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Críticas de Kyrios
Críticas 1.315
Críticas ordenadas por utilidad
8
17 de abril de 2022
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Francofonia (2015) es una película dirigida por Aleksandr Sokurov, director conocido por numerosas películas, entre las que podemos destacar el Arca rusa (2001). Y precisamente es con esta película con la que Francofonia comparte muchos aspectos. Si el Arca rusa era una oda al museo del Hermitage en San Petersburgo, en Francofonia nos encontramos con una oda al Louvre, el museo más mítico de Francia.

La película es un homenaje al Louvre, pero no escatima tampoco en contar los aspectos negros de la leyenda rosa del museo. La estructura de la película sirve precisamente para contar a todos los niveles lo que el Louvre significa al mundo, a Francia, y también al propio Sokurov. La voz en off del director acompaña en todo momento a las imágenes, revelando los pensamientos del cineasta en relación al museo. Sokurov es un hombre letrado, amante del arte (recordemos que en su filmografía encontramos películas documentales a figuras artísticas como el pintor Hubert Robert o el músico Shostakovich), por lo que en ocasiones, el espectador que no esté muy familiarizado con el arte puede perderse. Es por ello necesario advertir que la película está dirigida solo para los más amantes del arte.

Es una narrativa en la que Sokurov funde todo tipo de texturas y montajes. Por una parte, tenemos la historia de la ocupación alemana, simbolizada en dos personajes históricos. Para este nivel fílmico la película recrea escenas con actores que interpretan a ambos personajes. Por otro tenemos las imágenes actuales del museo. También el documental nos presenta planos y detalles bien filmados de las obras del Louvre, que Sokurov selecciona previamente (y que no son en realidad las más célebres, sino que se usa de las que mejor sirven para desarrollar su discurso).

La película opta por una autoconsciencia mucho más clara que en otras películas anteriores del director. Aquí la propia voz en off nos interpela (Sokurov sabe incluso ser irónica consigo mismo y preguntar si el espectador se está aburriendo, teniendo en cuenta la fama del cineasta de ser un tanto pausado en el ritmo de sus películas). También se evidencia la propia forma cinematográfica, mostrando los propios equipos de rodaje y otros recursos que evidencian que en esta ocasión Sokurov combina un cierto posmodernismo con un amor clásico al Louvre.

Una de las historias es la del museo del Louvre durante la ocupación nazi en el año 1940. En aquel entonces se juntaron dos curiosos personajes, el director del Louvre, Jacques Jujard, quien había mandando previamente a la invasión en caso de que la capital fuera ocupada, las mejores obras del museo a un lugar seguro, y Metternich, un alemán con orígenes aristocrático, que fue mandado por el Reich para comisionar el museo.

La película recrea las escenas de estos personajes, haciendoles un particular homenaje. Lo cierto es que a su manera, ambos salvaron el Louvre. Jujard supo jugar su papel de presunto aliado mientras evitaba que los nazis saquearan el museo, y por su lado Metternich, sabiendo de la importancia del museo de París, obvió las directrices nazis y supo mantener una relación cordial con Jujard, lo que le valió el ser destituido en el 1942 por parte de la jerarquía nazi. 

La película también presenta al propio Napoléon. Su figura aparece en un principio como un huidizo fantasma que atormenta a la narración y al propio director. Resultaba ineludible hablar de Napoléon para poder hablar del museo. Muchos de los cuadros, esculturas y tesoros artísticos que se encuentran actualmente en el Louvre provienen de saqueos, botines de guerra y otras atrocidades cometidas tanto por Napoleón como por el colonialismo posterior. (incluidas por cierto, muchas obras españolas que fueron saqueadas durante la invasión napoleónica de la península ibérica). La película no pretende tapar este oscuro pasado, sino que inteligentemente Sokurov nos lo presenta en la película, simbolizándolo en esta figura, que aparece siempre al lado de los grandes cuadros históricos y de género (como el magnífico cuadro de Jacques Louis David, sobre la coronación de Napoléon).

Conclusión

Para los amantes del arte, sean de donde sean, Francofonia es una película imprescindible. Se puede estar o no de acuerdo con la visión tan personal del cineasta sobre el Louvre, pero desde luego merece la pena escuchar sus disertaciones, teniendo en cuenta el nivel intelectual del director.

