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México México · Ciudad de México
Críticas de Efrén Angel
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Críticas 65
Críticas ordenadas por utilidad
8
16 de junio de 2020
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Qué emocionante resulta siempre visualizar a Spielberg. Qué renovado y jovial se ve en sus películas de nuevo siglo (como todos los grandes de Hollywood que comenzaron en los 70´s).
Ésta en particular es curiosamente aventurera siendo su título la mejor descripción de la misma, aquí no hay grandes efectos especiales, ni monstruos y es que tampoco se le puede catalogar dentro de los géneros que encantan al público por su naturaleza heroica como la acción o la fantasía pero se disfruta igual que aquellas.
Tenemos a dos favoritos de la industria como, DiCaprio y Hanks que encarnan el papel del ratón y el gato, respectivamente.
Conociendo la sinopsis y visualizando la cinta, ¿a qué atribuimos entonces el éxito de la satisfacción visual además de lo ya mencionado? Creo que es sencillo cuando comprendemos que se trata de la historia de un simple adolescente muy astuto, inteligente y con ansias de aventura para poder superar un trauma tan común en la sociedad como son los padres divorciados. Él necesita historias que contar, días llenos de kilómetros por recorrer, mujeres a veces mayores que él para conquistar y mucho, pero mucho dinero qué cobrar y gastar. Y nada más, nada más allá ni en el plano técnico ni en su construcción social pero qué disfrutable es una película para entretener cuando se tienen todos los elementos en su lugar.
Efrén Angel
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5
2 de octubre de 2019
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Cuando estamos por terminar la película podemos pensar, justo en el momento del clímax, que hemos estado viendo una muy buena muestra de una obra que sabe usar la tensión que aumenta progresivamente, sin embargo, al hacer memoria, nos daremos cuenta que no, que éramos conscientes de que nunca fue así. Esto lo sabíamos desde los primeros 30 minutos (terriblemente llevados, por cierto), lo que nos engañó fue la emoción del desenlace. Pero bueno, examinemos un poco más.

Comenzando por los puntos buenos.
Tenemos la actuación de todos los personajes que interpreta Jmes McAvoy donde él mismo como actor se preparó como si se tratase verdaderamente de personas distintas y no de personalidades, esto debido a que el personaje poseedor de las personalidades, Kevin Wendell Crumb, así lo cree.
La poderosa puesta en escena, específicamente de los dos escenarios clave: el consultorio de la Dra. Fletcher, y el gran desconocido lugar donde están secuestradas las muchachas (no es spoiler, sucede en los primeros 5 minutos) y donde se da la mayor parte de la acción en la película, lugar que podría ser un almacén, una escuela o una fábrica abandonada. Aquí lo importante es que ambos espacios ayudan de manera enorme a entender al personaje principal y sus múltiples facetas; el consultorio, a pesar de no ser tan recurrente, nos muestra puntos esenciales de las personalidades y cada objeto y orden dentro de él nos conecta directamente con la relación entre la Dra. y Kevin y con los deseos ocultos del protagonista por salir adelante, por evitar el mal que, él sabe, se avecina. Es un espacio con orden, luz, color y con la clara sensación de esperanza. Por otra parte tenemos el lugar abandonado que no podría ser más desigual, lo sentimos infinito, lúgubre, desolador y vacío; nos sabemos acompañantes de las secuestradas, no se nos permite ver completamente la inmensidad ni los secretos del lugar, solo cuando ellas tienen oportunidad de mostrárnoslos (porque Kevin les ha otorgado esa oportunidad), podemos ir conociendo y conectando espacios, siempre con una sensación de estar buscando la salida.
Por último tenemos esa llegada al desenlace que no sentimos en ningún momento forzada, se da de manera natural y, el encontrarnos con aquel secreto del que se ha venido hablando desde mucho atrás, es acorde al ritmo. Secuencia muy bien llevada el clímax.

Y por el lado débil.
Como mencionaba en el inicio, parece ser que vamos en una odisea que aumenta su tensión con el pasar de los minutos, sin embargo no es así; la presentación de las personalidades se da forma muy forzada, como si se nos quisiese mostrar lo más pronto posible el mayor número de ellas para así poder continuar con la trama.
La manera en que prácticamente "eliminan" de la historia a 2 de las 3 mujeres rompe con la empatía que comenzábamos a sentir por cada uno. Cuando comprendíamos que cada una con sus miedos y deseos harían frente al secuestrador, nos las desaparecen y aíslan. El error no está en sacarlas de la trama sino en el tratamiento que se les da en un inicio donde pensábamos que serían pieza clave. Y es que tampoco se nos hace encariñarnos con ellas, no las extrañamos porque no las conocimos lo suficiente, pero sí creíamos que así sería.
En tercer punto está la historia a modo de flashbacks de la joven principal, Clasey, y la ausencia de la muestra del pasado de Kevin. La historia de ella se nos fragmenta tanto que termina por hostigarnos, ya comprendimos desde las primeras regresiones que Clasey sufrió de niña. Y de Kevin, bueno, con una pequeña excepción en el final de la cinta, nunca se nos enseña qué lo llevó a su condición y cómo fue. Quizá la más grande falla que siento. Mucho pasado de Clasey innecesario y poco de Kevin requerido.

En conclusión tenemos una película con tensión y suspenso suficiente para que nos emocionemos y disfrutemos cada momento, no con la necesidad de querer llegar al final lo más pronto, se hace interesante el desarrollo. Con los espacios y ambientaciones como su punto más fuerte y el a veces muy equivocado tratamiento que se da de los personajes como su punto más débil.
Efrén Angel
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8
1 de octubre de 2019
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Aquello que iniciaba como un juego para el Doctor Nicholas Carrigan cuando, al terminar sus estudios en Medicina en su natal Escocia decide viajar a tierras desconocidas, termina siendo su peor pesadilla. Al lugar que llega: Uganda. África.
Un entramado político que muestra los excesos de gobernar del presidente Amin, líder populista y militar que se hace del poder cuando derrota a Obin, antiguo presidente. En este contexto llega el Dr. Carrigan a su nuevo hogar y por azares del destino se verá enredado con el nuevo presidente y sufrirá, desde una perspectiva muy singular, el autoritarismo.
Un drama político y un catarsis del personaje principal. El entramado de poder se va corrompiendo conforme avanza el film, llegando el punto de quiebre donde nos damos cuenta de que en realidad no se trata de un conflicto natural político sino que el dictador ha perdido todo índice de auto control y ha sumido a su país en la miseria. El hombre blanco que soñaba y se idealizaba en tierras lejanas ahora vive en carne propia esta locura. Locura que se refleja por medio de planos muy inestables y variados, una paleta de colores en verdes y azules, y una actuación potente y especial del antagonista.
Efrén Angel
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8
25 de marzo de 2018
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Stanley Kubrick muchas veces usó temas polémicos y, aunque casi siempre evitó dar puntos de vista sobre estos y solamente retratarlos ("Lolita" o "A Clockwork Orange"), cuando trató el tema del militarismo y las guerras, sí que los criticó. Sutil pero fuertemente.

"Fear & Desire", "Paths of Glory", "Spartacus", "Dr. Strangelove" y la mitad de "Barry Lyndon", junto a la película en turno, son las cintas donde Kubrick usó como como escenario, parcial o total, una guerra. Sin embargo, solo dos ellas se adentran y tienen como punto principal el fenómeno en si de 'La Guerra'. Por tanto, es cierto lo que se dice de que el director nunca repitió tema, género o dilema en una historia. Las únicas dos que se pueden identificar dentro de un mismo género serían dos ya mencionadas: "Paths of Glory" y "Full Metal Jacket", siendo su género el (anti) Bélico.

A pesar de eso hay que puntualizar que en ningún momento las dos plantean lo mismo, son más bien complementarias.
En la primera teníamos un problema provocado por soldados que no querían pelear, pero ya en el desarrollo de la historia los dilemas morales y la resolución de los problemas caían en manos de altos mandos militares, dejando a los soldados como simples muñecos que se atenían a lo que sus mayores decían.

