La vida de los gitanos no es nada fácil. La retrata muy bien esta triste crónica de Kusturica, en la que solo viven bien los "padrinos" como el que representa Bora Todorovic, aunque para mi gusto destacan, sobre todo, el jovencísimo y extraña especie dentro de la raza, que acapara el mayor protagonismo (Davor Dujmovic), y quien hace de su abuela (Ljubica Adzovic), todo un gran carácter. Música mágica y todo un repertorio costumbrista. Nunca llega a cansar, a pesar del largo metraje. Recomendable, sin reservas.

Como ya tienen Vdes. varias críticas de la película, añado mi comentario solamente para señalar que me ha parecido una divertida, desenfadada y en muchos momentos regocijante historia, donde hay que destacar las excelentes interpretaciones de Guillermo Toledo, el donjuanesco e inigualable jefe de ventas de una supertienda, y el de la feúcha, pero convicente Mónica Cervera, que explota hábilmente la visión de un crimen. Aunque exagerada (¡qué comedia no lo es, más o menos!), y con fases donde el entretenimiento decae un poco, creo que es una de las mejores cintas del género en los últimos años del cine español.

Dirigida por el notable Ladislao Vajda (muy ligado al cine español), esta película de crímenes, coproducida por cuatro países europeos (España, donde se rodó por estudios Cahamartin; Alemania, Francia y Suiza) es una excelente muestra del género, donde se narra con maestía singular la titánica tarea de un inspector de policía, para descubrir al autor de una serie de crímenes de niñas, cuando ya el caso estaba cerrado y se había condenado a un pobre e infeliz buhonero. Yo la había visto hace muchos, muchos años, pero he vuelto a deleitarme con un pase del canal de cine español de Digital. Aprovechen los cinéfilos la circunstancia, porque no creo que esté disponible en los videoclubs ni en los habituales proveedores.

La película sobre películas es un argumento que se ha utilizado muchas veces en el mundo de Hollywood, para retratar sus grandezas y miserias, pero con resultados no siempre convincentes. "Cautivos del mal" es una de las pocas excepciones, porque en ella se teje una historia perfectamente montada, sobre las vidas que giran en torno a un productor presuntamente despiadado y egocéntrico, que solamente tiene gestos de amistad, de amor y de simpatía encaminados exclusivamente a su mayor gloria, y para vengarse de las puñaladas de Hollywood que llevaron a la triste muerte de su padre. Las varias historias particulares de otros protagonistas principales, encumbrados por él y luego objetos de su olvido y desdén, se engarzan con singular maestría, pero entre todos destaca un Kirk Douglas insuperable. Justificadísimos los cinco de los seis Oscars a que aspiró este hermoso y estupendo film. Para no perdérselo.

Cuatro hombres (no hay papeles femeninos de importancia) inician una especial aventura: son el guapito con bigote Ed, el duro y atlético Lewis, el gordito Bobby y el más viejo del grupo y aficionado a la guitarra, Drew (encarnados por John Voight, Burt Reynolds, Ned Beatty y Ronny Rox, respectivamente), dispuestos a recorrer en frágiles canoas los rápidos de un peligroso río, que discurre por unos magníficos e impresionantes parajes. La naturaleza, en todo su esplendor, es el quinto protagonista de la historia, que va a resultar inolvidable, pero no sólo por los placeres del riesgo, sino también por acontecimientos inesperados y trágicos*, uno de ellos especialmente cruel e inusual en cualquier película que se precie de violenta: la violación de un hombre. Relato duro, en el que el instinto de supervivencia anula otros más nobles, con ritmo algo lento (pero no pesado), magnífica fotografía y más que aceptables interpretaciones.