Una obra maestra. Una demostración palpable de que no se necesita un gran presupuesto para hacer una gran película; simplemente basta un argumento sólido, unos personajes bien construidos y un director y unos actores que sepan dar cuerpo a lo anterior. Todo eso lo tiene esta película donde un joven Emilio Gutiérrez Caba no desmerece en absoluto de sus compañeros de reparto más veteranos. Una película dónde el blanco y negro es indispensable (sólo a un descerabrado carente de gusto se le ocurriría colorear esta película como se empeñan en hacer con otras) y donde el paisaje es otro protagonista: el calor se siente a través de la fuerza de las imágenes.
Una película intemporal, que admite múltiples lecturas y que se puede ver hoy en día con el mismo interés que hace cincuenta años, como sucede con todas las grandes obras.

Y aunque dista mucho de ser una obra maestra, se pasan los 90 minutos sin mirar el reloj y sin sentir el deseo de hacer otras cosas a la vez (lo cual es bastante más de lo que puede decirse de la mayoría de las películas que se estrenan últimamente.

Ciertamente, los personajes no tienen excesiva profundidad, la historia no ofrece demasiadas sorpresas y los efectos especiales no pasan de dignos pero es una buena opción para distraerse durante la hora y media que dura. No hay ninguna reflexión intelectual, ningún mensaje, ninguna experiencia trascendente para cinéfilos... es simplemente una película como las que nos entretenían hace tiempo en los programas dobles de un cine de verano. Y teniendo eso claro, "atrapados en el abismo" cumple sobradamente con su propósito.

Esta es una película que probablemente fastidiará a los feministas... y sólo eso ya sería una razón para valorarla positivamente. Pero hay más razones: la primera y principal es que resulta muy divertida; la segunda, que los actores protagonistas lo hacen francamente bien y se nota la química entre ellos.
Algunos han despreciado la película, calificándola como "llena de tópicos". Yo diría que, a diferencia de otras películas que no saben sino regodearse en lo vulgar y en lo supuestamente dramático, está película únicamente pretende que nos riamos (o que sonríamos) y lo consigue de manera razonablemente inteligente. Comparada con otras supuestas comedias en las que se quiere presentar como gracioso lo que es simplemente idiota, ésta sí es una verdadera comedia; no es una obra maestra, pero sí un más que digno entretenimiento.

Qué lástima ver a buenos actores (o que al menos lo fueron en algún momento), interpretando (por llamarlo de alguna forma estos personajes absurdos en una película que pretende ser cómica y que ni siquiera consigue hacer esbozar una sonrisa.
Aburrida, aburrida y aburrida hasta decir basta. Y además tontorrona, que parece ser lo que impera en las supuestas comedias de la última década.

Si hacer una buena película consistiera en juntar a una pandilla de tarados, fracasados, amargados, moribundos y "basura blanca" en una casa para ver como se destrozan, se fastidian mutuamente y desperdician sus vidas, entonces ésta sería una obra maestra. Como no creo que sea así, esto más bien resulta un pastiche pretencioso con actores que alguna vez han sido buenos mareando la perdiz en torno a una historia que carece de interés.
A medida que transcurre la película, no sólo no se siente la menor empatía hacia los protagonistas sino que uno desearía matarlos a todos (o que se muriesen, al menos) por el bien de la humanidad.
Para vomitar.