Smiley es una serie de 8 capítulos hablada en castellano y catalán, con una fuerte presencia de temática gay.

Según dicen estaría basada en una obra de teatro de Guillem Clua, puesto que no podría ser de ninguna manera una transposición literal. De esa forma la historia original que en la obra teatral se representa en una hora, en la serie se la extiende por ocho. Típico de Netflix que suele extender más de la cuenta las narraciones.

El tono de la serie es de comedia, bastante barata por cierto, en donde los engaños, desengaños y pequeños dramas gays se suceden como en un culebrón colombiano de esos que pasan a las 3 de la tarde en casi cualquier TV "latina".

Las situaciones presentadas son simples, las resoluciones poco inteligentes, Se abusa del estereotipo del gay por lo que las actuaciones son en cierta manera grotescas. No creo que la comunidad gay se comporte de la manera en que lo hacen los personajes de esta serie.

Supongo que Netflix intenta con esta serie captar el público gay que busque una diversión liviana y barata.

Quizás si eres gay y no tienes muchas pretensiones en cuanto a calidad quizás te entretenga esta serie.
Si no eres gay... mejor no veas esta serie porque no te divertirá en absoluto y además -lo que es peor- saldrás con una opinión muy desfavorable del ambiente gay.

Una basura en siete episodios. Con eso ya estaría todo lo que se debe decir de esta porquería de Netflix.
Como Filmaffinity requiere que los comentarios sean más extensos que una frase me extenderé por rigor a la norma de Filaffinity aunque Netflix valga menos que una palabra: bazofia.

La serie trata sobre un conflicto ¿real? no lo creo entre una proteccionista y un criador propietario de tigres. Sobre ello se incorporan varios entuertos como para darle color y hacer apetecible la producción a las mentes necesitadas de morbos varios y problemas tan intrascendentes como la muerte de una pulga.

Como documental no sirve porque el asunto (mínimo) no alcanza la relevancia suficiente como para ser documentado.
Podría ser catalogada la serie como una mala producción sobre problemas menores de los que suelen sacar provecho los medios amarillistas.

En verdad cada vez que me encuentro con estas bazofias infinitas pienso que el mundo entero se ha vuelto estúpido, tanto como para calificar con más de 1 este tipo de bodrios. Sólo así se justificaría la existencia de Netflix pues produciría toda la basura necesaria para llenar las mentes huecas de quienes pagan por ver cosas y casos que no valen una pepa.

Es un drama criminal / judicial desde donde se discurre en un guión lastimoso que dilata una situación de abuso policial.
Racismo, corrupción policial y un mar de lugares comunes que hemos visto en miles de producciones.
No presenta nada nuevo.
Típico de NETFLIX: Una basura total.

Una película justa e imprescindible para la colección de porquerías de Netflix.

En verdad, esta película tiene todos las normas de estilo de Netflix:

La historia de base puede interesar (por su tema, drama, desarrollo posible) que un guión pueril, burdo e infantil destroza con un relato en donde lo conmovedor se lo trabaja a base de golpes bajos y sensibleros que propician un melodrama lagrimógeno.

Para colmo es una remake de una película coreana reciente... así que el guionista y el director ni siquiera saben copiar.

Película para tontos y descerebrados que tengan muchas ganas de llorar con zonceras.

En síntesis: Una basura infinita, bien al estilo Netflix.

Hacer un documental de un caso judicial que no está cerrado y menos aún ni a punto de cerrarse es garantía de quedar inconcluso cosa que es inadmisible en un documental el cual debería dar certezas y no especulaciones sobre el tema que se trata.

Sin embargo Netflix aprovecha la oportunidad para vender un nuevo producto a los espectadores fáciles de su plataforma. La intención no manifiesta pero sí evidente es montarse sobre el cúmulo de polémicas que hay sobre el caso y generar discusiones a partir de argumentos especulativos que sin prueba alguna no deberían ser elementos a incluir en ningún documental.

La producción por lo tanto se tiñe más de producción de prensa amarilla que de una seria verosimilitud que es fundamental en un documental certero, atributo que no lo tiene.

Netflix lo ha hecho otra vez: produce para el público poco exigente dándole como pasto a los burros la peor basura que se pueda concebir.