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Críticas de harryhausenn
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Críticas 146
Críticas ordenadas por utilidad
7
6 de noviembre de 2020
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie puede escapar a su destino, a la obligación moral que los dioses le imponen. Ni siquiera hoy, en un Berlín contemporáneo. De nada sirve huir por sus callejones, bordear sus edificios restaurados, tirarse a sus canales o sumergirse en sus embalses, pues el deber ha de cumplirse sobre tierra o bajo el agua. Solamente cuando impongamos justicia a nuestros traidores, tan solo en ese momento podremos desaparecer tranquilamente en las profundidades.

Ondine es un laberinto urbano frío, húmedo y rígido en cuyo centro late un corazón desgarrado repleto de rabia. Desde el primer momento nos hipnotiza con una escena de ruptura en un café y con una promesa a regañadientes. La mujer huye del lugar y se refugia en su trabajo, justo en el edificio de al lado. Tras recomponerse en el vestuario, presenta a los asistentes una maqueta del complejo urbanístico, cuando, de pronto, ve en el modelo la terraza en la que acaban de abandonarla.

Un zoom de Petzold a la mesa y al hombre en miniatura nos muestra el bucle en el que la protagonista se encuentra. Algo pendiente de resolver ha quedado en ese momento, desde el primer plano mostrado al público. La película comienza en el momento en que la protagonista huye de su destino. Incluso más adelante, cuando la mujer intente rehacer su vida, las señales son evidentes: las aguas reclaman lo que les pertenece.

La tragedia de Ondine fascina por su tono, contenido y aún así nos brinda una obra visceral en cuanto al juego de actores. La frialdad que caracterizan los mitos germánicos impregnan la realización de Petzold, cuya cámara no tiembla cuando sigue el implacable destino de la ninfa, que se nos sugiere desde los primeros minutos de la película. Un acuario, un buzo, una presa y finalmente, una piscina. Cuando los hombres que vagan la tierra se muestran crueles y despiadados, el agua es el único lugar donde encontrar la paz. Las ondas fluviales, libres y móviles contrastan con las rígidas rectas, fijas que constituyen el mundo arquitectónico al que Ondine se dedica con devoción.

La guía y el buzo, la nueva pareja componen un refugio emocional en el que la ternura aflora, en el que el sentimiento ocupa el centro de la película en un entorno tan hostil. La película es un momento de respiro antes de que la fatalidad nos reclame, un paréntesis bajo los rayos del sol en el que el tiempo se detiene, donde olvidamos el pasado y no nos preocupamos por el futuro. Hasta que un día, por desgracia, levantemos la mirada por encima del hombro de quien nos acompaña y comprendamos que el deber siempre llama.

hommecinema.blogspot.com
harryhausenn
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8
24 de agosto de 2021
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
He tenido que rescribir, que volver a empezar varias veces el mismo texto acerca de Al abordaje por temor de no ser capaz de captar las particularidades del fascinante universo que Brac ha logrado componer. A simple vista, la película podría parecer una comedieta veraniega, ligera, sin demasiada sustancia. Craso error. Es un microcosmos en el que todo evento de aparencia banal, inocente o ingenua mira directamente a la cara de la Francia actual, a los asuntos sociales de actualidad que, si bien suponen barreras entre las personas en nuestra vida cotidiana, durante las vacaciones forman un elemento más de las relaciones humanas.

Félix, enfermero del extrarradio parisino, conoce a Alma en una fiesta en los muelles del Sena, pasan la noche juntos y cuando ella se va de vacaciones con su familia al sur, él decide seguirla sin pensárselo dos veces acompañado de su amigo Chérif, estudiante que trabaja en un supermercado. Tras mentir en su perfil de Blablacar, haciéndose pasar por dos chicas blancas, conocen a Édouard, niño mimado que ha tomado prestado el coche a su madre mientras ésta pasa el tiempo relajándose en su casa, junto a la piscina. Al llegar a su destino, varios personajes entran en escena: Martin, socorrista bon-vivant que viaja por el mundo; Stéphane, monitor de campamento nihilista; Lucie, hermana de Alma y Hélène, madre joven en bancarrota y en plena separación. Lo que en un principio parecía la típica historia de chico conoce chica pronto derivará hacia la comedia de enredos con situaciones que logran arrancarnos la sonrisa.

