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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Críticas de Maldito Bastardo
Críticas 2.181
Críticas ordenadas por utilidad
7
22 de abril de 2011
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
O ‘El (verdadero) amor’.

Apartado de toda convención anterior en “Two Lovers” no hay una conexión directa con “Cuestión de sangre” ni “La noche es nuestra” salvo la aparición del actor principal de esta última. No hay pistolas, aunque sí disparos, a modo de flechazos de Cupido, y la tensión es meramente emocional. El drama ataña al personaje principal, un bipolar y desquiciado suicida por amores esquivos, dolorosos y pasados, y la elección enlaza con el clasicismo de “Amanecer” de Murnau o “Noches blancas” de Visconti. Se erige así una concepción de la dicotomía del propio protagonista entre la noche y el día, entre la luz y la oscuridad… pero en tonalidades grises… como si todo se sobrellevase en una salida y puesta de sol. Ambas mujeres, en este caso, tienden a confundirse. La femme fatale es rubia y denota cierta luminosidad. Sus encuentros son diurnos aunque finalmente tienden a la nocturnidad. Ella padece los mismos síntomas amorosos y cierta predisposición a las drogas y la locura. En cambio, el amor luminoso es el que nos parece más oscuro a todos. Más real y al mismo tiempo impuesto e impostado.

“Two Lovers” nos habla del amor como locura que deja tocado al ser humano arrastrándole hasta las últimas consecuencias. Esa mezcolanza de locura, desubicación del ser, principios, necesidades y tendencia a la muerte física cuando llega la expiración amorosa es interesante. “Two Lovers” sería una comedia romántica si no se añadiesen esas numerosas gotas de drama con un personaje tocado por la des-ligación del amor. Los amores no correspondidos son lo más queridos. Aquí, como en toda comedia romántica, hay dicotomía sobre la elección: amor y necesidad real. Esta última también está bien conducida con otro personaje femenino que aporta estabilidad emocional tanto a su vida como a su corazón. Pero aparece la locura. El otro amor. Es interesante como esa indiferencia de los padres de Leonard provoca cierta tendencia a pensar en el personaje de Michelle (Gwyneth Paltrow) como una invención del propio protagonista. Podría ser una fantasía para que su cerebro asimilase de nuevo el acto de enamorarse pero aparece él… el novio de ella. Y es ahí donde el manotazo sobre la realidad se apodera del desgraciado protagonista. Todos los personajes tendrán que hacer sus elecciones y todas traerán consecuencias a los mismos. También nuestro corazón resulta adicto al drama y a la tragedia. Deseamos instintivamente que un vagabundo recoja el guante del protagonista, por ejemplo, como punto final… pero los derroteros aquí resultan ambiguos e inusualmente tan positivos como perturbadores. Como una sonrisa congelada por la desdicha interior.

Aquí no hay mafias, ni tiros ni sangre derramada salvo la que emana los desligues amorosos. Ese siseo del viento en azoteas en las que se construye y se consuma, poco a poco, el nuevo amor. No hay salto al vacío… pero sí un amor suicida que da todo como vía de escape.
Maldito Bastardo
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7
20 de febrero de 2011
23 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
La llevaron de Dakar a Francia para cuidar a los niños y la pusieron a fregar, a cocinar y a pasar la bayeta antes de que dejase la maleta en el suelo… ¡¡¡Y a hacer el café!!! Y, por supuesto, a que la den besitos en las mejillas las visitas…:

«Tranquilos es un animal… no entiende nada pero lo hace por instinto, como los animales…»

Ella lo hace de punta en blanco y con tacones con las esperanza de salir a ver las tiendas, pero serán la frutería y la tienda de ultramarinos. Y todavía queda lo peor: vienen los niños.

Desde Dakar (con amor) se acuerdan de ella:

«No te acuerdas de nosotros, no nos mandas dinero y te lo estas pasando bomba despilfarrándolo…»

Y encima es una desagradecida y una holgazana porque a veces la pobre no puede más. Ella calla pero entiende… y su explosión no será decirles las cuatro verdades a la cara ni un acto de rebeldía frente a la tiranía… será mucho mas doloroso y cruel (pero para ella lo pagará con su sangre… puro sacrificio).

