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Críticas de Kyrios
Críticas 1.319
Críticas ordenadas por utilidad
6
13 de julio de 2013
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con tan sólo 22 años Bernardo Bertolucci dirigió su primera película. Es cierto que el guión es del afamado Pasolini, pero Bertolucci hace que la película sea totalmente suya y eso siendo apenas un chaval. Desde luego, tiene mérito.

Podríamos decir perfectamente que la película es una ópera prima en la que se anticipan los grandes elementos que posteriormente se repetirían en el cine del director italiano. Y es que muchos otros habrían hecho un simple film policiaco con el material que Pasolini entrega al director. Y sin embargo, con tan sólo veintidós años, el director se opone a seguir la tradición e impone su personalidad. Porque desde luego, nos equivocaríamos si calificáramos la película como un simple thriller, sino que el director realiza un retrato sobre la pobreza y el drama social (básico en Bertolucci), mediante una estructura narrativa bastante original.

De hecho todo empieza con una magnífica escena, magistralmente rodada, y seguramente la mejor secuencia de la película, en la que observamos como la cámara nos destapa de manera silenciosa y poética (en cierta manera nos recuerda al principio de “Blue Velvet”, una aparente tranquilidad quebrada por un hecho violento) el crimen sobre el que girará toda la película. Sí, se ha cometido un crimen y habrá una investigación sobre él, en la que diversos flashbacks de los personajes que pulularon por la escena del crimen, un parque, evocarán su recuerdo ante la policía para tratar de establecer lo ocurrido.

Pero ya hay una diferencia de iconografía muy clara. Y es que pese a que oímos la voz del investigador en diversos momentos (básicamente, cuando interroga al personaje en cuestión para que este nos presente su historia) nunca lo vemos de manera directa, ni su rostro ni su cuerpo. ¿Por qué? Fácil. La película sólo se sirve de esta historia para crear un relato con diversas voces en la que el verdadero protagonismo no es la investigación criminal (pese a que tiene su peso) sino que es el contexto social el que más predomina en la película.

Pero además la utilización de la técnica narrativa demuestra que Bertolucci tenía las ideas muy claras pese a su juventud. Porque no sólo deja que los protagonistas nos introduzcan sus flashbacks y punto, sino que muchas veces trata de moldear las historias. En especial cuando se recrea una y otra vez, la escena en la que supuestamente se comete el asesinato sobre la mujer, y cada uno de los personajes nos relata lo que vio. Ahí muchas veces escuchamos la voz en off del investigador mientras interrumpe la historia del testimonio o interroga directamente sobre lo que el personaje recuerda, influyendo en lo que estamos observando. Todo queda además registrado por una puesta en escena muy efectiva, en la que el director emplea zooms que definen el campo de visión (y que se contraen, se estiran y nos muestran todo el parque). Estas recreaciones también son bastante interesantes y el cinéfilo puede paladearlas gustosamente mientras se deleita con la técnica empleada por Bertolucci.

La cosecha estéril es una gran explosión de violencia. No es casual que en las discusiones a voz viva que tienen los diversos protagonistas, Bertolucci se sirva muchas veces de unos primerísimos primeros planos que exageran el rostro y la violencia gestual de los protagonistas. Por una parte tenemos la violencia verbal entre los personajes (quizá el segundo testimonio es el más agresivo en este aspecto) y también, obviamente la física, que no sólo desencadena el relato, sino que se hace muy partícipe en el ambiente italiano. Quizá no sea tan esteticista como otras películas posteriores, pero La cosecha estéril es puro Bertolucci.

Pero evidentemente, al tratarse de una ópera prima realizada siendo tan joven, también vemos errores bastante vistosos. De hecho el montaje es bastante desastroso y se nota que a veces el ímpetu le puede al director, y muchas veces vemos escenas que tienen una conexión dudosa entre sí, así como planos que a veces encadenados que a veces no tienen una coherencia fílmica lo suficientemente madura como para cohesionar la escena.

