una idea, aunque ligera, de lo penoso que es ver huir a una población de sus casas por la guerra. La tensión se mantiene por parte de los tres agentes y las dificultades que se van encontrando. Añadir que el título de "El robo del siglo" no es muy adecuado pues lleva a pensar en el género de películas de aventuras y esto es un drama pre bélico, de comandos.
floïd blue
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