Crítica escrita para Cinemagavia.es
Kyrios
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6
13 de abril de 2022
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Zona Lyube (1995) se trata de una curiosa ¿película? dirigida por Dmtri Zolothukin. En realidad, Lyube es uno de los grupos de rock-folk más famosos de los años noventa rusos y la película es un escaparate en el que podemos escuchar su música, pues muchas de las secuencias son con fragmentos de conciertos en vivo de la banda. Una versión rusa del muro de Alan Parker, para que nos entendamos. 

Rusia acababa de cerrar su período Soviético, y el cine de los años noventa estaba más que abierto a las influencias cinematográficas occidentales. Los referentes de la película que dirige Dmitri Zolothukin son muy claras. La película se inspira en aquellas películas de los años ochenta como Pink Floyd: El muro (1982) de Alan Parker, una película que sin tener un argumento fijo servía de escaparate para la producción musical del grupo. Lo mismo sucede con la película de Zona Lyube, en la que la unión entre secuencias musicales es una excusa, un simple pretexto, para mostrar las canciones del álbum que sacaron ese mismo año, de nombre homónimo a la película. Considerado además como uno de los mejores de toda su discrografía.

Si en la película de Alan Parker se trataba de una unión de secuencias totalmente surrealista en la que todo se encontraba unido sin sentido alguno, en la película rusa nos encontramos con una táctica sospechosamente parecida. Nuestra protagonista es una psicoanalista (en Rusia se empezaban a estilar este tipo de terapias que hasta entonces no se practicaban por la doctrina soviética) que analiza los sueños de un grupo de reclusos en un centro penitenciario. A través de los sueños, escuchamos las diferentes canciones del grupo. Aún así la película no alcanza nunca los grados de surrealismo de la película de Parker, ni tampoco, valga la pena comentarlo, su cotas de genialidad.

Lyube tiene un estilo muy particular. Su música no es una copia directa del rock norteamericano. A pesar de que en sus comienzos, incluyendo este disco que ambienta la película, tenían una formación clásica de rock (batería, guitarra, bajo y cantante), incluían muchos elementos propios del foclklore musical ruso, sobre todo en sus líricas letras, que sin embargo también se inspiraban en ciertos clásicos rusos (influenciados por la apertura de la censura, por supuesto). 

De entre todas las canciones se pueden destacar varias. Para un servidor sin duda la mejor es Konh (significa caballo en ruso), que se trata de una de las mejores composiciones musicales de toda la trayectoria del grupo y que con el tiempo se ha convertido en himno no oficial de Rusia, un himno popular que se canta en muchas sobremesas y que en sus letras contiene una oda a la naturaleza rusa. También podemos destacar Kasanskaya Sirota, una canción que es grabada en directo mientras Lyube actúa en una sala llena de reclusos. Las imágenes unidas a la potente canción crean una atmósfera especial, parecida a la de Johny Cash mientras actúaba en la cárcel, solo que pasada por el filtro ruso anteriormente comentada.

En los años noventa Rusia sufrió una grave crisis ecónomica (que incluyó dos defaults bancarios) que también se transmitió al cine. Los equipos cinematográficos rodaban en unas condiciones pésimas, y la calidad de las técnicas y medidas se reflejaban en la propia cinta. Pero no solo eso justifica per se la pésima grabación, sino que además, en los noventa, fruto también los condicionantes sociales que estaban transformando el país, lo horrible, lo feo se puso en alza como un valor a reivindicar. Las calles de grandes ciudades estaban llenas de pobreza, drogadicción y lo "feo" se convirtió en cotidiano.

Conclusión

Zona Lyube es una película curiosa. No está traducida al español, aunque puede verse fácilmente por internet. Solo con la potente música de Lyube y las extrañas imágenes en pantalla el espectador puede disfrutar de la película.