Todos los personajes pasaron por aquel parque y ninguno hizo nada. No se trata exactamente del efecto Kitty Genovese, pero el director nos señala con el dedo (después de haber construido una historia en la que las diversas piezas del puzles definen el desolador mundo en el que viven) y nos hace cómplices de una sociedad podrida donde nadie hace nada por el otro.

http://neokunst.wordpress.com/2013/07/13/ciclo-bernardo-bertolucci-la-cosecha-esteril/
Kyrios
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1
18 de diciembre de 2022
44 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Avatar: el sentido del agua (2022) es la secuela, doce años después, de una de las películas más taquilleras de la historia. No creo que hagan falta presentaciones. Tampoco hace falta decir que si la primera te pareció buena, esta te lo parecerá igual, porque es la misma película. Si en cambio piensas como yo, te parecerá que James Cameron es el mayor trilero de todo Hollywood. Allá vamos. 

1/3 de Avatar

James Cameron ha tardado 12 años en repetir la misma película. Olé James Cameron. Pero no contento con eso, tarda una hora entera de las tres horas que dura la película para repetir al espectador cosas que ya habían pasado en la primera película . No sea que nos perdamos con una película tan profunda. Y por si esto fuera poco, tiene las santa desfachatez de utilizar personajes a lo Cristopher Nolan que te van explicando la película por si acaso te has perdido. Básicamente así es como de imbécil trata al espectador la película. Cree el ladrón...

El Eco-Fascismo, Heidegger y el perro de Hitler

Heidegger fue un célebre filósofo alemán que escribió una de las obras más importantes del siglo XX: Ser y tiempo. Además, fue uno de los precursores de la ecología moderna. Pero, también hay cierto aspecto de su vida que sus admiradores y seguidores han querido ocultar. Y es que durante el nazismo no solo impartió clases en la Universidad con normalidad.  Sino que además impartió lecciones en las que ensalzaba ciertos aspectos fundamentales del nazismo. Por otra parte, Hitler trató muy bien a su perra Blondie (hasta que la mató en el Búnker) y era vegetariano, algo que sabemos todos. Lo que quiero decir, es que puedes ser un ecologista y a la vez una persona tremendamente falta de ética, por no decir un gilipollas. La muestra es esta película. 

Pues así es la visión simplista y maniquea de James Cameron. La película tiene un mensaje ecofascista claro y meridiano: La raza humana (por entero) es un cáncer a la que hay que eliminar. El progreso tecnológico per se le parece algo atroz, aunque es incapaz de reflexionar sobre el por qué y el quién le da un uso a esta tecnología. Lo único bueno es la vuelta al indígenismo (aunque este mismo sea patriarcalmente absurdo), la vuelta a los palos y a las piedras. Esa es la única respuesta mental que concibe Cameron, quien domina un marco mental de un niño de 8 años. Y a mi no me enfadaría si esto fuera una película de puro entretenimiento, pero el problema es que el señor director tiene unas ansías de pasar a la historia desmesuradas, y cree que remarcar todo este mensaje cada dos por tres es la manera más inteligente.

"Es más listo porque tiene más neuronas"

"Es más listo que nosotros porque tiene más neuronas y conexiones neuronales" "En su cerebro hay filosofía, matemáticas". Cameron está tan orgulloso de su película que ha sido capaz de firmar un guion que tiene perlas como las que he escrito. Es un guion tremendamente absurdo, de aquellos que telegrafian a 500Km lo que va a pasar. Tengamos en cuenta que la máxima novedad que ha introducido en esta secuela es que en vez de tener unos bichos antropomorfos de bosque, ahora los tenemos de agua. Un cambio fascinante...¿Lo siguiente será el fuego?. El guion es de aquellas piezas tan previsibles que nada más sembrar una frase ya sabemos como discurrirá toda la película. 

Playstation 5

Y a mí que me perdonen, pero en cuanto hay peleas y los monigotes de CGI se mueven, todo canta a Playstation 5 que tira para atrás. Los doce años de tecnología no han realizado un cambio sustancial respecto a la primera entrega. Esto es más de lo mismo, solo que más grande. 

Conclusión

Pierro Manzoni realizó una obra muy interesante llamada Mierda de Artista, cuando enlató sus propias heces y las vendió a precio de oro. James Cameron ha tomado nota y ha rebozado Avatar de un mensaje ecofascista asqueroso, aliñado con su teconología Screen X, Imax 4D y mil historias más para ofrecernos una secuela que es un reboot disfrazado. Spoiler: Esta película no pasará a la historia.