Conviene intentar averiguar qué hace de la ligereza de Al abordaje algo tan especial, por qué se trata de una comedia tan disfrutable, por qué logra emocionarnos. Por supuesto es innegable que Guillaume Brac es un cineasta con un estilo muy particular cuya dirección logra acercarnos a una juventud realista, verosímil, identificable. No es sorpresa ninguna la gran influencia de Éric Rohmer en su filmografía. Contes de juillet era un díptico de ficción fuertemente inspirado en El rayo verde, y, al igual que su antecesor, Brac logra sumergirnos en los dilemas, pasiones y agonías de un grupo de veinteañeros. Es un cine moderno sin necesidad de romper códigos, fresco sin tener que deslumbrar al espectador con virguerías e irreverente sin necesidad de caer en la provocación.

Michel Chion, crítico de cine, escribía acerca de Pauline en la playa que Rohmer había conseguido firmar una obra acerca de la esencia humana. Es decir, todos los personajes de la película, solteros o divorciados, se encontraban de vacaciones. Cuando las relaciones amorosas o carnales comenzaban a establecerse, ninguna causa externa influía en estos vínculos. En un remoto pueblo costero donde somos anónimos, ni el trabajo, ni las facturas, ni el alquiler, ni los vecinos, amigos, familiares, ni los cónyuges o hijos pueden suponer un problema para que sigamos nuestros propios instintos o deseos. Pauline en la playa era una cápsula aislada donde en su interior, el único motor de cada personaje era su propia esencia, el ser. Jamás la circunstancia.

En Al abordaje el sentimiento de burbuja también es perceptible, como casi todas las comedias evocadoras del género estival, de alegría bajo el sol que nos hace pensar en las vacaciones, en los recuerdos de juventud. Sin embargo, si bien no son mencionados de manera explícita, todos los atenuantes de la Francia del nuevo siglo están presentes en esa cápsula. El racismo al que Félix y Chérif hacen frente en su día a día. Los privilegios de clase de Édouard y Martin. La ideología conservadora de Lucie. La precariedad de Hélène. Problemas sociales de rabiosa actualidad que Brac va introduciendo paulatinamente, con sutilidad para no forzar o enturbiar el relato. Ese ingrediente que se añade a la mezcla y que logra disolverse hasta obtener una masa homogénea, sólida. Brac logra crear un oasis en el que las diferencias conviven en igualdad de condiciones ante el deseo. Poco importan el dinero o el color de la piel para salir victorioso, o derrotado, en el juego del amor veraniego.

Brac retrata de forma fidedigna las vacaciones como aquello que realmente es: libertad. Nos despegamos de todo lo que nos separa para establecer vínculos ante la adversidad -una avería del coche, unas cortinas que sirven como saco de dormir- pero también ante el placer y la curiosidad: la brisa de la montaña tras una subida en bici, el barranquismo, un espectáculo de niños, el karaoke... Quién lo iba a decir, hay incluso quien está dispuesto a limpiar váteres, lejos de una vida entre algodones, para poder prolongar al máximo ese paréntesis.

hommecinema.blogspot.com
harryhausenn
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7
2 de enero de 2019
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Asako formó parte de la selección oficial del último Festival de Cannes, anunciada en abril. Aunque la película se fue sin ninguna mención en el palmarés, su llegada a La Croissette fue muy celebrada por suponer el desembarco en Europa de un director desconocido. Carne fresca en un festival en el que se repetían demasiado algunos nombres, año tras año. A las pocas semanas del anuncio, además, salía en salas la anterior película del cineasta: la magnífica Happy hour. Tras tres años sin distribuirse en occidente por sus cinco horas de duración, se presentaba en forma de cinco capítulos y convirtió inmediatamente a Hamaguchi a un director a seguir.

Esta nueva película se aleja de Happy hour en su estilo, en el público al que va dirigida y en sus objetivos. Y por increíble que parezca, eso no es nada malo. Asako abandona la austeridad para presentarnos un apartado técnico mucho más esplendoroso, se centra en el final de la adolescencia y el principio de la madurez y además se trata de una película mucho más accesible para el público joven. Asako podría perfectamente considerarse un film comercial al que Hamaguchi adapta sus propios códigos sin renunciar a su estilo en ningún momento.

La protagonista, una joven adolescente de Osaka que se enamora a primera vista de un chico rebelde con el que se cruza en la calle. Juntos comienzan una relación y de la noche a la mañana, su novio desaparece. Años después, Asako, ya adulta, trabaja en Tokio y allí conoce a un hombre idéntico a su amor adolescente. También se enamora de él aunque siempre tendrá presente la duda si su nuevo novio es en realidad aquel primer amor que la abandonó.

