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España España · Marbella
Críticas de SUSTOVISION
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Críticas 53
Críticas ordenadas por utilidad
9
28 de agosto de 2016
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“Mad Max 2” es como “Mad Max 1” pero multiplicado por un millón. Se desprende de los aspectos superfluos del anterior film y se centra en el cogollo del asunto: violencia gratuita y descerebrada, coches rápidos y potentes, decadencia extrema del sistema capitalista y mucho mucho mucho humor negro. Cuando uno ve este film, no puede evitar horrorizarse y divertirse, todo al mismo tiempo. Es una película tan excesiva, tan grotesca, tan absurdamente chillona y “trash-kitsch” que a nadie deja indiferente.
Max Rockatansky, acompañado de su fiel perro, recorre el salvaje e incivilizado páramo australiano conduciendo el último Interceptor V-8, el mejor coche del mundo. Sin sueños ni esperanzas, la única motivación de Max es conseguir gasolina para seguir huyendo hacia la nada. Una tarde descubre una pequeña colonia que posee grandes reservas de petróleo, pero dicha colonia está siendo asediada por una pandilla de vándalos punkis ultraviolentos sexualmente ambiguos liderados por El Gran Humungus, un culturista con problemas de alopecia fan de Jason Voorhees. Max revivirá los viejos tiempos en los que atropellaba a punkis y se unirá a los colonos en su lucha contra El Gran Humungus.
La película es una maravilla de principio a fin. Comienza con un resumen de la primera parte, recuerdos de un anciano que revive sus años de juventud y que mezcla realidades con fantasías, forjando así la leyenda de Max, el guerrero de la carretera. Acto seguido, sin más preámbulos, vemos la primera persecución del film: Max es acosado por varios punkis. Una escena rápida y brutal que acaba insatisfactoriamente para ambos bandos pero que establecerá la relación de odio entre los dos antagonistas: Max y Wez el punki de manual (que buscas punki en el diccionario y sale su foto: cresta a lo “último mohicano”, cara de mala hostia y cuero negro ajustado). La naturaleza salvaje y desierta del páramo australiano y su aplastante inmensidad son los protagonistas absolutos, enmarcando los últimos vestigios de una civilización que ya ha finalizado: una carretera desierta y los restos de varios vehículos. A medida que avanza el film, estos vestigios de civilización desaparecen progresivamente siendo sustituidos por un salvajismo elemental, grotesco y desvergonzado. Gobiernos han sido sustituidos por tribus teocráticas (El Gran Humungus va de mesías por la vida) y la relación entre los seres humanos es violenta y despiadada. La única esperanza es un paraíso lejano (siempre es lejano), un lugar donde poder escapar y recuperar sus vidas, un lugar que realmente no existe pero que resulta imprescindible para conservar las ganas de vivir. Pero Max vive ajeno a todo esto. Ni siente ni padece por nadie. Ya nada importa y solo quiere gasolina para seguir su demencial viaje a ninguna parte. Sólo cuando los punkis le despojan de su último gramo de orgullo, decide ponerse del lado de los colonos (aunque, por otra parte ¿qué opción le quedaba?). Y al final, la mejor persecución de vehículos jamás rodada en la historia del cine. Un resumen impecable de toda la película, llena de muertes innecesarias, coches y motos destrozados, acción desenfrenada y angustiosa y un final abrupto, brutal y estéril. Una mezcla desordenada, confusa y genial de imágenes y sensaciones, de bestialidades y heroísmos, todo imbuido de una épica añeja y crepuscular, consagrando al personaje de Mel Gibson como uno de los mejores anti-héroes del cine: Max el loco, una leyenda maldita, trágica y terriblemente carismática.
El éxito y la proyección en la cultura popular de “Mad Max 2” fue indiscutible. Surgieron multitud de copias que desgraciadamente se quedaban en la superficie del invento, sencillamente plagiaban la estética punk-decadente y la despojaban del humor y del absurdo imprescindible del film, aumentando, eso sí, la violencia a unos niveles crudos repugnantes. Incluso, me acuerdo yo, Renault hizo un anuncio de televisión parodiando la película, que salía un punki destrozando un coche y de pronto salía el Renault, todo nuevecito y el Punki no podía romperlo de lo resistente que era el coche, y el eslogan era: “Renault: ¡se lo carga todo!”. Incluso algunos ven en “Mad Max 2” una película de culto gay. Lo dicho, como la primera parte, interpretaciones y lecturas múltiples y variopintas, propias de un clásico ecléctico y de culto. George Miller rodó una de las mejores películas del “fantastique” mundial, referente indiscutible del cine friki y no tan friki, una obra maestra excesiva, única y excepcional.
“Mad Max 2”: una película atemporal que no envejece con el paso de los años y que sigue transmitiendo las mismas emociones de caos, locura y diversión.
SUSTOVISION
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10
23 de setiembre de 2012
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar, señalar que el "corta y pega" del world ha hecho un daño inimaginable a la cultura universal y de provincias, porque en todos los sitios del internet donde he buscado información técnica de la película la sinopsis es la misma y encima está equivocada (pone que son dos hermanas y en realidad son cuatro y además dice que son tres tíos los que vienen a ayudar a las vampiras jamonas y de eso nada, que son dos tíos y una adorable muchachita que está como un queso francés) lo que indica que ninguno se ha tomado la molestia de ver la película ¡Mal hecho, tunantes, que aunque la película sea un pelín lenta y arisca de ver, hay que visionarla antes de opinarla! Por esto mismo, voy a poner una sinopsis un poco más acertada.

