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España España · Somewhere Far Beyond
Críticas de Richy
Críticas 1.337
Críticas ordenadas por utilidad
8
27 de setiembre de 2010
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si vemos en los títulos de crédito de una película el tándem Russell Mulcahy - Christopher Lambert, nos podríamos echar a temblar con total seguridad... siempre que no se trate de "Los Inmortales".

La carta de presentación de Russell Mulcahy en el mundo del cine fue esta cinta de extraña mezcla entre el moderno thriller urbano y la aventura épica de espada y brujería. Trata de unos seres humanos que, sin saber muy bien por qué (no se llega a explicar), poseen el don de la inmortalidad. Siempre han existido a lo largo de los siglos y están destinados a pelear entre ellos de forma que "sólo puede quedar uno". A ese "Uno" le será otorgado "el Premio", el cual se desvela alguna pincelada en la película pero tampoco se queda claro.

Christopher Lambert consigue algún que otro registro destacable, algo ya de por sí increíble en un actor tan poco dado a la expresión emocional. Su papel del inmortal Connor MacLeod es, con diferencia, el mejor de su carrera, y lo mismo se podría decir de un director tan mediocre como Russell Mulcahy, con títulos posteriores de muy escasa calidad.

El contraste entre los claroscuros urbanos y las bellísimas imágenes de las Highlands escocesas supone cierto toque de originalidad a una cinta un tanto convencional pero con destellos de calidad en algunos tramos. La idea romántica de inmortalidad como una maldición podría haber dado mucho más juego, como canta Freddie Mercury en su también inmortal canción "Who Wants to Live Forever" en uno de los momentos más emotivos del filme, pero la cinta es entretenida y, junto con la banda sonora de los míticos Queen (ellos sí que son inmortales), elevan la puntuación de la película hasta un notable bajo.

Lástima que el propio Russell Mulcahy destrozara su propia película en la secuela y acabara rematando la faena Andrew Morahan en la tercera, y así un largo etcétera de caídas libres conforme iban saliendo películas de la saga.

Como reza el leit-motiv principal del filme, "sólo debería haber quedado una".
Richy
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6
6 de mayo de 2010
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva y explosiva fantasmada del mayor exponente del cine palomitero, sin menospreciar a Roland Emmerich.

El auge de películas que usan famosas líneas de juguetes como excusa argumental se ha puesto de moda en el cine reciente. La pionera de este, digamos, sub-sub-sub-género, fue "Masters del Universo" de 1987, con Dolph Lundgren como He-Man, de la que guardo un recuerdo especial por ser la primera película que se hacía con mis muñecos favoritos en "live action". Menuda sorpresa la mía ahora, un puñado de años después, al ver cómo están saltando a la pantalla grande también mis queridos "transformers" y los soldaditos de "G.I. Joe", pero no me hace la misma ilusión verlos ahora a mis 30 que si tuviera la misma edad que en 1987.

Exceptuando "G.I. Joe", más que nada, porque aún no la he visto, las películas de esta temática suelen ser bastante penosas en cuanto a argumento se refiere, y sólo sirven para dar espectáculo y hacer pasar un rato entretenido. Y "Transformers" no es más que eso, un espectáculo de fuegos artificiales y pirotecnia al estilo Michael Bay, aderezado con un humor resultón de block-buster y un romance tan comercial como la misma película.

Su ritmo vertiginoso tiene un poco de todo: momentos aburridos, momentos graciosos, momentos patéticos y, lo mejor de la película, los momentos de acción. Las peleas entre los super-robots venidos del espacio exterior son apoteósicas, y es sin duda lo más destacable de una cinta previsible a más no poder.

Ya que está de moda este tipo de cine, espero con ansia la película "Playmobil: la invasión de los enanos semiarticulados". Seguro que será un bombazo...
Richy
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4
6 de octubre de 2009
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de mi filmoteca casera tengo la mayoría de las películas de Takeshi Kitano. Ésta que nos ocupa es la primera que he visto de todas, de momento, y me ha dejado con una triste impresión. Triste, digo, porque con los directores de culto pasan dos cosas: o les declaras amor eterno o los odias a muerte. Me temo que si todas las películas del señor Takeshi son medianamente parecidas a la que nos ocupa, no nos vamos a llevar muy bien.
Es realmente floja y aburrida. Son situaciones rayando en lo ridículo. Caras totalmente inexpresivas, sin emoción, que inhiben la sensación en escenas que deberían estar repletas de ellas. Lo único a destacar es la interpretación de Takeshi: duro, trastornado por su vida anterior en la mafia, violento y machista. Es el anti-héroe, el anti-amigo, el anti-todo, que ayuda a la venganza de los chavales más "empanaos" de la historia del cine. Una ameba tendría más sangre que ellos.
Buena parte de la nota que le doy se debe a la interpretación de Takeshi. También ha influido el cuidado en la fotografía y las partes más técnicas, que son de una calidad excelente (siempre dentro de las posibilidades de 1990).
Resumiendo: Una cinta aburrida, muy lenta para intentar ser una película de acción, que me hace dudar del resto de obras del director nipón. Como actor no tiene precio; como director... mejor esperar a ver otra suya detrás de las cámaras.
Richy
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8
22 de octubre de 2017
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha tenido que ser de nuevo una película de Denis Villeneuve la que me haya hecho volver a esta santa casa a escribir críticas. Ya lo hizo con "La llegada" (2016), me mantuve escribiendo durante unas pocas películas más, y volví a dejarlo por motivos personales. Para bien de seguidores y para mal de detractores, aquí estoy de nuevo, y comienzo esta nueva etapa con la secuela de una película muy simbólica dentro de mi formación cinéfila, una cinta que ha marcado a muchos fans y a los mismos cimientos del género: "Blade Runner" (1982), y todas sus reediciones posteriores.

