Haz click aquí para copiar la URL
Burkina Faso Burkina Faso · Lolailo
Críticas de Buscapé
Críticas 693
Críticas ordenadas por utilidad
6
24 de setiembre de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Lost Girls and Love Hotels" es una especie de “Lost in Translation", "Looking for Mr. Goodbar" y la saga "50 Sombras de Grey". Pero no nos engañemos: la primera impresión puede atraer nuestro interés por semejante mezcolanza, pero la cinta se queda a medio camino, en mitad de la nada.

Ambientada en Tokio, la película se centra en Margaret (Alexandra Daddario), una joven descontenta en su trabajo enseñando inglés a auxiliares de vuelo. Una noche, conoce al misterioso y apuesto Kazu (Takehiro Hira). Kazu representa la válvula de escape que Margaret tanto ansía: un juego perverso de pasiones cruzadas y la yakuza acechando la pasión prohibida de la pareja.

"Lost Girls and Love Hotels" está basada en una novela de Catherine Hanrahan. Lo que en principio se plantea como un oscuro retrato psicológico de una joven soltera sin nada mejor que acostarse con hombres aleatoriamente como forma de llenar el ansia de cambio. El trabajo del director William Olsson es asombrosamente torpe y superficial.
Las escenas de sexo tórrido son tan aburridas como inexplícitas: la torpeza del director por intentar insinuar hace descarrilar lo sugestivo y placer erotómano: no hay química entre los dos personajes y de nada sirven los encantos de la Daddario para encandilar al espectador en su tórrido viaje a lo prohibido.

En el fondo, éste potencial vehículo de lucimiento empantana: Daddario, no puede hacer nada con un personaje más plano que su trasero; ella parece casi tan a la deriva como Margaret, aunque por razones completamente diferentes. Además, no produce chispas con Hira en sus escenas juntos, lo cual es algo significativo considerando que toda la narrativa teóricamente levita sobre la poderosa atracción que se supone que existe entre ellos.

"Lost Girls and Love Hotels" es demasiado insulsa para funcionar como tragedia psicológica de una joven adulta experimentando una válvula de escape frente a la rutina y sus demonios pasados, la cinta es demasiado torpe para funcionar como un romance apasionado y demasiado tibia para dibujar un placer erótico y culpable. Al igual que su protagonista, nosotros los espectadores somos enviados a encuentros cada vez más inánimes e insatisfactorios, sin lograr el ansiado clímax que dignifique, de alguna forma, toda la letanía fílmica inicial.
Buscapé
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
26 de agosto de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film que resultó un auténtico éxito de público pero no de crítica: en los 90's los remakes no eran productos tan comunes como ahora y, de llevarlos a cabo, eran rarezas de los estudios más por sondear el mercado para revivir una potencial franquicia que por ofrecernos un producto a la altura del original.

Pero el remake de "El Cabo del Terror", (1962, J. Lee Thompson) es una historia a parte: es un viaje catártico perfectamente dirigido por Scorsese. Porque a diferencia de la película original, ésta versión busca remover las entrañas del espectador y ponerlo en un estado permanente de desasosiego e indefensión.

La cinta se centra principalmente en el duelo entre los Robert De Niro y Nick Nolte: el primero haciendo de perfecto hijo de puta y el segundo de víctima asediada hasta límites insospechados. Se ha elucubrado que ambos personajes eran las dos caras de la misma moneda: mientras Max Cady usó toda su violencia innata para destruir, Sam Bowden canalizó su violencia hacia el progreso social y económico.

Pero ambos son el mismo personaje, meros animales enfrentarse: difieren los propósitos, Cady, (la venganza) Bowden (proteger a su familiar)

Cualquier crítica acerca de la condición sobrehumana que caracteriza a Max Cady es un mero recurso para plantearnos un personaje carcomido por el odio, imparable, astuto y maquiavélico. Por tanto, más que criticar su personaje y la película en general, deberíamos alabar la actuación de De Niro como soberbia: rezuma tanta ira que transmite pavor.

Hoy por hoy es todo un clásico, un icono que ha trascendido a su propia naturaleza de remake "menor": es un thriller perfecto y, por momentos, creemos que Max Cady se ha convertido en otro villano prototípico de los slasher 80's, sólo que éste si transmuta horror y pavor de verdad.
Buscapé
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
21 de abril de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo hace años, cuando trabajaba para Cruz Roja, tuvimos un programa de reintegración de mujeres víctimas de violencia de género. Aquella época fue realmente ilustrativa de un problema que es más recurrente del que muchos piensan: no se trata tanto de trincar subvenciones para ONG's orientadas a uno u otro color político como día a día nos machacan las distintas cadenas de tv, El problema existe y son muy pocos los actores que de verdad quieren frenar un problema de dimensiones monstruosas. De hecho, asistiendo a la formación impartida por José Luis Graña Gómez y Paloma Rodríguez Vázquez, (ambos profesionales dedicados a la investigación sobre las raíces que germinan en el perfil del maltratador) se nos mostró ésta película: "Te doy mis ojos", como preámbulo a lo que nos íbamos a enfrentar en la vida real.