2/10

Crítica escrita para Cinemagavia.es
Kyrios
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4
24 de febrero de 2020
30 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de una travesía por el desierto, en la que llegó a rodar proyectos alimenticios tan sonados como Aladdin (2019), parece que Guy Ritchie vuelve al subgénero de mafias que tanto éxito le dio en su momento, con películas como Lock & Stock (1998) y Snatch. Cerdos y diamantes (2000), con la película The Gentlemen: Los señores de la mafia (2020). Sin embargo, los resultados son desesperanzadores. Parece que después de tanto tiempo el propio Ritchie se ha oxidado y no ha sabido como afrontar este nuevo reto.

The Gentlemen: Los señores de la mafia se trata de una película torpe. En muchos aspectos, desde la puesta en escena pasando por la dirección de actores e incluyendo el propio guión. El problema no es que la película sea igual de jovial, rápida y eléctrica que sus primeras películas. Es totalmente natural que después de más de veinte años Ritchie haya madurado como artista y como persona, algo que se comprueba en la propia violencia que emplea la película (mucho más suave que en sus primeras obras). Las críticas de un servidor no se refieren tampoco al propio ritmo de la película, mucho más pausado. Las críticas de un servidor vienen porque la película es torpe, confusa y con grabes problemas de estructura.

Podemos destacar así una narrativa que no aporta, más allá de la diversión que se intuye sucedió en los rodajes. De tal manera pudo incluir Ritchie al personaje que interpreta Hugh Grant, que sirve para nada en la historia exceptuando nada más que en una parte muy concreta del metraje. ¿Por qué la película está contada de esta manera? En Lock & Stock también había una voz en off (aunque mucho menos importante), pero tenía su gracia y al menos no molestaba. En Rockandrolla sucedía lo mismo. Aquí, la voz en off parece una imposición que se pone el propio director, no se sabe muy bien porqué, si es para volver a sus orígenes, si es porque no sabe narrar de otra manera...lo cierto es que a la película no le sienta nada bien. De hecho, si se hubiera optado por una línea narrativa más convencional, seguramente la película hubiera funcionado mucho mejor, porque los primeros minutos del metraje son además confusos.

Incluso otros elementos, como las célebres bandas sonoras que tan bien escogía el director aparecen en la película como una farsa. Como una selección de Spotify que se incluye por gusto personal más que por necesidades de la obra. 

Como también sucedía en otras películas de Ritchie, la narración se divide en miles de subtramas, que acaban conjugando en una sola. Cierto, una de las señas de identidad del director en sus primeras películas británicas. Pero aquí nos encontramos con subtramas que por un lado no aportan demasiado a la película (caso por ejemplo de la subtrama de los yonkis) y que en algunos casos ni siquiera consiguen despertar interés en el espectador. 

Es cierto que la película está llena de grandes estrellas y solo viendo el cartel da mareo: Hugh Grant, Matthew McConaughey, Colin Farrell, Charlie Hunnam, Jeremy Strong...Y sin embargo, la dirección de actores no consigue sacar el máximo jugo todo el plantel. Ya hemos, comentado que por ejemplo el papel que tiene Hugh Grant en la película tiene una importancia relativa a cero. McConaughey, a pesar de ser en realidad lo que podríamos considerar como el protagonista principal está casi ausente y el rol que tiene no está demasiado aprovechado. 

Los que si que destacan son Charlie Hunnam, que como ayudante principal en los tinglados mafiosos, en un papel que le deja explayarse de sobra en un perfil que se mueve entre lo macarra y la vena "sir" británica (ese tipo de personaje que tan bien sabe construir Ritchie). También al irreconocible Colin Farrell, que hace una actuación de un "chav" típico, al que el propio actor le coge la medida y resulta irreconocible, pese a que su papel es secundario.

Evidentemente, no todo es un desastre. A pesar de todo, la película tiene momentos disfrutables. Especialmente los momentos que envuelven a Charlie Hunnam. También, recurriendo a sobreimpresiones y a algún chiste típico del cineasta, se consigue sobrellevar mejor la cinta. Son destellos, que dan a pensar que a lo mejor Guy Ritchie está solamente oxidado, pero que aun puede volver a rodar en el futuro algo mejor. 

Conclusión

¿Volverá alguna vez Ritchie a volver a saborear las mieles del éxito? The Gentlemen: Los señores de la mafia es un claro no, pero por lo menos la película está más cerca del cielo que los últimos productos alimenticios que se dedicó a rodar. Sin embargo, esto no es suficiente.