Crítica escrita para Cinemagavia.es
Kyrios
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6
7 de abril de 2022
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I am not a terrorist (2021) se trata de una curiosa película uzbeka que puede verse de manera gratuita en el canal de Youtube de la Distribuidora, que ha subido la versión tanto en lenguaje uzbeko como en ruso (también este último es un mercado significativo para el país asiático). La película, dirigida por Mukhammad Ali Iskandarov, nos presenta una historia bélica en la que sin quererlo ni beberlo, dos criminales uzbekos se ven alistados en el ISIS. La película tuvo bastante éxito de taquilla en su país y ha logrado sumar bastantes visualizaciones en Youtube. 

Uzbekistán es un país prácticamente desconocido para la mayoría de españoles, pero lo cierto es que durante la URSS, la república socialista de Uzbekistán tenía cierta tradición cinematográfica (1), no solo siendo la ubicación de numerosas películas, sino también con producción propia. Con la disolución de la URSS la economía de Uzbekistán sufrió numerosos problemas, pero en los últimos años el sector cinematográfico se está convirtiendo en una de las señas culturales de identidad del país, especialmente para los países de Asia Central con los que comparte fronteras.

I am not a terrorist (2021) se trata de una producción como tantas en las que el presupuesto no es el actor protagonista. Las producciones del cine uzbeko tienen como objetivo la cantidad antes que la calidad, aunque en este caso por lo menos se cumplen ciertos estándares mínimos, y la acción que en teoría transcurre en Siria da bastante el pego si hablamos en cuanto a vestuario.

La película cuenta con presupuesto gubernamental y se nota que la película expresa la versión oficialista del gobierno de Uzbekistán en cuanto a su posición frente al islamismo extremo. Un mensaje que se hace latente tanto en los rótulos introductorios como en los finales. La película arranca avisándonos con un texto en el que se rechaza la idea de Islam como una religión de guerra incompatible con la paz y la convicencia con otras religiones, sacando citas literales del Corán. Hacía el final de la pleícula se vuelve a repetir otras citas similares, advirtiendo de la situación del ISIS en la actualidad y las víctimas que ha habido en Siria durante todos estos años. 

La historia es simple: Dos criminales uzbekos cometen por error un crimen que les obliga a salir del país, por miedo a las represalias de la policía. Su jefe decide enviarlos a Turquía como medida de evasión, dándoles además un enlace en ese país. Lo que no saben es que la organización que les espera es más peligrosa que la propia policía uzbeka.

Nuestros dos protagonistas acaban ingresando en el ISIS, porque su jefe les ha engañado y ese era el destino que les había prometido. A partir de ahí la película da un giro de 180 grados y abraza el género bélico en todo su esplendor. Lo que vemos es las acciones bélicas de la película es el desarrollo de las operaciónes del ejército islámico en Siria, en la que participan los dos protagonistas. 

El mensaje de la película es claro. El ISIS es mostrado como una organización terrible y criminal, en la que hasta incluso nuestros dos personajes que provienen de la mafia se encuentran horrorizados ante los actos inhumanos que cometen. El islamismo moderado de Uzbekistán choca de frente con este islamismo extremo. Sin embargo, todo este mensaje queda un tanto contrariado porque parece claro que estamos ante una pelícucla de explotación, en la que se intenta sacar mucho jugo al ISIS y a su estética derivada, con tal de vender taquilla. En cierto sentido como hacían muchas películas de los años setenta italianas con el nazismo, que se servían de la estética, aunque después en sus argumentos tuvieran una parte crítica. Esto, en gran medida, da un cierto aire fascinante a la película.

La película no tiene el presupuesto adecuado para la historia bélica que pretende contar. Por ello, el director intenta suplir las carencias con una puesta en escena que se resume a una cámara en mano durante todo el metraje. No se opta por ello por otro motivo que no sea el de abaratar el presupuesto. Por este motivo, en las secuencias bélicas nos encontramos con auténtico caso en el que apenas somos conscientes de lo que está sucediendo en líneas generales, una ensalada de acción mareante que por otra parte en ocasiones si consigue cumplir el objetivo de mostrarnos el horror de la guerra contemporánea.

Conclusión

Una película curiosa, enigmática y extraña por pertenecer a un país tan lejano para nosotros. Lo que queda claro viendo esta película es que el mundo no se acaba en Hollywood y que el cinefilo siempre encontrará alternativas tan estimulantes como esta.