Voz en off, estilo cuasidocumental (no importa las deficiencias de actuaciones), dos flashbacks y menos de una hora para contar una verdad universal que resuena desde milenios: antes los esclavos obedecían a latigazos… ahora a golpe de dinero y falsas esperanzas.
Por encima está la dignidad frente al vil metal…objeto con el que se compra una vida… y se seguirá comprando… y aunque la única amenaza sea la propia conciencia (metáfora del niño con la máscara persiguiendo al franchuten) se perderá una vez se cruce el puente entre el territorio extranjero y el civilizado.

Siempre pagan los mismos: ley de vida de un mundo injusto que ya contemplaban Ousmane Sembene y Diouna y que poco ha cambiado desde 1966.
Maldito Bastardo
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7
7 de agosto de 2012
71 de 120 usuarios han encontrado esta crítica útil
El desentierro de los 80 en la gran pantalla está trayendo todo tipo de acercamientos que quedan guiados y unificados en la sendas de John Hughes, Robert Zemeckis y Steven Spielberg. Pero por mucho que se hablara de la spielbergiana “Super 8” de J.J. Abrams el mismo año “Paul” de Greg Mottola intentaba reformular la imposibilidad de crecimiento en el detalle del homenaje, utilizando a un personaje digital (icónico, como un alienígena) ‘corrompido’ y mal hablado por su estancia en la Tierra. En “Big” de Penny Marshall un preadolescente se ‘transformaba’ en Tom Hanks gracias a un deseo cumplido, pero acababa siendo un crío atrapado en el cuerpo de un adulto. Realmente el cine de los 80 parece congelado, atrapado y enraizado en nuestra infancia sin posibilidad de crecimiento o renovación: renegamos de los remakes pero al mismo tiempo tememos volver al material original para mantener a salvo nuestra inocencia y recuerdos.

El planteamiento de “Ted” pasa directamente por la mente de Seth MacFarlane. Se trata de un proyecto inicialmente pensado para conformar una serie de animación que finalmente acabó teniendo cabida como largometraje con actores reales. La imposibilidad de llevar a la gran pantalla el espíritu de “Los Simpsons” o “Padre de familia”, y del crecimiento interno y los personajes que las protagonizan, hace que el filme que protagoniza un oso de peluche ‘reanimado’ por el deseo de un niño recree dicha posibilidad y milagro. Nos encontramos ante ficciones inmóviles, condenadas a capturar un momento sin que sus personajes puedan crecer, al contrario de los que impone la ficción televisiva tradicional con actores reales. Tal vez por eso en “Ted” el choque de ambos mundos provoque la necesidad interior de MacFarlane de mostrar cierto avance y se plasme en la posibilidad de la imposibilidad, en el milagro como única explicación. Se ha convertido en nuestra tormenta (y tormento) personal.

Muchos somos hijos de los ochenta y parece que Hollywood es consciente de ese target nostálgico y emocional. Este año han desenterrado “21 Jump Street” para convertir “Infiltrados en clase” en uno de los éxitos en taquilla de la comedia de institutos bajo el patrón del R-Rated. “Ted” ha decidido moverse en un argumento previsible y facilón, tan trillado como complaciente para trazar la línea de la (im)posibilidad y de niños-adolescentes y peluches atrapados en cuerpos, ya sean adultos o muñecos ‘diabólicos’. El filme de MacFarlane no ofrece una originalidad argumental más allá de construir una fábula guiada por el humor de trazo grueso. A algunos les recordará a “Tú, yo y ahora... Dupree” (comparten cameo de Lance Armstrong, aunque en el caso de “Ted” sea meramente ‘testicular’) y a otros a la serie “Wilfred” (sobre todo esas conversaciones en el sofá poniéndose hasta arriba de hierba). Pero “Ted” quiere profundizar en el crecimiento y deformación del homenaje. Desde Tom Skerritt o Sam J. Jones, para reivindicar el lado trash de “Flash Gordon”, sumado a un nutrido número de cameos, MacFarlane demuestra que lo que funciona en la comedia es el humor: aquí 100% “Padre de familia” para regocijo de un completo catálogo funcional de chistes y referencias durante un compensado metraje. Algunos criticarán su humor escatológico pero, ¿qué se puede asociar a “Jack y su gemela” salvo cuatro putas y un mojón? “Ted” también guarda un lado nostálgico y emocional, ese que deberían tener en común tanto los políticos, banqueros como los vendedores de crack. Algunos se hacen mayores sobreponiéndose a tormentas y otros esperando que acaben de hacer temporadas “Los Simpson”. Es ley de vida. La estupenda cinta de John Bennett confirma, además, que no podemos mirar al futuro sin arrastrar con nosotros el pasado, porque la nostalgia siempre nos debe guiar hacia la madurez.
Maldito Bastardo
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2
9 de abril de 2006
71 de 120 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que la moda de apadrinar a un niño ha llegado a extremos enfermizos. Tarantino ha apadrinado a Eli Roth. Próximamente le veremos agarrado de la mano con Uwe Boll y aquí no pasa nada.