CUATRO hermanas (C-U-A-T-R-O, no dos) viven en un castillo asustadas perdidas porque piensan que son vampiresas de cientos de años de antigüedad que en su día fueron puteadas cosa mala por los catetos del pueblo (a una la violaron y a otra le reventaron los ojos y no ve). Lo que no saben las pobres es que todo es mentira, que el culpable es un viejo verde que les come el coco para así poder trajinárselas sexualmente. Pero que no cunda el pánico, que de la ciudad viene un psicólogo muy polluo (acompañado de su amigo y la novia de éste, que vienen a darle apoyo moral) para hacerle un psicoanálisis y curarlas del todo. Y claro, aquí se lía parda. Por un lado, el viejo verde pilla un mosquéo de órdago y provoca a los catetos del pueblo para que se carguen al señorito de la ciudad. Y por otro lado, la reina de las vampiras tampoco ve con buenos ojos que le quiten adeptas.
-¡Un momento! ¡Rebobina! ¿pero no dijiste al principio que las tías no eran vampiresas?
-Anda, pues es verdad.
-Entonces ¿en qué quedamos?
-Pues te ves la película, fresco, que hay que dártelo todo hecho.
-Vive la France
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
SUSTOVISION
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5
28 de agosto de 2016
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ciencia-ficción es un género con muchas variantes y bajo este epígrafe podemos encontrar películas muy diferentes entre sí. Pues bien, el "Solaris" del siglo XXI, que es remake de la película homónima realizada por Andrei Tarkovsky en 1972, entraría dentro del subgénero "Ciencia-ficción-coñazo", caracterizado por una puesta en escena minimalista, una ritmo narrativo muy muy lento, una música hipnótica monocorde y una presunta complejidad argumental que enmascara la simpleza del guión. A este subgénero pertenecen películas como "2001: una odisea en el espacio" o "Moon" y con esto ya está todo dicho. Si te van las space opera con sus naves espaciales lanzando rayos plan Star Wars o las películas de monstruos con atmósferas claustrofóbicas y terroríficas plan Alien u Horizonte Final mejor será que pases de largo a la hora de visionar la peli de Steven Soderbergh, porque lo más probable es que te aburras bastante. No obstante, desde aquí os invito a verla, ya que la peli sólo dura hora y media (a diferencia de las casi tres horas de la peli de Tarkovsky) y además cuenta con otros alicientes como la bellísima Natasha McElhone o el culito de George Clooney.
La sinopsis es la siguiente: Por lo visto, hay un planeta nuevo en la otra punta del universo llamado Solaris que es un misterio para los científicos, por eso mandaron una estación espacial para investigarlo. Desgraciadamente, un buen día, los científicos de la estación cortaron toda comunicación con la Tierra y dijeron que de volver a casa nanai, que ellos se quedaban junto a Solaris ad infinitum. Por este motivo la autoridad competente manda a la estación espacial a George Clooney, que aquí interpreta a un psicólogo muy bueno, para descubrir qué le ha pasado a los miembros de la tripulación y, si están vivos, para convencerlos de que regresen a la Tierra. Y allí va Clooney encantador, sin saber que su vida cambiará para siempre porque Solaris es mucho Solaris.
Al igual que en el libro o en la película original, Soderbergh aborda dos cuestiones fundamentales a la hora de narrar su historia: Primero, la lucha filosófica entre idealismo y materialismo, y segundo, el conflicto existencialista entre la predestinación y el azar. Pero el director norteamericano se centra casi exclusivamente en la relación romántica entre el protagonista (culo incluido) y su antigua compañera, mostrándonos mediante numerosos flashbacks la compleja unión de ambos personajes. O sea, que nadie espere ver un análisis profundo de las relaciones humanas ni una crítica solapada al materialismo filosófico tal como reflejaba la película de Tarkovsky, ya que Soderberg limita bastante el campo de acción (quizás porque es consciente de sus limitaciones a la hora de emprender un proyecto de semejante envergadura) y nos cuenta una trágica historia de amor con toques existencialistas y va que chuta.
A nivel técnico la película es correcta, con unos efectos especiales adecuados para la historia que está narrando, o sea, muy sutiles y armoniosos. La peli también posee una absurda y gratuita sorpresa final que no sé por qué la han puesto, ya que no afecta para nada la trama principal. Y en cuanto a la pareja protagonista, pues la verdad es que no dan ni frío ni calor ya que la química entre ambos es casi inexistente. Soderbergh no consigue hacernos creer que la relación entre Clooney y mi Natasha es apasionada e inmortal, más bien parece la historia de una pareja pequeñoburguesa que discuten por chorradas. El drama, la fuerza, la tragedia y todas esas cosas que te ponen los pelillos de punta cuando te cuentan una buena historia de amor brillan por su ausencia en el film de Soderbergh.
En fin, "Solaris" es una película donde la ciencia-ficción es una excusa para contar una historia de amor. ¿Eso es bueno? ¿Eso es malo? pues ni lo uno ni lo otro, depende de como te levantes ese día y de cuales sean tus necesidades culturales.
SUSTOVISION
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