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España España · Barcelona
Críticas de K
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
9
6 de abril de 2007
41 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es sorprendente como se puede decir tanto con tan poco. Esta es una de esas películas en la que se ve claramente que no hace falta una gran aparatosidad, ni un guión con mucha trama y con diálogos profundos, ni muchos espacios para desarrollar la trama, ni muchos recursos en general para hacer cine del bueno. Aquí con un único espacio, un palacio, (eso si, compuesto de otros, entre alcobas, comedores, patios…) poquísimos personajes y una trama mínima el bueno de Zimou da toda una lección de cine (Aquí esta afirmación, tipiquísima y mal empleada en un sinfín de ocasiones tiene, de verdad, todo el sentido del mundo). Es paradójico como el propio Zimou parece haber olvidado actualmente su propia cinematografía y su propia idiosincrasia en sus recientes y espectaculares títulos que se han estrenado en los últimos años.

Este drama intimista, casi minimalista, relata la historia de la joven Songlian, que a principios de siglo, tras la muerte de su padre, ve truncada su carrera universitaria y se ve obligada a contraer matrimonio con un poderoso señor, Chen Zouqian, que tiene ya tres mujeres. A partir de ese momento “La cuarta esposa”, prácticamente su nuevo nombre, deberá aprender a convivir con sus otras “hermanas” y su marido en el palacio de éste, en el seno de una familia regida por unas fuertes tradiciones. Las envidias y rencores entre hermanas se sucederán en el intento ser la “preferida” del señor en este film que pone en evidencia lo retrógradas, injustas, machistas, mezquinas… que eran las tradiciones familiares en la china de principios de siglo (¿Sólo la de principios de siglo?). En la familia Zouqian son más importantes las linternas rojas que indican con quien pasará la noche el señor que las propias esposas.

El estilo de Zimou es impecablemente minucioso. Por su austeridad y poca artificiosidad puede llegar a pasar desapercibido, pero nada más lejos de la realidad. La manera con que el cineasta utiliza los elementos cinematográficos es casi sublime. Los encuadres son a parte de bellos irreprochables, siempre remarcando el poder que el espacio ejerce sobre las esposas (particularmente sobre Gong Li). Zimou deja siempre al marido a parte, o bien encuadrándolo en plano muy general o directamente dejándolo fuera de campo, nunca le vemos la cara. No nos importa este personaje (que por otra parte es el principal causante de la “desgracia” de sus esposas). El atrezzo también está impecablemente utilizado, en especial esas linternas, tan importantes para las esposas, lo diferente que es el hecho de que se hallen o no en la alcoba, de que estén encendidas o tapadas… El sonido también, como el del masaje de los pies, tan deseado en su ausencia o disfrutado cuando toca; asimismo el color rojo de las linternas, que lo domina todo, incomoda, se desea; o el fuera de campo, en esas escenas donde se intuye más que se muestra, siempre con una honestidad irreprochable… En fin, aquí sí, una lección de cine.
K
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8
9 de enero de 2007
29 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las primeras películas de Fuller, así como una primeriza incursión del mismo en el cine negro, género al que insuflaría nueva vitalidad. Sin duda una de sus más conocidas y afamadas películas, aunque, a mi entender, siendo bastante notable no llega al nivel de "Shock corridor", "Forty guns" o "The naked kiss", por ejemplo.

Narra la historia del "inocente" robo de un microfilm que contiene una fórmula química y del revuelo que se monta al ser robado. Skip McCoy, ratero encerrado ya tres veces (en algunos estados a la cuarta cae la perpetua), roba sin querer dicho microfilm (lo único que pretendía era un simple hurto más a una señorita) y se encuentra siendo, de repente, el centro de todas las miradas. Acaba de desbaratar dos importantes operaciones, la venta de la formulita a unos comunistas y, a su vez, el intento de detención, por parte del FBI, de los responsables del robo e intento de venta de la misma.

Este es el trepidante argumento de esta tensa y violenta, muy violenta (que no sangrienta), película. El guión, del propio Fuller y D. Taylor, es simple pero eficaz, con una intensa trama que, a su vez, otorga complejidad a los personajes, que vemos evolucionar claramente durante el transcurso del metraje. Así asistimos tanto al enamoramiento de Candy, la chica robada, hacia Skip, como al cambio de postura de McCoy, al que vemos al principio pasota y al que parece importarle bien poco lo que le rodea, para después involucrarse y tomar partido para evitar un mal mayor que su propia detención. Claro mensaje anticomunista el de esta cinta, de un director no precisamente sospechoso de serlo (Cosas de la época, no hay que olvidar que McCarty y compañía estaban en pleno apogeo). De hecho el mensaje de la película se podría resumir en una frase de la misma "Una cosa es ser un ratero y otra ser un traidor".