Crítica escrita para https://cinemagavia.es/
Kyrios
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8
25 de marzo de 2023
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Infinity Pool (2023) es la última película de Brandon Cronenberg, que ya se ha estrenado en festivales como en Sundance, y que sigue apuntalando de manera positiva la trayectoria de un director que utiliza todas sus herramientas para poner el dedo en la llaga de una sociedad enferma y decrépita. Ciencia ficción y terror de toda la vida, solo que aderezado con las formas posmodernas del presente. 

Si hubiera que resumir la película en unas pequeñas líneas, serían estas: El filme desgrana las pasiones ocultas y viciadas de una élite, que se cree con el derecho de hacer lo que quiere cuando está en sus momentos de ocio (esto es, prácticamente siempre). Los pobres, a modo de imitación de los ricos, solían ir a Marina D'or, aquel complejo rancio en el que todos los edificios eran calcados unos de otros y dónde se suponía que uno tenía el derecho de hacer todo. Un todo incluido que en realidad eran como las sombras de la caverna de Platón. 

Bien, todos sabemos que hay algunos destinos turísticos en los que la élites occidentales pueden hacer prácticamente lo que quieran con los locales. Hablamos de destinos como Balí, Indonesia...y Tailandia, lugar al que más hace explícitamente referencia la película sin nombrar el país de manera directa. Personas que con dinero, desafortunadamente, pueden hacer todo, incluido la compra sexual de menores (Bangkok es desafortunadamente célebre por estos motivos, entre otros). La película describe muy bien esos vicios que tienen unas élites que a diferencia de pretéritas, ya ni siquiera tienen alguna motivación más allá de sentir el poder por la mera rutina heredada.

Así como también se describe muy bien la relación existente entre el rico-esclavo. Los nativos de la isla, que solo se ven y se vislumbran a través de la visión de las élites, quedan representados como unos personajes salvajes, como meros peleles, muy en la forma que tenía el Marqués de Sade de representarlos como meros objetos receptores de daño, solo pensados para el disfrute de unos pocos. También señala de manera inteligente el filme las élites del país corrupto como uno de los escalones fundamentales que sigue permitiendo esta perpetuación de la vejación entre las desigualdades (el personaje del funcionario es uno de los mejores de la película). 

Así, sin hacer ningún destripamiento de guion, podemos presenciar la evolución negativa del personaje que interpreta Alexander Skarsgard, quien se encuentra en una crisis existencial y sentimental con su pareja, y que mediante la perversión encuentra un modo de escape de toda su frustrada realidad. Dentro del reparto también hay que destacar la maravillosa Mia Goth, que sigue confirmándose como la nueva musa del terror, en un papel de Dante que guía a nuestro protagonista en este círculo de ricos depravados. 

Pero todo el relato esta contado como no podía ser de otra manera por la personalísima huella de Brandon Croenenberg, un director que toma elementos temáticos de su padre por supuesto, pero que formalmente se ha construido con apenas tres películas a sus espaldas una identidad propia. La película está llena de esos elementos formales que ya se habían dejado ver sobre todo en Possesor, como una fotografía que nos presenta grandes planos en los que hay una claridad de elementos y personajes, siendo excesivamente cristalina en formas, donde se recurre a algunos momentos a planos más excesivos en los momentos más sicodélicos. La película se baña de colores primarios, que no se entremezclan sino que dejan una claridad y que van cambiando de tono según el momento del filme (blancos al principio, grises en cuánto se encuentra en la cárcel, rojos en los momentos de terror). 

Por supuesto, al igual que en Possesor, la distorsión física (esta vez mediante las máscaras rituales) es un elemento distintivo del que se aprovecha la película para favorecer la atmósfera de terror. 

Conclusión

Infinity Pool es un paso muy favorable en la carrera de Croenenberg Jr. Alejándose formalmente del padre, el director crea una película que sabe mostrar los horrores de nuestra propia época, aunque sea utilizando argumentalmente algunos troppos pertenecientes a la ciencia ficción y el terror.

