No voy a decir nada nuevo ya sobre una OBRA MAESTRA que he visto tantas veces que he perdido la cuenta, pero si quiero recordar aquí que en aquella época, primeros de los noventa, había un sector muy crítico con el Sr. Eastwood.
Dicho sector lo tachaba de fascistoide basándose únicamente en las películas, que como por ejemplo, Harry el Sucio, dejaban entrever, supuestamente, algo de ideología fascista. Pues bien, toda esa caterva de snobs y ladrones de oído del tres al cuarto que se creen por encima de cualquier moda, tendencia o estilo, son lo que ahora aclaman a Eastwood, ya no sólo como director de culto, sino también como actor indispensable, y encima presumen que siempre fueron fieles seguidores de su cine... Patéticos mentirosos.
Quiero dejar claro que rectificar, por supuesto, es cosa de sabios, pero no hay ni una sola vez que vea alguna película de Eastwood que no me acuerde de esta panda de potentados que se hacen llamar "críticos de cine" y suelen escribir sus sesudas críticas a modo de epitafios, haciendo gala de la más absoluta arrogancia e hiriente verborrea pseudointelectual.

La primera vez que ví esta película tenía 13 años y me impactó muchísimo. Lo que más me maravilló fue la conjunción perfecta de imágenes y música: impactante, hipnótico, maravilloso... Posteriormente decidí leer el libro de Arthur C. Clarke para intentar comprender el final de la película pero fue en vano, no hay nada que comprender, el arte no está para ser entendido. Cada vez que veo la película puedo sentir lo mismo que la primera vez, es como una capsula de sensaciones no contaminadas que permanece latente en mi mente y que se activa cada vez que veo el amanecer de los tiempos.

Esta película excita, hiere, indigna y emociona a lo largo de una montaña rusa de pasión sin límites.
Historia de una pareja desde su génesis, hasta su destrucción y posterior deconstrucción en la que se torna en un engendro de relación infrahumana, que a través de la seductora voluptuosidad que sigue conservando ella y la cínica perversidad que profesa él, tambalean los débiles cimientos de un matrimonio ordinario inglés. APOTEÓSICO

Esta película es imprescindible si te gusta el cine y la historia de un periodo tan oscuro... Cuando ví esta película tenía muy fresca la lectura de un libro muy especial, "El hombre en busca de sentido", de Víctor Frankl, psiquiatra austríaco que a pesar de su renombre acabó en Auschwitz por ser judio... La película me conmovió profundamente porque refleja muchos de los estados psicológicos que Frankl, como psiquiatra, víctima y espectador de primera mano del horror, describe en los prisioneros: la esperanza sin límite, la apatía absoluta, el pensamiento suicida... A eso se le suma, por ejemplo, la actuación desgarradora y magistral de una niña que pone el vello de punta. Recomiendo fervientemente la lectura del libro de Frankl y el posterior visionado de la película: no os defraudará.

Ví esta película de casualidad, sin saber nada de ella, sin expectativas creadas... La experiencia fue brutal: escenas impactantes, de las que sobrecogen el alma, de las que te aterran, sobre todo cuando tienes hijos...
Es una bajada a los infiernos fuera de tópicos y de ideas preconcebidas sobre la pobreza en las fabelas de Brasil. Una ventana abierta contra la indolencia y la frivolidad occidental, una lección de realidad a lo que, por lo general, no nos tiene acostumbrado el cine.