La película no es una alarde de grandes fuegos de artificio, más bien es un viaje al origen del mal. No es el típico filme que se recrea en mostrar escenas sádicas per se, Icíar Bollaín, Luis Tosar y Laia Marull son el idóneo "cuadro clínico", la etiología perfecta para explicar por qué un maltratador es como es y cómo su proceder actúa como un cáncer que va destruyendo física, psíquica y moralmente a la víctima. Una vez más, es un juego de espejos: donde hay inocencia, amor y respeto, (el personaje de Laia Marull) se enfrenta la soberbia, la intolerancia, el odio, la manipulación y la inseguridad, (el personaje de Luís Tosar): Antonio es un monstruo que se nutre de la inseguridad de su pareja para tejer su reino de terror, combinando chantaje emocional y arrepentimiento con humillación, avasallamiento y terror pues en la mente de un maltratador no hay lugar para lo imperfecto: todo ha de ceñirse a sus propios parámetros y dictámenes de perfección, (inalcanzables) y cuando éstos no se cumplen, estallan en una vorágine de violencia irreprimible para con su pareja, porque es con la única que sienten derecho, seguridad y autoafirmación para desahogar toda su intransigencia y frustración existencial.

Por tanto, Icíar Bollaín hace una disección quirúrgica del origen de un mal patronímico de la educación que se ha recibido, la violencia que se ha consumido y el rol de la mujer como objecto de deseo y sometimiento por parte del macho alfa, (reggaeton, cine para adultos y publicidad)

El verso que podría resumir perfectamente el desenlace final de Pilar y el espirito de la cinta lo escribió Patti Smith hace 50 años:

"Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos". (Oath, Patti Smith, 1973)
Buscapé
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3
8 de setiembre de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cazafantasmas 2 no da para mucho... Una película prácticamente sin guión y que se limita a "perfeccionar" los efectos especiales de la primera y poco más.

Es el eterno problema de las secuelas tardías: mientras la primera se convierte en una obra de culto y en un icono de los 80's, cuantos más años pasan más difícil es lograr una secuela a la altura de la original y al final la decepción es mayúscula.

Los actores no se toman en serio la cinta y parecen actuar más por obligación que por verdadero interés en continuar las aventuras de los 4 fantásticos protónicos.

Sin embargo, la cinta entretiene, no de la misma forma que la original pero no es lo suficientemente desastrosa como para olvidarla. Cumple más como postre de la primera cinta que como auténtica secuela de la misma.

Se deja ver...
Buscapé
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
28 de octubre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"—¿Qué fue primero, la música o la tristeza? La gente se preocupa porque los niños jueguen con armas, o vean videos violentos, pensando que ese tipo de cultura de la violencia les afectará demasiado. Pero nadie se preocupa por niños que escuchan miles, literalmente miles de canciones sobre corazones rotos, rechazo, dolor, tristeza y pérdida. ¿Escuchaba yo música pop porque estaba triste? ¿O estaba triste porque escuchaba música pop?"—"

John Cusack en "Alta Fidelidad"

Cusack y Fears nos regalan una de las mejores películas de la década: toca todos los palos, los estereotipos, dejes y tejemanejes de una generación olvidada: aquellos que se refugiaban en la música, el cine, los videojuegos o la literatura, sólo para ocultar un egocentrismo entrañable, pues no era más que una forma de disfrazar sus vulnerabilidades: algo que hace único al personaje de Cusack:

Es cínico, aniñado, snob y autoindulgente... Pero después de todo, su personaje está brillantemente compuesto por un pedacito de todos nosotros: es imposible no identificarse con él o alguno de los pintoresco personajes del elenco...

Una película que habla de las relaciones y la música y de cómo estas se sobrellevan la tiranía del tiempo... Pero nunca sin perder el buen humor y la crítica ácida hacia el snobismo, pero también hacia la mediocridad de la rutina que posterga la vida adulta a relaciones vacías y un desmesurado apetito por la nostalgia contratastada con el rechazo al compromiso y todo lo que ello conlleva: ¿Seremos capaces de permanecer fieles a nosotros mismos? ¿O el compromiso sólo es una forma de poner punto y final a nuestros sueños de juventud para aceptar la adultez?
Buscapé
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow