Parecía definitivo, allá a principios del año pasado, que la nueva película del británico iba a tomar el curso de ''Cómo ganarse a la Academia'' que anteriormente habían aprobado ''Out of Africa'' y ''Crash''. Dos películas horrendas. No visualmente, mas despreciando el buen gusto y el sentido. Se veía de lejos algo similar con ''12 años de esclavitud''.

Me alegro de hayan sido prejuicios estúpidos, porque McQueen la rompe. Le da al género este de ''amos blancos-esclavos negros'' un referente inimitable, al presente un recuerdo crudo del pasado y al cine una obra de arte.

Y sin joder, estoy muy feliz de que así sea. Esta no es la típica película de ''esclavos, tristeza, melodrama, ay, ay, ay, lloro, lloro, kleenex, kleenex'', acá hay arte. Puesta en escena precisa y exacta, dando planos que no sólo justifican su propia existencia, también la longitud del film, cuya extensión no es ni por asomo excesiva; las dos horas y catorce minutos pasan como un flash.

Ah, pero no te quedas deseando más. No, no, no, no es ''Nebraska'', aquí termina y goodbye. La cruenta recreación de época, con una tosca pero real interpretación de todos los ''malos'' junto a una discreta pero expresiva actuación del protagonista, te exhausta. Pero te deja satisfecho, es una cena inolvidable, quizás. No quieres más, para no terminar despreciando el arte.

Sin embargo, hay autentica belleza en este film. Se nota mucho que hay más arte que explotación. Con un guión hilvanado con justos cambios de ritmo y toques de placer y frustración, no queda otra más que maravillarse (u odiar, que puede ser el caso).

''12 años de esclavitud'' es gore, es natural, es artística, es real y, por sobre todo lo demás, es un gran producto final. No hay que dejarse avasallar por la cantidad de elogios que obtuvo, sólo guíense por su criterio y...bueno, después hablamos.