Crítica escrita para Cinemagavia.es
Kyrios
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8
4 de abril de 2022
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Noche sobre Chile (1977) es una curiosa y fascinante película soviética dirigida por dos directores, Sebastián Alarcón y Aleksandr Kosarev. La película cuenta uno de los hechos más terribles sucedidos en Latinoamérica, como fue el golpe de estado de Pinochet y la detención de numerosas personas que fueron torturadas y ejecutadas en el Estadio Nacional de Chile, en días posteriores al golpe. Como curiosidad, la película a pesar de estar ambientada en Chile, cuenta con actores rusos y el idioma original de la película es ruso (a pesar de que se intercalan algunas pocas expresiones en español).

La película se rodó en Bakú (1) por parte de un Sebastián Alarcón que por aquel entonces contaba con apenas 28 años de edad. Para reconstruir Santiago de Chile se emplearon diferentes técnicas en las que se incluyo la colocación de carteles (podemos ver de la marca de refrescos Pepsi), construcción algunos edificios especialmente para la película y por supuesto atrezzo para el vestuario de soldados y militares chilenos. Lo cierto es que a pesar de la extravagancia inicial, la película da totalmente el pego.

La película arranca con una secuencia en la que vemos a nuestro personaje principal interpretado por Grigore Grigoriu, siendo despertado por sus compañeros. "Golpe de estado" susurran. Él no parece entender nada. Le vuelven a repetir "golpe de estado". Poco a poco empieza a comprender. Allende ha caído y la represión puede ser brutal. Ya con este arranque, que recuerda a las películas de Costa Gavras que combinan la realidad social política con el tono de Thriller, se marca una huella personal que no se abandonara durante todo el metraje.

Poco después, el ejército atrapará a nuestro protagonista, enviándolo al centro de detención del Estadio Nacional, en lo que podríamos decir que se encuentra el nudo de la película. Todo ello, a pesar de que él es una persona con nula implicación en la política, y detenido de manera arbitraria.  Es precisamente por esa combinación entre thriller y drama social que la película consigue engancharnos desde el primer minuto. A pesar de que alguien pueda entender poco el contexto histórico, prontamente se sentirá atraído por una historia en la que la adrenalina se va acumulando en los primeros compases y va en constante aumento.

La película es formalmente una delicia. Parece que Alarcón y Kosarev tomaron buena nota de las nuevas corrientes cinematográficas que estaban sacudiendo el cine en los años setenta. La película está pensada como si fuera un reportaje de guerra, como un documental en el que se toma partido de manera totalmente consciente. Incluso en cierto momento, durante una secuencia en la que los militares están deteniendo civiles en la calle, uno de los militares mira directamente a la cámara y pide que dejen de grabar. Es muy acertado este detalle. Los directores apuestan por romper la cuarta pared cinematográfica, e ideológicamente quieren mostrar su compromiso político. El cine es un actor más en el juego político.

Por otra parte, este efecto también consigue recrear una extraña sensación de verosimilitud. El pacto de ficcionalidad nos hace creer que lo que estamos viendo en realidad no es solo una película, sino un testimonio documental ficcionado. Para ello el filme también combina elementos reales, como fotografías auténticas de los detenidos durante el estadio, y de los despliegues del ejército durante aquellas jornadas.

La película cuenta con grandes secuencias que dejan huella. Podemos citar dos. La primera es la que nos enseña como nuestro personaje principal, porque sabe escribir, tiene que realizar una lista de los compañeros que se encuentran detenidos con él y preguntarles por su profesión y afiliación política. Todos parecen no pertenecer a ningún partido, quieren salvar su pellejo (sin partido, contestan todos). En estas aparece un campesino. El pobre hombre, como afiliación política, contesta también campesino. La secuencia revela uno de los grandes dramas de Latinoamérica de esos años, como fue la extrema pobreza de un sector de la población, el rural, que era analfabeto. 

Y también podríamos citar la secuencia en la que finalmente nuestros protagonistas son liberados del estadio. Son acompañados por una multitud popular que se detiene ante un grupo de militares. Las miradas entre los dos grupos son violentas. Uno de los soldados simula disparar mientras se ríe. La película termina.