El planteamiento de Hamaguchi no puede ser más interesante: el eterno referente de Vertigo procesado a través de un filtro de melodrama adolescente. El misterio de averiguar si los dos hombres son la misma persona se va diluyendo poco a poco hasta que es otro dilema, más importante si cabe, el que gana interés: ¿Es Asako la misma mujer que se enamoró de aquel adolescente? No en vano la película marca dos momentos bien diferenciados en la vida: el primer amor platónico, loco e idealizado y el amor de madurez, racional y comprometido. Qué hacer cuando toda tu vida parece asentada y de repente tu primer amor llama a la puerta para poner todo patas arriba.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
harryhausenn
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6
9 de octubre de 2016
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clara es una antigua periodista musical, retirada y superviviente de un cáncer de mama que vive en el edificio Aquarius en plena Avenida Boa Viagem en Recife, el bulevar junto a la playa. Pese al idílico ambiente, la tranquilidad de Clara se ve amenazada en el momento en que los promotores inmobiliarios aparecen con el objetivo de derruír el edificio y contruir un bloque residencial. Todos los vecinos ceden a la oferta de la inmobiliaria excepto Clara, que sigue viviendo en el edificio abandonado.

Aquarius consta de dos elementos: una crítica feroz a la corrupción brasileña y un magnífico personaje femenino. Una perita en dulce para la también maravillosa Sonia Braga, considerada la Marilyn Monroe de Sudamérica, inolvidable en el clásico El beso de la mujer araña. El personaje de Clara es una mujer fuerte, moderna, con una personalidad arrolladora y que afronta todos los conflictos con calma y buenas formas sin renunciar a la lucha. Una mujer apegada a lo sentimental, que tan sólo valoriza lo material cuando tiene una historia, como bien comprobamos en una escena con un vinilo de John Lennon. Una filosofia heredada de su tía, la rebelde de la familia, a quien vemos evadirse al principio del relato cuando comienza a recordar su juventud al mirar una cómoda en su salón.

Sin embargo, Clara se ve puesta en entredicho cuando en plena batalla contra el gigante inmobiliario descubrimos que su posición privilegiada también se debe a los trapicheos de su familia y al sacrificio de la baja clase social, los sirvientes que trabajan para la clase media brasileña, también retratados en la película. Un sistema creado de manera que el ascenso a los privilegios se debe al sufrimiento de los demás, por muy honesto que sea cada quién en su día a día.

La película se deja disfrutar, es amena, tierna y contiene escenas magníficas. Como una discusión con los hijos de Clara, que resuelve con éxito el cliché de referenciar Sonata de otoño: el hijo que guarda con rencor el abandono de su madre, más dedicada a la música que a la familia. O el cumpleaños de la sirvienta, besando el retrato de su hijo fallecido. Lo único que le falta es un mayor desarrollo técnico. Mendonça sorprendió con su primer largo por la manera en la que el paisaje urbano se mezclaba con el relato y desgraciadamente en Aquarius, la forma se vuelve más habitual de lo deseado, aunque en ningún caso banal o falta de interés.
harryhausenn
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7
31 de julio de 2018
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué hacer las cosas fáciles pudiendo complicarlas? Dupieux parece seguir esta premisa para lo que se anuncia como una comedia bastante simple: un interrogatorio a un sospechoso en comisaría, teniendo la película lugar exclusivamente en el edificio. Nos esperamos por la estética del póster una parodia del género policiaco francés de los ochenta, pero Au poste! se revela como algo mucho más complicado que lo que podamos captar a simple vista. No sólo es un homenaje a los humoristas excéntricos más celebrados de lo absurdo y del surrealismo, sino que su estructura es un engranaje mecánico en el que cada nuevo elemento amplía los límites de su propia narración.

Desde un delirante prólogo que juega con la banda sonora de los créditos, pasamos de una escena improbable enmedio del campo a la radio del comisario, de igual manera que en El fantasma de la libertad de Buñuel pasábamos de los fusilamientos del 3 de mayo narrados por una mujer, a un parque en el que ésta resultaba ser una asistenta leyendo los Episodios nacionales de Galdós. Dupieux no da tregua desde la primera escena, presentándonos los personajes principales casi sin introducción alguna, estando los dos protagonistas ya en el lugar en el que desarrollará toda la película. Un tipo aparentemente inocente complicará su testimonio a medida que situaciones inverosímiles acontezcan ante sus propios ojos mientras intenta convencer al inspector de un relato igualmente disparatado.

En el primer segmento de la película, aún en la comisaría, el humor de frases repetidas y de elementos extraños que son tratados con total normalidad, como el policía tuerto sin cuenca orbitaria, recuerdan a los Monty Python. Cuando pensamos saber por dónde va a continuar la película, de repente, un hecho tan inesperado como absurdo provoca una nueva subtrama. Aunque el asunto en cuestión hubiera tenido una fácil solución, parte de la gracia de la comedia de enredo es precisamente, complicar las cosas porque sí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
harryhausenn
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