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España España · Valladolid
Críticas de noe
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
6
28 de diciembre de 2008
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conseguir el espíritu y el ambiente que transmite Lorca en sus obras es muy difícil. Poner en imágenes reales las poéticas que crea Lorca, también. Decir con la pasión de sus personajes, con su tragedia cotidiana, con todo su simbolismo, es trabajo de genios. Es difícil convertir en voz y movimiento todas las palabras de Lorca, y por eso es fácil que no se llegue a su altura. Las actrices representan el espíritu de su personaje, pero no juegan como si se tratasen de tesoros con las palabras. La película, con todos sus medios, no consigue transmitir todo lo que crea Lorca simplemente con palabras.
¡Silencio!
noe
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8
23 de setiembre de 2010
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Banderas de nuestros padres es una película bélica que se podría considerar una crítica a las guerras, aunque es más acertado definirla como una crítica a la visión heroica que la cultura norteamericana tiene sobre las contiendas.

Al igual que Cartas desde Iwo Jima, la otra película que Eastwood dirigió ese mismo año, Banderas de nuestros padres narra la batalla que se libró en el Pacífico entre norteamericanos y japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Si Cartas… es narrada desde el bando japonés, Banderas… cuenta las hazañas de los soldados norteamericanos centrándose en los tres supervivientes que fueron fotografiados colocando una bandera de EEUU en una montaña de la isla de Iwo Jima. El film muestra a unos casi niños ilusionados, como si de juguetes nuevos se trataran, ante la grandeza de los barcos, ante la potencia de los bombardeos. Sin embargo, pronto se dan cuenta de la crudeza que están viviendo, de lo poco que vale una vida humana en una guerra, de lo gris que es todo en Iwo Jima.

La historia es narrada con saltos en el tiempo, tomando como hilo para la narración la investigación que realiza el hijo de uno de los protagonistas.

Eastwood no tiene reparos en demostrar los horrores de la guerra, así como los “juguetitos” utilizados en ellas que hacen las delicias de los amantes del cine bélico (tanques, aviones, barcos, bombardeos por doquier). Es cierto que se agradece los descansos que los saltos en el tiempo proporcionan. Aunque esta estructura también tenga su lado negativo, y es que es necesario estar muy atento desde el principio para recordar y diferenciar a todos los personajes, que bajo el casco del ejército no son tan distintos.

Eastwood quiere dejar claro que una guerra no es un juego de niños, que los que salen vivos de ella no vuelven a ser los mismos, que el patriotismo en ese infierno no vale para nada. Pero sobre todo, de héroes va la cuestión. Cuestiona firmemente la heroicidad que se promulgó hacia los que volvieron de una guerra aún no acabada, heroicidad que tapa cuestiones económicas, heroicidad que se olvida de los muertos y de los que siguen a pie de cañón. No es un ataque hacia la guerra, tampoco un halago, pero Eastwood se quiere centrar en la ridiculez que supone las muestras heroicas hacia los soldados cuando ellos mismos aún están viviendo el infierno de los recuerdos. “No soporto que me llamen héroe. Lo único que hice fue intentar que no me mataran”, promulga Ira Hayes, el que peor lleva la vuelta a ese mundo norteamericano de propaganda.

El talento y la habilidad de Eastwood es incuestionable, y más a estas alturas. Quizás falla la originalidad en las escenas del desembarco, que recuerdan minuciosamente a las de Salvar al soldado Ryan. Pero el resto del trabajo: perfecto. Especialmente el trabajo con los personajes, el del pelotón… a los que se quiere y gracias a ello te enganchas más a esta película.
noe
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10
23 de setiembre de 2010
3 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
“No es fácil ser diferente”; le dice Vianne a su hija Anouk. Han llegado con el viento del norte a un pueblecito de la campiña francesa que se rige por las tradiciones que el alcalde se ocupa de hacer cumplir. Las dos nuevas inquilinas abren una chocolatería muy especial, con bombones que despiertan las pasiones y chocolate con guindilla que levanta el ánimo. Pero madre e hija no son bien recibidas. No van a la iglesia, Vianne no está casada y viste con zapatos rojos, y, por si fuera poco, no respetan las tradiciones de la cuaresma. Los vecinos que han probado su chocolate, van directos a confesar su pecado a un cura que es marioneta de la política del alcalde.
Chocolat es una deliciosa película que se estrenó en el año 2000 y que fue dirigida por Lasse Hallström, el director de Las normas de la casa de la sidra. Es un cuento de hadas que trata sobre la intolerancia hacia las personas diferentes, sobre los corazones inquietos que viajan con el viento. Habla también de la amistad y del amor, y, sí, también habla de las delicias del chocolate. Una tierna historia, con magnífico diálogo, con tintes cómicos y dramáticos, con la participación de estupendos personajes y estupendos actores. Tiene ese aroma de fábula dulce que deja una marca de positivismo en el corazón.
Es recomendable verla con una tableta de chocolate a mano
noe
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