Denis Villeneuve ha estado en el punto de mira desde que fue designado para dirigir la esperadísima secuela del clásico de Ridley Scott; una espera llena de comentarios, de rumores, de imágenes en exclusiva y, finalmente, de tráilers espectaculares que han hecho crecer exponencialmente la curiosidad de los que, conociendo el cine de Villeneuve y sus últimos trabajos, estábamos deseando ver lo que podía hacer este canadiense con un título tan emblemático.

Las comparaciones con la primera "Blade Runner" son, en este caso, no sólo inevitables sino necesarias, tanto desde el punto de vista argumental como artístico. Argumental, por la continuación de la trama que dejó a los espectadores con tantas dudas hace 35 años, manteniendo el alma "neo-noir" de la trama detectivesca totalmente viva; artístico, por la arrebatadora fotografía y la inmersiva banda sonora (basada en el inmortal trabajo de Vangelis) que nos transportan de nuevo a todo ese universo de neones, publicidad kabuki y calles humeantes de aquel Los Ángeles de 2019, enriquecido con otros lugares tan contrastados entre sí como asépticos. Es una imaginería totalmente nueva, pero bebe mucho de los diseños originales, consiguiendo así que los seguidores no se sientan perdidos en unos nuevos escenarios colosales, propios de la mente de un megalómano.

Villeneuve introduce su lirismo acostumbrado en una narración que a muchos les parecerá excesivamente lenta (curioso, lo mismo dijeron en 1982), pero cuyo fin es unir trama, sonido y espectáculo visual para conseguir un mayor calado. La aparente lentitud del desarrollo de la trama es mera ilusión, ya que el relato evoluciona continuamente hasta llegar a un punto de no retorno en el que, de forma elegante pero no realmente necesaria, se alarga en una especie de doble clímax.

En su sofisticación, "Blade Runner 2049" se permite reescribir la iconografía ya asentada del filme de Ridley Scott y lo hace con descarado acierto: los replicantes son más humanos que nunca, y no sólo por su aspecto (ya lo eran en 2029) sino en sus sentimientos. Aquel "experimento" de la Tyrell Corporation llamado Rachel ha traído consigo una nueva generación más peligrosa no sólo porque son más longevos, sino porque sienten, aman y sufren más que nunca. Ya tenemos, pues, el drama servido; el dolor de la pérdida, la duda sobre los recuerdos vividos, la búsqueda de respuestas... en fin, el viaje iniciático inherente a todo el relato, añadiendo la marca de la casa: la ambigüedad.

"Blade Runner 2049" no es tan buena como la original, pero tiene empaque suficiente como para ir de la mano sin agachar la cabeza. K (Gosling) es un Blade Runner competente, aunque nunca tendrá el carisma de Rick Deckard (Ford), ni Joi (Ana de Armas) le hará jamás sombra a Rachel (Sean Young), y no digamos comparar a Luv (Sylvia Hoek) con Roy Batty (Rutger Hauer). Pero Villeneuve no ha necesitado lágrimas en la lluvia para marcarse otro tanto, y ha conseguido lo que contadas veces se ha visto en pantalla grande: una obra maestra a partir de otra obra maestra. Impecable.
Richy
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6
15 de agosto de 2014
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante propuesta enmarcada en el thriller con toques de terror y gore que se desmorona totalmente en su explicación final.

La película presenta a Jay (Neill Maskell), un ex-soldado algo trastornado, gandul e hipocondríaco que está continuamente cabreado con la vida para desesperación de su mujer. Pero un día, un amigo de la familia le ofrece un trabajo de lo que mejor sabe hacer, y se convierte en un frío y peligroso matón a sueldo.

Filme incómodo visualmente, de estupenda factura y buen ritmo narrativo. Ben Wheatley aborda el aspecto psicológico de un ex-soldado que ha visto de todo, por lo que sus actos son crueles pero incuestionables moralmente. Cumple los encargos con eficacia, pero sus sangrientos métodos para ejecutarlos denotan un estado mental perturbado. La cámara no esconde esa violencia, dando más énfasis al aspecto enfermizo y tenebroso de la cinta.

Los encuadres son oscuros y tensos, de un marcado gusto por lo tétrico, en los que se mezcla un factor de realismo cotidiano que hacen la película más verosímil. Por otra parte, las actuaciones son también veraces, destacando la de Neill Maskell con una interpretación dramática correctamente expresiva.

Pero Wheatley acaba enfocando mal la historia, metiendo de por medio sectas satánicas como innecesaria explicación. Desmorona totalmente una obra que estaba siendo harto interesante tanto en el aspecto visual como en el temático. Una verdadera lástima.
Richy
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