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Críticas de Luis Ángel Lobato
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Críticas 380
Críticas ordenadas por utilidad
6
15 de octubre de 2015
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Modesto film que tras una envoltura de western se oculta un interesante thriller (falso culpable que investiga hasta dar con el verdadero asesino) y una lúcida reflexión sobre los temas del odio, la culpa, la cobardía, el amor y la fidelidad.
Dirigido muy correctamente por Alfred Werker, director del estimable policial “Las aventuras de Sherlock Holmes” o de la buena intriga psicológica “El susto”, y con equilibradas interpretaciones -en especial la de Dana Andrews, que da a su personaje la gravedad adecuada a su psicología, y la de Donna Reed, cargada de serenidad y de tristeza-, sobresale por la complejidad de caracteres, por su magnífica factura -y más al tratarse de una realización de serie B- y por el suspense que desarrolla.
Otra loable característica de esta película es la presencia de la mujer, tan importante en el western (“Johnny Guitar”, de N. Ray; “Raíces profundas”, de G. Stevens; “El rebelde orgulloso”, de M. Curtiz; “El Dorado”, de H. Hawks o cualquier western de John Ford, por poner solo unos mínimos ejemplos), que confiere a esta cinta un halo de melancolía y el ya mencionado tema de la fidelidad o de la superación de un amor que nunca se ha olvidado.
Una película, en fin, que nos otorga más de lo que pretende, lo cual es de agradecer, y que mantiene su argumento sin altibajos y con un meritorio trazado narrativo.
Luis Ángel Lobato
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5
12 de agosto de 2016
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante la época de la fiebre del oro, una expedición de futuros mineros y granjeros desean partir en una caravana hacia California a través de territorios plagados de indios hostiles. Mientras, en la sombra, la falta de escrúpulos y la codicia de aquellos que organizan la expedición los está dejando en la miseria. El explorador que debe guiarlos hasta su destino intentará solucionar todos sus problemas.

Aunque simplista y con un final algo apresurado (su metraje es tan solo de 70 m.), estamos ante un entretenido western de serie B bastante bien filmado por el especialista en este tipo de películas –y en este género en particular–, tanto en formato de cine como en series de televisión, Lesley Selander.

Su mayor virtud es la falta de pretensiones y un ritmo narrativo sin demasiadas fisuras. Su mayor defecto, la ingenuidad con la que se resuelven las intrigas parciales y la trama global (pesa mucho la brevedad de su duración) y la inconsistencia psicológica de los personajes, quienes, además, resultan muy inmutables y previsibles.

Con todo, el espectador no se siente defraudado porque, en cada instante, sabe que está viendo una modesta y franca cinta del oeste que consigue su principal propósito: divertir sin complicaciones.
Luis Ángel Lobato
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8
4 de noviembre de 2014
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un intenso drama psicológico dentro de los cánones del cine negro clásico –estamos en 1947– con un buen guion, una magnífica puesta en escena y unos actores idóneos que redondean sus papeles, en especial sus dos protagonistas, Hedy Lamarr y Dennis O'Keefe, nos ofrece esta película tan atractiva.
Hedy Lamarr -impresiona su belleza; su atractiva modernidad-, interpreta a una mujer frívola que va buscando un nuevo sentido a su vida, huyendo de sí misma, de cierto desequilibrio mental de índole sexual y de un acontecimiento delictivo. Dennis O'Keefe -tierno y duro a la vez-, da vida a un científico abnegado que persigue un medicamento para beneficio de todos los hombres, añora una compañía que disuelva su insoslayable soledad e intenta descifrar el enigma que recae sobre su amada.

Estas dos historias paralelas de dos seres en conflicto –aunque solo hasta ahora se nos ha mostrado con gran habilidad la acción de la primera– se enlazan en una apartada y anónima pensión, donde predomina cierto grado de extrañeza ambiental gracias al comportamiento de una ambigua -y siniestra- patrona, dando fruto a una arrebatada historia afectiva, a una trama policial y a una redención gracias a la constancia del amor.