Fuller imprime fuerza y tensión a la película alcanzando momentos casi memorables, apoyado por la fotografía y la música. La secuencia inicial en el metro es el ejemplo más notable, pero, en general, la primera media hora es brutal. Luego decae un poco, a la que se descubre el entramado comunista y parece que la trama en sí no avanza demasiado y se edulcora, para en los momentos finales volver a subir en su violento final (Durante todo el metraje no paran de darse hostias, pero verdaderas hostias, a hombres y a mujeres, pero sobretodo en los últimos minutos; incluso se llega a sufrir por los actores). Irregular, pero inspirada, destaca la actuación de Thelma Ritter en el papel de la "adorable" Moe Williams.
K
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9
28 de diciembre de 2005
26 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poca gente como Ozu es capaz de sacar tanto partido a la cotidianidad. Sin duda Ozu es uno de los más grandes (de los 5 o 6 más grandes diría yo) directores. Su manera de entender el cine y de articular las películas (desde los encuadres, al montaje, que no sigue los "ejes" occidentales) es tan particular que su filmografía bien merece un punto y aparte. Y Bashun no es una excepción. Todo lo contrario. Si tuviera que escoger una película que resumiese el cine de Ozu, es muy probable que escogiese Bashun.

La familia y sus preocupaciones, y la inminente occidentalización del Japón de la posguerra, sus temas más comunes, son tratados aquí de manera tan sutil como demoledora. Aquí la dialéctica entre la tradición nipona y la nueva tendencia occidental salpica al bueno de Chishu Ryu, el padre, y a su hija Noriko. El padre que quiere casar a la hija, la hija que no quiere dejar solo al padre, pero que no quiere aceptar la idea de que su padre, quizá, se vuelva a casar. Esta es la trama argumental de la película, sin más. Ni más que le falta. Ozu articula una película tan simple como hermosa, donde (y perdón por el tópico) su simpleza esconde una profunda complejidad.
K
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10
1 de octubre de 2006
34 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué arte Dios mío el del señor Walsh. Vale que el guión de Gentleman Jim sea realmente excelente, pero es que Raoul con la cámara escribe que da gusto. Maravilla del denominado cine clásico impregnada con la insuperable habilidad narrativa del gran Walsh. No suele estar en las listas de las "mejores" de la historia, hecho que nos da la razón a los que consideramos dichas listas como algo superfluo y banal. Es que lo peor de estas listas es que se eleva al estatus de "cumbres" a un cierto número de películas discriminando otras que, como esta, nada tienen que envidiar a las primeras, todo lo contrario. Supongo que estaré blasfemando si digo que Gentleman Jim es mejor película que Ciudadano Kane o Casablanca, pero por Dios que sí que lo es. Ya sé que al hacer esta afirmación me contradigo a mi mismo y a mi teoría de lo superfluo de los rankings, pero Gentleman Jim bien vale eso, y más. Porque de lo que se trata aquí es de poner las cosas en su sitio (y lo digo con toda la vanidad del mundo, que para eso soy una opinión) y reclamar el trono que Walsh se merece. El trono (compartido eso sí con los demás dioses) del olimpo cinematográfico. Ya está bien de que corran ríos de tinta sobre directores (muy buenos sí) inferiores a Raoul, directores como Welles, Wilder (Billy), Huston, Kubrick... Lo justo es justo y desde aquí (ante los millones de lectores diarios que lean esta crítica) exijo a todos los criticuchos que hagan justicia y que hagan correr ríos de tinta sobre Raoul Walsh y Gentleman Jim. Larga vida a Raoul Walsh, larga vida a Gentleman Jim.
K
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7
1 de octubre de 2006
31 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena cinta de ciencia-ficción de los 50. Narrada hábilmente por Gordon Douglas con un ritmo muy acertado. La película empieza con mucha fuerza e intriga (aunque todo espectador que se acerque a la película ya sabe quienes son las causantes de los acontecimientos cuya explicación desconoce la policía al principio del film) y dicha fuerza no decae en ningún momento. La trama está bien compuesta y es muy inteligente. El científico abuelete es impagable. Quizá para el espectador de hoy en día las hormigas "cantan" un poco, pero es un defecto perfectamente asumible y que, en ningún caso, resta credibilidad a la película, debido al acertado modo de filmar de Douglas. Buena reflexión acerca del hombre y los peligros de sus ansias de poder.
K
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