Nacemos y nos dicen que tenemos que ganar, que tenemos que ser los mejores siempre. Eso mismo hace que Roy pierda a su padre, un hombre que en busca de vida extraterrestre jamás regresó. Encerramos momentos gloriosos en frascos de cristal, porque no importan, igual que a nosotros mismos, porque no importamos. El Padre está perdido, no ha encontrado nada, ha fracasado en el propósito de su vida. Igual lo está su hijo que no encuentra su propósito por un padre ausente. Su padre se aleja del sun (son) y se acerca a Dios, pero no hay nada, no hay nadie…estamos solos.

Roy es un hombre solitario, frio y que rechaza cualquier contacto emocional y humano y es perfecto…el mejor. No puede comunicarse con nadie, pero no encuentra problemas en hacerlo con una máquina. Es hijo del mayor héroe del planeta, pero ¿para qué? ¿importa?. El padre (Dios) se marcha y deja un vacío a Roy. Roy lo ama, lo admira, es un héroe…pero no está y no quiere ser como Él. El hijo quiere amar…aunque no pueda.

Roy mira a las estrellas para buscar la respuesta de su Padre.

Roy tiene que desprenderse de todo para alcanzar a Dios, primero el vinculo emocional del personaje de Sutherland con su padre, después de su humanidad cuando provoca la muerte de 3 astronautas. Después deja su nave. Lo deja todo, como el fiel creyente que abandona su vida para estar más cerca de Dios. Ya no es perfecto, no es una máquina, es humano. Ya puede encontrarse con Él. Las naves no se acoplan, la de su padre está muy deteriorada…va a ser imposible la unión. Él desde arriba lo rechaza.

Quisimos dejar la tierra y buscar…buscar a alguien porque no queremos estar solos…y para ello nos aislamos. Pero estamos solos…aunque estemos rodeados de gente. Roy no siente, no ama, no vive…somos devoradores de mundos. No hay glamour en un viaje a la luna, está mercantilizado, como las emociones. Nos destruimos en la tierra y ahora nos destruimos en la Luna. “Debería sentir algo…”
Viajamos el espacio y nos encontramos a nosotros mismos (el mono) destruyéndonos…como siempre. Todo es cíclico, huimos para encontrar a alguien y nos encontramos a nosotros. Roy se adentra a lo más profundo de su ser siguiendo la estela de la cuerda que dejó su padre, pero tiene que dejarle ir. Tiene que soltarlo todo, también a su Padre, para volver a vivir.

Por qué seguir intentándolo dice Roy en el vacío del espacio, donde nadie le oye, donde está solo. Roy expresa por primera vez en alto su desesperanza, nunca ha podido hablar de verdad con nadie ni siquiera con su mujer. Ahora sí, está solo y no quiere seguir así. Tiene que abandonar el Sol y la Tierra para entender qué es la soledad. Al final acepta la mano que le ofrecen, la que un día le negó a la humanidad. Roy se da cuenta de que para aprender a amar tenía que mirar a las estrellas.

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