Conclusión

Noche sobre Chile es una de las grandes películas políticas de los años setenta. Por la frontera lingüística y política, en Occidente apenas ha tenido repercusión. Sin embargo, es un deber obligado para todo aquel cinéfilo que tenga a Konstantin Costa-Gavras como uno de sus referentes cinematográficos.

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Iranian
Documental
Francia2014
6,6
123
Documental, Intervenciones de: Mehran Tamadon
6
29 de marzo de 2022
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Iranien (2014) es una película documental dirigida por el inmigrante iraní asentado en Francia, Mehran Tamadon. Tamadon es un cineasta que empezó su carrera en su Irán natal, pero que posteriormente se trasladó a Francia. De espíritu laico, valga de advertencia el oxímoron, Tamadon se reúne en su casa en Francia con diversos expertos en religión de Irán (con sus familias incluidas, que también se quedan unos días con ellos), con la intención de intentar acercar posturas ideológicas de dos mundos aparentemente irreconciliables. Ese es el argumento del documental. La pregunta es: ¿Lo conseguirá?

El documental no es complicado en términos de puesta en escena. La cámara se planta en medio de las conversaciones y simplemente Tamadon, que participa como defensor de las "ideas democráticas occidentales" introduce temas polémicos sobre los que existen divergencias.

Los invitados iranís, o mejor dicho, el que lleva la voz cantante durante toda la película, y que sin duda es el portavoz del grupo, no es un islamista más. En Irán, la educación religiosa está muy ligada con la defensa de la retórica, del saber hablar y en definitiva, de entablar debates arduos sobre cuestiones complicadas. El primer caso es el del velo:

En una de las primeras conversaciones sale el tema del velo. Los iranís no esconden su postura, la mujer debe ir tapada. Su contradiscurso no va en contra de su propia dictadura, sino de la hipocresía occidental. ¿Por qué en Occidente una persona no puede ir desnuda por la calle? Taman responde que ofendería a las demás personas (de igual manera que el velo ofende a un hombre iraní). Los iranís saben advertir la hipocresía de un Occidente que no es tan libre como se cree. Y así las conversaciones siguen durante toda la película, sin ningún consenso. Los iránis acorralan a Taman y este tiene que ceder en muchos asuntos, mientras el tiempo transcurre sin avances.


Es conocido que Irán es uno de los países más celosos de su doctrina religioss. También es cierto que sabemos muy poco del país. Su política siempre ha ido en contra de Occidente, con lo que siempre hemos tenido una cierta visión distorsionada de su extremismo, que el mismo Occidente parece evitar con otros países árabes más amigables como Arabia Saudí, Catar o cualquier otra petromonarquía (que además forman parte de otra rama religiosa, la sunnita). Pero Irán es mucho más enigmático que esos países, porque el turismo entre Europa e Irán es prácticamente inexistente en comparación con sus vecinos.

Lo cierto es que para afrontar Iranien hay que tener como mínimo unas coordenadas básicas socioculturales del país (entender que pasó antes de la Revolución Islámica de Jomeini, durante y después de su muerte), porque sino el espectador no solo no se enterará de nada, sino que seguramente a los cinco minutos de haber empezado el filme lo dejará abandonado. En ese sentido, Iranien es una película de acercar posturas, de intentar "adivinar" como es el "otro", y cual es su punto de vista. Qué estemos o no de acuerdo con ellos es diferente. Pero por lo menos se intenta ese aproximamiento.

Solo hay un momento pequeñamente optismista. Un detalle que el montaje deja de manera consciente, cuando Tamadon enseña las clases de música de su hija, de una escuela francesa, a todo el que pasa por allí. Tanto los iranís como los niños de estos se acercan curiosos para ver y escuchar la música. Todos sonríen mientras ven a los niños divertirse. Un pequeño punto en común, diminuto, casi insignificante,  pero lo suficiente como para no perder la fe en el género humano.

Conclusión

Iranien es un documental formalmente simple, pero que resulta interesante para todos los que tienen cierta curiosidad intelectual por lo que sucede en uno los países más herméticos del mundo islámico, como es Irán.

Crítica escrita para Cinemagavia.es
Kyrios
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