Se nota que Sean Connery se hartó del personaje y por eso nos ofrece una menos inspirada interpretación si la comparamos con las entregas anteriores. Otro que no me llega a convencer es Charles Gray que no se iguala al gran Donald Pleasence interpretando a Ernst Estravo Blofeld.

La historia está muy rebuscada y llega a aburrir, aunque por mucho supera al bodrio previo interpretado por George Lazenby. Las escenas de acción están bien pero no llegan a emocionar como en entregas previas.

Mal llevada aunque algunas escenas son muy destacables, decepcionante si tenemos en cuenta que la dirigió Guy Hamilton autor de la imperdible “Goldfinger”.

Burton empezó, Shumacher lo destruyó y ahora Christopher Nolan saca al murciélago del abismo al que se vio confinado para volver a mostrar sus orígenes agasajando a los cómics en que se basa y regalando a los fans un peliculón emocionante, entretenido y muy digno del personaje.

Todo lo que es reparto (C, Bale de lejos el mejor Bruce Wayne/Batman de la historia), ambientación, dirección, música y guión ha sido halagado tantas veces que no vale la pena expandirme más al respecto. Por el contrario lo que si merece mención es la forma en que se ha reinventado elementos tan característicos del cómic que van desde ese tremendo “batimovil” hasta la propia “batiseñal” entre otras cosas. Si tan solo las películas de superhéroes (atención responsables de Superman y Spiderman, esto es para ustedes) siguieran el camino por el que ahora va el “caballero de la noche”, daría mucho más gusto acudir al cine en verano.

Oliver Stone y Val Kilmer recrean la pasión de una de las más emblemáticas e inspiradoras figuras del rock. Si bien la historia personal de Jim Morrison a ratos es bastante exagerada (y de eso habla el verdadero Ray Manzareck), en general mantiene bastante fidelidad recreando los momentos clave que volvieron legendaria a la banda (la interpretación de “The End” en el Whiskey a Go Go, el show de Ed Sullivan, los incidentes en New Haven y Miami entre otros).

Val Kilmer hace la interpretación más importante de su carrera, Stone cumple como director y los momentos donde se muestra la creación de la música es todo un regalo a los fans.

No es más que la clásica película de Van Damme, solo que se nota como los años le han venido encima al belga.

La historia es simplista y mil veces vista, las peleas no se notan mucho y los efectos computarizados son descaradamente obvios. A pesar de todo se hace entretenida y a ratos graciosa.

Uno más de tantos slashers, solo que ahora reemplazan al asesino por “The Big Red Machine” Kane que interpreta (si se le puede llamar a eso “interpretar”) a una triste copia del gran “Leatherface”.
A los otros actores seguramente los contrataron por que cobraban una miseria por su miserable trabajo, cuando Kane los amputa o hiere con sus garfios ponen una cara digna de haberse hecho un rasponcito, además el maquillaje y las secuencias gore no están tan logradas.
El argumento es ridículo, el final predecible y absurdo (y después de los créditos ponen una soberana subnormalidad), solo hay que añadir los ridículos diálogos y la nefasta dirección que recuerda bastante a Saw y a Uwe Boll con tantos planos y flashbacks videocliperos obra del supuesto director Gregory Dark (que entre otras cosas, trabajó con Britney Spears en uno de sus insufribles videos).
Espero que los fans del wrestling la vean para que empiecen a maldecir a Vince McMahon por producir películas (y arruinar las carreras) de sus luchadores.