Aquí no tenemos eso, aquí no son los altos rangos los que decidirán sobre la vida de los menores porque de hecho los primeros ya han pasado por un filtro deshumanizador donde les fueron quitados emociones, sentimientos e ideologías para dejarlos como simples máquinas asesinas que ahora, después de las tantas batallas y sacrificios en pro de su país, son destinadas a realizar el mismo proceso con los nuevos y jóvenes a los que aún no les arrebatan lo que los hace seres conscientes y por tanto, humanos.
Todo esto dentro de la historia es dejado en manos del personaje de Lee Ermey, el sargento Hartman (que por cierto cumple perfecto con la encomienda).
Este proceso, que se retrata en los primeros y extraordinarios 45 minutos, maneja la tensión sin igual al punto de dirigirnos a un primer clímax que desborda nuestras emociones y adrenalina.

En un segundo tramo del filme tenemos algo así como la contraparte del anterior. Aquí hay música que llena de alegría y energía, aquí hay acción, aquí hay (al menos en un inicio) un espectáculo que tiene facha de verdaderamente bélico y ya no anti. Pero eso es tan sólo la cara que vemos, porque en su fondo al final, en su respectivo clímax, resulta en otro ejercicio de conciencia quizá mayor al del primer tramo.
Algunos dicen que este cacho es el deficiente y que no se sabe mantener, pero no, es sólo que aquí todo toma su tiempo y en vez de enfocarnos en el sufrimiento de los que van a pelear, nos hace reflexionar acerca de lo que las poblaciones en medio de conflictos bélicos tienen que sufrir.

Al final, el objetivo de ambos tramos es hacernos recordar que nosotros, los espectadores, a pesar de vivir rodeados de un conjunto de cosas que planean hacernos máquinas igual, todavía estamos a tiempo y con el derecho de cuestionarnos el mundo y la sociedad en que vivimos.
Efrén Angel
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9
22 de marzo de 2018
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Una de las cosas que más distinguen a Stanley Kubrick es el buen desarrollo que siempre le dio a sus protagonistas.
La combinación de angustia, miedo, deseo, valentía y convicción daban como resultado personajes llenos de energía y potencia y, si a esto le agregamos que siempre fueron interpretados por grandes actores, tenemos entonces a varios de los personajes hombres más recordados del Cine.
Viendo sus 13 películas nos damos cuenta que siempre tuvo a aquellos hombres, en un inicio, bien equipados para las situaciones que tendrían que enfrentar, pero conforme avanzaba la historia notábamos que poco a poco se acercaban a una derrota inminente consecuencia de sus actitudes y acciones equivocadas. Entre estos podemos mencionar a Humbert en "Lolita", a Johnny Clay en "The Killing", a los soldados en "Fear and Desire", a Jack Torrance en "The Shining" o al gran gladiador libertador de esclavos en "Spartacus". Sin embargo, ninguno de ellos como Alex DeLarge: ese muchacho obsesionado con la ultraviolencia que, paradójicamente, logró ser el que más empatía plantó en nosotros. Es él quién mejor ejemplifica todo lo anterior dicho, porque si los demás personajes lograron que llegásemos a sentir compasión, lástima o consideración por ellos una vez que notábamos sus debilidades, Alex lo logra no sólo en esa etapa sino desde el inicio del filme, y todo esto pasa aún cuando sabemos toda la maldad que se esconde dentro de él y todo de lo que ha sido capaz de hacer durante la primera mitad de la película.
Esto al final se logra gracias al, repito, increíble manejo de personajes protagonistas por parte de SK y la memorable actuación de Malcolm McDowell. Una muestra de cómo el buen uso del lenguaje cinematográfico puede hacer que los ideales y la moral queden de lado si esto no es el objetivo del director.

Al final, "A Clockwork Orange" no es la mejor obra de Kubrick (opinión personal) ni tampoco es la más sobresaliente en los apartados técnicos o en su historia en si, pero algo en lo que sí destaca no sólo dentro de la filmografía kubrickiana sino dentro del Cine en general, es que tiene el logro perfecto en una de las metas principales que todas las películas, sin importar nacionalidad o género, buscan: La conexión total entre público y protagonista.

Todo lo escrito arriba se resume entonces en 4 palabras: Todos somos Alex DeLarge.
Efrén Angel
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