Sin apenas acción, la película se recrea en imágenes preciosistas de mansiones y paisajes, desnudos y primeros planos que desvelan emociones. Hay poco diálogo y menos acción, todo se desarrolla con una extrema lentitud acentuada por las secuencias a cámara lenta. Una película sobre la emoción, los recuerdos, el proceso creativo y las relaciones humanas. Todo se intuye, no se oye, no se dice, no se habla. Pero eso al espectador le puede provocar un exceso de laxitud y somnolencia.

Una cinta intensa que no deja reposar ni al protagonista ni al espectador. Dos historias en una, dos tramas, dos tiempos, dos misterios en un thriller bien desarrollado que muestra la Australia profunda de las grandes soledades y llanuras. Eric Bana lleva a cabo un excelente interpretación, apareciendo en cada escena y siendo el hilo conductor de la historia y nuestro ancla con el pasado. Desde el principio, la película atrapa al espectador que en ningún momento pierde interés y que acompaña al actor en su búsqueda de la verdad.

La serie transmite una sensación curiosa; es verdad que mantiene el interés y el espectador quiere saber qué ha pasado y quien está detrás de los crímenes, como en toda obra de suspense. Pero al tiempo se tiene una sensación de estar ante uno de esos dibujos de escaleras imposibles. Todo parece poco viable, desde la poca solvencia de los detectives - normalmente vemos a detectives brillantes - hasta la mente genial del o los culpables, la enrevesada trama con algún que otro "red herring" o pista falsa. Excesiva manipulación, excesiva sensación claustrofóbica, excesivo todo, hasta el punto de que queremos conocer el desenlace pero no sufrir el desarrollo.

La historia, el planteamiento, la música, la fotografía,los actores,los planos sí convencen. Lo que no convence es la enrevesada trama que parece incluir demasiadas cosas. Relaciones cuasi-incestuosas, lesbianas, mafias, tráfcico de órganos, cuatro idiomas... se podrían haber hecho tres películas. Al final al espectador le sobran elementos por digerir y metraje.

Emotiva, casi lacrimógena. Una de esas producciones británicas bien ambientadas, bien interpretadas y bien desarrolladas. Sirve a su propósito, que es una ración de una cierta auto complacencia del pueblo británico que, como todos los pueblos, tiene sus luces y sus sombras e indudablemente ellos saben aprovechar el cine para ahondar en aquellas y menos en estas. La película ofrece lo que se espera de una historia inédita pero repetida. La de los pocos héroes que arriesgan su vida en un conflicto por pura generosidad. Pensamos en "La lista de Schindler" y en alguna otra. El desarrollo y el final son previsibles, nada sorprende porque, o conocemos la historia, o la imaginamos. No descubre nada y si el último objetivo es que aprendamos de nuestros errores pasados, justo en este momento volvemos a ver niños en peligro y el pueblo judío no es el más inocente de que esto ocurra. Por desgracia, la del holocausto es una historia repetida tantas veces que ya cansa. Y por desgracia, la crueldad de la guerra es todavía una historia repetida.