Cinemagavia.es
Kyrios
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4
22 de diciembre de 2014
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más que George Pan Cosmatos, el hombre verdaderamente importante detrás del proyecto de The Cassandra Crossing (El Puente de Cassandra, 1976) era el productor italiano Carlo Ponti.Fue él quien reunió un reparto absolutamente espectacular, juntando estrellas cinematográficas de la talla de Richard Harris, Sophia Loren, Ava Gardner, Burt Lancaster y Martin Sheen (bien es cierto que muchos de estos intérpretes provenían del cine clásico y su cartel se había devaluado con el tiempo). La dirección de la película, recae, esta vez sí, sobre George Pan Cosmatos, un director artesanal que apenas realizaría algún título destacable a lo largo de su carrera. La película se rodó en diversos lugares de Europa, al tratarse de una cooproducción.

El Puente de Cassandra es una película que se engloba dentro de un subgénero que se haría muy popular a lo largo de la década de los años setenta, conocido como el cine de catástrofes. Otras célebres películas que se hallan dentro del subgénero son obras como The Poseidon Adventure (La Aventura del Poseidón, 1972), The Towering Inferno (El Coloso en Llamas, 1974) o The China Syndrome (El Síndrome de China, 1979), películas que se dedicaban a explotar argumentos que ponen al ser humano en unas condiciones implacables, y situaciones límites. Y al igual que estas películas, el filme de Cosmatos se centra en una catástrofe que es el eje de todo el filme.

La película nos presenta una secuencia inicial en la que unos pacifistas (que están organizados en una banda terrorista, algo ciertamente paradoxal; la película aprovecha algunos momentos para meter sus propias puyas políticas) se adentran en un hospital donde se acaba liberando un virus (parecido en cierto sentido al ébola) mortal. Uno de los terroristas acaba en un tren, donde se libera la pandemia y por temor a ello, los militares deciden intervenir para que el virus no salga del tren.

Un Argumento prototípico de esta década, que además de mezclar la temática recurrente del virus mortal y la posible extensión por todo el globo terráqueo, también añade una cuenta atrás . El Crescendo argumental del filme planea desde los primeros momentos del filme. Sin duda Cosmato elabora una correcta tensión, seguramente lo más destacable del filme (cierto que para ello el cineasta sacrifica una lógica argumental).

La primera parte del filme es una presentación de los hechos, que parece alagarse hasta el infinito. Richard Harris interpreta el papel de un prestigioso médico que está casado ni más ni menos con el personaje que interpreta Sophia Loren, un reclamo puramente comercial, cuya aparición en la película está justificada únicamente para que la actriz luzca su atractivo físico. La pareja es el núcleo de personajes protagonistas, que obviamente se encuentra dentro del tren, cuando se enteran del virus que se encuentra con ellos. A partir de entonces el médico se hace con liderato para encontrar el virus y poner a salvo los pacientes.

La Segunda parte de El Puente de Cassandra es un disparate continuo, regalando imágenes de lo más absurdas. Para empezar, resulta un tanto incomprensible la intervención de una policía militar que se adentra en el tren, cuando el jefe militar que interpreta Burt Lancaster había tomado la decisión de destruir completamente el tren. ¿Si su objetivo era explotar el tren de primeras, para que mete a un ejército entero dentro del tren? Eso por una parte, pero es que los disparates continúan. La policía militar que está dentro del tren, que se supone que deberían tener una experiencia importante dentro del campo militar, es totalmente masacrada por los pasajeros del tren, que se sublevan contra ellos. Gente que no había cogido un arma en su vida se convierte de un minuto a otro en Rambos.

La guinda final la encontramos sin duda con la secuencia de la explosión del tren, seguramente el sinsentido más espectacular de todos. Cosmatos nos hace creer mediante maquetas que el tren ha saltado por los aires, pero oh sorpresa, oh milagro, nuestros protagonistas se han salvado.

Acción, aventuras, romance…Un cóctel comercial que resulta entretenido pero que poco más aporta al espectador. Hay sin embargo un mensaje en la película rescatable, que nos muestra como los altos mandos del gobierno no tienen ningún reparo en sacrificar a sus ciudadanos con tal de conseguir un objetivo superior. Sin duda gran parte de esto se lo debemos al papel del responsable militar, interpretado por Burt Lancaster, que realiza una magnífica interpretación.

http://neokunst.wordpress.com/2014/12/22/el-puente-de-cassandra-1976/
Kyrios
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