Y es que al director de la infame gilipollez de "Cabin fever" le ha dado nuevamente por hacer una crítica (a su modo) de nuestra sociedad con "Hostel".
Lo hace con casquería del ------------ [pon el nombre del supermercado más cutre que conozcas] y con inicio de chiste: dos americanos salidos y extremadamente idiotas se juntan con un islandés más salido que ellos y se van de putas y a meterse algo pal cuerpo en Amsterdan. Allí les hablan de las putas que rondan por tierras eslovacas y venga, a coger el tren más cercano. ¡Ya tenemos chiste!
¿Qué no hace gracia?, pues como toda la película.

El engendro acaba finalmente en un videojuego gore con momentos ridículos, alguno patriótico típico de héroe americano y otros espeluznantemente divertidos como la singular secuencia a lo "Ciudad de dios" con intifada incluida.

Debería fijarse menos en "Saw" y más en "Audition". De hecho si el filme fuese oriental seguramente fuese más acertado e inquietante aunque también aburrido como marca el paradigma.

Algunas secuencias gore y los momentos "deditos" y "ojito nipón" teñidos de humor negro evitan el bodrio mayúsculo. Aunque este tipo de películas deberían ser sin diálogos a lo Kim Ki-Duk para evitar cagadas monumentales y el absurdo más bochornoso.

Se rumorea que Concha Velasco va a relizar un musical gore insiprado en "Hostel" titulado "Mamá quiero ser cirujana".
Maldito Bastardo
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7
11 de febrero de 2007
60 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
07:00 – 07:45

La melodía de mi móvil, “After Hours” de The Velvet Underground, me indica que es el momento de levantarme.
El letargo hace que entre en la bañera sin ninguna clase de pereza. Mis ojos no han tomado el control de la realidad: el agua que me rodea parece que son tiras de celofán que se pegan a mi cuerpo.

07:45 – 07:50

Cuando salgo de mi casa observo la puerta de mi vecina de enfrente. Es una chica que se mudó hace un par de semanas y vive sola. Se llama Stéphanie. A veces creo que escucho su voz cuando duermo pero tan sólo conservo vagos recuerdos de sus palabras. Apenas hemos intercambiado algunas frases debido a que en su mudanza un piano casi me aplasta. Una amiga suya, muy atractiva y que se llama Zoé me puso un vendaje. Me confundieron con uno de los empleados de mudanzas aunque creo que ellas también me tomaron el pelo respecto a su profesión. Ahora tengo que tener cuidado para que no vean entrar o salir en mi piso. Me gustaría conocerlas más.

08:45 – 09:00

Momento café en la empresa. Una compañera, delgada, rubia y con gafas, comenta que su hija dibujó un extraño garabato con un barco y un árbol creciendo en su interior. Un compañero, con gafas y el pelo canoso, hace un chiste sexual sobre la inspiración de la criatura y un posible descubrimiento nocturno al abrir la puerta del dormitorio de sus padres. Otro compañero que escucha la conversación, pequeño y delgado con el pelo rizado y perilla, comenta algo, pero como al resto nos cae mal le ignoramos y seguimos hablando.

09:00 – 14:00

El trabajo es extremadamente mecánico y poco creativo. No desearía a nadie ser maquetista de calendarios. Mi madre me engañó para que volviese aquí. Pensaba que podría dar rienda suelta a mi lado creativo con mi gran idea: un calendario compuesto por mis ilustraciones sobre catástrofes.

14:00 – 15:00

En la hora de la comida creo ver a Stéphanie mirando un escaparate de una juguetería. Cuando me acerco a la tienda ella ya se ha ido pero me quedo observando en la vitrina un caballo de peluche. Seguro que es lo que ella miraba pero ahora está cerrada. Prometo volver para comprarlo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maldito Bastardo
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