El director de la cinta, Robert Stevenson, realizador, en una primera etapa, de obras de la talla de Alma Rebelde (Jane Eyre, 1943), fue mundialmente conocido por una serie de trabajos –muchas veces de consumo– para la factoría Disney, de la que sobresale la aclamada y deliciosa Mary Poppins,1964.

En resumen, Pasión que Redime (Dishonored Lady, 1947) nos ofrece, con elegancia y sin estridencias, y con un sugestivo argumento, dos de los géneros y de los contenidos más recurrentes del cine clásico americano de los años cuarenta: el cine negro, el melodrama y las temáticas del falso culpable y del psicoanálisis.
Intriga, acción y sentimientos -el trasfondo es de un romanticismo sin paliativos-, tratados con una intachable sobriedad, recorren los casi noventa minutos que dura este turbador film.
Para disfrutar.
Luis Ángel Lobato
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2
29 de setiembre de 2014
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tediosa película policial de los años setenta del siglo XX -qué grandes títulos del género dio esa década, con "Harry el sucio", del gran Don Siegel, encabezando la lista- con un guión manido e inconexo que va trascurriendo a salto de mata.
Las interpretaciones rozan lo nefasto -en especial la de Jill Ireland- y buena parte del metraje se entretiene en un absurdo recreo por bonitos paisajes nevados. (Da envidia ahora recordar -por lo de los campos nevados- la maravillosa película negra "La casa de las sombras", de Nicholas Ray).
Ni siquiera las pocas secuencias de acción están bien resueltas: más bien resultan inverosímiles e irritantes hasta límites insospechados (lo de la cerbatana es de juzgado de guardia).
No es que el director, Stuart Rosenberg, haya sido nunca una lumbrera de primer orden, pero de títulos como "La leyenda del indomable" o "San Francisco, ciudad desnuda" llegar a este fiasco va un largo trecho. Y con unos actores (Bronson, Silva, Steiger) que merecían una mejor y más atenta dirección. En otras películas, con directores incluso menos renombrados, bordaron.sus personajes.
En fin... Un director del que se podía esperar más, unos intérpretes -tres, al menos- desbaratados, un guión incalificable, una música -ni siquiera el gran Lalo Schifrin acertó- inapropiada, convierten a esta cinta en un trabajo totalmente prescindible y pleno de desidia. Una pena.
Luis Ángel Lobato
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7
24 de setiembre de 2015
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un interesante thriller de 1955, dirigido por el experto y sobrio Frank Tuttle, con muchos de los ingredientes del cine negro clásico que dotan de brillantez a esta entretenida película: investigación, falso culpable, mafia portuaria, asesinos sin escrúpulos, corrupción policial y violencia extrema.
Las indagaciones por parte de un policía acusado de un asesinato que no ha cometido, hasta dar con el verdadero culpable, da pie a un despliegue de personajes memorables entre los perímetros mafiosos de la bahía de San Francisco.
Tanto Alan Ladd, un duro policía buscando venganza por la injusticia que con él se ha cometido, y atormentado con la relación amorosa con su mujer tras años de prisión, como Edward G. Robinson, encarnando a un brutal asesino que no duda en eliminar a cualquiera que trate de interponerse en sus delictivos asuntos, están impecables y bordan sus papeles. Y con unos actores secundarios impresionantes que dan la réplica a la perfección a los dos protagonistas.
La trama, en principio, es consistente y la dirección enérgica y digna, con algunas magníficas escenas llenas de garra. Pero hay que matizar un par de aspectos.
El primero de esos aspectos es que el film se me antoja que ha sido despojado de parte de su íntegro metraje por parte de los montadores, lo que nos muestra una narración a veces dispersa y que funciona como si faltasen trozos del guion original.
El segundo de los aspectos es la creación de la atmósfera: se echa de menos los ambientes inquietantes, turbios, densos y nocturnos que sí atesoraban las cintas negras clásicas.
Pero dejando a un lado estas dos consideraciones, estamos ante un trabajo serio y logrado, con personajes rotundos dotados de psicología y que hará las delicias de todos los aficionados al género negro.
Luis Ángel Lobato
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